Tuve que explicarle el clan Bukele, su origen - y cómo controla al país, al partido y al gobierno. 'Caramba, suena a República Bananera”, me dijo. 'Bueno', le contesté, 'no cultivamos bananas y no tenemos una United Fruit Compañy, pero tenemos Bukele Hermanos, Inc.'"
Uno pensaría que a nadie se le ocurriría mandar a sus policías a entrar y hostigar en una oficina, donde en este mismo momento la hija de Bobby Kennedy y sobrina de John F. Kennedy está dando una conferencia de prensa sobre Derechos Humanos. Pésima idea. Pero exactamente esto pasó el lunes pasado en las oficinas de Cristosal, donde Kerry Kennedy estaba hablando a la prensa nacional e internacional sobre una misión de la ‘Robert F. Kennedy Human Rights Foundation’ en El Salvador para investigar la situación de los venezolanos secuestrados en el CECOT.
¿Por qué alguien comete semejante imprudencia política? ¿Piensan que pueden intimidar a una mujer como Kerry Kennedy? ¿Piensan en serio que pueden callar una organización como Cristosal, cuyos integrantes han mostrado durante años extraordinaria valentía? Al enfrentarse con los abogados de Cristosal, los dos agentes prefirieron salir, apenados y con la cola entre las patas. Más que causar intimidación, causaron risas...
¿Quién les dio la orden? Como no hay director de la PNC, debe haber sido el ministro Gustavo Villatoro? ¿O provino directamente de Casa Presidencial?
Habrá sido alguien picado por la manera como el senador de Maryland, Chris Van Hollen, usó su visita a El Salvador para hacer del caso Kilmar Ábrego García noticia mundial, logrando obligar al gobierno a permitirle reunirse con el salvadoreño secuestrado en Maryland “por un error administrativo” y despachado ilegalmente a El Salvador y al CECOT. Fue un fuerte golpe para la imagen de Nayib Bukele, quien sentado en la Casa Blanco había asegurado a Donald Trump que no iba a liberar a Kilmar.
Parece que alguien, cansado que vengan personajes célebres de Estados Unidos para reclamarles sus violaciones a los Derechos Humanos, quería hacerse el fuerte – y tuvo que recularse.
Está muy bueno que una mujer como Kerry Kennedy, luchadora por los derechos civiles como su padre, haya visto de cerca cómo tienen que trabajar los defensores de Derechos Humanos en El Salvador: bajo asedio permanente, bajo amenazas, bajo vigilancia. Es una cosa que se le cuenten y otra que lo viva personalmente. Las organizaciones que siguen defendiendo en El Salvador los derechos pisados por el gobierno ahora tendrán en Kerry Kennedy una embajadora potente en Estados Unidos.
Hasta aquí en Alemania se escuchó el ruido de esta metida de pata del régimen Bukele, cosa que no pasa en la persecución cotidiana que sufren los abogados y activistas de organizaciones como Cristosal y otros que defienden a las víctimas de la represión.
Con asombro me doy cuenta que aquí, cuando menciono que aparte de alemán soy salvadoreño, me comienzan a preguntar sobre ‘el dictador loco llamado Bukele’. “¿Y cómo te arreglas con este tipo?”, me preguntó un colega, que tiene un programa de radio. “No me arreglé. Me fui antes de que me pusieran preso”, le dije. Ahora me tocará contar esta historia en su programa y luego a varios periodistas que quieren saber cómo funciona esta dictadura tropical. Les tendréque explicar cómo Bukele está tratando de evitar que los cabecillas de la MS acusados en Nueva York revelen en el juicio las negociaciones y pactos secretas que hizo con las pandillas para que le ayudaran a ganar la presidencia. Cuando a mi amigo periodista radial le conté que un hermano de Bukele, llamado Ibrajim, mandó una carta al State Department pidiendo que en vez de enjuiciar a los pandilleros en Nueva York mejor los mandaran de regreso a El Salvador, me preguntó: “¿Cómo el hermano del presidente hace gestiones con el gobierno de Estados Unidos, y cómo que Ibrajim?” Así que tuve que explicarle el clan Bukele, su origen - y cómo controla al país, al partido y al gobierno. “Caramba, suena a República Bananera”, me dijo. “Bueno”, le contesté, “no cultivamos bananas y no tenemos una United Fruit Compañy, pero tenemos Bukele Hermanos, Inc.”
Bukele Hermanos, Inc.
Resulta difícil explicar a los alemanes cómo funciona el Bukelato. Hago lo que puedo.
Saludos,
* * *
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Ahora pueden leer el libro completo en este blog. Comienza el 25 de octubre 2024 y termina el 21 abril 2025.
"No es un plan de paz. Es un plan de obligar a Ucrania a rendirse ante el vecino agresor. Es un plan de dejar a Ucrania indefensa ante futuras agresiones expansionistas de Rusia. Y finalmente, es un plan para convertir lo que quede de Ucrania en una colonia de Estados Unidos."
Lo que Donald Trump está haciendo a Ucrania es alta traición. No sólo a los legítimos intereses de Ucrania, sino al mundo democrático y a mismos Estados Unidos. Merecería un impeachment, un antejuicio con el fin de separar a Trump del poder.
El ‘plan de paz’ que Trump presentó a Rusia y Ucrania, con la amenaza de retirarse de las negociaciones, contempla:
·que Ucrania reconozca que la península Crimea, anexada por la fuerza por Putin en 2014, pertenezca a Rusia;
·que los territorios en el Oriente de Ucrania actualmente ocupados militarmente por Rusia, queden bajo control ruso;
·que Ucrania renuncie a su intención de unirse a la OTAN;
·que por lo menos el 50% de los recursos que Ucrania obtendrá de la explotación de sus recursos minerales, de su generación de energía y de su infraestructura portuaria y aeroportuaria se entregue por décadas a Estados Unidos para repagarle todo la ayuda militar y financiera otorgada durante la guerra.
Esto no es un plan de paz. Es un plan de obligar a Ucrania a rendirse ante el vecino agresor. Es un plan de dejar a Ucrania indefensa ante futuras agresiones expansionistas de Rusia. Y finalmente, es un plan para convertir lo que quede de Ucrania en una colonia de Estados Unidos.
Esto implica también serias amenazas a la seguridad de Europa, sobre todo de los países de Europa Oriental, que luego de la caída de la Unión Soviética recuperaron su plena soberanía y se han unido a la Unión Europea y la OTAN.
Ahora hay dos escenarios. Uno, que Trump logre imponer a Ucrania su plan, bajo la amenaza de la suspensión de cualquier ayuda en caso que se niegue.
El segundo escenario: Ucrania se niega a rendirse, sigue su guerra defensiva, pero ya sin el apoyo de Estados Unidos. No recibirá de Estados Unidos ni armas, ni dinero, no apoyo de inteligencia, ni nada.
En ambos casos, el resto del mundo occidental democrático (sobre todo la Unión Europea, pero junto con Gran Bretaña, Noruega, Suiza, Canadá, Australia, Japón, Surcorea, Taiwán, Israel) tendrá que garantizar que Ucrania no caiga bajo influencia de Rusia. Tiene que aumentar su ayuda a Ucrania, en armas y en financiamiento. No es un mandato sólo de la solidaridad, sino de sus propios intereses de seguridad geopolítica, que ya no serían amenazados sólo por Rusia sino también por Estados Unidos.
Esto requerirá la conversión de la Unión Europea en una potencia militar, proceso que ya está en discusión, y la creación de una alianza militar más amplia que la OTAN, pero sin depender de Estados Unidos, cosa que hasta ahora ningún político se atreve a articular. Sin embargo, será una necesidad de sobrevivencia. Tampoco podemos dejar este debate sólo a los políticos. Por esto me atrevo a hablar.
Todo esto está en juego en la jugada cínica que Trump, Vance y Rubio están haciendo con Ucrania – y en última instancia con Europa. Cerrar los ojos ante estos peligros no es admisible. Sobre todo porque lo que está haciendo Trump con su guerra comercial apunta a los mismo: Bajo Donald Trump, los Estados Unidos ya no es ni amigo ni aliado de quienes hasta la fecha han sido sus socios. El nuevo primer ministro de Canadá, Mark Carney, es quien de manera más clara y valiente lo ha definido: “La antigua relación, basada en una integración cada vez más profunda de nuestras economías con Estados Unidos y en una estrecha cooperación militar y de seguridad, se acabó". Lo dijo sobre su país, pero es válido igual para todos las democracias de Europa y Asía – e incluso de América Latina.
Así es, y así será - a menos que alguien le pare el tren a Donald Trump. Lo que solamente los estadounidenses podrían lograr. Cosa que no es probable que va a pasar, por lo menos no a tiempo para los ucranianos. Más vale que los países democráticos se preparen, pero en serio, para lo peor.
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"Tu propuesta humanitaria no es ni humanitaria ni es seria. Es otro de tus trucos propagandísticos. No es humanitaria, porque no tiene por fin la libertad de los presos políticos de Maduro. Y no es seria, porque si fuera sincera, no la hubieras tirado en Twitter, sino por canales discretos, sin contaminar el asunto con propaganda barata."
Es un juego macabro lo que estás haciendo con tu ‘propuesta’ a Nicolás Maduro de canjear a los 252 venezolanos secuestrados en el CECOT por 252 presos políticos en las cárceles de Venezuela. Ni a vos te preocupa la suerte de los disidentes venezolanos que tiene preso Maduro, ni a Maduro le preocupa la suerte de los migrantes venezolanos que vos tenés en tu cárcel por encargo de Donald Trump.
Lo que vos llamás una propuesta humanitaria no es ni humanitaria ni es seria. Es otro de tus trucos propagandísticos. No es humanitaria, porque no tiene por fin la libertad ni de los venezolanos encarcelados en el CECOT ni de los presos políticos en el Helicoide, la prisión del SEBIN, el servicio de inteligencia y tortura de Maduro. Y no es seria, porque si fuera sincera, no la hubieras tirado en Twitter, sino por canales discretos, sin contaminar el asunto con propaganda barata.
Hubo canjes de prisioneros en toda la historia de la humanidad. Se hicieron famosos durante la guerra fría; se negociaron entre Israel y Hamas y entre Estados Unidos e Irán. Siempre se negociaron de manera discreta y secreta, sin ninguna publicidad previa, mucho menos con anuncios que polemizan contra la contraparte, como hace el tuyo que trata de decir: Vos sos dictador, Nicolás, yo no... Esto es propaganda. Todos sabemos que los dos son dictadores que juegan con la vida de sus respectivos presos.
Vos decís a Maduro que en El Salvador no hay presos políticos. ¿Y Neto Muyshondt, qué es? ¿Y Alejandro Muyshondt, qué fue antes de que muriera estando en manos de sus carceleros? ¿Y Raúl Mijango? ¿Y los de Santa Marta? ¿Y Eugenio Chicas? ¿Y Atilio Montalvo? ¿Y José Santos Melara 'Pepe'? ¿Y los de La Floresta? ¿Y Fidel Zavala, que denunció la tortura que sufrió en Mariona y ahora fue mandado de regreso a la misma cárcel?
Vos decís que los 252 venezolanos no están en el CECOT por razones políticas, sino que todos son peligrosos criminales con record de delitos en Estados Unidos. Las cortes federales de Estados Unidos contradicen esta mentira inventada por Trump y asumida por vos. No son presos políticos, pero son víctimas de los juegos políticos de Trump.
Así que todo el contenido de tu supuesta propuesta humanitaria es basado en mentiras. Palabra por palabra. Esto convierte a los presos -en el CECOT tuyo y en el Helicoide de Maduro- en fichas en una trama propagandística que desembocará en una polémica estéril entre dos dictadores, cuya única diferencia es que tienen distintas alianzas geopolíticas.
Estás jugando con las expectativas y esperanzas de los presos políticos de Maduro y de los migrantes venezolanos puestos bajo custodia tuya. Todos ellos suenan con recuperar su libertad – y no merecen este juego cínico con sus esperanzas.
Vos tenés responsabilidad sobre la vida de los 252 venezolanos en el CECOT. La única manera de resolver su situación es aplicando las leyes. Esto significa negociar con Trump su regreso a Estados Unidos, así como lo piden los jueces federales. Luego las autoridades estadounidenses los pueden presentar a los jueces de migración, quienes pueden decidir si merecen ser deportados a su patria, enjuiciados en Estados Unidos o si tienen derecho de vivir libremente en este país. Esto es lo que manda la ley.
Si además Trump quiere hacer una gestión humanitaria con Venezuela para que Maduro libere a sus presos políticos, lo puede hacer. Estados Unidos lo ha hecho con diferentes regímenes autoritarios. Saben cómo hacerlo, discretamente, sin despliegue propagandístico. Pero parece que Trump ha perdido el interés en Venezuela y su gente...
Estamos observando que en todo este asunto del acuerdo informal e ilegal con Trump sobre la prestación de servicios penitenciarios al margen de la ley, te has bajado a niveles más bajos de los acostumbrados. Te ves muy mal en todo esto – y con gestos humanitarios de mentira no vas a reparar el daño.
Sin saludos,
Posdata: Con la publicación de esta carta en mi blog Siguiente Página queda publicado el último capítulo de mi libre Doble Cara sobre mis 40 años en El Salvador, como reportero de guerra, guerrillero, documentalista y columnista político. Todo el libro está ahora accesible en el blog, siempre como anexo a mis cartas.
Yo hubiera pensado que este experimento literario de hacer accesible para todos el libro hubiera causado un incremento sensible en la audiencia en mi blog. No era para tanto. Pero esto no me causa frustración. Me alegra haber dado este servicio gratis a mis fieles lectores. Cualquier interesado siempre puede buscar el libro, capítulo por capítulo, en mi blog.
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El libro Doble Cara está disponible en las librerías de la UCA, en el campus y en Cascadas/Soho.También lo pueden pedir a amazon.com, o desde México en amazon.com.mx y desde Alemania en amazon.de
Ahora puede leer el libro, en tres entregas cada semana, en este blog. Disfrútenlo.
2 de febrero 2020. Bertha María Deleón nos recoge en la casa. Ella es mi abogada defensora. Vamos al Centro Judicial Isidro Menéndez. El Juzgado Segundo de Paz me ha citado para leerme la acusación por dos delitos, que la fiscalía ha presentado contra mi: Asociación ilícita y fraude electoral. Bertha María y Daniela han tratado de convencerme que no vaya, que mande a mi abogada con copias de mis antecedentes médicos. Hace 2 meses me operaron del corazón y todavía estoy lejos de recuperarme. Pero yo quiero ir y poner la cara. No quiero que me vean como uno más que se esconde detrás de problemas de salud.
Parqueamos en el patio del comedor, donde siempre me junté para desayunar con Camilo y Raúl y sus defensores, antes de entrar a la vista pública del juicio de la tregua. El dueño me reconoce y dice: “Parece que hoy te toca a vos. ¡Suerte!” Son menos que 500 metros que hay que caminar para llegar al Centro Judicial, pero bajo el sol y luego de tanto tiempo sin caminar mucho, y además con el estrés que no quise reconocer, este recorrido me lleva al borde del colapso. Cuando en la entrada al juzgado nos rodea el montón de fotógrafos y reporteros, todo mi esfuerzo se concentra en quedarme parado, aparentar que todo está bien —y respirar. Bertha habla con los periodistas, mientras yo, agarrado de la mano de Daniela, entro al edificio. Adentro, más periodistas, más micrófonos. Trato de hablar, pero no tengo aire. Sólo me quiere sentar, pero no hay dónde. Al sólo ver la escalera que hay que subir para llegar al Juzgado Segundo de Paz me entra un mareo que casi me bota. Sigo teniendo cámaras y micrófonos en la cara. Aparece Bertha para rescatarme, con un guardia de seguridad, quien aparta a los periodistas y nos lleva por un pasillo para meternos en un elevador reservado a jueces.
Paolo Luers, con su defensora Berta María Deleon, en la entrada al Segundo Juzgado de Paz, enero 2021
Llegamos a la oficina del Segundo Juzgado de Paz. Ahí no han dejado subir a los periodistas. Por primera vez en mi vida estoy contento que no dejen entrar a los medios. Disculpen, colegas. Al fin me puedo sentar, en una de las sillas del pasillo. Ya están los demás acusados: Neto Muyshondt, alcalde de San Salvador por ARENA; Benito Lara, exministro de Seguridad en el segundo gobierno del FMLN; Arístides Valencia, exministro de Gobernación en el mismo gobierno; Wilson Alvarado, a quien Benito Lara mandó a los penales para ponernos en mal con los ranfleros –-sin éxito. Raúl Mijango, el eterno acusado, no está presente, porque guarda prisión en Mariona. Lo van a ‘intimar’ ahí.
Fabio Castillo y Juan Carlos Rivas, abogados defensores de Ernesto Muyshondt
Aparece el Dr. Fabio Castillo, Fabito, quien para mi sorpresa se presenta como parte del equipo defensor de Neto Muyshondt. Extraño: Fabito es exsecretario general de FMLN y amigo personal del presidente Bukele —y viene a defender a un alcalde y dirigente de ARENA. Pero no es la única inconsistencia: el otro abogado de Neto es Juan Carlos Rivas, a quien conozco como abogado de Rolando Castro, flamante ministro de Trabajo en el gobierno de Nayib Bukele. Como dirigente del sindicato de trabajadores municipales, Rolando una vez fue aliado del alcalde Muyshondt, para luego declararle la guerra. Me levanto para saludar a Neto y le digo: “Estás seguro que estos abogados te van a defender bien?”
“Yo sé lo que estoy haciendo. ¿Y vos andás con la Bertha que era íntima de Nayib?”
“Era, pero ya no. Está curada. Yo le confio y es brillante.”
Paolo Luers con Berta María Deleon. Foto: EDH
Voy a saludar a Fabio, a quien tengo como 25 años de conocer y quien fue amigo cercano de la madre de Daniela. Me niega la mano. Luego dice a Daniela: “A vos te saludo, porque sos hija de Mercedita. Pero dile a Paolo que no me vuelva a saludar, nunca.” Todo porque hace años, cuando lo mencionaron como posible candidato para magistrado de la Corte Suprema, escribí en una de mis cartas irreverentes en El Diario de Hoy que Fabito, aunque sólo lo pusieran a preparar café en la Corte, al rato la iba a controlar. Nunca me lo va a perdonar.
Nayib Bukele y Fabio Castillo
Todo es raro ese día. Casi absurdo. Aquí están llevando a juicio a la ‘asociación ilícita’ más absurda de la historia: dos dirigentes del FMLN y un dirigente de ARENA, juntos acusados de haber negociado con las pandillas apoyo electoral para sus partidos enfrentados en las elecciones presidenciales del 2014. Además Mijango, un excomandante disidente del FMLN, a quien otro acusado y miembro de esta ‘asociación ilícita’, Benito Lara, le desmanteló su esquema de mediación. Y yo, quien como periodista he criticado fuertemente tanto al FMLN como ARENA, y quien como parte del grupo mediador de la tregua me convertí en blanco de permanentes ataques por parte de dirigentes de ambos partidos. Exquisita agrupación ilícita.
La audiencia es corta, y yo observo todo su desarrollo entre neblinas. Sólo le informan a cada uno de los cargos que le levanta la fiscalía. Medio mareado que estoy, poco me acuerdo de todo el procedimiento. Sí registro que la acusación que me hace la fiscalía está basada exclusivamente en el testimonio de dos pandilleros convertidos en testigos criteriados. Los mencionan con seudónimos para proteger su identidad, pero yo sé quiénes son. A Nalo lo presentaron en el caso tregua con nombre y apellido, y el segundo es fácil de identificar, por lo que declaró según el dictamen de la fiscalía: mi viejo amigo Piwa.
Declaración ante la fiscalía contra 508 acusados del testigo criteriado y protegido "Noe" (El Piwa, Marvin Quinteros)
Testigo bajo control de ;a fiscalía "Noe" (El Piwa, Marvon Quinteros)
Ya es todo un testigo profesional, que ha testificado en varios juicios contra cientos de sus ex camaradas de la MS. Va a confirmar lo que ya dijo Nalo, para que no vayan a descartarlo otra vez, como en los dos juicios contra la tregua que perdieron. Con ambos estuve en aquella reunión de febrero 2014, donde según ellos y la fiscalía les entregué $100.000 para que apoyen a ARENA en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Esta es la acusación. Por eso estoy sentado aquí.
Llego a la casa medio muerto. Tengo la excusa de mi reciente operación, así que no tengo que enfrentar tanto el hecho que estoy asustado.
Unos días después, vamos a la audiencia inicial, donde se va a decidir si nos mandan a Mariona, en ‘detención preventiva’ por un año, que es lo mínimo que va a pasar hasta el juicio, o si nos dejan en arresto domiciliario o en libertad con medidas cautelares. Otra vez tanto Daniela como Bertha me insisten que no tengo que ir, que ella va a presentar un certificado del hospital y todos los demás documentos que comprueban que tengo ‘arraigo social’ y no me voy a fugar. Pero quiero ir, necesito ir.
La audiencia es corta. La fiscalía pide detención para todos, los defensores hacen sus alegatos y presentan sus documentos. La jueza decreta ‘libertad condicional’, o sea mientras cumplamos con las medidas cautelares. En mi caso, sólo tengo que dar una fianza de 5 mil dólares. Ni siquiera tengo que presentarme cada semana, como los demás. Tampoco me decomisan el pasaporte y me prohíben salir del país.
Todo esto, incluyendo el monto de la fianza, sale en los noticieros. Esa misma noche, mientras en familia discutimos cómo conseguir este dinero, que para nosotros es mucho, recibo la llamada de un empresario, a quien tengo ratos de no ver. Sin mayor introducción —y sin que yo mencione el tema —me dice que en la mañana me buscará un empleado de él para entregarme 5 mil en efectivo. “Yo sé lo que significa la persecución política. Suerte.”
El día siguiente, Bertha va al juzgado y paga la fianza. Estoy libre —por el momento.
21 de Julio del 2021. Otra vez en el Centro Judicial Isidro Menéndez en San Salvador. Esta vez en el Segundo Juzgado de Instrucción, donde aterrizó nuestro caso. Ahora la fiscalía ha solicitado este audiencia especial de revisión de medidas y exige que la jueza proceda a la detención inmediata de todos los acusados, con una sola razón: Arístides Valencia ha salido del país y ha comunicado al juzgado que no se va a someter a un juicio político. La jueza alecciona a los fiscales que para alegar peligro de fuga tienen que presentar indicios concretos e individualizados para cada uno de los acusados. Rechaza la petición de la fiscalía. “No existe ningún indicio de riesgo de fuga, solo porque uno de los acusados decisión ausentarse.” Punto. Salgo de esta audiencia con la impresión que esta jueza de instrucción, Edelmira Violeta Flores Orellana, es una mujer muy profesional, con criterio independiente. No siento miedo de resistir las presiones políticas, mediáticas y de la fiscalía. Bertha tiene la misma impresión. “Con esta jueza, Tendremos un juicio justo.” Hago un sondeo con otros abogados y algunos exjueces, y todos me dicen: “Es una jueza correcta, que ya en otros casos ha mostrado carácter y valentía.” Bueno, si es así, no tengo que tener miedo de enfrentar este juicio.
Bertha me hace una observación: “No sé si se ha fijado que Nalo casi ha desaparecido de la novela que te levantan. Casi parece que la fiscalía ya no cuenta con él como testigo. Queda el testigo Noe, que ya se sabe que es Marvin Adalay Quintanilla Ramos, tu viejo conocido Piwa. Como toda la acusación contra usted está basada exclusivamente en el testimonio de este personaje, hicimos una investigación: la fiscalía lo ha utilizado en 8 diferentes juicios, consiguiendo con sus testimonios la condena para más de 800 personas, incluyendo condenas adicionales a los miembros de la ranfla encerrada en Zacatecoluca. Nadie les cree a los testigos profesionales.”
Unas semanas más tarde ha terminado, luego de una prolongación, el plazo que tenía la fiscalía para presentar su escrito definitivo de acusación. Mi abogada tendrá que ir a recoger este escrito, y comenzaríamos a discutir en concreto la estrategia de defensa. El problema es que ya no tengo abogada. Bertha ha tenido que salir del país ante la ola de ataques, amenazas y acusaciones penales. La fiscalía está ahora en manos de un hombre de confianza del presidente Bukele, luego de que el 1 de mayo la Asamblea recién electa removió al fiscal general y de una sola vez a los cinco magistrados de la Sala de lo Constitucional, para enseguida nombrar en sus cargos a juristas fieles al gobierno. Ahora Bertha tiene encima 4 diferentes acusaciones. Bukele nunca va a olvidar que su abogada lo haya abandonado para unirse a la campaña electoral opositora...
¿Y ahora, qué hago? Me habla un amigo de Bertha, otro abogado. Está familiarizado con el caso y me ofrece asesoría. Me calma un poco los nervios. Se presenta al juzgado, le dan la información y el dictamen final de acusación. Resulta que la fiscalía no presentó ninguna evidencia nueva en mi caso. Tuvieron 18 meses – y nada. La acusación sólo se sostiene con los testimonios de dos pandilleros que han recibido inmunidad.
Tampoco hay fecha para la vista pública, porque un sindicato ha reclamado su derecho de presentarse como ‘querellante privado’ contra Ernesto Muyshondt. La jueza de paz los había aceptado, aunque era poco lógico que se presentaran como acusadores privados en un caso que nada tiene que ver con los problemas laborales que han tenido con él como alcalde. Ahora la jueza de instrucción los ha sacado del juego, porque no presentaron ningún escrito de acusación en el debido plazo. El sindicato apeló esta decisión, la cámara rechazó la apelación, y fueron a la Corte Suprema para reclamar su derecho de ser parte privada en el juicio. Y ahí, en una gaveta de la Sala de lo Penal, duerme el asunto. Dicen que puede dormir ahí por años.
Estoy sentado en un vehículo alquilado. El que lo maneja, lo ha conseguido, a saber de quién, para este viaje conmigo. No me lo cuenta, ni pregunto yo. Él y otro excompañero de nuestros tiempos de guerrillero, que todavía no sé quien es, han preparado este viaje. Yo solo sé adónde voy: a Guatemala, pero no sé cómo. No sé los detalles que organizaron ellos para que yo pueda salir ilegalmente del país. Vamos sobre la autopista San Salvador-Santa Ana. Ahora sí se me despierta la curiosidad y pregunto al compañero que maneja cómo y adónde voy a pasar la frontera, y me dice: “No lo sé. No tengo porqué saberlo. El compa que te va a llevar la última parte en su carro sabe, sólo él y alguien en Guate. Tranquilo y con confianza, compa.”
No es que no les tenga confianza. Si a alguien le tengo que confiar mi destino, es a ellos. Pero estoy ansioso. Lo he estado por las últimas semanas, cuando comenzamos a hablar de que posiblemente será necesario hacer este viaje. Los pocos con los cuales pude hablar, incluso algunos amigos abogados, me dijeron: “Es tiempo que hagás un plan B. Estas cosas no se improvisan. No se pueden dejar hasta el último Momento, cuando ya no queda de otra. No funcionan sin plan.” Es cuando hablé con los dos compañeros, porque sólo ellos podían armarme un plan. Aún más me agarró la ansiedad cuando le pusimos fecha concreta e inamovible: en dos semanas, el 10 de enero del 2022 comenzará el viaje. Y ahora comenzaron a correr los plazos para hacer miles de cosas pendientes: revisar todos los documentos, cartas, fotos, videos y cuadernos y decidir qué hacer con ellos: llevarlos, guardarlos en otro lugar, destruirlos; escoger qué vamos a llevar en una mochila y dos maletas, que es todo lo que podemos llevar. Arreglar qué hacer con la casa, los muebles, la colección de arte que Daniela ha acumulado, mi archivo de fotografía, mi biblioteca, el carro. Y todo esto sin decir a casi nadie de qué se trata todo esto —sin poder pedir ayuda, sin despedirse.
El countdown empezó a correr a finales de noviembre del 2021. Me citaron a testificar ante una comisión especial que en la Asamblea Legislativa habían formado los diputados oficialistas para desaforar y enjuiciar a Norman Quijano. Lo acusaron de lo mismo que a mí, de un supuesto pacto con las pandillas para intervenir en las elecciones, en las cuales él fue candidato. Pero el caso contra él iría por separado, porque antes le tenían que quitar el fuero que como diputado lo protegía. La anterior Asamblea ya había formado una comisión con el mismo fin, que no prosperó. Ahora que la gente de Bukele tenía el control total del parlamento, repitieron el proceso —y esta vez nadie tuvo duda qué iba a pasar. El hombre ya era precondenado, aunque no había prueba de que intentó sobornar a las pandillas para que le apoyaran. Era igual que en el caso donde yo figuraba de acusado. Los mismos alegatos, la misma ausencia de pruebas.
Me citaron para el 1 de diciembre. Los diputados del partido oficial Nuevas Ideas trataron de emular la Santa Inquisición. Durante 5 horas no sólo me interrogaron sobre las supuestas negociaciones de Norman Quijano con las pandillas, y también sobre todo el proceso anterior, la tregua. Me negué a responder sobre eventos que serán sujeto en mi propio juicio y que además nada tuvieron que ver con lo que supuestamente estaban investigando: las elecciones del 2014. Me amenazaron con demandarme por ‘desacato”, otra palabra horrible del diccionario de la justicia penal. Y permanentemente me declararon culpable en el juicio contra mi persona, que ni siquiera tenía fecha de inicio. Yo sostuve lo que había dicho por años, desde que Nalo reventó este bombazo en la vista pública del casi tregua: Contrario a los alegatos de los testigos criteriados, de los fiscales y ahora de los padres de la patria, lo que hice en 2014 fue convencer a los pandilleros a no negociar con ningún partido. Y aunque me había propuesto no dejarme provocar, se impuso mi ADN y me fui a la contra ofensiva, burlándome de la ignorancia y torpeza con que los inquisidores lanzaron sus preguntas y ataques. Me sentí mejor. Todo terminó con serias amenazas, que me demostraron que iban a ir en serio contra mi.
Luego de este episodio, transmitido en vivo en televisión, me comenzaron a caer amenazas de parte de diputados oficialistas, ministros, secretarios de la presidencia, el mismo presidente de la Asamblea —todos exigiendo: “Arresten a este alemán exguerrillero hijueputa, este pandillero, que sigue haciendo daño al país. A la cárcel, ¡pero ya!” Ni hablar de los insultos y las amenazas mucho más gráficas en las redes sociales. Esto es molesto, pero como ya tenía callos contra estos ataques, no me preocuparon mucho. Mi familia sí.
En diciembre del 2021, cuando ya todos estábamos preparándonos para las vacaciones, me habló un amigo que tenía un amigo en la fiscalía. Dijo que era urgente que habláramos. Muy confidencial. Fui a vera a su casa y me dijo en voz baja, aunque nadie nos podía escuchar: “Tengo que decirte algo. Nunca podrás decir quién te lo dijo, porque entonces podrían averiguar quién me lo dijo a mí y fregarlo.”
“Okay. Deal. ¿Pero de qué me estás hablando?” Todavía no entendí el miedo que tenía mi amigo.
“Un colega den el departamento donde ven todos los casos relacionados con la tregua, me dijo que el fiscal general ha ordenado que consigan que te manden a detención, a como dé lugar.”
“Bueno, esto ya me lo imaginaba, no me sorprende. Ya lo intentaron dos veces.”
“También dicen que como la jueza se sigue negando a decretar detención, la van a remover, y esto no pasa de enero. Tomá tus decisiones, amigo. Te van a joder.”
A partir de este día, todos los que consulté me dijeron lo mismo. “Tomá tus decisiones. Haga un plan B, porque el plan A, que era enfrentar las acusaciones y vencerlas en el juicio, se ve negro”. Lo jodido es: Si el plan B era esfumarme y salir del país, todo tendrá que ser clandestino, preparado en secreto, sin despedirse de nadie. Y tendrá que ser por un punto ciego, porque desde la última audiencia tenía prohibido salir del país, parte de las medidas cautelares que me pusieron en julio pasado. “Pura formalidad”, me dijo la jueza, “usted ya me dijo que no tenía necesidades de viajar.” De un solo me decomisó el pasaporte. Otra formalidad. Por suerte hace poco logré recuperar mi pasaporte alemán. Lo había perdido cuando en el 2009, recién electo Mauricio Funes, me nacionalicé en El Salvador. Tenía que hacerlo para evitar que una vez en el poder, Mauricio Funes me echara del país, como me había amenazado durante su campaña. Lo hice para poder seguir ejerciendo periodismo en El Salvador, sabiendo que iba a perder mi nacionalidad alemana. Mi apuesta había sido El Salvador, ratificada varias veces: en 1984, cuando decidí no regresar a Alemania como me había comprometido con mi novia, sino quedarme hasta cuando durara la guerra. Luego en 1993, me casé con Daniela, quien nunca tuvo intención de ir a vivir a Alemania. Además yo quería ver y participar del proceso de reconstrucción del país y de la transición democrática. Quería comer de los frutos sembrados en 12 años de guerra.
Pero las cosas habían cambiado con la llegada de Bukele al poder y su rápida toma de control de todos los órganos del Estado. Cuando las cosas se comenzaron a poner feas a principios del 2021, el embajador de Alemania me convenció de solicitar mi ‘repatriación’ en Alemania —y para mi sorpresa fue admitida en tiempo récord, por la situación especial mía en un país sin garantía jurídicas y de libertad de expresión. Alguien en Alemania entendió mi dilema y en septiembre del 2021 me entregaron el librito rojo con el águila dorada —aunque en esta fecha todavía no estaba listo para usarlo, me sentí muy bien teniéndolo en mis manos. Por sí las de hule...
La sospecha que iban a remover la jueza, se confirmó. Algunos amigos hicieron un sondeo con gente en la Corte Suprema. A principios de enero vino la respuesta: en la Corte ya había indicios de que a la jueza Edelmira Violeta Flores Orellana la iban a remover del Juzgado Segundo de Instrucción, o sea de mi caso. Esta noche le hablé al compa que ahora me lleva en dirección a Occidente y le digo: “Activemos el plan.” El día siguiente me llama y me dice: “La fiesta es el 10 de enero. Vamos a juntarnos a recordar el inicio de la ‘ofensiva final’ del 10 de enero 1981, con la cual comenzó la guerra de 12 años. ¿No creés que es un día especial que hay que recordar?” Muy cómico... Me está recordando lo irónica de esta fecha. Voy a salir huyendo de El Salvador el 10 de enero, el día que se cumplen precisamente 41 años desde mi llegada al país para cubrir la guerra.
Durante todo este tiempo, desde que comenzaron a criminalizar la tregua con el primer juicio contra Raúl, Camilo y los otros 18, sentí que algún día me iba a tocar. Pero me dejaron fuera de este juicio. Cuando Nalo me acusó de delitos muy serios, como haber entregado dinero a las pandillas, para mi sorpresa no pasó nada y la fiscalía jamás me citó para interrogarme sobre este asunto. Entonces, dejé de preocuparme. Igual que en el 1981, cuando pasaron los primeros sustos y yo decidí que a mí no me podía pasar nada. Ahora, cuando al fin me acusaron, todavía mantuve la confianza en el sistema judicial. Todavía había una Sala de lo Constitucional que garantizaba los derechos de los ciudadanos. Todavía había jueces independientes, y la jueza de mi caso era una. Todavía estaba ansioso de enfrentar las acusaciones y comprobar mi inocencia. Demasiado orgulloso para correrme.
Pero el 1 de mayo del 2021, la nueva Asamblea, ahora bajo el control total de los seguidores del presidente Bukele, se voló de un solo al fiscal general y a los 5 magistrados constitucionales. En la misma noche, del primer día de haber asumido sus curules, el 1 de junio 2021, nombraron sustitutos de su gusto y color que ya tenían esperando, todos trajeados para juramentarse. Ahora ya era ilusorio seguir creyendo en la independencia de la justicia. Esto me puso en alerta. Pero el caso estaba en manos de una jueza que mi dio razones para seguir teniéndole confianza. Ella resistió las presiones de la fiscalía y del gobierno. Una vez que me di cuenta que a ella se la van a volar, explícitamente porque se negaba a decretar detenciones que la fiscalía solicitaba en varios casos con tinte político, seguir pensando en enfrentar el juicio era suicidio. Murió el Plan A y había que activar el Plan B.
Llegamos a Santa Ana. Nos metimos en un barrio periférico, muy parecido a uno donde hace un par de años fui con Camilo a buscar a unos hombres de la 18 para ver porqué había tantas quejas sobre reclutamiento forzoso en esta zona. Se abre un portón, entramos, el portón se cierra. Nos saluda el otro compa, hasta ahora me doy cuenta quién es. Nos abrazamos. “Dejémonos de cursilerías, vámonos, es tarde ya.” Medio me despido del compa que me trajo desde San Salvador. Otro abrazo corto. De todos modos no hay ninguna manera adecuada de despedirse en estas circunstancias y luego de 40 años de amistad. Me subo al otro vehículo y salimos. “Hay dos opciones para cruzar que tenemos preparadas. Una es la buena, y la otra es un poco más complicada. Siempre te van a recoger, y al otro lado te va a esperar un compa con su carro y te va a llevar a la ciudad de Guatemala. Todo bien simple nada que preocuparse,” me dice.
Me toca la segunda opción, no la buena. En el punto de la primera opción sólo había que pasar un portón para entrar a un terreno, y luego salir por otro portón a Guatemala. Pero cuando llegamos, toda la zona está llena de soldados. Cuatro están apostados enfrente del portón. Regresamos sobre la misma carretera. El compa está en permanente comunicación telefónica con el contacto del otro lado. Le dicen donde parar y que ahí me va a recoger un muchacho con camiseta amarilla. Llegamos, nos paramos. Vemos al muchacho. Viene bajando una verada empinada. Me bajo. Me despido. El compa me ve la cara de susto y dice “Todo va a ir bien.”
“Gracias.” Arranca el carro y me quedo sólo, bueno con un extraño de camiseta amarilla. Lo que no me dijeron era que en este lugar hay que subir una cuesta. Vi la cuesta en frente de mí. ¡Mierda! ¿Cómo voy a subir esta cuesta? Desde mi operación de corazón, a finales de noviembre 2019, no aguanto las caminatas largas y me matan las cuestas. El muchacho corre adelante, haciéndome señas de seguirle. La vereda es muy empinada. A los pocos metros tengo que pararme a agarrar aire, antes de seguir. Cuando se da cuenta que no puedo más, el muchacho me espera, me quita la mochila y me dice: “Mire, abuelito, aquí no nos podemos quedar. Nos pueden ver desde abajo. Tenemos que llegar a este bosque arriba, allá puedes descansar.” Me volteo y en una cancha a la par de la carretera, veo a una patrulla de 4 soldados caminando. No levantan la vista para arriba, pero en cualquier momento lo pueden hacer. Movilizo mis últimas fuerzas y sigo corriendo. Me mareo. Para no caerme, me agarro de los palos de café, jalándome de sus ramas. Luego de lo que parece una eternidad, pero que habrán sido tal vez 5 minutos, nos metemos de lleno en el cafetal, y el muchacho con la camiseta amarilla me dice: “Aquí puede descansar un rato, abuelo. Ya no nos pueden ver, y casi estamos del otro lado.” Me siento en las piedras, igual que en las marchas agotadoras en Morazán, sintiendo este cansancio que te hace caer en el piso y recostarte sobre lodo, piedras, o lo que sea. Exactamente 40 años han pasado desde que llegué, y otra vez me toca montear, ¡no puede ser! El mismo 10 de enero que llegué salgo huyendo. ¡Qué ironía de mierda!
Escucho al muchacho hablar por teléfono: “A ver si adelantan la camioneta lo más que pueden, es que el hombre que mandaron casi se me pela en la cuesta...” Luego de caminar unos 20 minutos más, ya pausado y con descansos, veo la camioneta. Trato de no tambalear en los últimos metros. Pago al muchacho. Me ayuda a subirme a la camioneta y se va. “Ya la hiciste, compa”, me dice el motorista, y su copiloto agrega: “Ya puedes descansar. Dormite un rato. Ya estás en seguridad. En tres horas estás en la capital.” No preguntan nada. No cuentan nada de lo suyo. Seguramente les interesaría saber qué ondas con este abuelo chele que cruza a Guate por un punto ciego. Pero en este negocio se sabe que no hay que hacer preguntas.
Miro el reloj. Es exactamente la hora que Daniela, acompañada de otros dos compas, tiene que cruzar la frontera en otro lugar, de manera legal, para luego encontrarme en un hotel en la Ciudad de Guatemala. Pasado mañana estaremos sentados en un avión y saldremos de Centroamérica. Sólo pensarlo duele, porque sé que es un viaje sin retorno, y que 40 años de historia quedan atrás.
El libro se terminó escribiendo en Coyoacán, Ciudad de México, en agosto del año 2022
¿Qué pasó con...?
Hernán Vera, Maravilla, se fue a México luego de la firma de la Paz, para hacer cine. Se juntó con Epigmenio Ibarra para formar la productora Argos y establecerla como una de las más grandes casas de creación de películas y series de televisión de América Latina. Maravilla murió en México en 2014. *
Epigmenio sigue dirigiendo Argos y es un activista en apoyo al presidente López Obrador. * Joaquín Villalobos, Atilio, vive en Oxford y trabaja como consultor internacional de resolución de conflictos. * Mi jefa Luisa, Mercedes del Carmen Letona, es directora del Banco de Cooperación Financiera de los Trabajadores en San Salvador, que se encarga del fomento de la microempresa y de la inclusión social de los excombatientes. * Ana Guadalupe Martínez, María, fue diputada del FMLN y después secretaria adjunta del Partido Demócrata Cristiano. Se retiró en 2021. * Jonás, Jorge Meléndez, fundó el Partido Socialdemócrata y fue director de Protección Civil durante los dos gobiernos del FMLN. Fue removido del cargo por Nayib Bukele y vive en San Salvador. * Sebastián Alejo se convirtió en asesor político, trabajó con el Dr. Héctor Silva en todas sus campañas y actualmente con el alcalde de Metapán. * Rogelio Ponseele ejerció como párroco de Perquín, donde sigue viviendo luego de su retiro en 2015. Murió el 24 de marzo 2025 luego de un accidente de tráfico.
* Carlos Consalvi, Santiago, vive en San Salvador y dirige el Museo de la Palabra. * Harry Mattison se retiró del oficio de reportero de guerra y se casó con la poetisa Carolyn Forché. Viven cerca de Washington, DC. Se dedica a proyectos de fotografía con jóvenes de barrios marginales. * Sebastián, el Torogoz sigue cantando, cultiva maíz y frutas en su finca en Jocoaitique y es guía turístico en Morazán. * Guillermo Escalón se separó del ERP en 1985, vive entre Guatemala y Francia y sigue haciendo cine documental. * Marvin Galeas se convirtió en consultor político y publicista. * Su hermano Geovanni Galeas apareció en política como asesor de Tony Saca y luego de Nayib Bukele —para terminar como propagandista de Nuevas Ideas. * Carlos Figueroa, El Chino, fundó una productora de publicidad en El Salvador y produjo campañas para los gobiernos de Mauricio Funes, Salvador Sánchez Cerén y Nayib Bukele. * Mario Velázquez vive en las afueras de Washington, DC. * David Evans se casó y se asentó en Antigua Guatemala, pero siguió viajando por el mundo poniendo patas a los lisiados de guerra. Murió en 2020.
David Evans
* Jorge Fuentes siguió haciende películas en el ECIFAR y comenzó a dar clases en la Escuela Latinoamericana der Cine Y TV en San Antonio Los Baños/Cuba. * El general Ramón Espinosa Martín es viceministro de Defensa y miembro del Buro Político del PC Cubano. * Elia Arce vive en su natal Costa Rica y se dedica al arte del performance. * El coronel Ramos, quien fue comandante de la Segunda Brigada de Infantería en Santa Ana, al terminar la guerra fue a vivir a Europa. A través de un general retirado me hizo saber que no tuvo ninguna duda de mi militancia en el ERP cuando le entrevisté en su cuartel. *William Palacio, Memo, fundó una compañía de seguridad privada, empleando a muchos excombatientes. Murió en 2021.
Willam Pancasio, "Memo"
* Raúl Mijango nunca salió libre luego de su encarcelamiento. Murió en 2023, luego de que en el penal le fue negado durante años la adecuada atención médica.
Raúl Mijango
* Camilo, Roberto Castillo, renunció en el año 2020 a la Policía Nacional Civil que ayudó a formar luego de la guerra. Bajo el mando de Bukele y del comisionado Mauricio Arriaza ya no había espacio para él. Salió del país y vive en Canadá con su esposa. Su hija mayor, Victoria, estudia en Los Angeles; la menor, Isa, en Vancouver. * Fabio Colindres fue nombrado obispo de San Miguel. * Toni Cabrales vivió su vida de retirado en San Salvador y su isla en el Lago Coatepeque. Murió en abril del 2023.
Antonio Cabrales, "Tony"
* José Miguel Insulza terminó su mandato al frente de la OEA en 2015, regreso a Chile y ejerce como senador desde el 2018. * Adam Blackwell entregó su cargo en la OEA en 2015 y trabaja como consultor e investigador en asuntos internacionales y de seguridad nacional. * Los pandilleros que menciono en la segunda parte, o están recluidos en el penal de máxima Seguridad de Zacatecoluca, o están muertos. Existen rumores no cnfirmados que algunos fueron liberados clandestinamente por el gobierno Bukele, en el marco de sus pactos con las pandillas. * El único que queda con vida y en libertad es El Diplomático. Ahora puedo revelar que se llama Rafael, aunque dudo que sea su nombre legal. En febrero 2024 se hizo público que se encuentra bajo protección del gobierno de Estados Unidos. Se reveló en El Faro que Rafael tomó durante meses a la policía y al gobierno salvadoreño del pelo. Les ofreció que junto con el cartel de droga mexicano Nueva Generación de Jalisco podía encontrar en México, secuestrar y entregar a El Salvador a un ranflero de la MS 13 conocido como El Crook – antes de que cayera en manos del FBI. El Crook fue liberado por el mismo gobierno salvadoreño, dentro de sus pactos con la MS, a pesar de que tenía una condena de 40 años de cárcel y Estados Unidos había solicitado su extradición. Cuando su liberación fue revelada por El Faro y los Estados Unidos protestaron por esta medida ilegal, el gobierno salvadoreño quería corregir su error y ofreció que estaba dispuesto a pagar 1 millón de dólares al cartel, 250 a la pandilla y 50 mil a Rafael por recuperar al Crook. Esto nunca paso, porque en noviembre 2023 el FBI capturó al Crook en Chiapas y se lo llevó a Estados Unidos. Pero Rafael, quien nunca tuve ningún contacto con el cartel de Jalisco, logró con este engaño la liberación de su hermana detenido en El Salvador. Luego de lograr sacar a la hermano y toda su familia de El Salvador, Rafael informó el periódico El Faro. Con el FBI ya tenía de antemano un arreglo de conseguir protección y residencia en Estados Unidos. * Nalo y Piwa, los dos ranfleros convertidos en testigos de la fiscalía, han desaparecido. La fiscalía dice que ya no los pueden contactar. No se sabe si están vivos o escondidos. * David Munguía Payés fue nombrado nuevamente ministro de Defensa en 2014 y se retiró en 2019. Se encuentra encarcelado bajo la acusación de asociación ilícita. * El alcalde Salvador Ruano murió el 19 de julio del 2017, luego de haber ganado con gran ventaja las primarias para la próxima elección.
El alcalde de Ilopango, Salvador Ruano, con representantes
de la pandilla MS-13 y Barrio 18, firman un acuerdo de pacificación.
Foto: El Faro
* Ricardo Perdomo ejerció como Superintendente del Sistema Financiero en el segundo gobierno del FMLN. * Ernesto Muyshondt fue alcalde de San Salvador del 2018 al 2021. Se encuentra encarcelado en el penal de Mariona, esperando varios juicios, uno de ellos por sus tratos con las pandillas en 2014 y 2015. Denunció que ha sido sujeto de maltratos y tortura. * Norman Quijano fue diputado hasta el 2021 y enfrenta un juicio por supuestas negociaciones con las pandillas en el 2014. Vive en Honduras. * Jorge Velado se retiró de la presidencia de ARENA en 2016 y murió en diciembre del año 2020 de un tumor cerebral.
Jorge Velado
* Bobby Murray se retiró en 2013 de la presidencia del Grupo Agrisal, pero quedó dirigiendo la Fundación Rafael Meza Ayau. Murió en julio 2022. *
Roberto Murray Meza, "Bobby"
Mi abogada defensora, Bertha María Deleón, tuvo que salir del país en agosto del 2021, cuando la fiscalía presentó la cuarta acusación penal contra ella. Vive en México. * El juez Godofredo Salazar fue removido del Juzgado Especializado de Sentencia a un juzgado en Ilobasco. * La jueza Edelmira Violeta Flores Orellana, luego de su remoción del Segundo Juzgado de Instrucción, ejerce en un juzgado de Mejicanos * Mis hijos son profesionales y viven en 4 países diferentes: El Salvador, Estados Unidos, España y Alemania. * Daniela regresó a su mundo de la danza y trabaja como diseñadora de luces. * El ERP se disolvió en 1993. * Radio Venceremos se convirtió en emisora legal en 1993, luego en una radio comercial y al final fue vendida a una iglesia protestante. * La empresa PublicArt no logramos convertir, como planeado, en una sociedad de sus fundadores y artistas, quedó en manos de un grupo de compañeros de la dirección del ERP y al final fue vendida. * El FMLN gobernó del 2009 al 2019. * El expresidente Mauricio Funes es acusado de multimillonaria corrupción gubernamental, y pidió asilo político en la Nicaragua. * Cinco años después, Daniel Ortega también otorgó asilo al siguiente presidente y exmiembro de la Comandancia General del FMLN, Salvador Sánchez Cerén, ‘Leonel’. * El FMLN perdió un millón de votos a Nuevas Ideas, el partido que formó el ex alcalde del Frente, y se quedó reducido a sólo 4 diputados. * ARENA tampoco de recuperó de la derrota del 2019. Se quedó en 221 con 13 diputados, de los cuales 4 desertaron después. * En febrero 2014 Nayib Bukele es reelecto como presidente, aunque la Constitución lo prohíbe * En El Salvador, a 30 años de poner fin a la guerra y la dictadura con la firma de los Acuerdos de Paz, reinan los hermanos Bukele, el autoritarismo y la corrupción. * Yo llevo una vida tranquila con Daniela en un lugar seguro. Escribo. Me siento feliz, pero al mismo tiempo herido.
Agradecimientos
Este libro, como casi todo lo que hago, no fuera posible sin Daniela Heredia. Gracias especiales al escritor Jorge Galán, quien leyó la primera versión de este libro y me dio ánimo de seguir escribiendo y consejos de cómo hacerlo mejor; a Carmen Salvador y Mauricio Nájera, quienes me señalaron los errores de ortografía y otras metidas de pata. Especiales gracias a mi hija Charito que me empujó a seguir escribiendo y se encargó de la diagramación y el diseño. Gracias al pintor salvadoreño Antonio Bonilla que nos cedió el derecho de reproducir sus obras. Gracias a Camilo, Fabio Colindres, Sebastián Torogoz, Rogelio Poncele y Sebastián Alejo, quienes me ayudaron a revivir muchos detalles de las historias compartidas.
Si a algunos lectores el final de este libro les parece muy pesimista, déjenme decirles que si el tiempo retrocedería por 40, 50 o 60 años, yo lo haría todo igual, solamente trataría de hacerlo mejor.
El autor
Nací en 1944 en Poznan (Polonia), como Arnd Richard Lüers. Al terminar la guerra, la familia se asentó en Osnabrück. En 1964, me mudé a Berlin, donde estudié literatura, lingüística y ciencias políticas, graduándome en 1970. Al salir de la universidad, tomé la decisión de dedicarme a la organización sindical y trabajé en la fábrica de lámparas Osram en Berlin. En 1975 fui electo delegado sindical (Betriebsrat). En 1979 regresé al oficio de escribir, en el recién fundado periódico ‘Die Tageszeitung – TAZ’. En diciembre 1980, viajé a Centroamérica para trabajar como corresponsal y colaborar a la vez con la guerrilla del Ejército Revolucionario del Pueblo. Trabajé con el ERP hasta el final de la guerra, en 1992, bajo el nombre de Paolo. Luego de los Acuerdos de Paz, me quedé en El Salvador. Me casé y tengo 4 hijos. Trabajo como periodista, analista político y columnista de opinión, publicando bajo el nombre Paolo Lüers. En marzo 2012, me involucré en el grupo de mediadores que comenzó un diálogo con las pandillas para llegar a una tregua entre ellas. Desde enero del 2022, vivo en el exilio.