lunes, 29 de mayo de 2006

A ver si me sale un Wagner (vea columna transversal pasada)

Queridos decanos de la Universidad de El Salvador:

No se cómo han llegada al decanato. Por mérito académico, obviamente no. Por amar a la universidad, tampoco.

En la vida no he visto un gremio académico tan mediocre, miope y cobarde que Ustedes, sentados en el Consejo Superior Universitario (no) discutiendo el futuro de su universidad. Mediocres por la forma de (no) analizar la problemática de la universidad. Miopes por no ver la grave enfermedad de una universidad que ya no tiene la fuerza para cumplir sus funciones básicas: servir a la sociedad, investigar y educar. El jueves pasado, cuando se negaron a aprobar el plan de fortalecimiento de la UES presentado por la rectora María Isabel Rodríguez y los 25 millones de dólares ofrecidos por el BID para financiarlo, ustedes niegan a la universidad la posibilidad de regenerarse.

Además, cobardes. Ni uno de ustedes levantó la mano para votar por los 25 millones. No tenían el valor para decir no – y cargar con el costo y la deshonra. Ni el valor de decir sí – y cargar con el riesgo que los grupos de choque los vean mal. Se abstuvieron. Sucumbieron a las amenazas y los chantajes. Dejaron sola a la doctora después de haberle prometido su apoyo. Dejaron sola a la universidad. Dejaron solos a miles de estudiantes que exigen una mejor universidad. Si la votación hubiera sido secreta, talvez hubieran cumplido con su promesa y su deber…La abstención no les servirá de nada. El costo siempre lo van a pagar ustedes. La sociedad y la comunidad universitaria les van a exigir que expliquen este acto de miopía y cobardía. Que expliquen por qué le quitan a la universidad 25 millones de dólares.

No se cómo va a explicar usted, señora decana de medicina, su votación a sus estudiantes y sus docentes que casi unánimemente le exigieron que votara en apoyo al proyecto y al financiamiento. Ustedes, decanos de medicina, oriente y occidente, ¿no les dio pena ver que sus estudiantes, rompiendo con el miedo sembrado por una minoría violenta, se hicieron presentes masivamente para exigirle a ustedes que voten por el “sí”? Y Ustedes absteniéndose. O en el caso de oriente, votando en contra del proyecto y en contra de sus estudiantes.

Los demás tienen el derecho de equivocarse. Ustedes no. Son los decanos. Es su deber querer y proteger la universidad. Cumplan o renuncien.

No muy cordialmente, les saluda Paolo Luers
(Publicado en El Faro)

lunes, 22 de mayo de 2006

Correo para Wagner

Querido Wagner:
Escribes en el periódico más detestable de Alemania, pero ¡coño, qué columna más cachimbona la tuya!

Tu periódico es una mierda, es la destrucción del periodismo. Los hechos, sustituidos por chambres. El debate, por batallas de lodo. La objetividad, por propaganda reaccionaria. El arte de la polémica, por ataques a la dignidad de los adversarios, o sea a cualquiera que sea de izquierda.

No era casualidad que cuando un loco le pegó un tiro a Rudi Dutschke, el líder anti-autoritario del movimiento estudiantil de los sesentas, en todas las ciudades los estudiantes quemábamos camiones de distribución de BILD. “BILD jaló el gatillo” era la consigna del día.

Más de treinta años después, BILD no ha cambiado. Pero de repente sale una columna que se llama “Correspondencia de Wagner”. Leída por 5 millones de alemanes. Leo tus cartas y me dan envidia. Qué manera de llegar al punto. Normalmente al punto donde duele. Hiciste algo increíble: Te apoderaste del estilo de BILD –los textos cortos, el lenguaje de la calle, el ataque, el tiro a las emociones- de una manera tan perfecta que te permite mantener la forma, pero cambiar el contenido. En vez de excrementos, tiras argumentos. Agarras a la gente en sus emociones, pero para hacerlos pensar. Te apoderas del periodismo populista, pero lo desnudas de lo reaccionario. Y sos tan bueno –y tan popular- que no te pueden parar.

Para mis lectores aquí unos ejemplos del arte de Wagner:

Querida directora de escuela en Berlin:
Usted describe a sus alumnos como si fueran hijos de Satanás. Que son malos, agresivos, ya no alcanzables. Que botan puertas, que tiran basureros a sus maestros. Más de 80 por ciento de sus alumnos tiene padres árabes o turcos. Los pocos alumnos alemanes en su escuela hablan mal alemán ya que tienen miedo de ser alemanes. ¿Qué es la agresión, estimada directora? Primero se esconde en docilidad, luego en resignación, apatía. Pero después explota.

Para mí, los niños son náufragos en el mar de la escuela. Sus padres son marginados, y los jóvenes saben que igualmente terminarán marginados. No sé cómo se puede enseñar a estos desesperados la palabra amor. Amor al prójimo, amor a las mariposas, sencillamente amor a lo bello. Amor a lo que lloramos.

Esto sería un comienzo.

Cordialmente, su J.F. Wagner

Querida familia Sürücü:
Ustedes me dan asco, como una comida podrida. Pero nunca avanzamos si dejamos de hablar unos con los otros…

¿Por qué la familia Sürücü, residente en el barrio Kreuzberg de Berlin, no siente dolor? Su hijo menor acaba de ajusticiar a su hermana con tres tiros a la cabeza, porque vivía “de manera occidental”.Sólo son 10 minutos en taxi de mi casa a Kreuzberg, donde tuvo lugar el “asesinato de honor”. Tan lejos. Tan cerca. Yo creo que todo esto es una conspiración contra Dios. Mi Dios es misericordia. Mi Dios perdona. Mi Dios ama. ¿Qué clase de Dios tienen Ustedes, querida familia Sürücü?

Muy cordialmente, su F.J. Wagner

Queridos habitantes de Potsdam:
En su ciudad bella donde Federico el Grande construyó su castillo de verano Sanssousi –sin preocupación-, en la madrugada del domingo de la Semana Santa ocurrió lo siguiente: Un científico alemán, originario de Etiopía, de 37 años, es vapuleado por desconocidos y dejado en coma. El alemán de piel oscura está, en este momento, dejando un mensaje en el teléfono de su esposa.

En el buzón de mensajes de repente irrumpen voces extrañas: “¡¡Nigger de mierda, cerdo estúpido!!”

Una bella ciudad se vuelve gris. Sanssouci ya no está sin preocupaciones. Los maravillosos jardines, las mansiones con muelles, a partir de esta Semana Santa, ya no son los mismos. El mal vive.

Yo no sé como hacer para desterrar el mal de Potsdam. Algunos dicen con lanzallamas, otros dicen con buenas palabras. Yo no soy mucho de perdonar y absolver. Me gusta más lo del lanzallamas.

Saludos cariñosos a Potsdam. Para mí, la ciudad más bella de Alemania.
Su F.J. Wagner

Responder a problemas sociales y morales del país. Hacer pensar a la gente. Llamar a la reflexión. Ser franco y directo con sus emociones – esto es periodismo progresista. Pero manteniendo el lenguaje de BILD, el lenguaje del populismo. Con todas las contradicciones típicas de populismo: cuando conviene, llamar a la violencia (“me gusta más lo del lanzallamas”); cuando conviene, llamar al amor (“mi Dios perdona”). Pero tú, Wagner, lo haces para que la gente reflexione. Nada más 5 millones de lectores de BILD, que ya no entienden otro lenguaje, que ya no leen un artículo de más de 150 palabras.

No sólo en política, las cartas hablan igual de cocina, de música, de deporte. Aquí un ejemplo de cómo Wagner interviene en uno de los debates más emocionalmente sobrecargados de Alemania.

Querido Oliver Kahn:
Cuando un rey es depuesto, busca asilo en otro país, donde usualmente muere de depresión. Esto no se lo aconsejo. El exilio no es un lugar donde el alma encuentra paz.
Lo que le está pasando a Usted, Oliver, son tormentas de la vida. Le doy permiso a derramar unas cuantas lágrimas solitarias, pero hasta ahí. Un héroe siempre sigue su camino por más oscuro y tenebroso que este sea.


Espero que Oliver Kahn esté cuando necesitemos héroes. No lo quiero ver a la par de una piscina, con 20 libras demás.

Lo que quiero decir es: El exilio engorda. Pero en la banca de los reservistas -el lugar más horrible del mundo- uno puede volverse el más grande. Humanamente maravilloso – un rey que no huye.
Cordialmente, su J.F. Wagner


Querido Wagner, a ver cuánto tiempo te aguantan en BILD, o cuánto tiempo tú aguantas navegando con tu columna en un mar de excrementos, perjuicios, calumnias que es BILD. Te deseo que sea para largo, porque sos una especie de antídoto proporcionado conjuntamente con el veneno. En cualquier caso -si ya no puedes escribir en BILD- yo te consigo que te publiquen tus cartas en El Faro. Mientras tanto, con tu permiso, a veces voy a tomar prestada la idea de las cartas.

Cordialmente, su P. Luers

(Publicado en El Faro)

lunes, 15 de mayo de 2006

El Faro

Cuando apareció El Faro en 1998, no le hice caso. Ni como lector, ni mucho menos como periodista. Roberto Turcios y Brenny Cuenca trataron de convencerme que El Faro era la continuación lógica de Primera Plana (que habíamos cerrado en 1995) y de Tendencias (que ellos estaban al punto de cerrar). Que había que meterse, escribir, empujar, apoyar. No por solidaridad sino por el propio interés de mantener abierta la posibilidad de un medio nuevo, independiente, comprometido con el profesionalismo, la ética, la ventura del periodismo.

Simplemente no les creía. No me parecía ni atractivo ni viable un periódico digital. No veía cómo competir una publicación virtual contra los monstruos que devoraban bosques anualmente. Recuerdo que le dije a Roberto Turcios que El Faro iba a fracasar o, en el mejor caso, estar condenado a la sobrevivencia como medio alternativo. Que si lo dejaban sobrevivir los grandes, era porque por estar escondido en el nicho del periodismo alternativo no molestaba a nadie. Mi posición era: o podemos hacer periodismo de verdad y jugar con los grandes – o mejor no lo hagamos. Pero déjenme en paz con lo alternativo. No estoy para jugar a periodismo. Si no hay espacio ni pisto para hacer un periódico verdadero, mejor me quedo vendiendo cervezas…

Además no me inspiraban ninguna confianza los fundadores de El Faro: un tal Jorge Simán y un tal Carlos Dada, ambos hijos de papas célebres (Don Pepe Simán y el doctor Héctor Dada, dos intelectuales con gran trayectoria en la izquierda democrática del país). ¿Pero, dónde estaban estos muchachos cuando Horacio Castellanos, Miguel Huezo Mixco y este escribano hicimos periodismo militante durante la guerra? ¿Dónde estaban estos bichos cuando nos enfrentamos a los comandantes para rescatar el periodismo independiente que necesitaba el país en la posguerra? ¿Dónde estaban cuando nos echamos al lomo la tarea de fundar Primera Plana y defender su concepto y su independencia contra la incomprensión tanto de la izquierda como de la derecha? En última instancia, simplemente era imposible imaginarse que estos dos muchachos, juntos con otros aún menos experimentados, iban a lograr lo que nosotros acabamos de comprobar que era imposible: un medio independiente y profesional en El Salvador.

Precisamente esta prepotencia, sospecho hoy, tiene que haber sido uno de los factores que nos hicieron fracasar con Primera Plana. Éramos muy autosuficientes – en todo menos en lo más importante: el capital.

El Faro es un ejemplo (desafortunadamente muy escaso en este país) que no hay que depender de los liderazgos formados durante y vía el conflicto armado. El Faro es un ejemplo de que comenzar con humildad pero con perseverancia tiene una gran virtud. El Faro es un ejemplo de que es mejor comenzar con un concepto abierto, hecho para el cambio, diseñado para el crecimiento y el aprendizaje.

Esto es lo que El Faro ha hecho durante ocho años: crecer, cambiar, aprender, abrir espacio para todos los que quieren participar. En el camino ha atraído hasta a los escépticos y prepotentes como este ahora fiel y convencido columnista de El Faro.

Todos estamos convencidos de lo indispensable que para el periodismo es el pluralismo. En Primera Plana lo aplicamos con firme convicción. Pero de una manera muy primaria: Para que Primera Plana fuera pluralista, tuvimos nosotros que criticar a la izquierda igual que a la derecha, al movimiento social igual que a la empresa privada. El Faro ha logrado un pluralismo mucho más sólido y real: Ha logrado que en sus páginas se expresen gente de derecha y de izquierda. Y además ideas representativas para las diferentes corrientes que hay dentro de la izquierda y de la derecha. Esto es pluralismo orgánico, el nuestro en Primera Plana era pluralismo virtual.

También en otros terrenos El Faro ha llegado mucho más lejos que todos nosotros pensábamos. En cuanto a difusión e impacto, ha logrado tanto precisamente porque es digital. Lo que todos –menos un par de visionarios que hoy hay que felicitarles- pensábamos que era una limitación, resulta siendo una ventaja. No automáticamente, sino resultado de una concepto adecuado y de un arduo trabajo de difusión y promoción, El Faro como periódico que sólo existe en Internet ha logrado un impacto enorme. Limitado, pero enorme. Limitado por las barreras sociales, educativas y culturales que limitan el uso del Internet. Los sectores pobres y los sectores con grandes deficiencias educativas no usan Internet, por lo tanto no tienen acceso a El Faro.

Pero dentro de los sectores –por cierto crecientes a un ritmo desmesurado- que usan Internet, El Faro se ha abierto un espacio grande, sólido y cualitativamente importante. En la clase política, los sectores gerenciales y las capas profesionales, intelectuales, creativos y académicos, El Faro ya no es un medio de nicho, mucho menos un medio alternativo. Es un medio que pesa, igual o más que los grandes. Entre los jóvenes –donde las barreras sociales que tradicionalmente condicionan el acceso a Internet tienden a perder importancia-, el impacto del Faro puede crecer igual o más que el de los periódicos impresos. Esto ya depende de la calidad de los contenidos y del atractivo de las formas, y no del carácter digital o tradicional. Y lo bonito: depende mucho menos de fuertes inversiones que en el caso de los medios tradicionales.

La gran ventaja de El Faro es la relación entre costos y difusión. ¿Cuánto más tiene que gastar un periódico tradicional para crecer en lectores, en comparación a un periódico digital que de un dólar disponible puede invertir 95 centavos directamente en periodismo, en calidad periodística, en investigación, en capacitación, en inteligencia?

Dos años de trabajo con El Faro me han convencido -a esta altura parece que mucho más que los mismos fundadores de El Faro- que el futuro del periodismo independiente, novedoso, atrevido, investigativo se encuentra en Internet, no en la prensa impresa. Las enormes inversiones que requieren los medios tradicionales son un serio obstáculo no sólo para su independencia, sino también para su agilidad de cambiar la forma de producir y presentar los productos periodísticos.

El Faro apenas tiene ocho años de existencia. Tiene donde y tiene como crecer. Tiene los lectores más exigentes del país. Tiene los reporteros jóvenes más talentosos del país. Tiene editores que han descartado puestos y salarios importantes para trabajar en El Faro. Tiene un pool de columnistas que reúne más capacidad crítica que cualquier otro periódico grande del país es capaz de atraer. Tiene una capacidad de convocatoria para entrevistas, debates, información, colaboración que obviamente trasciende las posibilidades de un medio de nicho, un periódico alternativo.

Me siento orgulloso de formar parte de El Faro donde los jóvenes definen la marcha y los viejos tenemos cabida.
(Paublicado en El Faro)

lunes, 8 de mayo de 2006

Beneficio de la duda

A veces hay que ser optimista. Pero tampoco ingenuo. Estamos estrenando nuevos legisladores y gobiernos municipales. Con lo que tenemos ahora, vamos a tener que vivir por tres años.

Apliquemos el beneficio de la duda a los elegidos para destinar nuestros destinos.

Para empezar, estoy seguro que la nueva alcaldía de San Salvador será mucho mejor que la anterior. No hay nada peor que la inercia, la parálisis, el bloqueo, la incapacidad de tomar decisiones, ni siquiera de hablar claro. Tengo confianza que Violeta y su equipo atacarán los problemas de la ciudad, con mucho más decisión que Carlos Rivas Zamora y su equipo del FDR. Incluso pienso que tendrán más capacidad de negociar con el gobierno central. Carlos Rivas Zamora y el FDR pueden haber tenido menos problemas ideológicos que Violeta y el FMLN para acercarse a un gobierno de derecha, pero negociar sólo se puede exitosamente con alguien que muestra fuerza y claridad.

También puede ser que la nueva Asamblea tenga más capacidad de debatir que la anterior. Los escépticos tienen razón: Hasta el momento no hay hechos concretos que indiquen esto. Tampoco los puede haber tan rápido. Es demasiada fresca la memoria de la vergonzante carrera final de la Asamblea saliente por arreglos, componendas, mutuos favores. Pero yo más bien confío en la lógica: El electorado ha dado a ARENA y el FMLN –y sólo a ellos- la llave de la gobernabilidad – y a la larga no pueden negarse a usarla. No pueden dejar al país paralizado por tres años. Pagarían un costo demasiado alto. Y como nadie sabe a quien el pueblo cobraría en el 2009 –al gobierno, al FMLN o a ambos- por no haber resuelto los problemas del país, lo más lógico es que van a encontrar métodos de diálogo y de solución.

Aplicar el beneficio de la duda al FMLN significa: No creerles su propio discurso. Esperar –y talvez fomentar- que paulatinamente se distancien del maximalismo y encuentran sentido a soluciones negociadas.

Tampoco hay que creerles su propio discurso cuando dicen que ahora hay unidad monolítica. Hoy que la batalla contra los renovadores y reformistas está ganada, les toca a dirigentes probados del grupo vencedor asumir la responsabilidad de mantener abierto (o abrir donde sea necesario) dentro del FMLN espacio para la racionalidad, el debate, el cambio. Y también el espacio que un partido de oposición necesita para negociar y pactar con el gobierno cuando sea necesario. La presencia de Roberto Lorenzana en la directiva de la Asamblea me inspira optimismo, en este sentido, igual que la presencia de Centeno y Arias me inspira escepticismo. Pero con Lorenzana en la directiva del parlamento y con dirigentes dialogantes e inteligentes como Violeta Menjívar y Norma Guevara en la alcaldía capitalina, no hay razones para ser pesimistas y pensar que los partidarios de una política intransigente y antisistema ya han ganado la batalla sobre el futuro del Frente.

¿Cómo aplicar el beneficio de la duda a ARENA? Ahí no es tanto el discurso intransigente que hace estorbo, sino más bien sus fuentes y mecanismos subterráneos de influencia que ejerce la derecha económica sobre el gobierno. Claro, el hecho que el arquitecto de la reforma fiscal haya tirado la toalla y haya sido sustituido por un representante de las cúpulas empresariales que se oponían a la reforma fiscal, no es un buen indicio. Pero el hecho de que la correlación de fuerzas –resultado de los errores que cometió en la campaña electoral- obligue al presidente Saca a retroceder en su camino de transformar al partido y a adoptar un rol del Estado contradictorio a la doctrina ortodoxa de la derecha, no significa que haya desistido de esas intenciones reformistas. Apostó todo a ganar las elecciones y así abrir camino a su curso reformista – y no ganó. Ahora tiene que pagar el costo político. Se lo cobran sus adversarios dentro de la derecha.
Sin embargo, Saca está lejos de ser derrotado. Sigue siendo la única carta de la derecha para mantener el apoyo popular a ARENA. Y sobre todo la única carta con posibilidades de abrir rutas para desentrampar el equilibrio legislativo que amenaza con afectar la gobernabilidad y la factibilidad financiera de la administración arenera. Por lo tanto, aplicando nuevamente la lógica, no es necesariamente ingenuo predecir que Saca va a recuperar la fuerza y el espacio para poder negociar exitosamente con el FMLN. Estoy hablando no tanto de la fuerza que necesitará para enfrentarse al Frente, sino más bien de la fuerza interna que necesitaría para pararse en frente de su partido y sus dueños históricos. Fuerza como la tenía Cristiani para sentarse a negociar y hacer concesiones a la guerrilla - y para aguantar las presiones internas de su partido, de los militares y de los empresarios.

Donde más me cuesta aplicar el beneficio de la duda es al interior del FDR de constituirse como nueva opción de izquierda democrática. No tengo duda ninguna que la izquierda necesita de nuevas opciones. La manera cómo nació el FDR –sus pecados de nacimiento- no inspira mucho optimismo. Pero, en última instancia, las nuevas opciones nacen por necesidad – y sólo por necesidad. No siempre y nunca sólo por voluntad. La mala actuación del FDR en la recta final de la Asamblea, horas antes de su muerte como fracción legislativa, no borra la necesidad que existe para construir una nueva opción de izquierda. Si el FDR será el vehículo para llegar a esta opción, queda abierto. La elección de un fiscal general no adecuado para acelerar la legalización de su partido fue un error que puede resultar fatal. No hay que negociar lo que corresponde a uno por derecho. Al FDR le hubieran podido retrasar, pero no negar, la legalización de su partido. Poner en peligro su principal capital político –credibilidad, transparencia, una postura ética diferente- para conseguir algo que legalmente le compete, es estúpido. La lucha política por sus derechos de organización y participación y contra las maniobras del FMLN y de ARENA de negárselos, hubiera traído al FDR mucho más ganancia moral y política que el hecho de obtener la legalidad de manera rápida pero intransparente.

Además: ¿Qué beneficio político le puede dar al FDR su obstinación por conseguirle a Carlos Rivas Zamora un puesto elevado? ¿O piensan seguir construyendo al FDR alrededor de la figura del ex alcalde, a pesar de todo? ¿O se trata de uno de estos cargos públicos que permiten ubicar a toda una cola de cuadros? ¿Es esto el interés en la Corte Suprema o en la Procuraduría?
Pero repito: Las opciones nuevas nacen cuando hay demanda y oportunidad. Esta lógica va a mover al FDR y las otras corrientes socialdemócratas a abandonar el sectarismo y el oportunismo y a comenzar en serio la construcción de una izquierda reformista fuerte.

Entonces, no hay razón de dejarse paralizar por el pánico. Hay opciones. Hay tendencias –en todas las fuerzas políticas importantes- que vale la pena cuidar, apoyar, reforzar. Hay peligros y hay opciones de solución.

Vale la pena seguir haciendo política. Vale la pena seguir haciendo opinión pública.
(Publicado en El Faro)

lunes, 1 de mayo de 2006

Muerte en una familia disfuncional

Murió Vértice. Y nadie encendió una vela. Nadie mandó flores. No hubo velorio ni misa ni entierro. La familia no avisó a nadie. Nadie habló del difunto. Sólo una lacónica mención en una columna de Oscar Tenorio, el último editor de la revista.

Eso sólo pasa en familias disfuncionales donde en vez de amor y apoyo reinan odio e indiferencia entre padres e hijos. En caso de de Vértice, lo mató su propia familia, y por eso no hubo velorio.
Sin embargo, Vértice no merecía esta muerte sin velorio ni epílogo. Era indiscutiblemente el más valioso miembro de su familia. Todavía en 2004, al cumplir 7 años de edad, merecía el siguiente homenaje por parte de su editor de turno, Eric Lemus: “El 12 de octubre de 1997 nació Vértice como una revista investigativa que apostaba por el periodismo de profundidad. De aquel equipo original integrado por Norma Ramírez en el diseño gráfico; Carlos H. Bruch, en la fotografía; Alberto Fernández, Juan Bosco Martín, Lafitte Fernández (el originador del proyecto) y un servidor, en la redacción, han transitado colegas que migraron a la dirección de nuevas secciones, otros medios u otros países. Vértice, en ese sentido, se ha convertido en el punto de referencia del periodismo escrito salvadoreño. A lo largo de estos siete años ha cabido la denuncia, el análisis político y el sentir de la población salvadoreña, a quienes, en esencia nos debemos.”

Como ahora nadie lo hace, voy a hablar yo del difunto Vértice. Siento un poquito de paternidad. Nunca reclamé derecho ninguno, pero cada domingo cuando abrí Vértice y encontré algo interesante, algo bien escrito, algo bien documentado, algo irreverente, me sentí un poco padre.
Vértice nació llenando el vacío que dejó Primera Plana, aquel rebelde semanario independiente que publicamos por un año (1994-95), una especie de ensayo de cómo podía ser el periodismo de posguerra en El Salvador. Más que ensayo, empresa aventurada. Más allá de aventura, escuela. Aparte de escuela, una gran provocación para los periódicos establecidos.

Ante el desafío que constituía la existencia de Primera Plana (no en el mercado, donde éramos insignificantes, sino en la opinión pública y en el ambiente profesional-periodístico, donde causábamos desórdenes) uno de los dos grandes periódicos optó por tratar de sacarnos de circulación; el otro, El Diario de Hoy aceptó el reto y comenzó a preparar la salida de un propio semanario en su forma y su metodología bastante parecido a Primera Plana: irreverente, investigativo; con formatos nuevos como crónicas, reportajes, entrevistas a profundidad, humor, reportajes fotográficos; y con un diseño más creativo y experimental. (Más bien, comenzaron a preparar dos suplementos; Vértice que aceptó el reto de Primera Plana, y Planeta Alternativo que emulaba Cacao, el suplemento de Primera Plana. La segunda copia les salió fatal, la primera bastante buena.)

Dos años después de la desaparición de Primera Plana (que no disponía del capital mínimo para establecerse en el mercado), nació Vértice. Sin la independencia total de Primera Plana, pero con el mismo espíritu de superar la enfermedad más grave del periodismo nacional: lo aburrido. Nació con las mismas ganas de probar los límites. Bueno, en el caso de una revista suplemente de El Diario de Hoy, los límites eran un poco más estrechos, pero los jóvenes reporteros de Vértice, bajo la dirección de Lafitte Fernández y Juan Bosco, después de José Luís Sanz, hicieron lo posible e imposible para extenderlos.

Hicieron reportajes antes nunca vistos en los periódicos grandes de El Salvador: la investigación sobre las intervenciones telefónicas de la Oficina de Inteligencia del Estado vía Telecom; el reportaje sobre la banda de asesinos “los beepers” que operaba en Guatemala y El Salvador, el balance de los primeros 100 días de Paco Flores, los extraordinarios fotorreportajes de Álvaro López sobre víctimas del Sida – para sólo nombrar los ejemplos que más recuerdo.

Era tan fuerte el impacto periodístico de Vértice que la competencia se vio obligada a crear Enfoques. Que tan difícil es crear una revista de impacto, demuestra la historia de Enfoques: tardaron años para llegar al nivel periodístico de su competidor. Tardaron años para establecer un perfil autónomo, un lenguaje propio, separado del estilo de su periódico madre.
En gran parte, el éxito de una revista semanal de un diario depende de su capacidad de contraponerse, separarse, en cierta medida, de su periódico madre. Vértice nació, bajo la orientación de Lafitte, con esta prepotencia y frescura de los profesionales jóvenes que se paran en frente de sus padres y dicen: “Apártense, así se hacen las cosas.” Enfoques logró aprender esto, y a pesar del alto nivel de profesionalidad que ha alcanzado, sigue contaminado por el estilo aburrido, siempre equilibrado, nunca provocativo de La Prensa Gráfica.

Vértice mantuvo este espíritu de independencia e incluso –a veces- rebeldía incluso cuando salieron sus principales impulsores e incubadores, como Lafitte, Bosco, Bruch, y Sanz – algunos por haber chocado con los límites definidos por la familia dueña del periódico. Lo mantuvo incluso bajo el mando de periodistas mucho menos capaces y sedientos de independencia. Y es este espíritu, me imagino, que al final –hoy en día- ya no tiene cabida en un periódico como El Diario de Hoy.

Pero El Diario de Hoy, desde la fundación de Vértice hasta su defunción, ha viajado un gran trecho. Ahora ya parece mentira, pero en aquellos días El Diario de Hoy había tomado posiciones, si no de oposición, ciertamente de distancia crítica al gobierno y a ARENA. En estos años, el vocero oficial era La Prensa Gráfica, y el Diario de Hoy navegaba por aguas de independencia, crítica, experimentando con el periodismo investigativo.

Vértice fue el caballito de batalla de un medio que quería conquistar un papel independiente del poder partidario y gubernamental y erguirse como un poder propio de la derecha salvadoreña. Al mismo tiempo era el arma de destrucción masiva contra la eterna competencia: La Prensas Gráfica. Con Vértice podrían reafirmar que el Diario era una empresa periodística, con un director en cuyas venas corría tinta, y no una empresa principalmente mercantilista como la casa Dutriz, cuyos miembros nunca han escrito nada más que balances financieras. Tengo la impresión que los redactores y reporteros de Vértice jugaron muy bien con esta situación, conquistando, por su parte, independencia dentro del periódico.

La libertad de criticar no es fácil de dosificar, sobre todo con una generación de periodistas que sólo esperan que se abran las válvulas para ejercer su profesión de manera crítica, irreverente, apasionada, rebelde y experimental. Esa es la historia de Vértice.

Y cuando este profesionalismo ya no era compatible con la línea del periódico que ya no tenía ambiciones de independencia sino más bien de convertirse en la voz líder de la derecha y su partido, ya no hubo forma de meter a Vértice en el cajón.

Resultó más cómodo –y más eficiente- matar al hijo que tratar de reorientar o reeducarlo. Suena a tragedia griega, pero resulta nada más una historia criolla de una familia bajo la sombra de un gran hombre y gran periodista como Don Napoleón Altamirano de quien han heredado un periódico pero no la visión, el carácter ni el talento necesarios para hacerlo grande.

Así la muerte sin velorio, en una familia disfuncional.
(Publicado en El Faro)