lunes, 25 de junio de 2007

Cazafortunas

Hay un espectáculo programado para los próximos meses. Tiene todos los ingredientes para tener éxito popular: Es morboso, es vulgar, tiene un damo de mala reputación buscando esposa, y tiene dos pretendientes pobres -pero de buena familia- buscando fortuna. Una telenovela que inyecta dramatismo al aburrido escenario partidario. Se llama ¿En qué cama termina Will Salgado?


Aparte de su historial comprobado de acostarse (políticamente hablando, porque su vida sexual no me interesa) con cualquiera que le pueda asegurar protección e impunidad; está su presunta vinculación con la Sombra Negra; su colección de calaveras, según él mismo, procedentes de masacres cometidos por su ídolo y comandante Domingo Monterrosa; están sus exabruptos contra sus respectivas familias políticas; su conversión sorprendente de logístico del batallón Arce a dueño de una cadena de electrodomésticos; su estilo egocéntrico y autocrático de gobernar su feudo San Miguel; su discurso de populismo vulgar y resentido... Más que suficientes razones para cualquier persona o partido decente a ver con satisfacción que Will Salgado -después de haberse peleado con el PDC, luego con ARENA y ahora con el PCN- al fin se ha quedado sin opciones, sin partido trampolín para lograr sus aspiraciones de convertirse en candidato presidencial y así estar en posición de negociar –con quienes haya que negociar- su inmunidad definitiva contra cualquier investigación de la Corte de Cuantas o de la Fiscalía General.


Sin embargo, Will Salgado tiene algo que ofrecer que hace que por lo menos dos partidos -el FDR y el PDC- se apunten para servirle de trampolín. Tiene que ofrecer un caudal de votos seguros en San Miguel y Oriente, y otro caudal -aun un poco especulativo- a nivel nacional. Aunque sea solamente el caudal de voto que Salgado tiene seguro en Oriente, parece suficiente atractivo, tanto para el PDC como para el FDR, para sacrificar sus principios y sus aspiraciones democráticas.


Los votos que ofrece Salgado, para el FDR pueden marcar la diferencia entre ser y no ser. Al PDC pueden permitir desplazar al PCN como tercera fuerza.


Supongamos que matemáticamente esta ecuación funcione y Will Salgado, vistiéndose a él, su familia, sus amigotes y todo el patrimonio municipal de San Miguel de verde del PDC o de amarillo del FDR, realmente entregue su caudal de votos a su nueva novia – aunque esto tampoco es tan seguro. ¿Pero funciona políticamente? ¿Cuál seria -aparte de la sobrevivencia electoral y el cheque de la deuda política- la ganancia para el partido que se case con Will Salgado?


En ambos casos -sea el PDC o sea el FDR el cazafortuna exitoso y se quede con Will Salgado- significa la bancarrota política. Si la única forma de crecer es buscar votos con Will Salgado, quiere decir que no hay sustancia propia, significa que ni los líderes de estos partidos creen en la validez de su propio concepto. Significa que las personas decentes que han logrado vincular a la política, al rato se apartarán o se verán desplazados por los adeptos del populismo.


Broma aparte. Detrás de mis palabras sarcásticas hay una seria preocupación por el futuro de dos partidos que, cada una de su manera, tienen papeles a jugar y responsabilidades a asumir, si alguna vez queremos salir del secuestro en que los dos partidos grandes -ARENA y el FMLN- mantienen al sistema político y al Estado.El PDC, bajo la dirección de Rodolfo Parker, ha hecho un trabajo exitoso de reconstruir un partido éticamente quebrado y desacreditado por los pescados tradicionales. La receta ha sido valiosa: vincularse con liderazgos locales y sectoriales creíbles y construir alrededor de ellos. Parker ha logrado juntar en el nuevo PDC a gente de izquierda de gran prestigio y reconocida capacidad como Orlando Mena y Ana Guadalupe Martínez con empresarios y con genuinos líderes locales que no funcionan en base a ideología sino en base a necesidades de la comunidad. De esta manera han logrado un trabajo municipal sólido, con alcaldías importantes como Santa Ana, La Libertad, La Unión, Gotera. Sobre esto habría que construir, con paciencia y creatividad, un poder que va transversal a la polarización ideológica que los partidos ARENA y FMLN imponen al país. Esta es la función -y la oportunidad histórica- del PDC. Esta oportunidad la está poniendo en riesgo el PDC si cae ante la tentación de acelerar artificialmente su crecimiento electoral fichando a Will Salgado.


El futuro del PDC está en lo que están construyendo sus alcaldes Orlando Mena en Santa Ana y Carlos Molina en La Libertad, no en la alcaldía autocrática, personalista, clientelista de San Miguel que ofrece llevar Will Salgado como ajuar a la boda con el PDC. Y estas dos cosas no son compatibles. Con el discurso del populismo resentido, con la ideología del todo se vale, con la política del más vivo, cuyo máximo representante es Will Salgado, no se puede restablecer los valores en la política, recuperar la confianza del ciudadano en la política, enfrentarse al cinismo del poder que ejercen los partidos grandes.


Peor la contradicción en el caso del FDR. Imagínense, un partido de izquierda que por miedo al FMLN y conciente de su propia incapacidad quiere conseguir prestado la base social de Will Salgado, que no es otra cosa que la derecha resentida, los machistas buscando caudillos, los perdedores de la modernización, los que suenan con hombres fuertes que proceden a la limpieza social... Los dirigentes del FDR, desesperados porque las bases de la izquierda no les hacen caso y no abandonan al FMLN; porque la izquierda fuera del FMLN tampoco se incorpora a un partido con nombre de fantasma histórico y con programa ambiguo; y porque las clases medias y los medianos empresarios obviamente tampoco les hacen caso a un partido que no representa a nadie, quieren aprovecharse de Will Salgado, sabiendo que es el único que en este momento puede evitar que todos los votos de castigo al gobierno, los votos anti-ARENA, los votos de los resentidos, frustrados, los votos de los perdedores de la modernización y de los miedosos de la globalización, automáticamente caigan al FMLN.


Puede funcionar. Con Will Salgado el FDR podría establecerse en el mapa político, aunque temporalmente (hasta que se cambie de camiseta Will Salgado), con votos prestados. Con Will Salgado y toda esta paja de los “líderes por el cambio” el FDR puede sobrevivir sus primeras elecciones, pero muere como izquierda. Lo más probable es que un FDR artificialmente crecido, pero que no dispone de una base social propia, se convierta en el PCN del FMLN. ¿Qué otra cosa esperar de un partido que está esperando una de dos cosas: que el FMLN le ofrezca una alianza en términos que permiten regresar al Frente dignamente, o que Will Salgado se decida ser el candidato del FDR? ¿O será que en el fondo estén esperando que pasen las dos cosas al mismo tiempo: fichar a Will Salgado y con este liderazgo por el cambio convertirse en un socio más interesante para el FMLN? ¿Y así repartirse los dos frentes felizmente a todos los votos de castigo al gobierno?


Curioso lo que hace el éxito de un Salgado a los oportunistas: En el PDC despierta el sueño de convertirse en el verdadero PCN, y en el FDR el sueño de convertirse en el PCN del FMLN. Vaya ironía. Lo que significa que en el fondo, si no fuera por los celos de Ciro Cruz Zepeda y por un error grave de análisis de ARENA, Will Salgado estaba bien en el PCN y el PCN estaba muy bien con Will Salgado. El error de ARENA es ver a Will Salgado como amenaza, como peligro de división de los votos de la derecha. Este miedo ha llevado a ARENA a no ver que Will Salgado, como candidato del PCN, no hubiera dividido el voto de derecha. Hubiera dividido el voto de castigo a ARENA. Hubiera quitado al FMLN una buena parte de este voto creciente de protesta contra ARENA.


Entre imaginarme a Will Salgado como heredero de Napoleón Duarte o como heredero de Memo Ungo, mejor de Duarte. Duarte ha aguantado en su círculo de poder a figuras como el Fito Rey y Guillermo Lacayo, tal vez aguante a un nieto político Will Salgado. Pero el rufián migueleño reivindicando la memoria de Juan Chacón, Quique Álvarez Córdova y Memo Ungo sería un chiste de muy mal gusto. Teóricamente Salgado debería haberse convertido en el príncipe heredero del PCN, manteniendo y cultivando la función de este partido de cuchumbo para retener a las bases y los votos de derecha cuando se frustran con el gobierno.


Un error de la derecha con serias consecuencias. Pero sólo si uno de los partidos PDC o FDR le agarran la pelota en este juego macabro en que se está convirtiendo la política partidaria salvadoreña. Todavía Rodolfo Parker y Julio Hernández tienen otra opción: simplemente dejar a Will Salgado donde pertenece: afuera.
(Publicado en Siguiente Página)

lunes, 11 de junio de 2007

El caso Lüers (de Federico Hernández Aguilar)

¿Dónde te escondes, VERDAD?
¿En mí? ¿En los otros? ¿En todos?
¿Apareces y te ausentas a partes iguales?

¿Para quién eres, VERDAD, “el pan nuestro de cada día”?



...

Es posible que las lecciones sean tantas que no alcancemos a verlas todas. También es posible que existan consecuencias más allá de las puramente periodísticas en un caso que por algunos ha sido calificado como un “ataque a la libertad de expresión” y que por otros ha sido convertido en un proceso de “justicia” contra la impunidad de cierto periodismo. Por lo tanto sé que no se tomará como un atrevimiento de mi parte si para llamar de alguna manera a este asunto utilizo el apellido del conocido columnista —sin duda el más polémico y entrañable de EL FARO— que lo ha provocado.

“El caso Lüers” remite a discusiones sobre el periodismo que podrían llevarnos hasta Bizancio. Para este servidor, más bien es conveniente observar que existe una clara intención, manifiesta en decenas de cartas enviadas a la sección correspondiente en EL FARO, de rechazar todo síntoma que huela a censura en nuestros medios de comunicación. Si algo benéfico hay que sacar del caso que nos ocupa, me quedo con la rotunda defensa de la libertad de expresión que los lectores de este periódico digital han exhibido, incluso cuando lo han hecho sin tomar en cuenta que esa misma libertad le da tanta razón a Carlos Dada como a Paolo Lüers. Trataré de explicarme más adelante.

No tengo el gusto de conocer a Ricardo Valencia, de “La Prensa Gráfica”, y no poseo la información necesaria para juzgar ese reportaje suyo que fue objeto de tantas lecturas encontradas. Como sea, cuando se tiene la conciencia tranquila y se valora la credibilidad del trabajo propio como una condición indispensable —y en el periodismo la credibilidad se pone a prueba todos los días—, la reacción de Valencia es la correcta y la esperable: defender lo que hizo.

Creo sinceramente que el periodista de LPG tiene la conciencia tranquila y que se reconoce exento de culpa. A eso me permitiré sumar la petición de respeto que hiciera a través de EL FARO Saúl Vaquerano, uno de los periodistas más éticos que he conocido y que dudo mucho hubiera aceptado convertirse, a sabiendas, en mensajero de ningún interés político o ideológico. Y aunque esta no pase de ser mi opinión personal, me atrevo a compartirla porque no me sentiré tranquilo sin declararme a favor de aquel periodismo que se atreve a reclamar respeto por su dignidad cuando la siente injustamente cuestionada. Volver sobre este punto no es ocioso en nuestros tiempos, dada la influencia que los medios de comunicación tienen sobre la sociedad y lo cómodo que es abandonar el camino de la permanente revisión crítica.

Está bien que tratemos de discutir dónde ponemos los límites a la opinión personal y bajo qué parámetros identificaremos que esos límites han sido traspasados. Lo curioso es que el mismo Paolo Lüers no pretende que coincidamos con su opinión sobre los canales utilizados por LPG para sacar a la luz un tema polémico de la guerra, pero sí quiere defender su derecho a decir que él tiene dudas al respecto, aunque haya recurrido a una afirmación temeraria —ni siquiera él sostiene, tajantemente, que no lo sea— para dejarlo claro.

¿Estamos ante un problema de formas periodísticas? Tal vez no. Paolo admite haber afirmado lo que afirmó. Es su alegato de fondo, sin embargo, el que merece la mayor consideración: ¿No debía decirlo así como lo dijo? ¿Por qué? ¿Quién debe definirlo? La respuesta a esta simple interrogante, que al columnista le ha llevado a abandonar EL FARO, es la que Carlos Dada ha expuesto en el artículo “Un debate intenso”, a saber: que a los medios les asiste el derecho de establecer las pautas mínimas para sus publicaciones, sean o no columnas de opinión.
¿Tiene razón Carlos? La tiene, desde luego. Los medios de comunicación que establecen estos derechos están en el deber de hacerlos valer cuando honestamente los creen vulnerados. Paolo se va de este periódico digital porque prefiere ser él quien responda por lo que sus artículos honestamente señalan. Y también tiene razón. La actual polémica no es, entonces, sobre el derecho a la libertad de expresión, sino en torno a la realidad, indiscutible, que esa libertad (como bien dice Carlos Dada) implica responsabilidad, y que hay grados de responsabilidad en una opinión (como bien dice Paolo Lüers) que no pueden ni deben ser compartidos por un medio. Ambas posturas defienden la libertad de expresión y, bien miradas, no son mutuamente excluyentes.

En un párrafo muy afortunado de su última COLUMNA TRANSVERSAL, es Paolo quien hace el balance más justo, tratando de evitar que los lectores de EL FARO —cuyas espontaneidades conoce de sobra— nos perdamos en fantasiosas cruzadas libertarias:

“Para mí, la libertad de expresión del autor es inseparable de la libertad de expresión del medio. El medio no tiene derecho a imponerme cómo escribir. Y yo no tengo derecho de imponerle al medio cómo escribo”.

El talante con que Paolo suspende su provocadora columna en EL FARO goza de mi simpatía. Es el amigo quien habla, sin traicionar las convicciones del periodista que siempre ha sido. Nos deja una lección muy útil de ecuanimidad, porque rechaza toda posibilidad de destrozar la credibilidad del medio que ha ayudado a construir.

Creo en la honestidad y en la ética de EL FARO como creo en las de Paolo. Por eso me cuesta aceptar que los caminos, en esta encrucijada, deban separarse de manera irremediable. Y como estoy convencido que Paolo Lüers era el polemista más brillante de EL FARO, no tengo reparos en admitir que con su salida perdemos todos los lectores de este periódico digital.
(Publicado en El Faro)

martes, 5 de junio de 2007

Cartas sobre el retiro de la columna

Paolo Lüers y los millones de salvadoreños pueden opinar lo que se les antoje del reportaje que escribí, el 6 de mayo pasado, sobre el servicio de espionaje soviético KGB (por sus siglas en ruso) y sus conexiones con el Partido Comunista de El Salvador (PCS). Las posturas van desde las que lo califican como una de las mejores piezas que se han publicado en los últimos años hasta las que aseguran que es un engendro político para afectar la precampaña presidencial. Ninguno de las dos ha puesto en duda la veracidad de los hechos. Es claro que para Lüers, tal como lo escribió en su columna del 21 de mayo de 2007 de El Faro, el trabajo es malo. Respeto la opinión de Paolo, aunque no la comparto.

Pero la presente carta lejos de defender las bondades del reportaje e intentar persuadir a los detractores de las virtudes de mi texto, tiene otra misión más sencilla: subrayar una mentira escrita por Paolo Lüers. Lüers aseguró: "Está bien que un reportero reciba del PC salvadoreño la oportunidad de ir a Cuba y entrevistar a un general del KGB retirado (porque cuesta imaginarse a un periodista de La Prensa Gráfica llegando por cuenta propia a La Habana buscando a generales retirados del KGB); está bien que reciba del PC toda la información y las pistas para reconstruir la historia de las armas recuperadas por el Vietcong y después regalados a Schafik"
Paolo establece la existencia de un contubernio entre mi persona y la gente del PCS durante la investigación. En el párrafo, no existe un "creo", "pienso", "intuyo" o "maquino". Lo presenta como un hecho, como quien tiene pruebas, que revelan una conspiración manejada por el PCS y de la cual LA PRENSA GRÁFICA fue ejecutora. Aquel párrafo sería anecdótico si yo me dedicara a otras ocupaciones. Pero soy periodista y trabajo con la premisa de que la gente crea que lo que yo publico se acerca rigurosamente a la verdad. Por eso, las palabras de Paolo intentan empañar mi honor e independencia al ligarme con una conspiración falsa, inverosímil y delirante (Lüers se lleva de encuentro a nuestros corresponsales y colaboradores en Londres, Moscú y México que me ayudaron).

La inexistencia del supuesto complot entre mi persona, LA PRENSA GRÁFICA y el PCS puede ser corroborada con facilidad consultando a las fuentes que el mismo columnista sugiere como los responsables. Cosa básica del periodismo, pero que Lüers omitió hacer para dejárselo todo a su imaginación.

A nuestros lectores les recalco que la Revista Enfoques amarró, sin injerencia externa, cada uno de los hilos de esta investigación, que duró más de 8 meses -incluida las gestiones para entrevistar al exKGB Nikolai Leonov y los documentos secretos de la Unión Soviética. No hubo "gargantas profundas", ni tropicales "Big Brother", ni intermediarios, ni políticos que patrocinaron los viajes, ni gobiernos bondadosos. Simple y llanamente, reporteo puro y duro, que fue apoyado decididamente por el editor de Enfoques, Ricardo Vaquerano, y la jefatura de nuestra redacción.

Ojalá que Lüers, quien se autodefine como defensor del periodismo independiente, ético y riguroso, presente las pruebas: ¿A qué se refiere con "ayuda"? ¿Qué le dicen sus fuentes dentro del PCS? ¿Quién me dio apoyó? ¿Cómo se planificó el complot? Si se puede, que lo haga de las misma manera en la que se cuadricularon las reuniones entre la KGB y el secretario del PCS, Schafik Hándal, en 1980. Con documentos y citas incluidos.

Es respetable que Lüers piense que mi reportaje digno de ser echado a la basura o que crea que fue motivado por intereses políticos. Tiene todo el derecho a criticarlo y a encontrarle lados débiles. Pero el párrafo antes citado traspasa la línea de la opinión para colocar sus palabras en el terreno de la difamación.

Quedo a la espera de que Paolo Lüers rectifique los señalamientos que vierte contra mi persona. No dudo que encontrará la mejor manera, como periodista experimentado de aclararles a los salvadoreños que todo fue un exabrupto.

Ricardo José Valencia, periodista de la revista Enfoques de La Prensa Gráfica


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Con gran interés leí el lunes la columna de Paolo Lüers en la que este hace un peregrinaje por el reportaje que Enfoques publicó los domingos 6 y 13 de mayo, acerca del rol del KGB en la guerra salvadoreña.

Lüers hace dos tipos de señalamientos: los infundados y los difamatorios. Y estos últimos también son infundados. Los primeros, que son esos en los que, por ejemplo, establece que su estatura periodística es el patrón para medir la estatura de los periodistas de La Prensa Gráfica y, en particular, la de los de Enfoques y, específicamente, la de Ricardo Valencia. “Cuesta imaginarse a un periodista de La Prensa Gráfica llegando por cuenta propia a la Habana buscando a generales retirados del KGB”, deja caer, como para excusar el contenido difamatorio de su afirmación previa: “Está bien que un reportero reciba del PC salvadoreño la oportunidad de ir a Cuba y entrevistar a un general del KGB retirado (...)

De algún modo -de cualquier modo- Lüers concluyó que el PC salvadoreño dio a Valencia la oportunidad de ir a Cuba y entrevistar a Nikolai Leonov. En el mismo párrafo de su columna chorrea, posteriormente, otra ficción: “Está bien que reciba del PC toda la información y las pistas para reconstruir la historia de las armas recuperadas (...)” En un alarde de hemorragia imaginativa, ya con tono de maestro, preparando el cierre de su columna y como esculpiéndose un pedestal para dictar cátedra, insiste en su propio cuento cuando sazona un consejo: “Ricardo Valencia y La Prensa Gráfica, con un poco más de paciencia y profesionalidad, hubieran podido investigar más allá del cebo que les puso el PC. Si de periodismo investigativo se tratara (...)”

Periodismo investigativo. Dejémoslo en periodismo. El género de opinión, he entendido hace tiempo, también es periodismo. Y porque no he cruzado con él más que algunas palabras amistosas de vez en cuando, no pretendo entender las causas de la accidentada columna de Lüers. Sí creo, que los que amamos el oficio del periodismo y valoramos su función y, por tanto, lo respetamos, no podemos jugar a ser víctimas catatónicas cuando se está insultando no a una persona o a un medio, sino a una profesión ya muy estigmatizada en El Salvador.

Lüers asegura que el Partido Comunista de El Salvador dio a Valencia toda la información y las pistas para reconstruir la historia de las armas. Y que Valencia recibió del PCS “la oportunidad de ir a Cuba y entrevistar a un general del KGB retirado”. Y que el PCS puso un cebo a Valencia y a La Prensa Gráfica. A propósito de ese supuesto cebo, añade que la presa queda perdida irremediablemente “cuando no tenés la capacidad, o la curiosidad, o los recursos o el apoyo de tu medio para investigar independientemente. No es primera vez que le pasa a Ricardo Valencia.”
No es primera vez que leo con tal atención a Lüers. Porque con frecuencia escribe con lucidez, con ecuanimidad, con amenidad, con agudeza y a salvo de garbos absurdos. Porque, antes que juzgar, argumenta. Porque, antes que inventar, averigua. Porque, antes que usar los dedos de las manos en su computador, los conecta a su cerebro. En fin, porque me da la impresión de que es un periodista que tiene algún respeto por el periodismo. ¿O lo tenía? ¿Qué cortocircuito desafortunado le hizo mezclar opinión con falso testimonio? ¿Acaso una falla de sinapsis le jugó una mala pasada? ¿Tal vez una disfunción sicomotora no coordinó sus pensamientos con lo que los dedos escribían? Quién sabe. Pero el producto habla de la fábrica de la que sale, y la columna de Lüers ensucia, injustificadamente, el nombre de algunas personas.

Intento pero no alcanzo a comprender cómo alguien dice que tiene tantas dificultades para imaginar que un periodista pueda hacer una investigación profesional, y sin embargo da cátedra sobre cómo rellenar con imaginación, mentiras e inventos lo que en su cabeza solo es un cúmulo de interrogantes.

Intento comprender cómo en la sección Cartas al Editor de tu periódico se previene que no se publicará misivas que incluyan -por ejemplo- acusaciones no fundadas, que sí se permiten en una columna de opinión. ¿Por qué no poner, al menos, la misma barda?Esperaré una próxima columna de Paolo Lüers en la que sustente las acusaciones no fundadas que hizo en su columna del lunes 21, o en la que se retracte de sus palabras. Por respeto al oficio y a la gente.

Atentamente, Ricardo Saúl Vaquerazo, editor de la revista Enfoques de La Prensa Gráfica


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Lo menos que puedo decir es que me parece muy triste que un medio como El Faro retiré una de las columnas más interesantes, no sólo de su periódico digital sino de los medios de comunicación salvadoreños en general. Y bueno, si van a aplicar esos famoso "filtros" ya habrían podido comenzar hace mucho con una serie de afirmaciones que se dan en ciertos de sus artículos, que además de ser un plomo, se eternizan en entregas y en toda una serie de supuestas "verdades" que están muy lejos de ser comprobadas.A juzgar por las opiniones vertidas en dichas columnas el mismísimo Muro de Berlín aún no ha caído. La de Paolo es una columna de opinión si no se está de acuerdo se le debería rebatir, no retirar. Elemental para una publicación democrática según me parece.Gracias por su atención y mucha suerte en el futuro.

Leo Argüello


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Escribo sobre la columna de Lüers, donde ¿opina? sobre el reportaje que LPG publicó en dos entregas y que firmaba mi amigo Ricardo Valencia.
Creo que lo que se desprende esta vez del artículo de Paolo es un asunto grave, quizá no más grave que otras columnas que pudo haber publicado en el pasado (¿será acaso esto lo más grave?), pero resulta que ahora yo conozco el otro lado, es decir: a Ricardo y a su reportaje.

Algunas ideas:

1)Paolo: no es que yo simpatice con tu estilo polémico y provocador de escribir columnas, es que lo admiro. Creo que vos lográs hacer algo muy difícil: que la gente desprecie profundamente tus columnas o que las ame.

Creo que tenés todo el derecho de opinar y publicar tus opiniones, aunque no siempre coincida con vos (como aquella vez que dijiste que El Faro era cobarde y un lugar lleno de censura porque no se publicaron aquellas caricaturas de Mahoma que según vos había que publicar). Pero Paolo, no tenés derecho a inventar mentiras y a publicarlas. ¿A qué me refiero?

"Está bien que un reportero reciba del PC salvadoreño la oportunidad de ir a Cuba y entrevistar a un general del KGB retirado (porque cuesta imaginarse a un periodista de La Prensa Gráfica llegando por cuenta propia a La Habana buscando a generales retirados del KGB); está bien que reciba del PC toda la información y las pistas para reconstruir la historia de las armas recuperadas por el Vietcong y después regalados a Schafik". ¡Ey! Eso es mentira, eso salió de tu imaginación. A vos te cuesta imaginarte a un reportero consiguiendo por sus medios esa información, esos contactos, pero generalizás, (a mi no me cuesta imaginarme a Ricardo consiguiendo eso), lo das por hecho y lo publicás así. No me parece justo.

2) Paolo: No solo es mentira lo que publicás, sino que parece que sentís que la gente debe demostrarte lo contrario. Es decir, que las cosas serán como vos te las imaginás hasta que alguien no te de pruebas de que no es así ¿Eso no es prepotencia? No hiciste el mínimo esfuerzo por averiguar nada, no hiciste el mínimo esfuerzo por hacer periodismo, Paolo, ¡el mínimo! El Salvador no es un país grande. Vos conocés a Ricardo Valencia y cualquiera te pudo haber dado su celular para que lo invitaras a tomar una limonada en La Ventana y te contara cómo le hizo. Vos tenés el celular de Saúl Vaquerano, el editor de Enfoques, quien no ha tenido ningún reparo en asistir a los debates que vos organizabas cada vez que se lo pediste. Hubieras podido llamarle y preguntarle. Pero no. No lo hiciste, no preguntaste, preferiste imaginarte todo y publicarlo tal y como salía de tu imaginación y decirle a Ricardo y a Saúl que eran periodistas fáciles, faltos de experiencia, poco profesionales, cuando vos no te tomaste la molestia de preguntar nada a nadie.

3) Paolo: Tu problema es que tenés una buena columna. Las cosas fueran más claras si se tratara de un material como el de Geovanni Galeas sobre el mayor D’aubuisson, lleno de agujeros por todos los lados, pasándose todos los semáforos periodísticos en rojo; o como la columna de Regina de Cardenal, llena de mentiras y de fanatismo religioso. Pero no, vos tenés ese problema: tu columna es buena y por eso hace más daño. Argumentás bien y parece que te has preocupado por sustentar lo que decís. Ahora pienso: ¿Cuántas otras veces mentiste y yo te creí por no conocer la parte sobre la que mentiste?; ¿Cuántas otras veces no has escrito cosas que salen de tu imaginación y las has publicado como verdades? ¿Sabés lo peor, lo más triste? Esta vez, Lüers, te llevaste entre las patas (las patas de tus propios odios personales, de tus fobias hacia esa parte de la izquierda) a uno de los buenos, de los pocos buenos que quedan. Le estás pidiendo a tus lectores que dejen de creer en uno de los pocos a los que se les va la vida en hacer las cosas bien. La cagaste.
4) El Faro: Sé que no pueden tener "revisadores de datos" para cada Columna. Aprecio y defiendo como valor inviolable la libertad de expresión de sus columnistas (EF es el único periódico donde los columnistas pueden criticar duramente al mismo medio, como en el caso anterior...) Pero esta vez dejaron pasar una columna que estaba en sus manos impedir. Hablaba sobre Ricardo, ese mismo tipo que fue parte, durante años, de El Faro. En este caso particular ustedes dejaron que uno de los columnistas difamara a alguien del gremio, a quien conocen. También pudieron llamar a Ricardo, también pudieron llamar a Saúl, también pudieron llamar a Paolo, para preguntar si había hablado con alguien, que no fuera su propia "creatividad"... Creo que ustedes también le deben una disculpa al equipo de periodistas sobre quienes Paolo mintió.
Ojalá mis comentarios se entiendan como opiniones profesionales y no como encachimbamiento ante el agravio a un amigo. Aunque para ser honesto, algo tiene de eso último.

Carlos Martínez, México


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No tuve oportunidad de leer dicha columna antes de su retiro, por lo cual desconozco su contenido, pero aun desconociéndolo, me parece una decisión equivocada de la dirección de este semanario haberla retirado.

Según entiendo una columna de opinión es solamente la opinión personal del columnista, y por lo tanto su contenido: argumentaciones y fuentes, correctos o incorrectos, son de entera responsabilidad del mismo.

Supongo que las opiniones de sus varios columnistas no necesariamente reflejan la opinión o el pensamiento de su semanario, por lo tanto ustedes no pueden darse por aludidos o pretender ser los responsables. Sería mas honesto decir que no están de acuerdo con lo que Lüers escribió y por eso lo censuran.

Me parece inconcebible y reprobable que una publicación tan seria como El Faro, a la cual he admirado y respetado desde su nacimiento, quite y ponga opiniones de terceros a su antojo. Los lectores, señor editor, merecemos mas respeto.

Lo único que cabe aquí, para enmendar tan craso error, es dejar que la libertad de expresión continúe fluyendo libremente por su espacio, para lo cual El Faro debe de volver a publicar la nota de opinión de Lüers. Quien dicho sea de paso es uno de sus mejores columnistas y uno de los motivos por los que yo fielmente leo su semanario.
Atentamente, pero sumamente molesta,

Yadira ArévaloLos Ángeles, CA


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Amistad aparte con Paolo, me sorprende la decisión de El Faro de suprimir su columna y no dejar al autor cualquier consecuencia. Respecto a la veracidad del contenido, pues habemos bastantes que podemos dar testimonio de la pérdida de la soberanía del FMLN por trabajo del PC y podemos también atestiguar la veracidad cronológica de los acontecimientos que Paolo señala.

Me preocupa su decisión pues cada vez que esto sucede nos preguntamos cual entonces es la diferencia de su periódico con los tradicionalmente alineados...lo que les corresponde a uds. es emprender investigaciones que aclaren las cosas, por ejemplo: volver a entrevistar a Francisco Jovel y preguntarle ya no sobre el amor en el frente de guerra, si no la forma en que ayudó a que el Frente perdiera su independencia y soberanía y pasara a alinearse con la cominter.

Uds. se han caracterizado por su independencia, iniciativa y frescura periodística, tengan cuidado con la vejez porque también afecta el cristal con que vemos la realidad. Por favor, hagan lo imposible por no dejar de ser la alternativa.

Tito Hasbún


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¡Qué decepción! Haber retirado la columna de Paolo pone a El Faro en una categoría periodística muy baja. Si la dirección del periódico "tiene reservas sobre la veracidad de algunas de las aseveraciones" hechas por Paolo, sean transparentes y digan cuáles son esas reservas; permitan el debate, como siempre lo han hecho.

Es absurdo que hablen de "aplicar filtros de calidad" precisamente a una de las mejores columnas que se han publicado en los nueve años de vida del periódico. Los lectores tenemos derecho a ponderar los elementos de juicio que aporta Paolo en la columna "Del PC y su madre KGB" sobre uno de los períodos más importantes de nuestra historia personal. Si El Faro va a empezar a ser aguado y a impedir que se cuestione la visión de los hechos históricos que aportan otros medios de prensa, perderá rápidamente lo que tanto esfuerzo les ha costado construir: el aprecio de los lectores que creíamos tener en El Faro un medio de prensa diferente.

Joaquín Samayoa


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En realidad los argumentos que esgrimen contra del autor y del artículo son de igualmente cuestionables que el articulo en todo caso. Creo que nadie está en posición de juez supremo. El ejercicio periodístico debe ser amplio, variado, plural y en muchos casos, especulativo, porque se sepa nadie de los actores reales del tema que aborda Lüers ha dicho la verdad, ni la dirán, entonces, no hay base para decir si este es mejor que el otro.

Ismael Ortiz


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Para mi sorpresa la columna ha sido censurada y al entrar en la columna transversal encontrará dos pequeños párrafos explicativos del porque de tal decisión, aunque la verdadera explicación se quedó en la mente de los directores y lo que se publicó fue lo que se considera políticamente correcto escribir, la que ellos quería decir fue lo siguiente: Lo cierto es que, no vivimos en la República Bolivariana de Venezuela pero vemos con gran admiración y simpatía la manera como el teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías está dirigiendo ese país, por tal motivo y para ser coherente con nuestro pensamiento hemos decidido elogiarlo asumiendo una dirección Chavista del periódico El Faro, por tanto, a los columnistas que se nieguen a someterse a las nuevas leyes de la información serán censurados dentro del artículo 58 de la Constitución Bolivariana, a través del cual se pretende garantizar a los ciudadanos información veraz y precisa.

La dirección de El Faro pide disculpas por no haber institucionalizado desde un primer momento el control soberano de la veracidad de la información, ya que nuestra habilidad para el apoyo con criterios de pluralidad y tolerancia eran solo lindas palabras para ocultar el autoritarismo.

Es paradójico como en una columna publicada el 15 de enero de 2007 titulada “El Talón de Chávez”, se critique fuertemente el cierre de RCTV y meses después se censura una columna porque molesta y provoca escozor, no solo en la dirección del periódico sino también en aquellas personas que han contribuido de manera directa a la realización de las entregas seudo-históricas de La Prensa Gráfica.

Me pregunto, quién se puede molestar por las críticas de Paolo, los lectores, si estos se molestan tienen varias opciones, como en todo país democrático se le puede escribir directamente al columnista o al medio expresando el descontento y como lector prefiero usar mi derecho de expresión a abdicar a que un director de medio me diga que puedo o que no puedo leer. Se podrá molestar la publicación, esto mejor ni se responde porque atribuirle afecciones humanas a objetos inanimados es irracional. El periodista, éste como profesional debe saber que esta expuesto a las criticas, pero que de igual forma tiene mecanismos para discutir ideas con ideas. Será entonces que los molestos son nuevamente las dirigencias de los partidos políticos, porque se han visto desenmascarados en unas cuantas palabras de sus verdaderas intenciones, unos de tener justificativo para sus campañas publicitarias y otros como probatorio de su posición de poder dentro del partido. Dejo abiertas las interrogantes, para que cada quien concluya.

Aldo Salazar Marxelly


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Cierto... cierto... cierto. Las notas sobre la investigación de LPG son en buena medida bastante bien elaboradas y hasta útiles, a quien no sé, pero lo serán, seguro. Pero debo conceder toda la razón a Ribera en el sentido que el medio no aporta más que una arista de la amplia participación de otros en el pasado conflicto salvadoreño.

Se reduce el reportaje entonces a cumplir periodísticamente con la confirmación de una sospecha y además a servir como medio de prueba a las declaraciones aparecidas también sobre el papel de un ex embajador salvadoreño ante la ONU y las oportunistas declaraciones de otros como el Ex embajador Rivas Gallont. Hasta la saciedad sostuvieron los gobiernos durante y después del conflicto esa intervención soviética, pero son mudos y sordos cuando se pregunta sobre la intervención de personeros extranjeros, no solo en logística sino en el combate directo con las fuerzas guerrilleras.¿Alguien ha leído un trabajo periodístico del trabajo de Posada Carriles al amparo del gobierno salvadoreño?... Solo falta que cuando mis hijos crezcan y estudien sociales se les presente la historia de Roberto D’aubuisson, según Giovani Galeas/LPG. Las fuentes... esas fuentes fueron su pecadillo.

Reynaldo Bautista


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(Comentan columna de Ricardo Ribera ¿Periodismo o historia?)

El autor considera que las referencias bibliográficas que hace el periodista sobre el flujo de armas durante el conflicto armado en nuestro país, son fuentes verificadas. Pero esto no explica como sin ese armamento el conflicto a finales de los 70 y principios de los 80 era ya generalizado. El tema de las armas es apenas un componente del conflicto. Sobre la fuentes, esta muy cercana la conclusión del conflicto como para tener información que sea posible verificar. Muchos de los actores involucrados podrían ver en riesgo su seguridad si develan los mecanismos que hicieron posible el trasiego de armas, hay que recordar que en los ochenta circularon por toda la región muchisimos tipos de armas, el conflicto era practicamente regional, USA financiaba y armaba a la contra en Nicaragua, armo -y muy bien- al ejército de Honduras, y no se quedaron atras los chapines. En El Salvador, el flujo en armamento y demás pertrechos llego a representar mas de la mitad de la ayuda que Estados Unidos proporcionaba, y esta en todo el período fue de muchos centenares de millones de dólares.

Creo que alabar a un periodista, que usa un lado de las fuentes -y cada bando tenia muchas fuentes, creibles además- es superficial, empaña la visión del conflicto y pondera actores que fueron de reparto como si fueran prima donas.

Para atisbar -no solo por la superficie-, las complejidades de un conflicto que no tuvo su origen en el conflicto este-oeste, hay que establecer primero quienes fueron los grandes protagonistas, empezando por la gente y la del campo en primer lugar, después por las condiciones políticas, sociales y económicas de aquel momento, por último aquellos que pretendieron encabezar el proceso.

Me parece poco acertado este comentario, pero además bastante superficial.

Oscar Samayoa


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Lamento la posición de censurar una columna como la de renunciar a la pluma. Comparto que la solución hubiera sido una columna editorial de El Faro desvirtuando o expresando las dudas sobre el criterio de un columnista. Los lectores de El Faro son pensantes. Saben diferenciar entre un reportaje, una crónica, una nota investigativa, de una columna que refleja la opinión personal de una persona. Con mayor razón de la posición propia de un medio y esa opinión de la pluma de un editorialista. Lamento que la luz editorial de El Faro en esta oportunidad se haya quedado sin luz. Espero que cuando vuelva a iluminar no lo haga ni con pantallas y velos apaciguadores de compromisos de ningún tipo. Mucho menos de conflicto de intereses o de amistad.

Rolando Medina


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En mi opinión, y como periodista de más de 40 años de carrera, comparto la opinión y crítica del periodista Ricardo Valencia de La Prensa Gráfica en cuanto a las aseveraciones, críticas y acusaciones del periodista Paolo Luers. Consta que no conozco a ninguno de los dos protagonistas en esta controversia. Sin embargo, he leído TODOS los documentos de que se trata aquí y - otra vez, periodísticamente hablando -El Faro tenía razón en hacer lo que hizo. Su acto no fue violatorio de la libertad de expresión y/o la libertad de prensa.

Yo fui editor de la página editorial y de opinión del periódico USA TODAY por más de ocho años y - estrictamente hablando - la columna del Sr. Luers tenía varios asuntos que requerían pruebas. Si yo hubiera sido el editor o redactor en este caso, hubiera solicitado esas pruebas y si no me las presenta o quiere dar, le hubiera dicho: Lo siento mucho, pero no podemos usar su columna.

Cualquier periódico o revista seria en Estados Unidos (y tengo que decir que EE.UU., es mi único punto de referencia) tiene el derecho de editar una columna de opinión en cuanto a estilo, gramática, hechos y longitud, pero no tiene derecho a cambiar las opiniones expresadas o el contexto. El Faro, en mi opinión, hizo lo primero y estaba correcto. El Sr. Luers - en su comentario luego de que El Faro había rechazado su columna - dijo algo en el sentido de que o aceptan todo o nada. Las cosas no funcionan así en el periodismo serio, libre y profesional que yo he practicado y en el que yo creo.

Juan J. Walte


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No es posible que un periodista de la calidad del señor Luers abandone al único periódico de la calidad de El Faro. Por favor, señor Luers piénselo de nuevo, aunque entiendo los motivos que expone y creo que tiene toda la razón.¿No será que el único periódico aceptable está queriendo parecerse a los otros?

Lety de Parada


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Se va Paolo Lüers y eso solo refleja lo que el pais es en materia de tolerancia y aceptación del otro. El Faro estaba demostrando una apertura editorial nunca vista, pero ha perdido esta batalla momentáneamente. ¡Qué lástima! Pero vendrán más batallas que librar y dependerá de ellos mismos salir airosos o derrotados como hoy.

Carlos Reinaldo Melgar


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El artículo giró por miles de correos electrónicos alrededor del mundo. Yo lo reenvié, cuando entró en la página web de El Faro y quiero abrir el artículo. Me encuentro con una gran sorpresa: suspensión y censura de un artículo que ya había leído.

Para mi fue realmente una sorpresa que jamás iba a encontrar en este periódico digital que ha abierto los espacios. Mi cabeza empezó a buscar miles de respuestas de por qué habían suspendido este artículo, que había sido una respuesta, una critica a un artículo que con su tema histórico y llamativo, sin juzgar las intenciones, quiso confundir más a un pueblo que no ha logrado encontrar la verdad de su reciente pasado. Y creo que el artículo de Paolo está bien fundamentado en lo referente a los verdaderos actores del conflicto. El enfoque que hace La Prensa Grafica sitúa al PCS y a Schafick como las principales figuras de la revolución salvadoreña, cuando dentro de la izquierda salvadoreña y del mundo se sabe que los que menos aportaron a la lucha y los últimos en integrarse a ella fue Schafick y el PCS, que durante toda la década de los 70 estuvieron enfrascados en la lucha electoral, mientras que en el campo, en la ciudad, en la fábrica, en los tugurios, se preparaban los primeros batallones para la guerra.Pienso que si el mundo conoce nuestra historia, no podemos permitirnos que nosotros mismos nos confundamos, porque sería peligroso para la Historia. Estaríamos perdiendo la memoria, de repente aparecerá otro periodista destacado de otro periódico sacando un reportaje brillando donde nos ponen a d’aubuisson y ARENA como los actores principales de la revolución salvadoreña.

Héctor Cruz


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Debate sobre columna retirada Respecto a la nota aclaratoria, quiero felicitarte por la humildad y honestidad al aclarar los aspectos que fueron puntos de crítica y reclamo por parte de algunos lectores.Quiero decirte que somos humanos y errar es de humanos sin embargo reconocer y admitir los errores cometidos es de valientes. Ánimo y adelante, pues si nos quedamos estancados lamentando los errores no estamos en nada.....Tenemos que ser propositivos.

Víctor Esquivel


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Me pareció totalmente desatinado retirar la columna del Sr. Paolo Luers en una muestra clara de salvaje censura.

A mi me provoca gracia que el tema sea que a un periodista los del PC le facilitaran una entrevista con un ex-KGB para, según el señor Luers, el PC tejiera su leyenda. Puede ser (y personalmente me parecería bien si esto fue así). Si a Luers esto no le gusta, ese es su problema, y puede decir lo que quiera. Lo que es inaceptable es que un medio periodístico que se dice plural y de avanzada, ocupe métodos tan retrógrados, que sólo producen pena. La columna aclaratoria en nada mejora la situación y sólo es un estéril intento de maquillar las cosas.

En su columna de despedida, dice que lo suyo era un espacio de opinión, no de investigación. Por eso mismo, no estaba en obligación de presentar pruebas, pudiendo verter su opinión siempre y cuando no haya insultos.

Personalmente no voy a extrañar su columna, pero la forma en que se retira es una vergüenza para el Faro (que por cierto tiene un editorial donde crítica a Chávez por cerrar RCTV). No sé que le critica, si son iguales.

José Rodríguez Montes de OcaTal vez la columna de Paolo Luers sea más interesante por el hecho de haber sido retirada y por la polémica que generó que por su contenido en sí. A El Faro yo pregunto, ¿para qué existen los consejos editoriales de un periódico? Por otro lado, también existe la "libre cátedra" para las columnas que expresan la opinión de un articulista, pura y exclusivamente, desde que estas vengan firmadas por su autor y con una nota dejando claro que no expresan la opinión del periódico. Si Paolo erró, El Faro erró doble. Quizás lo hizo para estar en coro con Chávez, justamente en un momento en que ese señor decir censurar una televisión privada no extendiéndole su permiso de difusión, irónicamente tema del editorial de esta semana de El Faro. Paolo sale de El Faro expontáneamente pero no así su columna. Pierde El Faro y pierden los lectores. Paolo seguramente encontrará otro lugar para expresar su opinión. Paolo, ¿qué tal comenzar tu propio blog, tan en moda por el mundo afuera?

Edwin Lima, Holanda


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El Faro tiene lo que Lüers dice que tiene (lo mejor del periodismo salvadoreño), y sin embargo no en la medida de lo que es necesario para sacar nuestro país de la mediocridad y oscurantismo periodístico. En otras palabras, es exageración que se afirme que El Faro es la alternativa. La inquisitoria medida tomada contra La Columna Transversal, muestra dos verdades. Una es que El Faro, como un cohete de feria, alcanzó la mayor altura que pudo, y ha comenzado su caída. La otra es que no existe esa supuesta alternativa periodística en El Salvador. Más correcto es decir que El Faro era la esperanza de alternativa, pero cuando esa esperanza ya no avanza, sino, retrocede, deja de ser esperanza. Paradoja es que lo que vino después de la guerra es un pantano que succiona y ahoga lentamente todas las esperanzas surgidas con los acuerdos de paz. Conozco a muchos que calificaban de alternativa a El Faro, porque usaban como vara para medirle, La Columna Transversal. Para otros, El Faro nunca fue alternativa y se demuestra con ese rótulo inquisitorio que coloca a la entrada de Cartas al Director, en que limita hasta el número de palabras que decir. No se dio cuenta El Faro, que Lüers, con su exquisito dominio de la lengua de Cervantes, y su mentalidad anarcorevolucionaria, era el matapalo, que invade tanto el organismo del árbol receptor, que de extirpar al matapalo parásito, el árbol parasitado muere.

Aún puede evitar, El Faro, su prematura muerte, humildemente, pidiendo perdón a Lüers, y restituyendo lo extirpado, pues a estas alturas la invasión de este medio por el estilo Lüers, es tal, que La Columna Transversal, es una sola con la columna vertebral de El Faro. Extirpada la una, la otra, irremisiblemente, entrará en agonía.

Juán Colón


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Como periodista, como salvadoreña, quiero expresarles mi total rechazo a la medida tomada por ustedes de retirar la columna de OPINION de Paolo Luers. Ese retiro es un acto de censura, a la que me opongo totalmente.

En nuestro país, donde la respuesta a las opiniones contrarias ha sido siempre la violencia, la represión y la censura por todos los medios, el debate y la polémica son las armas que deben estimularse y apoyarse. Y El FARO, como único medio independiente en El Salvador, tiene una gran responsabilidad en ese campo.
Vuestro diario no debió nunca retirar esa columna. Por el contrario, debió abrir el debate. La polémica es siempre más sana que la cuchilla.

Me parece que El Faro hace frente en estos momentos a una coyuntura decisiva en su historia. Tiene dos alternativas: mantenerse en su posición, o rectificar, colgando de nuevo esa polémica columna y abriendo el debate, tanto sobre ese periodo crucial en la historia de El Salvador como sobre el periodismo, ya sea de opinión o investigativo.Ustedes, y nosotros, como salvadoreños, podemos perder mucho si no toman la decisión de abrir la polémica, y mantienen su censura de una columna de opinión.

Hay mucho en juego, por lo que espero que El Faro, que ha dado muestras durante nueve años de su voluntad de cambiar las cosas, a través de un periodismo inteligente y abierto, no se dejará llevar por una obstinación que les puede y nos puede, a los salvadoreños que deseamos ver un cambio en el país, costar muy caro.
Los mejores diarios del mundo, como el New York Times, no han dudado, en más de una ocasión, en pedir disculpas a sus lectores y admitir que se equivocaron. ¿Por qué entonces no lo puede hacer El Faro?

Con preocupación y cariño,

Ana María Echeverría Armijo


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Es ilustrativa la explicación pero más que ello es oportuna por los tiempos que se avecinan. En este período de definiciones electorales la polarización política congelará los sempiternos epítetos que han caracterizado las elecciones anteriores. Instalar la pedagogía política es un proceso duro e ingrato, pero necesario para construir el pensamiento prospectivo que permitirá desarrollar los diversos niveles de república que requiere el derecho como escenario de convivencia, pertenencia y desarrollo.

Carlos Calles, Estados Unidos


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En lo personal, considero que es un error sacar de la palestra pública la opinión de Luers. Mi razón es la siguiente: Siempre debe haber una opinión contraria a lo argumentado por otros. La columna de Luers le daba una frescura crítica e irreverente a lo que es considerado por muchos como una verdad irrefutable. Sobre todo con el paupérrimo trabajo periodístico que hizo el de La Prensa Gráfica.

Fue un error.

Edgar Johans Ventura


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Antes que todo, felicitaciones por el periódico muy bueno.Deberían tener una sección que se llame "A SU PROPIO RIESGO", que fuera como cuando alguien paga por dar una opinión en TV, el medio saca que los conceptos vertidos en ese programa son de exclusiva responsabilidad de la persona o institución que lo presenta. Así se podría dar más libertad de dar opinión y sería bajo la responsabilidad de quien lo publique.

Jorge Doñas


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Soy de esa “generación joven de periodistas” a la que con anterioridad, algunos se han referido. Y lo soy preferentemente. En esta práctica siempre se es, como en muchos otros ámbitos de la vida, otros calificativos son para egocéntricos o jubilados. Tengo dos preocupaciones:

1- ¿Es censura quitar una columna de opinión publicada y hasta juzgada? Para mi si lo es. Hay aparentemente juzgamientos subjetivos de Paolo en sus párrafos, y probablemente él lo sepa. Pero los años de este columnista escribiendo en esta edición digital, más la colaboración en otros acertados proyectos dentro del mismo, le dan el derecho, sino como colaborador; sí como columnista, a que los lectores seamos los que descubramos si hay sesgos erróneos de Luers sobre Ricardo Valencia por su trabajo periodístico.

2- ¿Hay filtros de calidad en una columna de opinión? Quizá por mi inexperiencia, es un término nuevo para mi. Aunque yo aplicaría este colador a seudo columnistas que más bien parece hacer trabajo político partidario, que labor de análisis, crítica o reflexión.

Amigos de El Faro... ¿Esperaríamos entonces los lectores, columnas de opinión filtradas en el futuro?

¿Las ideas venideras de sus columnistas llevaran autocensura y temor en el teclado?

Se que es un momento álgido, por que ahora se nos es fácil meter crítica a un medio que abre su web para recibir los comentarios de sus lectores, pero no dudo en una respuesta sabihonda de parte de los directores.

Quiero confesar que soy de esos lectores impacientes que esperan encender su ordenador cada lunes, para devorarse el contenido de su semanario. Leer sus editoriales y obtener reflexión e información, sobre temas que investigan. Y claro, sus columnas de opinión. Esas mismas que van a extrañar las líneas de Paolo, quien creo cayó en una trampa, que le puso su más cercana amiga: la polémica. Quién no le permitió diferenciar entre lo que consta y lo que se interpreta. A hora eso nos cuesta a sus lectores despedirnos de su irrepetible estilo. Pero le cuesta más a El Faro, porque llenar los escritos de este periodista irreverente, es una paradoja.

Francisco Bonilla


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Lamento que Paolo Luers no siga proporcionándonos su crítica. Cada lunes espero con ansia leer EL FARO, quien me ha proporcionado otra visión de "digerir" las noticias que los otros periódicos del pais ofrecen. Espero Sr. Luers que encuentre otro sitio donde poder leerle.

Glenda Torres



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Este es el mundo al revés. Leyendo la despedida de Paolo de las páginas electrónicas de El Faro, recordé mi propia experiencia como columnista de El Diario de Hoy, periódico habitualmente criticado desde diversas plataformas de izquierda. Pues bien, en ese medio escribí todas las semanas durante tres años, al cabo de los cuales me retiré por voluntad propia, sin haber experimentado ni la más mínima interferencia de los propietarios y editores con mis opiniones.

Revisando esas columnas -que conservo íntegras- puedo afirmar con certeza que en incontables ocasiones expuse planteamientos incomparablemente más atrevidos, provocativos y alejados de la línea editorial del periódico que los que presentó Paolo en su columna de la discordia. Más aún, en varias ocasiones hice críticas directas, duras, claras y peladas al Presidente de la República o a sus Ministros, que bien pudieron traducirse en quejas, presiones o costos para el periódico. En otras ocasiones critiqué sin ambages algún reportaje del mismo periódico. y en una ocasión que recuerdo perfectamente critiqué hasta con mordacidad una nota editorial escrita sin firma por el propietario del periódico. A pesar de ello, nunca, ni una sola vez, me pidieron que modificara algo de lo que había escrito. Sabían, como deben saber ahora los editores de El Faro en relación con los escritos de Paolo, que mis columnas eran con gran diferencia las que más se leían en el periódico. Y me respetaron. Y se ganaron mi respeto.

A la luz de esta experiencia personal, me parece increíble y muy lamentable que El Faro, que debiera tener más tolerancia, pluralismo y audacia que otros medios, haya perdido a su mejor columnista. Y más triste aún, que lo haya perdido por un argumento claramente equivocado, aunque bien intencionado, de los editores.

Paolo tiene razón en dos cosas centrales: la primera es que una columna de opinión está sujeta a la ética y a la buena fe, de igual manera que una nota informativa o un reportaje investigativo, pero tiene reglas de razonamiento y criterios de sustentación formalmente diferentes, entre las que valen la propia experiencia y la especulación con sentido, justamente porque el ejercicio consiste, simplemente, en expresar una opinión razonable, aunque el carácter hipotético de alguna de sus premisas no sea explícito.

En este sentido, creo que Paolo también tuvo razón -opinable, por cierto- en el contenido del planteamiento que le fue cuestionado, a saber, la muy alta probabilidad, aunque no lo haya expresado con esas palabras, de que el viaje a La Habana y las entrevistas con ex funcionarios de la KGB no se hubieran podido conseguir sin contar, de una u otra manera, con los intermediarios a los que se refiere Paolo. Esto lo puedo afirmar con sentido de realidad -no con pruebas "judiciales" de que así ocurrió en este caso- por mi propia experiencia, después de haber conocido de cerca durante once largos años el alambicado proceso de ese tipo de gestiones.En resumidas cuentas, y para no hacer este comentario infumable, creo que se equivocó El Faro, y creo que las opiniones de Paolo, si bien urticantes y en la frontera de lesivos juicios de intenciones, cabían perfectamente en los límites, formas y propósitos de una columna de opinión o de una pieza de fuerte pero sano debate político.

Salvador Samayoa


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Un gusto escribirle y desearle lo mejor en sus labores. Soy lector constante del periódico y a mi juicio, con las imperfecciones propias del ser humano, me parece un periódico interesantísimo, generador de opinión, discusión y sobre todo, de reflexión para este nuestro país, que tanto la necesita. Su aclaración a todo esto, me parece un gesto de responsabilidad y sobre todo, de madurez periodística, aclarando no sólo la salida de la columna de Paolo Luers, sino también las razones que llevaron a ello, asumiendo la responsabilidad que esto implica. Es sumamente importante lo que Ud. ha hecho y a mi juicio, es una importante lección que los demás medio de comunicación y no sólo los periódicos escritos, deberían aprender. Con un atento saludo,

Álvaro Enrique Sánchez Turcios


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Lo felicito por la columna que ha escrito durante bastante tiempo. Aunque en varias ocasiones no comulgue con su contenido no por eso deje de respetar su independencia.
He leído la columna de la discordia y estoy totalmente de acuerdo con su contenido. uiero recordarle un refrán Guanaco: "Chucho no come chucho y si lo hace no come mucho".

Ernesto Gutiérrez Quehl


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Estuve de viaje y lamento llegar tarde a este debate sobre el retiro de la columna de Paolo Luers. He tratado de encontrar una explicación para entender qué los hizo llegar a la decisión de retirar la columna de ese modo en vez de abrir el debate a quienes se sintieran agraviados por las opiniones y argumentos de Paolo. Medios de comunicación que decidan prepotentemente qué debemos y qué no debemos leer o saber ya tenemos muchos, gracias. Creo que no sería la primera vez que alguien estuviera en desacuerdo o incluso que de plano aborreciera una columna de Paolo, por su dureza, por su penetrante franqueza, por como habla y piensa. Pero que yo recuerde, eso no los ha llevado a ustedes a retirar columnas antes, ni de Paolo, ni de otros autores. Dicen que la fuerza del acero se prueba al ponerlo al fuego… en esta ocasión el de ustedes se venció al sentir que subió la temperatura.

No tengo ningún interés de que se publique esta carta. Sólo siento el derecho como lectora de decirles que la columna de Paolo era una de mis principales razones para leer El Faro, aunque en muchas ocasiones no haya estado de acuerdo con lo que él escribe o piensa. ¿Pero de eso se trata o no? ¿O no asumen ustedes que los lectores tenemos la capacidad de discernir? Lamento mucho lo que ha pasado pero, sacando algo positivo de esto, me alegro del debate que ha generado, del cual espero que resulten muchas lecciones aprendidas para todos.


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Lamento el retiro del señor Luers, extrañaremos la crítica audaz y transversal, sobretodo lamento la decisión editorial sobre la critica al periodista de La Prensa Gráfica, lo más sano hubiese sido una respuesta de dicho periodista a Luers.

Veremos como sigue El Faro y no llegue a defraudarnos, necesitamos de medios independientes y críticos.

Pacífico Chávez


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¡Qué lástima que se va Paolo, realmente era el columnista más sensato, objetivo y honesto que tenía el FARO! Resumía las aspiraciones que tenemos muchos salvadoreños para sacar a nuestro país de la polarización inútil en que nos tienen los dos polos, y que nos mantienen estáticos en El Salvador.

Saludos y mis mejores deseos a Paolo.

Quizá ahora me sea menos atractivo leer el FARO.

Gustavo Galea


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Es una lástima lo sucedido. El Faro y sus lectores pierden a uno de los escasos periodistas con una gran capacidad. ¿Tenemos que seguir siendo mediocres?

Margarita Estrada


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Con mucho respeto y admiración reitero mi apoyo a la decisión que han tomado de cerrar dicha columna. Si bien es cierto, siempre se necesita una pluma crítica, la misma tiene que estar respalda por una alta calidad ética. A pesar de los años de experiencia de Luers, siento que últimamente se había dedicado a la exposición de sus monstruos internos que a la crítica veraz y tajante.

Enhorabuena.

Nelson Pleités


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Es una lástima que hayan suprimido la columna de Luers porque se necesita pensamiento y crítica donde todo el mundo tiene miedo a criticar. Todas las semanas esperaba con ansias la columna de Luers y, ¿se critica a Chávez aquí? El Faro se equivocó, lástima.

Enrique Ochoa


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Dada ha salido en varios medios de comunicación criticando el cierre de la televisora Venezolana RCTV, pero lo mismo está haciendo con la columna de Paolo Luers, y no es acaso esta televisora la que critica y ridiculiza al presidente Hugo Chávez, le hace señalamientos sin tener prueba alguna. Ahora que se da la oportunidad de cerrar la televisora, el gobierno de Chávez la saca del aire, sin embargo El Faro está haciendo exactamente lo mismo.

Los salvadoreños necesitamos mentes críticas como Paolo, lo alentamos a buscar nuevos medios por los cuales de a conocer sus puntos de vista de la realidad nacional.

Plutarco Xenobias


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Estoy de acuerdo con Ricardo Ribera al respecto que fue un error el haber sacado la columna de Paolo Luers de su espacio. Principalmente, porque fue una decisión tomada durante la misma semana en que se están viendo tristes ejemplos de censura en otros países latinoamericanos y secundariamente, porque las avenidas abiertas para corregir la falta de filtros de calidad, pasaban por la publicación de una nota de corrección editorial.

El retirar la columna del espacio pareció censura y es algo que no hubieran podido hacer si fueran un periódico impreso, pero quizás esos son los riesgos de tener el Primer Periódico Digital de El Salvador.

G. Jaime Quelle


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He leído la columna de despedida de Paolo Lüers, que por diferencia de opinión con la dirección de El Faro, sobre lo que debe o no debe publicarse, dejará su ya institucionalizada Columna Transversal. Conocemos la manera de ser y el estilo de Paolo, y también conocemos la manera de ser y el estilo de los responsables de El Faro. Por eso a mí se me hace muy difícil entender este problema. Me han llamado muy positivamente la atención el tono y el contenido de esta "última" columna de Paolo. Serenidad y análisis, como debe ser. Yo nunca me cansaré de esperar soluciones razonables a cuestiones importantes, y esta sin duda lo es. ¿No será posible que personas sensatas, comprometidas con la verdad y con la libertad, puedan zanjar esta diferencia, para que las cosas se mantengan como están?

David Escobar Galindo


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Me encontré con una triste sorpresa al abrir como de costumbre la página de éste periódico cada semana, el retiro del señor Luers, lo cual me parece una verdadera lástima ya que seguía con mucho interés su columna transversal, la cual creo que ayudaba a enriquecer muchísimo el contenido de éste tan prestigioso medio informativo, el cual siempre he admirado y elogiado por su naturaleza objetiva e imparcial, pero ahora ante éste acontecimiento me deja muy desconcertado.

Óscar Monge Flores


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Francamente se les pasó la mano. A ver, estamos hablando del derecho de opinar a través de una columna que se llama Columna Transversal, de que además conocen a Paolo, que no solo es periodista, es un militante librepensador -digo yo-, con una enorme capacidad de análisis, con mucho peso en sus opiniones, que además tiene la autoridad de haber militado durante todo el conflicto armado a riesgo su propia vida porque en este país no tuviéramos un El Faro, sino muchos.

Óscar Samayoa


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Me parece contradictorio que El Faro critique en su editorial "el error de Chávez" por cerrar un medio de comunicación cuando al mismo tiempo cierra una de sus columnas por no compartir las conclusiones del periodista. ¿No es este un error igual dadas las concepciones de intolerancia que se mueven de fondo? Uno de los problemas típicos de los políticos así como de los medios de comunicación es que cuando están en la llanura juegan a jugar con los valores de la honestidad y la integridad para atraer adeptos o lectores pero cuando comienzan a crecer en influencia comienzan a comprometerse con los poderes de uno u otro tipo para conseguir apoyos y entonces terminan practicando los antivalores que antes criticaron.

Cuidado El Faro no coqueteen con el otro poder sólo porque las encuestas dicen que pueden ser presidenciables. No critiquen la paja en el ojo de Chávez dejando de ver la vija en el ojo de sus directores.

Carlos Argueta


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Sus lectores estamos expectantes sobre la posición y explicación de El Faro sobre la polémica retirada de la columna de Paolo. Independientemente de los detalles, he leído las interrogantes y desconcierto de otros lectores por lo que creo que deberían dar una posición al respecto.

Edgardo Amaya


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Qué impropio realmente la clausura de la columna, sobre todo porque se ha dicho tanto en las últimas semanas sobre el cierre de la televisora y la libertad de expresión. Creo que debemos aprender a escuchar y respetar lo que el otro piensa y siente, desnudándonos de cualquier pasión o prejuicio, esto es parte de la madurez y la democracia.

Cryseida de Franco


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Es de lamentar la censura (sí, censura, según la RAE: Nota, corrección o reprobación de algo..., no hay donde perderse...) que El Faro aplicó al artículo de Luers sobre el reportaje de la KGB...

Lo mas chistoso del asunto es que la retiraron y yo leí la nota en otro sitio que la publicaron en Internet, personalmente me pareció ridículo y me sorprendió que este periódico digital tomara tal medida y sobre todo las razones para retirarlas me parecieron absurdas. Con todo, felicito al señor Luers por sus columnas y lastimosamente decir que este faro (el periódico) se ha apagado.

De todas formas es de bien nacido ser agradecido y también expresó un agradecimiento a El Faro que hasta la semana pasada contaba con mi respeto y admiración por la labor que realizaban.

Ernesto Rubio


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Al igual que el periodista Paolo Luers, siento mucho que no podamos continuar leyéndolo en su prestigioso medio de comunicación. El legado de Paolo es hacernos pensar y dejar la agenda noticiosa impuesta en los medios de comunicación y ¡qué difícil es hacer eso! porque resulta que los medios están viciados de una sola voz: la oficial.Sigan trabajando así, siguen siendo mis preferidos, pero, pero y pero, no permitan que salgan de su plana, alguien que de verdad escribe por amor al arte, sin dejar fuera el profesionalismo y aún sabiendo que los problemas de hoy difícilmente tengan remedio.

Creo que una forma sería, que ustedes le pidan que regrese, que se siga sumando a su buen desempeño como medio y es un excelente precedente para actuar como periodista, sin tintes políticos y muy alejados del falso protocolo.

Bueno no tengo ni voz, ni voto, pero sí les pido que lo consideren. Hay muchos periodistas de la La Prensa Gráfica que no han hecho historia, Paolo por sí solo ya ha hecho mucho, eso hace la diferencia.

Yanira Flamenco


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Es una pena leer que el señor Luers dejará de escribir para El Faro. Una pena porque leo su periódico precisamente por ser diferente a los medios tradicionales, por mostrar puntos de vista sin la influencia del gobierno de turno o las alcaldías de turno o los empresarios de turno.

No importa que sus columnistas disientan, precisamente por eso los leo. Sus columnistas han criticado funcionarios, instituciones y hasta periodistas como Funes y eso es bueno. El poder disentir construye democracia. Me extraña que se critique la decisión de Hugo Chávez de cerrar RCTV, cuando ustedes no predican con el ejemplo. En fin, me gustaría que reconsideraran su posición, pero sino al menos explíquennos qué paso. Nos lo deben.

René A. Portillo


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Retiro mi afición a la lectura de El Faro. No creo en la censura. Espero que los salvadoreños, después del horror del comunismo en El Salvador, sepan reconocer la verdad de sus intenciones. Paolo Luers es un maestro del escudriño y a El Faro no le conviene tal aventura. La opinión moldeada parece ser lo que busca.

Juan Cuéllar Miami Springs, Florida


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Lamento muchísimo haber leído la columna de la discordia, así como haber leído la de despedida, lamento haber leído las cartas de opinión y que me interese tanto este medio porque creo que por eso me afecta más el estar de acuerdo con Jorge Ávalos y apoyar su comentario sobre la libre expresión y su libertad... lo lamento porque pienso que no podemos estar tan aferrados/as a lo poco que tenemos, porque es triste pensar que si igual no se tuviera El Faro, no se tendría más que visiones parcializadas, porque es de los pocos espacios de calidad... calidad que se ve cuestionada con muchas decisiones, con falta de temas tratados, con vacíos que igual encuentro pero que al final me digo: mejor esto a nada... pero verdaderamente en casos como estos, me lamento de mi conformismo. Espero poder seguir leyendo a Paolo en otros lados... Espero encontrar siempre cosas que valga la pena leer.

Paola Lorenzana


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Que tristeza me ha dado conocer el retiro de Paolo Luers de su periódico. No se si su periódico será lo mismo sin el señor Luers, porque siempre lo extrañaremos... El mismo era una muestra del pluralismo ideológico de su periódico, al que siempre he defendido como "imparcial" en El Salvador.

Dora de PérezQué lastima que ya no podremos leer esta columna, personalmente desde que conocí este periódico era una de las secciones que mas me gustan. Dice mi hijo de 10 años: “los grandes son tontos porque se pelean por puras tonteras, nosotros los niños por cosas que valen la pena......” Ya no le entiendo, ustedes talvez si....

Luis Enrique Aguilar Aguilar


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Octavio Paz sostenía que "nada era sagrado o intocable, a excepción de la libertad de pensar". Es el mismo argumento que Noam Chomsky sostuvo al prologar el libro de un autor neonazi, quien cuestionaba la existencia misma del holocausto. La libertad de expresión -venga de donde venga- para serlo, tiene que ser prácticamente ilimitada. De lo contrario, se cae en monolitismo intelectual, causa del desmoronamiento de más de un muro físico y/o intelectual.
Mi solidaridad con el senor Luers: la controversia-derecho inalienable y universal a disentir- razón de ser de "la apasionada energía del pensamiento", como defendía Robert Musil.

Ernesto Vela


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¡Qué lástima que ya no contaremos con la buena columna de opinión del Señor Paolo. Me imagino que son decisiones a las que se tienen que llegar...lástima. ¡Ojalá lo encontremos en otro lugar!

Georgina Villalta


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¿Y cuál es el ruido de la decisión tomada por lo editores de El Faro, sobre el retiro de la columna que ni tiempo me quedó de leerla por la rapidez con que la retiraron del ciberespacio?

Según entiendo yo el funcionamiento de los medios de comunicación del pais es que periodistas, editores y columnistas sirven a la merced del placer de los propietarios de esas empresas mediáticas privadas. Por más que la imagen de esos medios sea de incluyente, abiertos, defensores de los principios democráticos occidentales y paladines de la libertad de expresión, al final del día si alguien se sale del redil se le aplica la guillotina editorial y se le invita diplomáticamente a salir del medio y buscar otro futuro o como hemos visto en otros casos se le saca del aire. Por lo que mi reflexión es: ¿De qué nos sorprendemos por la decisión tomada por los propietarios de El Faro? ¡Alguien argumentaría que están en todo su derecho!

Sugiero que si alguien guardo copia electrónica de la opinión expresada por el Sr. Luers la postee en un blog y que siga el debate sobre lo expresado por su artículo y las posteriores opiniones del periodista criticado el Sr. Ricardo Jose Valencia.

Salvador Sanabria


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Definición de calumnia: Acusación falsa hecha maliciosamente para causar daño. Otra más: Delito que consiste en la imputación a una persona de haber cometido un hecho constitutivo de delito siendo esa información falsa. Dada en su columna afirma que Luers calumnió a Valencia. Pregunto yo: ¿puede asegurar que Luers actuó maliciosamente? Además, ¿dónde acusa a Valencia de un delito?Se me ocurre entonces la aplicación de este silogismo:Premisa 1: Dada acusa a Luers de calumnia.Premisa 2: Luers no acusa a Valencia de un delito, ni tampoco se puede probar que actuó maliciosamente.

Conclusión: Dada no puede probar que exista tal calumnia y, siguiendo su misma lógica, debería quitar su columna del periódico al no probar hechos que asume como ciertos.

Jean Paul Geoffroy


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Cualquier columna de opinión puede contener errores o "hechos no comprobados" y el autor es responsable de responder si su opinión es retada basado, por supuesto, en un reto válido.

El Faro, de no publicarla, se autocensura. Aquí en EEUU hay de todo, incluyendo autocensura y censura velada, no es sorpresa. Y muchos medios no pregonan ser objetivos.
Así, todos perdemos. Al menos Chávez no es hipócrita en eso, dictatorial, sin duda.

Ricardo Cañas, Estados Unidos


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Lamento su retiro, especialmente en esas condiciones. El Faro se ha convertido en un medio distinto y serio de hacer periodismo, espero que no decline ahora con su salida y repita la historia de muchas cosas buenas que ha visto fugazmente El Salvador.

Le deseo mucho éxito a Paolo y lamento que no le hayan publicado las caricaturas danesas sobre Mahoma, hubiera sido bueno.

Enrique Dubón


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Si tuviera que escribir una columna periodística en este momento sin duda le pondría como título: ¡¡¡Ya basta de tanta hipocresía y mediocridad!!!

Como ciudadana de este pequeño rincón del mundo, leí con mucha atención los dos artículos publicados en la revista Enfoques del talentoso periodista Ricardo Valencia. Y luego de leerlas pensé con mucha tristeza lo terrible que es este país, y lo fácil que es perderse en los tentáculos del periodismo oficial. Lo superficial y tergiversado que había escrito un joven periodista, con muchas cualidades, pero que no aparecían en ninguna de las líneas de este ahora tan famoso reportaje. Que podría ser un material interesante –aunque desafortunadamente no es ese mi estilo favorito- para una novela de espías y ladrones, pero como material periodístico era verdaderamente malo. Lo lamenté por Valencia, al que había seguido de cerca en su carrera periodística con mucho interés, pero lo lamenté más por la gran mayoría de jóvenes periodistas que aún siendo muy buenos no logran salir de estas fronteras y son consumidos por los intereses de medios que están muy alejados del profesionalismo.

Al leer la columna de Paolo Lüers, no sólo me identifique con su opinión -ojo, con su opinión- sino que además expuso magistralmente el problema del periodismo actual.

La veracidad o no del reportaje de Valencia en este comentario era para mi irrelevante – porque en realidad el mismo reportaje lo es-, pero la columna de Paolo ponía en una discusión central el rumbo que el país está teniendo en un área significativa en relación con la construcción de la ciudadana y el fortalecimiento de la democracia, la preocupación por fortalecer una nueva generación de periodistas que podrían hacer un cambio en este país.

Y la respuesta del medio a este central debate es censurar la columna de Lüers, por razones ridículas y nuevamente superficiales. Por supuesto que no soy yo –y lo digo muy humildemente- quien puede defender al columnista Lüers, el ya lo hizo, con la única actitud que caracteriza a un buen periodista: renunciar al medio.

Mi problema ahora es que tampoco me creo la necesidad de rendir un homenaje a esta como le llaman “aventura periodística”. Para mi, el medio ha demostrado sus limitaciones, y más aún sus lealtades. Con esta actitud no se hace más que potenciar la actitud irreverente de periodistas jóvenes como Valencia que nos anima a millones de salvadoreños a opinar “como se nos antoje”, pero que además determinan lo que puede o no decirse, y más aún a potenciar el estilo superficial del periodismo investigativo actual que no abonan en nada al cambio de este país.

Que Valencia ha recibido o no la ayuda del PC la verdad me vale un comino. Que Valencia y su periódico tengan el atrevimiento de creer que esta ha sido una de las mejores piezas que se han publicado en los últimos años, me vale un comino. Pero que El Faro no tenga la menor idea de lo que es una columna de opinión, y que no tenga la capacidad de abrir un debate constructivo y de altura, eso si no me vale un comino. Como Paolo yo creía en esta “aventura”, pero a diferencia de él creo que esto ha evidenciado que se ha convertido más bien en una aventurera.

Lina Pohl


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Después de enterarme la semana pasada del retiro de la columna de Paolo Luers y de ver ahora que no será más columnista de El Faro; además después de leer los comentarios escritos en “Cartas” del propio Ricardo Valencia y de muchos lectores de El Faro, me queda clara una cosa. Se han equivocado. La “opinión” de Luers me parece completamente válida, es más es una opinión que muchos intelectuales críticos comparten. Al leer a Carlos Martinez y Saúl Vaquerano, me queda más claro todavía que Luers efectivamente toca una fibra muy sensible. Que cuando la crítica cae sobre los periodistas (que era la función de la columna transversal) no se puede hacer. No me parece justo. Creo que está claro que Luers escribe su opinión sobre lo que él cree que pasó, él no está haciendo un reportaje o una investigación; el está escribiendo su opinión. Su opinión que en este caso fue sobre Valencia, pero que también creo que es rescatable para otros reportajes, como varios de los relacionados con Irak. Muy bien, que un reportero vaya a Irak y nos de información de primera mano de lo que el batallón Cuscatlán está haciendo, pero por favor no pretendan que esos viajes nos cuentan la realidad sobre Irak, para eso hay que ir independientemente y no con el uniforme del ejército, por lo menos en mi humilde opinión.

Es cierto que Luers no sabe lo que hizo Valencia, pero precisamente el contexto de cómo está estructurado ese reportaje y los titulares sobre todo, inducen errores. Dan la impresión de que es un reportaje novedoso, que un gran secreto se ha dado a conocer y no es cierto, es algo que muchas personas ya sabían. No es cierto que esa allá sido el único mecanismo por el que se consiguieron armas o que allá sido trascendental, y eso parece por los titulares del artículo, además esas armas eran viejas y no sirvió la mayoría, por favor no me crean a mí, ¡pregunten! Así que efectivamente cuando leí la opinión de Luers, concordé, me hizo sentido, dije: mira puede que tenga razón.

Ahora con respecto al cebo del PCS, pues aunque no allá sido algo que ellos lo planificaran, seguro estarán muy felices con el reportaje, seguro que cuando les preguntaron o se enteraron hicieron todo lo posible para facilitar que en el reportaje se dijera esto y además con letras grandes, cuestión que no la decide el periodistas sino el editor. Entonces, el punto esencial que debió haber hecho Valencia es consultar con otras fuentes dentro del FMLN y no tenía que ir a Cuba o Moscú, tenía que preguntarle, o encontrar la manera de informarse con los miembros de los aparatos militares del FMLN (no partido sino los históricos) como funcionó el asunto. Poner un contrapunto. Si Valencia es capas por su propia cuenta de conseguir hablar con un ex - general soviético, seguro puede encontrar alguien en El Salvador que le diga de donde provenían la mayor cantidad de armas, las de verdad, que el FMLN consiguió.

En fin, me ha decepcionado tremendamente, el resultado de esto, me ha desilusionado que El Faro ya no contará con la columna de Paolo Luers, me ha decepcionado la respuesta de los “amigos de Ricardo”, me entristece que en la misma edición en que Paolo se despide, El Faro hable tanto de la libertad de expresión, en el tema RCTV.

Me enferma, pensé que El Faro era diferente y si se podía debatir con ideas y no quitando columnas, que Paolo podía escribir y Ricardo o Carlos le podían contestar; yo que no pinto nada en esto, también les podía decir, se han equivocado.

Rodrigo Samayoa Valiente


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Lamento mucho tu decisión Paolo y te reiteraría un llamado a someterte a las normas institucionales que en alguna medida son fundamento de todo tipo de organización. Me han gustado de sobremanera tu visión certera y aguda de lanzar tus criticas a través de la pluma, más sin embargo debo de respetar la inteligencia y sagacidad de Carlos Dada al haber fundado un periódico que se ha insertado dentro del periodismo critico de nuestra sociedad y ello se convierte en algo valioso e importante para nuestra débil estructura periodística.

Volvamos a lo tuyo y con una capacidad de reflexionar muy propia de un revolucionario. Me gustó la columna donde hablas de tu padre y su incorporación o mejor dicho colaboración con el régimen nazi y los cuestionamientos que tú le hiciste, aunque creo que tu padre actuó de acuerdo al contexto personal que le tocó vivir y creo ha de haber sido muy duro vivir y salvaguardar la alimentación de sus hijos en un régimen vulgarmente totalitario.

Ahora te digo, ponte en los zapatos de Carlos y te toca a ti responder de forma institucional ante la agudeza critica de una pluma como la tuya (suponiendo que Carlos es tu doble), pregunto e interpelo ¿Cómo responderías? Fueras lo suficientemente abierto para entender la posición de tu doble, bueno el meollo es de que hay contextos políticos a los cuales se debe de responder y en ese sentido valoro que hay veces en las cuales las decisiones personales deben prevalecer y te reafirmo que te sigo admirando por tu mordaz crítica y desnudo de algunos mitos que introyectamos la sociedad entera.

Te felicito y no desestimo que los tomes como tú lo desees y te animo a que sigas escribiendo. Reafirmo que has sido valioso en El Faro, pero ni modo tu pluma y tú son únicos y debemos de aprender a respetarnos…

José Martín Ramossa Mayoa


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A mí me parece mucha paja. El Faro tiene derecho a publicar lo que le da la gana y a no publicar lo que no le da la gana. Sin embargo, es un insulto a los lectores retirar una nota y yo, al menos. lo considero imperdonable. Vaya el Faro a quedar bien con el PC, ese es su derecho. A mí me queda la sensación que la libertad de expresión en El Salvador es para aquellos que pueden pagar por ella, y allí, si doy gracias al Padre Celestial que me dio la oportunidad de salir de mi país. Es cierto, el PC se desintegró con los Acuerdos de Paz y fueron una fuerza fundamental en la guerra, y el problema es de Paolo, que no es capaz de entender la verdad cuando la ve.

Moisés Rodríguez (alguien que comparte (eso espero) con Paolo la idea de que el PC se adueñó de la historia, cuando fueron incapaces de escribirla con el fusil).


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Con este mensajito pretendo dos cosas: felicitar a la dirección de El Faro por su actitud ante la columna de opinión "El PC y su madre la KGB" y pedirle a Paolo que piense de nuevo su radical postura de dejar de escribir su columna transversal.

Felicidades a El Faro, porque, aunque muchos lectores no lo hayan sabido interpretar, supo hacer lo que ningún otro medio salvadoreño suele hacer. Porque supo autocriticarse, reconocer un error, tomar medidas, retirar una columna y permitir, aún así, que el debate siguiera, que los lectores inconformes se expresaran en su medio. Esto los enaltece. Dice de ustedes que son lo que, a raíz del retiro de la columna de Paolo, muchos lectores piensan que pueden dejar de ser: un medio responsable, plural, comprometido solo con la información.

El análisis que hace Carlos Dada en su explicación publicada en la edición de esta semana no puede ser más atinado, y el que hace Paolo en su defensa en su columna de despedida no puede ser más erróneo.

Una columna de opinión no debe de versar sobre un hecho comprobado, como sí un reportaje. No tiene que presentar pruebas irrefutables ante cada afirmación. En una columna de opinión sí se puede OPINAR sin dar, como dice Paolo, archivos secretos, memorándum o cifras que demuestren la veracidad de esa OPINIÓN. Sin embargo, tanto el reportaje como la columna de opinión deben cumplir con la lógica argumentativa del periodismo: dejarle claro al lector de qué es producto tal aseveración. ¿De pruebas? ¿De valoraciones? ¿De lo que dicen los contactos del que escribe? ¿Son interesados esos contactos? ¿Quiénes son? Ahí fallaste, Paolo, y ahí continuaste fallando cuando trataste de justificarte en tu columna de despedida que espero no sea la última. Hiciste una aseveración, cual si tuvieras pruebas y te zafaste la responsabilidad de decir que era según tu interpretación. Engañaste al lector haciéndole pensar (Sí, por cómo está escrito el párrafo, que de escribir vivimos) que vos sabías a ciencia cierta lo que decías. Ponés otros ejemplos en los que has hecho lo mismo para justificar lo que hiciste en esta ocasión, pero eso no es válido.

En esta ocasión, tu columna desató polémica, se comprobó que estabas en un error y, en esta ocasión específica, te la retiraron, porque fallaste en la cadena de argumentación que este oficio nos exige. Esto no tiene por qué comprenderlo los lectores, que no se dedican a este oficio, pero sí los periodistas. A veces nos juzgan como si los medios fuéramos partidos políticos diciendo que se censuró por uno u otro interés, pero en este caso todos sabemos que fue por método de un oficio que, aunque muchos no lo crean, tiene reglas, método. ¿Reclamarían igual los lectores que se quejan del retiro de la columna de Paolo si alguien hubiera escrito en una columna de opinión, solo porque así lo cree desde su experiencia, que Monseñor Romero fue un guerrillero, un comunista? Es el mismo caso. Paolo dice que Ricardo Valencia es un ingenuo que fue manipulado por los intereses de ex miembros del Partido Comunista. En el periodismo no hay una difamación u otra, hay difamación, y eso es un error se haga contra quien se haga.

Te repito, Paolo, lo que vos nos has dicho cuando nos has criticado a algunos periodistas: los critico porque me importan. Eso mismo ocurre conmigo en este caso. Me importa que tu columna siga leyéndose. Te admiro como columnista y se que te la jugás en el campo de la polémica, pero también sé que vos sabés que jugártela en ese campo implica atenerte a las consecuencias que pueden generarse. Y en este caso fue el retiro de tu columna. Un error puntual, como dice Dada, que vos, de mala manera, interpretás como que una dirección que se la ha jugado por vos en tantas ocasiones ha dejado de creer en vos.

No te cerrés al debate, Paolo. No dejés tu columna. Vos sos el que ha dejado de confiar en la dirección de El Faro, y no al revés, y solo porque aplicaron criterios de calidad. Sé que vos entendés en el fondo las razones por las que retiraron tu columna: una mala construcción. Unas palabras que te faltaron: "Yo, según mi experiencia, opino que..."

Hablaría muy bien de vos que el próximo lunes viéramos de nuevo tu columna. Sobretodo porque has dicho que ya no la escribirás.

Hay preguntas que hacerse y que inevitablemente llegan a una respuesta: ¿Algún otro medio del país, conociendo tu perfil, te publicaría durante tanto tiempo una columna? ¿Algún otro medio, en caso de que te la publicara, te la retiraría en un ejercicio de autocrítica? ¿Alguno de los columnistas a los que estamos acostumbrados en el país volvería a escribir su columna a pesar de que prometió no volver a hacerlo? ¿Otro medio te daría el espacio para despedirte que El Faro te dio? ¿De verdad creés que te perdieron la confianza? Respuesta: ¡Ya, Paolo, dejate de berrinches y volvé a publicar tu columna, carajo!

Desde México, un fuerte abrazo para todos ustedes.

Óscar Martínez


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Los saludo a todos y no me extiendo en decirles cuanto valoro lo Uds. hacen por la libertad de ser informado y el periodismo en nuestro país.
He seguido con interés la polémica en torno a la retirada de la columna de Paolo de su publicación, pero me había abstenido de hacer juicios mientras no leyera el artículo que la originó. Por fin he podido hacerlo, junto con todo lo demás que se ha publicado, y quisiera compartir con Uds y si a Uds. les parece, con sus lectores, algunos comentarios.

Lo primero que quisiera señalarles es que la acusación a Paolo deque "calumniaba y difamaba" al periodista Valencia y que dio pie a la conducción editorial de El Faro para retirar su columna, me parece exagerada. Leyendo la columna del marras, lo que Paolo claramente implica es que a Valencia lo engañaron poniéndole el "cebo" de un reportaje sensacional - al ex de la KGB- y que el reportaje lo que haced es desenterrar viejas acusaciones al PCS, y por implicación a todo el FMLN, de levar adelante una guerra en suelo patrio en base a los designios de Moscú. Implicar que alguien ha sido engañado, con o sin "cebo" no es difamarlo ni calumniarlo, ambas figuras penales castigadas por la ley y que constituyen pecado mortal; a lo más implica decirle que no ha sido lo suficientemente inteligente para darse cuenta del timo o de las segundas intenciones de quienes lo embaucaron. Yo me pregunto cuantas veces en su publicación y todos nosotros hemos recurrido a este calificativo, sin que ello sea entendido como difamación.

Lo que el artículo de Paolo tiene como fondo es el resucitar otra vieja disputa, esta vez entre las organizaciones integrantes del FMLN, sobre quién o quiénes realmente hicieron la guerra. Lo que Paolo trasluce y remueve en muchos es el fuerte resentimiento que existió entre los integrantes de las organizaciones guerrilleras, especialmente de parte del ERP contra el PCS y de este contra aquel por un conjunto de apreciaciones y hechos: el pasado maoísta del ERP vrs. el pasado "electoralista" y del PCS; el conflicto entre los comprometidos con "hacer la guerra de verdad", y los que se dedicaban a hacer trabajo diplomático, político y que nunca había estado en combate; entre los que se consideraban como "verdaderos revolucionarios" -para usar la expresión de Paolo en su artículo- y los reformistas y así podría seguir enumerando; al leer el artículo de Paolo se me hizo diáfano que a quien le estaba disparando realmente no era a Valencia, sino a sus viejos aliados del Partido Comunista de El Salvador.

Respecto al reportaje de Valencia, al leer las dos partes y terminar con la "entrevista" con el ex jefe de la KGB, para mi es claro que la crítica que Paolo le levanta es totalmente mal dirigida; lo que el crítico reclama es la ausencia de contextualización de todo el esfuerzo bélico del FMLN; pero, a mi juicio, esta crítica es injusta, pues Valencia no estaba haciendo ni la historia del FMLN ni una evaluación de la contribución de las 5 organizaciones a este esfuerzo, simplemente presenta un reportaje sobre el involucramiento de los Soviéticos en nuestro conflicto. De lo que el "reportaje" adolece es de sobre-contextualización. La famosa entrevista no dice nada: simplemente el ex-espía, como buen profesional que es, le da una serie de frases ambiguas al periodista o simplemente le niega los hecho o dice que nada sabe de eso, por otra parte se extiende con relatos de nuestra historia: le cuenta de Martínez y la masacre del 30, de Morazán, Gerardo Barrios, lo buenos unionistas que eran, etc.. en otras palabras le contó "historias" pero no le contestó las preguntas. Si en este caso podemos hablar de quién le dio camelo a quien, no hay duda que fue el ex-espía al periodista.

Valencia, aunque no lo dice, me da la impresión que es lo suficientemente profesional para darse cuenta de ello y por ello tuvo que "sobre-contextualizar" una entrevista que lucía glamorosa, que lo había hecho viajar hasta Cuba y someterse a procedimientos de espía amateur, solo para juntarse con un anciano que no se tragó el anzuelo; por supuesto que su periódico, que había corrido con los gastos, también tendría que sacar el costo de lo invertido y para ello no importaba hacer un poco de amarillismo, aunque este se disimulara con el recurso a una serie de publicaciones disponibles a cualquier mortal (el Libro Blanco, el trabajo del periodista Rafael Poch Feliu ex -corresponsal de La Vanguardia de Barcelona en Moscú, el "documento Mitrokin" que son las declaraciones de un ex-agente soviético que se paso al lado de los Británicos e innominados informes de inteligencia norteamericanos). El doble hecho de la nulidad de su entrevista con la estrella del espionaje soviético y el relleno de sustancia con otras fuentes, junto con el escándalo que han armado con las "revelaciones", no puede menos que calificarse de amarillista.

Mas oscuro queda el papel del académico Soviético Madanik; pues afirma que le dio un reportaje a Enfoques “antes de morir” (¿Cómo sería recibir un reportaje “después de morir”?), pero ya estaba muerto desde diciembre del 2006, según dice Valencia: cuándo y dónde lo entrevistó?, qué le pregunto? y realmente Qué le contestó?. Esto no queda claro y es crucial, pues es Madanik quien le pone el dedo a Leonov y se convierte así en la única fuente interna del complot negado por Leonov. Una interrogante final: ¿Si Enfoques o Valencia tenían la información de boca de Madanik, es plausible que el periodista y su rotativo se la guardaran por más de 6 meses sin publicar una palabra?.....

Que si hubo involucramiento soviético en nuestro conflicto es algo que sólo un ciego podrá negar; al igual que, si hubo involucramiento de la CIA en la lucha de Solidaridad, en Polonia durante esos mismos años contra el régimen comunista; pero explicar el fenómeno de Solidaridad y su lucha por la presencia de la CIA sería síntoma de una ceguera política total; de igual manera, pretender explicar la lucha del pueblo salvadoreño contra el autoritarismo militar por un par de toneladas de armas que aviones soviéticos transportaron desde Vietnam a Cuba y por el entrenamiento a unos cuantos guerrilleros, sería, una aberración política que solo la ceguera ideológica puede explicar o el interés de hacer propaganda contra el enemigo político en vísperas de elecciones.

Lo que me parece que este incidente evidencia, es que en todos los actores involucrados en el mismo, el espectro de la guerra que vivimos, con sus resquemores, temores, cautelas y estridencias, aun está más que fresco y que es necesario que esto salga a luz y se discuta una y otra vez para poder hacer las paces, no solo entre nosotros sino con nuestra propia historia, es decir, con nosotros mismos.

Rubén Zamora


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Hola Paolo:

Yo soy una de tus lectoras fieles. Siempre que entro a El Faro busco tus columnas y son pocas más las que leo. Lamento mucho que ya no vas a escribir allí pero no dudo de que el periodista que hay en ti ha renacido y que podremos esperar volver a leerte pronto. Al menos ese es mi deseo.

Pero te debo decir que yo en realidad me alegro un poco por esa discusión, pues, aunque lamento que hayas decidido dejar tu columna, creo que es muy sano que la gente esté dispuesta a discutir y a debatir sobre la censura, la desaparición de espacios, la legitimidad de la información, la necesidad de que la opinión sea reconocida como tal, etc.

Creo que tu voz en los espacios de opinion que abrió El Faro es una de las que más mueven a reflexión, a debate, y ahora sabemos que somos muchos los lectores que necesitamos eso para pensar, ya sea para estar de acuerdo o para disentir.

Espero que la mayoría de esas cartas o correos que estás recibiendo sean de apoyo y para alentarte a que sigás expresando esa voz que nos mueve al pensamiento.
Con mucho cariño,

Sarah Curlin


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Es necesario que volvas a escribir. Este caso va a tener que ser superado y la mala uva que hay de por medio debe irse diluyendo. De este debate debe emanar la luz entre ustedes y nosotros los lectores y ocasionales escribidores y blogers.
No sé si has pensando en esta última alternativa.te la dejo como una idea. El Blog de Paolo Luers sería sumamente atractivo. Muy cordialmente,

Ernesto Arrieta Peralta


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Querido Paolo:
Había pensado escribirte una carta larga para pedirte, básicamente, que no dejaras El Faro. Pero he leído tu columna y me queda claro que no escribirás más ahí. Supongo también, conociéndote, o medio conociéndote, que estarás harto ya del tema y de la avalancha de correos que seguro has recibido, así que seré breve, todo lo breve que pueda.

Solo quiero que sepás dos cosas:

Que creo que el hecho de que ya no seás columnista en El Faro me parece un hecho triste, muy, muy triste. Alguna vez creo habértelo dicho: siempre consideré que vos sos el mejor columnista en El Salvador. Creo que El Faro pierde demasiado por este episodio que no dejo de ver como anecdótico. Pero también creo que no será lo más cómodo para vos que sos igual o más adicto que nosotros a esa Columna Transversal.
Y en segundo lugar, reiterar lo que dije en mi primero correo sobre este asunto: Yo admiro como vos escribís, admiro la lucidez virulenta con la que gruñís en tus textos. Ojalá vos y esa tu columna rampante encuentren otro lugar - un buen lugar – donde seguir peleando contra el mundo. Ojalá, eventualmente, ese lugar vuelva a ser El Faro.

Un abrazo:

Carlos Martínez



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Querido Paolo,

Finalmente pude leer su columna despues de haber leido TODO lo relacionado a esta en EL FARO ( incluida la despedida), y quiero en primer lugar felicitarlo porque es excelente. En ningun momento hay mentiras, difamacion, inventos sino -entre otras- el planteamiento de interrogantes que debieron ocurrirsele al periodista.

El Faro pierde no solo un columnista, sino prestigio y lectores, pues se muestra cobarde. Bajaron la columna porque alguien les "soco el buche" y que pena. Al final es mas importante la vanidad herida del periodista y del editor de Enfoques de LPG, que el cuestionamiento en la columna...siempre es mas facil irse por la tangente verdad.

Aplaudo su integridad. Saludos!

Ximena Diaz Barraza


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Hola Paolo,

Te escribo para decirte que me gustó mucho tu columna y que me parece que las opiniones críticas están centradas en el aspecto menos interesante del asunto como es la posición disminuida en que queda el periodista que no puede defenderse solo de tus argumentos. Lástima que el asunto nuclear de la discusión, la supuesta y magnificada importancia de la participación del PC en la guerra, haya quedado oculta por toda estas reacciones de "lemures en pánico", que han tenido quienes escriben.No tengo ideas para un blog pero creo que no debes callarte.

Nos vemos,

Beatriz Barraza


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Hola Paolo,

te saluda David Rivas, ex presidente de APES. Acabo de leer tu columna censurada en El Faro. Soy fiel lector de El Faro y de Raices. Se nos ha dicho que en una democracia podemos disentir y respetar a quiees no piensan como como nosotros. Es más, yo creo que ahí está la clave, donde se nutre la democracia. Dicho esto, te diré que en algunas ocasiones no he estado de acuerdo con tus columnas. Por ejemplo, no compartí tus conceptos tras el despido de Mauricio Funes, porque algunas cosas no te las contaron bien. Pero sí estuve de acuerdo cuando abordaste el tema de Geovanni Galeas, tanto en su programa en Canal 10 como en tus columnas. Lo mismo ahora, con tu columna sobre el pajaso de La Prensa Gráfica sobre la KGB. Tenés razón. Ahora resulta que fue el PC el vergón de la guerra y que el resto de gente, incluso Joaquín Villalobos y Jonás, apenas tuvieron un rol secundario en la guerra vivil salvadoreña. Mal manejo del periodista. Imperdonable. Ciertamente, no encuentro razón para que hayan sacado tu columna. Cuando se censura a los periodistas por parte de los gorilas uno ya sabe que eso puede ocurrir, porque estos señores son intolerantes. Incluyendo a muchos empresarios dueños de medios que prefieren conservar su factura publicitaria en vez de una publicación, por más necesaria y buena que sea. Pero cuando la censura viene de los mismos periodistas eso si que es mucho más grave.

Bueno, estas eran mis palabras.

Saludos,

David Rivas