lunes, 27 de junio de 2005

La carretera de la chatarra

Uno viene bien galán por la nueva autopista del Boulevard Constitución a Apopa y Soyapango, pensando que por arte de magia ha entrado al siglo 21 y al primer mundo, cuando de repente se termina el sueño y uno, de golpe, regresa a la triste realidad. Digo, a El Salvador. Digo, al caos.
Pasando encima del redondel de Soyapango, el primer frenazo: el carril derecho está ocupado por ventas callejeras y vehículos estacionados. La trampa está bien hecha: sigue la carretera de cuatro carriles con un separador de tráfico en medio, pero lo que era autopista apta para alta velocidad, de un momento al otro se convirtió en boulevard vecinal, con ventas en la calle, con retornos a cada rato, con tráfico cruzando, con camiones saliendo de talleres, etc. Claro, para mantener la sorpresa, no han puesto ninguna señal de tráfico que informa que aquí se termina la autopista.

Estamos en la Carretera de Oro. Durante años era un pedazo de autopista abandonada. La gente la usó para cualquier cosa menos de autopista: para secar maíz, para reparar camiones, para jugar fútbol, para hacer picnic familiar, para montar las ruedas de la feria de Soyapango.
Pero, de repente el MOP incorporó este tramo a su nuevo sistema de autopistas. Por uno de sus extremos, en Soyapango, lo conectó con el nuevo periférico oriental que conecta con Apopa, San Salvador y Occidente. Por el otro de sus extremos, en San Martín, lo conectan con la nueva autopista a Cojutepeque, San Vicente, San Miguel. De repente, este tramo olvidado y desconectado, la Carretera de Oro, viene a sustituir al Boulevard del Ejército y la Panamericana.
Sin embargo, a nadie se ocurrió que para adaptar la Carretera de Oro a su nueva función, habría que hacerle más que una reparación de su carpeta. A nadie se le ocurrió cerrar los 30 retornos que están habilitados en este tramo de sólo 11 kilómetros. A nadie se le ocurrió que en este tramo, convertido en autopista, seguir permitiendo tráfico cruzado, salida de camiones, ventas callejeras, comedores, chupaderos, discotecas, talleres de llanta y retornos cada 300 metros constituye un peligro enorme.

Si es que hay planificadores en el MOP deben saber que sin una separación del tráfico de larga distancia y de alta velocidad (autopista) del tráfico local y conectado con el tejido vecinal de comercio es imposible garantizar la fluidez y la seguridad del tráfico.Es por la violación permanente de esta regla, por parte de las autoridades competentes (MOP, policía, alcaldías, OPAMSS) que la Troncal de Norte entre San Salvador y Apopa, la Carretera de Oro entre Soyapango y San Martín y la autopista a Comalapa entre San Salvador y Santo Tomás se han convertido en carreteras de la muerte. Y además de esto, no cumplen con su función principal: garantizar la fluidez del tráfico interdepartamental.

Para comprobar lo dicho, sólo hace falta comparar los tramos mencionados con los tramos nuevos del periférico que conectan San Salvador con Nejapa y Apopa: no hay mezcla con el tráfico vecinal, por lo tanto hay fluidez y seguridad. No hay muertos y no hay embotellamientos. Pero el desorden ya se avecina: ya hay ventas y hasta restaurantes plegables en el redondel de Naciones Unidas, ya aparecen talleres comedores a la orilla de las nuevas autopistas.
Entonces, ¿se va a dar permisos a maquilas, centros comerciales, bodegas con alto tráfico de camiones, a la orilla de estas nuevas autopistas, así como si hizo en San Marcos a la orilla de la autopista a Comalapa?

¿Vamos a tener entre Apopa y Ciudad Delgado, sobre la nueva autopista, maquilas cuyos trabajadores van a cenar en comedores instalados sobre el carril de emergencia de la autopista, así como ya podemos admirar sobre la autopista a Comalapa? Yo sé que las nuevas carreteras son para crear nuevos polos de desarrollo. Perfecto. Bienvenidos sean. Pero la industria y el comercio no pueden estar situados directamente en las autopistas. Tienen que planificarse zonas industriales o comerciales, donde no se permite que cada negocio esté conectado directamente con la autopista. Estas zonas deben tener accesos alternativos con la red vial local, no directamente con la autopista, y las salidas y entradas a las autopistas tienen que ser planificadas bajo las normas establecidas para autopistas.

En las autopistas no hay y no puede haber salidas para cada casa, cada negocio, cada taller. Ni siquiera para cada colonia o parque industrial. Ni siquiera para cada municipio. En las autopistas, para que sean seguras y permitan fluidez, no hay salidas cada kilómetro, sino cada 10 kilómetros, con una red vial secundaria que conecta con los municipios aledaños, las colonias, las fábricas, los centros comerciales, las residencias. Si cada uno está conectado directamente a la carretera, ya no hay autopista. Nuevamente se mezcla el tráfico local con el tráfico de larga distancia, con todas las consecuencias fatales que conocemos de sobra.

Hay dos cosas que se pueden y se deben hacer inmediatamente: inhabilitar todo el montón de retornos, salidas, entradas ilegales que existen, por ejemplo en la Carretera de Oro. Pero igualmente en la autopista a Comalapa. Segundo, no permitir ningún negocio, ninguna construcción más sobre las autopistas, mucho menos sobre las nuevas. Ninguna salidita a ninguna casita, ningún tallercito o comedorcito.

Y después, ya con más tiempo y más fondos, lo parte más difícil: restablecer el orden donde ya se ha permitido e incentivado el sistemático desorden. Va a ver que construir accesos alternos a los negocios que en San Marcos se han asentado a la orilla de la autopista. A lo mejor una carretera local paralela y totalmente desconectada de la autopista. Esto costará mucho dinero que a lo mejor se hubiera ahorrado si desde el principio se hubiera planificado bien.

En las nuevas autopistas e incluso en la Carretera de Oro todavía es tiempo para evitar el desarrollo caótico que sale tan caro a la sociedad. Mientras el estado no cumple, es totalmente ilusorio esperar que los motoristas cumplan. El estado tiene que establecer un régimen especial de autopistas, con todo lo que esto significa, y cumplir estrictamente su parte. Lo que incluye hacer que la empresa privada, los constructores de parques industriales, centros comerciales y zonas residenciales cumplan por su parte. Entonces, y solamente entonces, puede el estado exigir y obligar a los individuos que manejen como se manda en una autopista. Por el momento, todo mundo maneja en la autopista como si fuera camino vecinal, porque de hecho es camino vecinal. Todo el mundo va por la izquierda como si fuéramos ingleses; todo el mundo traspasa por la derecha, todo el mundo para en plena autopista para beber agua de coco. Todo el mundo cruza la autopista como si fuera el pedazo de calle en frente de su casa.

Lamentablemente lo es. Con el agravante que ahí pasan otros que van para San Miguel o para Santa Ana 100 kilómetros la hora, pensando que están en autopista. No hay campaña de educación vial que puede resolver este problema. Se necesita planificación, políticas y leyes claras, y un estado que garantiza que se cumplan. (Publicado en El Faro)

lunes, 13 de junio de 2005

Ahora o nunca

Ahora, aparte de CD y CSD, tenemos FDR. Todos dicen que son la izquierda democrática. Algunos dicen que son socialcristianos, pero con tendencia socialdemócrata; otros dicen que son socialdemócratas y se llaman así; y los que están sacando del museo el nombre del FDR dicen (en privado) que también son socialdemócratas pero que necesitan la R de revolucionario en sus siglas para que las bases del FMLN no los tilden de derecha.

El CD es el CDU de siempre, en proceso de resurrección de los muertos vía el decreto especial Zamora, más sus viejos aliados de Iniciativa Ciudadana (Héctor, Héctor y Cia.), más algunos demócratas cristianos que no se quería quedar ni con Parker ni con Aguiluz, más grupos y personalidades anteriormente dispersos.

La Concertación Socialdemócrata nace de la unión del Movimiento Renovador, liderado por Facundo Guardado y Pablo Andino Parada, con Salvador Samayoa y un grupo de intelectuales y antiguos militantes del MNR del doctor Manuel Guillermo Ungo. Y el grupo que este fin de semana se presentó como FDR nace de la intención de algunos ex-comandantes como Francisco Jovel y Raul Mijango (quienes abandonaron el FMLN junto con Facundo pero no cabían bien ni en el Movimiento Renovador ni en la Concertación Socialdemócrata), de ofrecer a los a disidentes que recientemente rompieron con el Frente una alternativa organizativa potable para las bases del FMLN que siguen teniendo miedo de asociarse con “traidores” como Héctor Silva o Facundo Guardado.

Cualquiera que no está metido en la lógica interna de estos grupos pero que está esperando, desde hace años, que nazca una izquierda plural, democrática, amplia y fuerte como alternativa a un FMLN cada vez más aislado, más cerrado, menos plural y menos apto a competir contra ARENA, diría: ¿Por qué no se unen todos en un solo partido que desde el inicio nazca como fuerza tan plural e internamente tan democrática que puede aglutinar a toda la izquierda democrática, incluyendo a socialcristianos, a socialdemócratas y a los reformistas que ya no tienen perspectiva dentro del FMLN?

Quienes tenemos amigos en cada uno de estos tres grupos sabemos además que las diferencias programáticas son mínimas: todos son reformistas que no creen que para cambiar la sociedad hay que hacer la revolución; todos están profundamente comprometidos con los Acuerdos de Paz y los cambios pacíficos; todos están convencidos que el país necesita profundas reformas políticas, económicas y sociales; todos han aprendido -en diferentes momentos, de diferentes maneras y con diferentes niveles de trauma- que para producir estos cambios hay que estar separado del Frente y –si es necesario- confrontarlo y sustituirlo.

Todos los diferentes protagonistas de la izquierda democrática, aunque incapaces de unirse en un solo partido, comparten la convicción que para llegar al poder y reformar al país se necesita construir alianzas con sectores liberales de la derecha y del empresariado. La diferencia es más bien: algunos lo dicen y otros prefieren no decirlo. Prefieren mantener discursos más compatibles con las bases tradicionales de la izquierda. Algunos dicen claramente que ya no tienen nada en común con el FMLN, otros todavía hablan de posibles alianzas con el FMLN, sea por oportunismo electoral o por el miedo de que les acusen de traidores, vendidos y derechistas, o por la simple incapacidad de imaginarse una vida sin el Frente.

Entonces, regresemos a la interrogante inocente y provocadora: Si las diferencias son tan mínimas, si el contorno es tan hostil, y si el surgimiento de una nueva fuerza de izquierda es tan urgente, ¿por qué sus dirigencias no tienen voluntad o capacidad de ponerse de acuerdo y ofrecer una sola opción, un movimiento atractivo por su pluralismo y la riqueza de sus debates internos y con la sociedad? Indudablemente sería exitoso. Pensando en elecciones, sería la única forma de participar en el 2006 sin condenarse a desaparecer nuevamente. Ninguno de los grupos por separado tiene la más mínima posibilidad de sacar el 3% necesario para sobrevivir. Si Cambio Democrático, el más consolidado de los grupos, va solo a las elecciones del 2006, está condenado a la segunda muerte. En cambio, si todos van juntos, con un solo programa, una sola bandera, un solo pero pluralista liderazgo, pueden provocar un efecto matemático donde el resultado de la unión de tres partes es muchísimo más que su suma, ya que la unión activa factores de potenciación y apoyo que nadie puede lograr solo.

Una nueva fuerza de este tipo podría atraer a importantes sectores profesionales e incluso empresariales que no están metidos en política partidaria porque no se sienten identificados ni con ARENA ni con el Frente ni con partiditos impotentes. Una nueva fuerza plural pero unitaria podría volver a activar bases históricas de la izquierda que dieron la espalda al Frente y a los grupos minoritarios. Una nueva fuerza de izquierda deliberante y tolerante podría, sobre todo, volver a ganarse tal vez no la incorporación, pero si el respeto, y el acompañamiento de los miles de intelectuales que apoyaron a la guerrilla pero se negaron a dejarse manipular y dirigir por el Frente de la post-guerra.

Si las cosas son así, sigue válida e abierta la interrogante: ¿Por qué la izquierda democrática no se puede o no se quiere unir?

No es que no hubo intentos. Hubo una iniciativa conjunta de dos dirigentes de dos grupos diferentes, Salvador Samayoa y Héctor Silva. Reunieron a todos –los viejos dirigentes del CDU, los nuevos del nuevo CD, los socialdemócratas y los que ahora se presentan como FDR, y les propusieron un mecanismo muy simple: aprovechar la conversión ya programada del CDU en un nuevo partido para hacer algo mucho más grande y mucho más atractivo que Centro Democrático. Propusieron que la refundación del CDU se convierta en la refundación de la izquierda democrática. Y que juntos fueran a participar en el 2006, pero con un plan estratégico para ir a competir en serio en el 2009.

Este intento fracasó, porque los dueños del CDU se negaron. Pusieron miles de trabas para conseguir que primero se constituya el nuevo partido Cambio Democrático, con sus órganos de dirección, sus candidatos a alcaldes y diputados y sus programas, y que después quien quiera entrar entre y les ayude en la campaña.

Que los dueños de la casita que les ha permitido pasar el agua ponen trabas a compartir la casita para que otros la compartan y la terminen de construir, no es tan extraño. Lo extraño es que todos los demás se lo tragaron. Los dirigentes del CD se resignaron y siguen con el plan original de construir un partido capaz de sobrevivir. Los socialdemócratas se retiraron de las negociaciones frustradas y regresaron a su idea original de seguir construyendo en función del 2009; y los otros fueron a los archivos de la izquierda para pedir prestado el nombre y el prestigio un poco dañado del FDR para ofrecerle asilo político a los que ya o se aguantaron a salir del FMLN. Y otros todavía simplemente se aguantaron las ganas y decidieron quedarse en el FMLN porque no ven la alternativa.

Yo hubiera esperado más. A dirigentes y pensadores tan experimentados y definidos como Salvador Samayoa, Héctor Dada, Héctor Silva, Facundo Guardado, Nicolás García, Chico Marroquín, y a varios que no voy a mencionar con nombre ya que todavía están dentro del FMLN, hay que exigir más. Tienen una responsabilidad histórica. Tienen que responder a oportunidades históricas. No pueden ir a su casa y llorar las oportunidades no aprovechadas sin perder su calidad de dirigentes. Corren el riesgo que mañana (o sea, en el 2009), cuando al fin estén listos para lanzarse contra ARENA ya nadie les haga caso.

Todavía hay tiempo para evitar la debacle que espera a Cambio Democrático y al FDR en el 2006, si van por separados o en alianzas mal concebidas, en algunos lugares juntos, en otros con el Frente.

Todavía hay tiempo para sentarse, construir una estrategia común para el 2009 y, a partir y en función de ella, decidir como enfrentar el 2006. Es cuestión de voluntad y de madurez. Si no tienen esta madurez y voluntad, que se callen para siempre.

A los que siguen esperando la izquierda democrática como fuerza motriz del cambio, les recomiendo: entren en huelga política; no apoyen a ningún partidito, para obligar a todos a hacer juntos el movimiento grande que todos están soñando. (Publicado en El Faro)

lunes, 6 de junio de 2005

La mayúscula respetuosa. Introducción a la ortografía política

Siempre cuando me siento con mi hijo a revisar sus tareas, terminamos peleados por culpa de las estúpidas reglas ortográficas que dictan cuándo usar mayúscula o minúscula. Al pobre de mi hijo lo friegan por dos lados, ya que aprende las reglas españolas y las alemanas, que son al revés: en alemán todos los sustantivos se escriben con mayúsculas, cosa que es mucho más fácil de aprender.

Un día de estos que estuvimos peleando porque él había aplicado las reglas alemanas al español, yo le expliqué que en este idioma sólo se escriben con mayúsculas los nombres propios y que esto incluía no sólo nombres de personal, sino también de lugares, países, ciudades, instituciones, e incluso nombres de leyes, etc.

Entonces, mi hijo me trajo La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy y me metió en un gran lío. Sin buscar mucho, me mostró ejemplos como "el Secretario Nacional de Juventud", "el Canciller", "el Gobernante", "el Parlamento", "el Alcalde de Nejapa"...

Primero le expliqué que no hay que creer todo lo que está impreso, mucho menos impreso en los periódicos. Ni en política ni en ortografía. Bueno, me dijo, esto ya lo sé. ¿Crees que soy tonto? Como si alguien cree en los periódicos...

Segundo, le dije, hay que tomar en cuenta que esto es un periódico de derecha. Una de las características de la derecha es el autoritarismo, o el exagerado respeto a las autoridades. Por esto, tienden a destacar a todo lo que representa autoridad, con mayúsculas. En el caso de Dios y todos los sinónimos (el Todopoderoso, incluso Él cuando se refiere al Señor) esto es casi una ley. Pero igual distinguen con la mayúscula de respeto al Gobierno, al Presidente, a la Constitución, la Alcaldía, el Estado, la Policía, la Fiscalía. Porque no hay otra explicación por qué usar mayúscula en estos casos.

Le expliqué que yo, por mis orígenes anti-autoritarios y mi condición de izquierdista trato de no utilizar la mayúscula de respeto a la autoridad. Y que el uso exagerado de la mayúscula respetuosa es un indicador para la concepción autoritaria y derechista del autor. Ah, me dijo, ¿algo así como ponerse la mano en el pecho cuando cantan el himno nacional? Exacto, le dije.
Entonces, ¿cómo tú escribes sobre las autoridades?

Bueno, le contesté, siempre hay que usar mayúsculas para nombres, por ejemplo Ministerio de Gobernación es el nombre oficial de una institución; igual Asamblea Legislativa o Secretaría General de la Organización de Estados Americanos. Las leyes tienen nombres como Código Penal o Ley de Reservas Naturales. Pero, el gobierno no es nombre, ni tampoco lo es el presidente, así que no tiene sentido usar mayúscula...

El día siguiente agarré todo el montón de periódicos en la casa y hice una lectura de mayúsculas. Me di cuenta que es un solo relajo. Se encuentra alcaldías Municipales, Alcaldías Municipales y alcaldías municipales. El Ejecutivo, el Estado, la Constitución son las palabras que más consistentemente aparecen con mayúscula, pero otras como la policía aparece, a veces en el mismo artículo, como la Policía. A la Fiscalía casi siempre le tienen el respeto debido, pero a la policía a veces se la niegan. No siempre es Policía.

En La Prensa Gráfica del día de hoy, 5 de junio, encuentro en Enfoques, en una entrevista a Eduardo Zablah, la siguiente línea: "...no es 'plan de gobierno' pero sí un tema importante dentro del plan de Gobierno...."

En El Diario de Hoy del 27 de mayo, se habla en página 12 de la secretaría general de la OEA y en la página 10 de la Secretaría General de la OEA.

Incluso en los editoriales, escritos supuestamente por plumas muy cultas, aparece "la Administración Saca", y no sólo "el Presidente Saca" (que todavía podría alegarse que en este caso Presidente se transforma en título o rango y forma parte del nombre, como en el caso de "General Ponce" o "el Doctor David Escobar Galindo"), sino además aparece "el propio Presidente dijo" (editorial LPG, 25 de mayo, p. 35). Obviamente aquí ya no es nombre sino la pura mayúscula de respeto.

Pero ni esto es consistente. Mientras en El Diario de Hoy casi siempre el presidente es Presidente, en La Prensa Gráfica aparece más el presidente que el Presidente. Es grande la tentación de sacar conclusiones políticas sobre el grado de cercanía de los periódicos al gobierno. ¿Existe una ortografía política?

¿Cómo interpretar políticamente que escriben "comisión de pesca del Parlamento Europeo" y "la comisión de finanzas del Senado", pero en otra fecha escriben, correctamente, "la Comisión de Medio Ambiente y Salud Pública de la Asamblea Legislativa"? ¿Es menos institucional una comisión del Parlamento Europeo que de la Asamblea Legislativa de El Salvador?

La Asamblea Legislativa lleva mayúscula porque es el nombre de la institución. Pero Parlamento y Órgano Legislativo no son nombres. ¿Por qué voy e escribir "política de nación" y no "política de estado"? Hasta en El Faro me han corregido sustituyendo estado por Estado.

Igual me tienen confundido con la jerarquía dentro del servicio público. Don Antonio Saca es casi siempre Presidente. Don Francisco Laínez casi siempre Canciller, pero a veces lo bajan de nivel y aparece como ministro de Relaciones. Los otros miembros del gabinete siempre son ministros de algo, sólo en casos excepcionales aparecen como Ministro de algo. Para que un alcalde se convierta en Alcalde, no se qué tiene que hacer. Tony Saca, como es el jefe, lleva mayúscula siempre, por lo menos en el más autoritario de los periódicos, lo que nos lleva a abusos ortográficos como "el Gobernante Saca" (EDH, 27 de mayo 2005, p. 14).

¿Qué hago con este ejemplo (LPG, 25 de mayo, p. 22): "Somos la oposición al Gobierno"? Y si el redactor o el corrector es de otro partido, pondría: "Somos la Oposición al gobierno".

¿Cómo salir de este enredo? Muy fácil. Dejar de usar la ortografía para expresar respeto, autoridad, admiración. Escribir con mayúscula sólo nombres de personas, instituciones, leyes, etc. Escribir "Policía Nacional Civil", pero nunca "la Policía", escribir "la Fiscalía General de la República", pero "la fiscalía inició una investigación". (Publicado en El Faro)