martes, 31 de marzo de 2020

Carta al ministro de Salud: ¡Asuma! De Paolo Luers

Ex ministra y ministro nuevo de Salud

Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 31 marzo 2020


Estimado doctor Alabi:
La anterior ministra qued
ó desmontada desde su triste rol con la crisis del agua, pero el presidente la mantuvo en su cargo, aunque sea de adorno, porque no le gusta reconocer errores. Así que cuando nos vino encima la epidemia del Coronavirus, tuvimos una ministra ausente y le tocó a usted medio llenar el vacío.

Para que no le pase igual, sería bueno que usted asuma la responsabilidad con fuerza. Es una emergencia de Salud, y por ley tiene que ser el ministro de Salud quien asume el liderazgo de las estrategias de contención de la epidemia. Alguien tendrá que decirle al presidente que no puede seguir tratando a sus ministros como simples ejecutores de sus ordenes y ocurrencias...

Tampoco usted puede tolerar que el ministro de Defensa o el jefe de la PNC se arroguen la autoridad para decretar que todo el mundo tiene que llevar puestos guantes y mascarillas, cuando los médicos y el Ministerio de Salud dicen que esto no tiene sentido. En situaciones de emergencia, las indicaciones tienen que ser claras, coherentes y transparentes. Y tienen que emanar de la autoridad competente, que en este caso es el Ministerio de Salud.

Le toca a usted tomar la decisión, que todos los médicos expertos recomiendan en todo el mundo: aplicar los exámenes de Conavid-19, de la manera más rápida y masiva posible. En nuestro caso, comenzando con todos los albergados en “centros de contención”. No es una decisión que le toca tomar al presidente de la República. Le toca a usted de crear una comisión de expertos de epidemias, salud pública y administración de hospitales que le ayude tomar las decisiones correctas.

Ahora que hay ministro de Salud, sería lógico que tome control del proyecto del hospital en el Cifco. Está bien que el presidente de lineamientos y que el ministro de Obras Publicas ponga a disposición a sus ingenieros. Pero alguien tiene que definir, con criterios profesionales, qué tipo de hospital necesitamos. Es el ministerio de Salud que conoce las necesidades y los tiempos en que tiene que cumplirse. 

El presidente, quien todo lo mide por su impacto mediático, obviamente no ha consultado a expertos de salud cuando lanzó su proyecto de un hospital de 2000 camas y 300 UCI (luego habló incluso de 1000 Unidades de Cuidados Intensivos). Lo que se necesita, desde el punto de vista del peligro de colapso de nuestro sistema hospitalario, un hospital de emergencia, de campaña, no una instalación permanente, con edificio idóneo. ¿Cómo son los hospitales de campaña? Investiguen lo que el cuerpo de ingenieros de la Fuerza Armada de Estados Unidos está levantando en muchas ciudades, utilizando hoteles, centros de convenciones, naves industriales, etc. Pídanle al embajador de Estados Unidos que lo ponga en contacto con los expertos.

Lo que necesitamos es que alguien nos arme un hospital de campaña de 50 o 200 camas, pero que esté listo en 1 semana. Al solo comenzar a funcionar, que construyan otro, adaptándose a la demanda. De nada nos sirve un súper hospital, que no estará listo cuando lo necesitamos...

¿Está usted dispuesto a pelear todos estos puntos con el presidente? Entonces, merece ser ministro de Salud en tiempos de epidemia.

Recuérdese, ministro: Todo el inmenso esfuerzo para ‘contener’ la epidemia (cerrando aeropuertos, fábricas y comercio; decretando toques de queda y encerrándonos en nuestras casas) era para ganar tiempo y poder preparar nuestro sistema de salud para la marea de contagiados. Hemos tenido éxito, legramos ganar tiempo, el desarrollo de la epidemia se retrasó en comparación con otros países. 

¿Pero hemos aprovechado el tiempo? ¿Hemos puesto nuestros hospitales en mejores condiciones? No, o muy poco. Siguen sin tener insumos básicos. Siguen sin tener suficientes mascarillas y trajes para proteger a los médicos y enfermeras. No se ha escuchado nada de adquisiciones de respiradores. Todo parece enfocado en el proyecto del mega hospital en el Cifco, pero no en el Rosales, Zacamil, Saldaña o los hospitales del Seguro Social.  

No se ha formado comités de médicos, involucrando a los hospitales privados y los doctores de libre ejercicio. 

Habrá harto trabajo para usted si decide asumir como Dios manda las responsabilidades y la autoridad de un ministro de Salud. Tendrá todo el apoyo del gremio y de la sociedad.

Saludos, 


sábado, 28 de marzo de 2020

Carta a Nayib Bukele: Subsidiar al ISSS para que subsidie a los trabajadores. de Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 28 marzo 2020


Presidente:
Cuando usted mandó, a través de su ministro de Gobernación Mario Durán, su proyecto de “Estado de Emergencia Nacional por la Pandemia del Civid-19”, una de las previsiones claves para hacer viables las medidas de restricción de la actividad económica y de cuarentenas fue esta provisión contenida en el artículo 5: 

“No podrá ser objeto de despido todo trabajador o trabajadora que sea objeto de cuarentena (...). Las cuarentenas ordenadas por el Covid-19 tendrán el mismo tratamiento de las incapacidades temporales por enfermedad común (...). El Instituto Salvadoreño de Seguro Social está obligado a cubrir la totalidad del subsidio diario por incapacidad.”

Así fue aprobado por la Asamblea, Y así tiene que ser. Así lo dictan la lógica y la justicia social. Si un gobierno decreta que las empresas no pueden despedir a sus trabajadores que por orden gubernamental no pueden asistir a sus lugares de trabajo, tiene que asumir los costos de su medida, o sea pagar las salarios caídos. Y el mecanismo idóneo es el Seguro Social, que tiene organizados todos los datos de empleados y todos los cálculos para pagarlos en caso de enfermedad – o cuarentena, en este caso.

Esto no significa que el Seguro Social va a absorber los costos, como ahora el gobierno alega, acusando a quienes insisten en este mecanismo de compensar a los en cuarentena de estar “quebrando al ISSS.”

Para no quebrar al Seguro Social, lo que tiene que hacer su gobierno es subsidiar al ISSS para que subsidie a los trabajadores y sus familias. Todos estábamos esperando que en el paquete de los 2,000 millones de dólares apareciera este subsidio. Pero no. Ni se menciona el problema. Asigna su cuota de 30% a las alcaldías, provee los pagos de $300 a las familias del sector informal - pero ni un centavo para resolver el problema de los salarios caídos del sector formal. 

Es más, el gobierno presenta a la Asamblea otro decreto que diga que las empresas no pueden despedir a nadie y que tienen que mantenerles el sueldo por la duración de la emergencia con sus decretos de cuarentena.

Viene la Asamblea y reitera, en una declaración de “interpretación auténtica” que este problema ya está resuelto en el decreto 593, artículo 5 (que citamos arriba). aprobado el 13 de marzo. Los salarios caídos por cuarentenas los tiene que pagar el Seguro Social.

Viene usted y publica en Twitter (a la 1.38am de la noche del día 27) una sola palabra, acompañada de una carita burlona: “¡VETO!”

Viene la Asamblea y, asustada, retira su “interpretación auténtica” para considerarla. 

Esto no es política, mucho menos es como se administra una crisis. Es un circo.

La “interpretación auténtica” ni siquiera era necesario, porque el decreto 593 es claro e inequívoco. Aunque usted vete la “interpretación auténtica”, no puede retrospectivamente vetar le ley (propuesta por usted mismo) que daba vigencia al Estado de Emergencia. Sigue vigente y sigue diciendo que el Seguro Social tiene que pagar como si se tratara de incapacidades por incapacidad.

En todo esto, presidente, usted y sus paladines han caído en un lenguaje tan agresivo que, empleado por los gobernantes, pone en peligro la cohesión social de la sociedad salvadoreña. Tal vez usted, en sus fantasías de poder, no se da cuenta, pero esto significa también poner en peligro la gobernabilidad de su propio gobierno. 

Si sigue así, solo va a poder gobernar con restricciones, represión, asumiendo poderes especiales que la Asamblea no le ha dado y no le va a conceder.

Saludo, 


jueves, 26 de marzo de 2020

Carta a la Asamblea: Hay verdades que hay que repetirlas hasta que se entiendan. De Paolo Luers



Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 26 marzo 2020


Estimados diputados:
Lo que voy a decir, va a la oposición y con urgencia. Hay una enorme presión el día de hoy, en su plenaria de jueves, para que aprueben el paquete de los $2,000 millones para que el Estado salvadoreño pueda enfrentar las consecuencias económicas, sociales y laborales de la crisis del coronavirus. 
Y tiene razón el Gobierno cuando resalta la urgencia de esta decisión. Estamos en emergencia. Pero la emergencia nos obliga no solo a reaccionar rápido, sino igualmente a tomar las decisiones correctas. 
En mi última carta escribí: “Hablando de la ayuda financiera estatal: El gobierno tiene toda la razón del mundo para exigir la aprobación de un paquete de rescate económico de 2,000 millones de dólares. El problema es: ¿Qué hacer con este dinero, dónde invertirlo? Hay que tener claro que este fondo de rescate es el último cartucho que nos queda para evitar que el pinche virus deje al país en la quiebra. Si lo gastamos mal, no habrá otro”.
Y aunque sea repetitivo, voy a insistir en este argumento. Así como lo está haciendo Manuel Hinds en sus columnas. Es “el tema” en estos días, igual que la necesidad imperante de comenzar a hacer exámenes masivos de coronavirus, comenzando con todos los que están concentrados en albergues de cuarentena. De los exámenes depende el éxito de nuestra estrategia de contención a la epidemia. Y del carácter correcto del paquete de rescate financiero depende la gravedad de la crisis económica que inevitablemente viene en consecuencia de la epidemia.
Hasta ahora la oposición se ha concentrado en el análisis del paquete de rescate en los temas de transparencia y rendición de cuentas. Un tema importante. Ustedes le han puesto algunos candados al decreto, y esto es lo que ha provocado la ira del gobierno. En el debate de hoy es importante mantener estos candados para garantizar la transparencia del manejo de estos fondos.
Pero transparencia no es todo. Falta discutir otro tema, tal vez más importante y más controversial, antes de aprobar el paquete, y sobre esto hemos escuchado muy poco: ¿Qué es prioritario financiar con el paquete de rescate?
Cuando hablamos de un ‘paquete de rescate’ es para distinguirlo de un ‘paquete de estímulo’. Lo último es necesario para salir de una crisis financiera clásica: estimular al mercado, la producción, el comercio. No estamos ante una crisis financiera que necesita estímulos para superarse. Estamos ante un crisis económica consecuencia del cierre de operaciones de la mayoría de empresas que los gobiernos han decretado dentro de su estrategia de ‘lockdown’ de la vida social para contener la propagación del virus.
Tampoco se trata de un paquete de estimular el desarrollo local. Llama la atención que el paquete, así como se está discutiendo, contiene mucho financiamiento para las alcaldías. Y parece más estrategia electoral, de todas las partes involucradas, que estrategia para compensar a las familias de su pérdida de ingresos.
Porque de esto se trata, en esto tiene que concentrarse el paquete que tienen que aprobar: proteger los ingresos que necesitan las familias para sobrevivir. En este sentido, es correcta la decisión del gobierno de hacer una transferencia financiera de $300 mensuales a los que normalmente viven de la economía informal, sea como micro y pequeños empresarios, como independientes o como empleados. Esto está muy bien, y ojalá que el gobierno encuentre rápido la forma de hacerlo de manera efectiva y transparente. Hay que apoyarlo.
¿Pero qué solución hay para los empleados de las empresas formales, incluyendo las grandes? Hasta ahora el gobierno solo ha dicho que las empresas temporalmente cerradas (que son la gran mayoría del país) tienen que seguir pagando las planillas. Esto puede ser sostenible para 1 mes, aunque tampoco para todas las empresas. Pero la crisis no terminará en un mes. No podemos correr el riesgo que las empresas quiebren definitivamente, porque entonces será muy difícil volver a arrancar la economía una vez que termine el ‘lockdown’.
El paquete de rescate tiene que tener como prioridad número uno garantizar el ingreso a toda la fuerza laboral, y esto significa la necesidad de que el estado asuma buena parte de los salarios, directamente o mediante compensaciones a las empresas. Y ojo, esto tiene que incluir la gran empresa igual que la mediana y pequeña. 
Si el paquete de rescate no es diseñado así, no funcionará. Y si el gobierno no tiene claro esto, más razón para la Asamblea de corregirle la plana, brinque quien brinque.
Saludos, 

Columnas de Manuel Hinds sobre el tema:


Mi última carta:

Carta al gobierno y los diputados: No malgasten el último cartucho

martes, 24 de marzo de 2020

Carta a todos los encuarentenados en sus casas: Que no cunda el pánico. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 24 marzo 2020

Tendría unas grandes ganas de escribir sobre algo que no esté relacionado con el coronavirus. Pero sobre qué, si aunque nosotros todavía no estamos contaminados físicamente, toda la vida está contaminada por la epidemia, por el miedo que causa, por las medidas que estamos tomando para contenerla. 
La política, la gobernanza, la economía, la vida social y cultural, el debate nacional, todo está 100% supeditado al tema coronavirus. El hecho que estemos confinados a nuestras casas nos hace pensar todo el tiempo en el virus, en la cuarentena, en el toque de queda, en nuestros amigos médicos o enfermeros, en los programas de rescate que diseñan los diferentes gobiernos. 
El presidente Nayib Bukele incluso declaró que el virus nos tiene en la Tercera Guerra Mundial. Como si los números apocalípticos que trató de explicarnos en su última cadena nacional no hubieran sido suficientes para provocar pánico. Si lo entendí bien, en la misma cadena nuestro presidente mencionó que tenía 9 noches de no dormir. Esto es peligroso, presidente. Yo lo sé de propia experiencia: luego de que me operaran de corazón, pasé semanas con insomnio y de repente comencé a alucinar… Cuidado, presidente, antes de hablar de escenarios apocalípticos y guerras mundiales, busque la forma de conciliar el sueño. Por favor.
Hoy la angustia de la gente encuarentenada en sus casas es que la PNC no vaya a detener (y luego meter por 30 días en un centro de contención y cuarentena) al familiar que salga a ir al súper o la farmacia. O al familiar que sale a trabajar en el mercado donde está autorizado que sigan vendiendo verduras o carnes. ¿Pero los policías o soldados desvelados van a reconocer la carta de acreditación que le dio su jefa, que es medio analfabeta y obviamente no tiene papel membretado de su puesto de venta?
En el caso de nuestra colonia, estamos preocupados por nuestros vigilantes. Ya decidimos pagarles el mes y mandarlos a su casa. Pero irían en moto, porque en bus les cuesta el doble de tiempo y además andan todo su salario. Pero hoy salió el jurídico de Casa Presidencial en conferencia diciendo que de ninguna manera pueden ir dos personas en una moto…
Muchas cosas simples de la vida cotidiana se han vuelto complicados y algunas hasta peligrosas. Yo sé que esto no es nada comparado a lo que viven los médicos y enfermeras en Italia. Pero tampoco hay razón de profundicemos las angustias de la gente. Las medidas que tome el gobierno para protegernos siempre nos van a causar incomodidades, es inevitable, porque necesariamente son medidas restrictivas.
Pero hay una línea entre restrictivo y represivo que no es necesario cruzar. En tiempos de emergencia, los ciudadanos apoyamos que el gobierno tenga competencias excepcionales para hacerle frente a la crisis. Pero cualquier gobierno al cual le hemos concedido poderes excepcionales tiene que saber manejarlos con prudencia, transparencia, y firmeza, pero nunca de manera represiva. Y un gobierno que hace poco cometióun atentado contra la independencia de la Asamblea Legislativa militarizando su sede tiene que tener un especial cuidado de mostrarle a sus ciudadanos que no abusará de los poderes especiales concedidos.
Los encuarentenados en nuestras casas debemos estar con cuidado de que no nos metan pánico. Y cuando termine vamos a hacer algunas fiestas alegres en el pasaje, en la colonia, en el centro.
Saludos, 


sábado, 21 de marzo de 2020

Carta al gobierno y los diputados: No malgasten el último cartucho. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 21 marzo 2020


Este viernes cinco periódicos salvadoreños salieron con portadas casi idénticas, dedicadas a un mensaje motivacional: JuntosSaldremosAdelanteElSalvador, decorado con la bandera nacional. El Diario de Hoy salió en su portada con un titular noticioso: “Economía en grave peligro”. Y a este tema, la crisis económica y social provocada por el Coronavirus y la necesidad de contener su propagación con medidas drásticas, el Diario dedicó (desde hace varios días) buena parte de sus páginas de noticias y opinión.
La reacción del presidente fue publicar en Twitter tres portadas y el siguiente comentario: “Hay unos que han entendido lo que enfrentamos todos. Otros no. Ojalá entiendan pronto”.
Lamentablemente, es el presidente el que no entiende. No entiende el gran valor que es la libertad de prensa, la diversidad, la pluralidad, el respeto y la tolerancia. Y tampoco parece entender que a esta altura de la crisis tal vez lo más patriótico no es cerrar el debate para invocar la unidad, sino promover que todos participen constructivamente en el diseño de una estrategia viable para evitar que la crisis económica quiebre al país y nos lleve a una crisis social profunda más letal que la epidemia.
Casi todos los actores nacionales estamos de acuerdo con el concepto que escogió el gobierno para contener la epidemia: poner al país en cuarentena y limitar todas las actividades que facilitan la propagación del virus. Pero estar de acuerdo no significa cerrar los ojos ante las consecuencias que estas medidas tienen para la economía y el empleo. Empresas de todos los tamaños, de las más pequeñas hasta las más grandes, van a quebrar si el gobierno les ordena cerrar sus operaciones y al mismo tiempo seguir pagando sus planillas. 
El gobierno ordenó el cierre de operaciones de call centers y maquilas. Los clientes internacionales de estos dos rubros inmediatamente van a contratar empresas en otros países y cuando pase la emergencia sanitaria y nuestras empresas quieren retomar sus operaciones, estarán quebradas financieramente y ya no tendrán clientes. 120,000 empleos están en juego en estos dos rubros. En estos casos, antes de ordenar su cierre, el gobierno debería haberles ordenado a los call centers y maquilas, con la necesaria ayuda financiera del Estado, adaptar su forma de trabajar a las necesidades de contención del virus.
Hablando de la ayuda financiera estatal: el gobierno tiene toda la razón del mundo para exigir la aprobación de un paquete de rescate económico de 2,000 millones de dólares. El problema es: ¿Qué hacer con este dinero, dónde invertirlo? 
Hay que tener claro: Este fondo de rescate es el último cartucho que nos queda para evitar que el pinche virus deje al país en la quiebra. Si lo gastamos mal, no habrá otro.
El plan de rescate financiero no puede, como originalmente planteó el gobierno, concentrarse en dar a las alcaldías fondos para crear empleos en sus municipios. Esta idea hay que posponerla, primero hay que sobrevivir.
Los 2,000 millones tienen que focalizarse evitar que los cierres necesarios de operaciones de muchas empresas las lleven a la quiebra. De nada nos sirve que el gobierno decrete que durante un mes los empleados de estas empresas reciban su salario, si esto lleva a su quiebra definitiva. Las medidas contra la epidemia no van a terminar en tres semanas o un mes. Las vamos a tener que mantener el tiempo que sea necesario, o sea hasta que la epidemia se agote. Ahora en El Salvador ni siquiera ha comenzado a propagarse el virus…
Hay una necesidad social de que la gente que no puede seguir trabajando no quede sin ingresos. En el caso de la economía formal, el gobierno tiene que asumir la continuidad de los salarios. A través de las empresas, reembolsándoles las planillas, o a través del Seguro Social.
En el caso de la economía informal, no hay otra forma que dedicar otra parte del fondo de rescate a programas sociales de transferencia financiera a las familias por las medidas gubernamentales. Si no, este sector cae de la pobreza a la miseria y hambre en cuestión de días. 
Teóricamente, no deberíamos de hablar de un “fondo de rescate económico”, sino de un “fondo de compensación”. Si logramos que las empresas no quiebren y los empleos no se pierdan, el rescate seráautomático, una vez que salgamos de esta emergencia.
En cambio, si malgastamos este último cartucho que nos queda con mala puntería,  las consecuencias serán graves. 
Saludos, 

jueves, 19 de marzo de 2020

Carta a los colegas mexicanos: ¿Y los 12 salvadoreños del pleito de Bukele con México, se desvanecieron? De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 19 marzo 2020


¿Ya no hay periodistas en México? Veamos.

El presidente de un país vecino acusó al gobierno mexicano de permitir que 12 personas confirmadas de contagio con Coronavirus anden libremente en el aeropuerto de la Ciudad de México y, aun peor, permitir que aborden un vuelo a San Salvador. El presidente Bukele de El Salvador ordena cerrar el aeropuerto para cualquier avión de pasajeros.

El gobierno de México, mediante su canciller Marcelo Ebrard, desmiente la acusación. Avianca cancela el vuelo en cuestión, y horas después vuelven a abrir el aeropuerto de El Salvador.

Se mantienen las acusaciones mutuas, una por irresponsabilidad y la otra por mentira. Lo raro es que nadie presenta pruebas. Bukele nunca dijo por qué vía se enteró que los 12 salvadoreños eran portadores del virus. Y el gobierno de México solo dijo que sus autoridades habían examinados a los 12 viajeros, y no había ningún indicio de su contagio.

¿Pero qué se han hecho los 12 salvadoreños? Nadie sabe quienes son, cómo se llaman, y a donde agarraron luego del incidente. Obviamente nunca llegaron a El Salvador. El gobierno mexicano informó que venían en un vuelo desde Chicago para trasbordar en El Salvador, pero como el vuelo se canceló se fueron a Cuernavaca. O sea, ingresaron a México. 

¿Por qué nadie los ha buscado en Cuernavaca? ¿Acaso ningún periodista mexicano quiere saber si la acusación de Bukele contra el gobierno mexicano es verídica o no?

Si es cierto que los 12 viajeros salvadoreños estaban contagiados del Coronavirus, las autoridades mexicanas los debieron haberlos internado en algún hospital. 

La otra posibilidad es que migración mexicana les mandó de regreso a Estados Unidos. Pero cualquier de las tres opciones (que entraron a México; que fueron internados; que fueron mandados de regreso a Estados Unidos) dejaría una huella de papeles y decisiones burocráticas que se pueden corroborar.

También habría que preguntar a la embajada de El Salvador en México. Aunque el presidente salvadoreño, siempre vía Twitter, ordenó no dejar a los 12 compatriotas a El Salvador, ellos siguen siendo ciudadanos que tienen derecho a asistencia de su embajada o consulado. En caso que están enfermos, asistencia para recibir tratamiento médico. En caso que estén sanos, asistencia para regresar a su país. Y de paso sea dicho: según nuestra Constitución nadie les puede negar la entrada a su propio patria. 

Entonces, los 12 salvadoreños del aeropuerto Benito Juárez no se pueden haber desvanecido. En alguna parte deben de estar. Y tienen una verdad que revelar. Una verdad que es importante saberla tanto para El Salvador como para México.

Así que, colegas mexicanos, ahí hay una historia por escribir. Nosotros no lo podemos hacer, porque no podemos salir del país. Ustedes sí

Saludos, 


martes, 17 de marzo de 2020

Carta a los diputados: Golpes de pecho. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 17 marzo 2020


Esta carta va a los diputados del FMLN (y dos del PDC) que votaron en contra del decreto de Estado de Excepción, pero también a los diputados de ARENA que no querían dar su cara dando el voto, pero mandaron a suplentes a apoyar el decreto. Estos últimos son los más hipócritas. En el fondo sabían que el país (no el gobierno, el país) necesitará un decreto que le permite limitar el derecho a la libre circulación y reunión, una vez el coronavirus comience a propagarse. 
ARENA hizo lo correcto, pero como tantas veces, lo hizo mal.
Quien ha observado cómo esta epidemia se ha desarrollado en los diferentes países sabe que es inevitable que los gobiernos tomen medidas restrictivas, regulando y limitando sobre todo dos cosas: la circulación de los ciudadanos por el territorio nacional y las reuniones y aglomeraciones masivas de distinta índole: deporte, culto, cultura, comercio, etc.
Pero porque se trata de derechos consagrados en la Constitución, nuestro gobierno no podía imponer estas limitaciones sin que la Asamblea aprobara un Estado de Excepción. Yo comparto las dudas en la vocación democrática del actual presidente de la República, sobre todo luego de su actuación autoritaria y de menosprecio a la Constitución mostrada el 9 de febrero. Pero ante la gravedad de la amenaza que representa la epidemia del coronavirus, no se vale dejar al gobierno sin los instrumentos indispensables para enfrentarla. Decretar limitaciones de movimiento y reunión no son medidas opcionales, son indispensables. Y como chocan contra derechos constitucionales, se necesita un decreto de excepcionalidad. Punto.
La oposición rechazó, con razón, el proyecto del decreto de Estado de Excepción que mandó el gobierno, que daba competencias excepcionales mucho más amplias al gobierno. Por ejemplo, el derecho de negar la entrada al país a ciudadanos salvadoreños. También optó por una redacción muy tajante: “Se suspenden tales y tales derechos…”
Pero no hubo necesidad de suspender ningún derecho de un tajo. ARENA y el PCN consensuaron una versión del decreto mucho más moderada y prudente: en vez de suspender los derechos constitucionales, facilita que el gobierno, en dado caso justificado, pueda restringirlos parcialmente y por tiempo limitado. Este es el decreto que al final llegó a la votación del pleno y fue aprobado con 57 votos.
Es muy difícil imaginarse cómo un gobierno, en medio de la crisis de una epidemia y con todos los ojos encima pueda abusar de este decreto. Primero, no le da mano libre para suspender o limitar cualquier derecho constitucional, sino que solo los dos mencionados: reunión y movilización. Nada más. Y sólo para 15 días. O sea, en dos semanas la Asamblea, si ve abusos, puede negarle al gobierno una prórroga. 
Incluso actuando con las intenciones más oscuras, ¿qué daño puede hacer el gobierno en estas dos semanas que constituya un peligro para la institucionalidad del país? Ninguno. 
El problema es que en nuestro país este debate sobre medidas excepcionales siempre tiene una carga política y, diría yo, sicológica, muy fuerte por los traumas de la dictadura, la guerra y la represión. Alguien dice Estado de Excepción y la gente entiende Estado de Sitio, Toque de Queda y represión. Hasta La Prensa Gráfica sacó un titular diciendo que se decretó Estado de Sitio…
Cuando hablamos del Estado de Excepción, nos remitimos al Art. 29 de la Constitución. Este artículo da la lista de derechos constitucionales que pueden ser sujetos de limitación o suspensión en un Estado de Excepción. Y aparecen la libertad de expresión y la garantía de inviolabilidad de las comunicaciones. 
Y mucha gente, hasta profesionales, abogados y diputados, entienden que en cualquier caso, si se decreta Estado de Excepción, perdemos estas dos garantías: libre expresión y privacidad de nuestras comunicaciones. 
Pero incluso el borrador de decreto que mandó el gobierno dice explícitamente que estas dos garantías constitucionales no son sujetas de este decreto. Pero muchos opinadores siguen hablando del peligro para la libertad de expresión y critican a los diputados de haber puesto en peligro este derecho fundamental. 
Así que digo a los diputados que ahora se dejan celebrar como “la verdadera oposición”: Dejen la demagogia y la hipocresía. El país los va a necesitar una vez que la epidemia esté entre nosotros.
Saludos,