martes, 28 de mayo de 2019

Expectativas y auto engaño

Cuando terminó el quinquenio de Tony Saca, muchos genuinamente creyeron que el nuevo gobierno del FMLN con Mauricio Funes iba a ser sustancialmente mejor. Tenían una gran expectativa de ‘cambio para mejorar’. Y aun los escépticos que no compartimos este optimismo, pensamos que haga lo que haga Funes, difícilmente podía ser peor que cínico el régimen de corrupción de Saca. Impresionante cómo nos equivocamos todos, los optimistas como los escépticos. Lo que ya estaba mal, se hizo peor…

Cinco años más adelante, cuando estaba al punto de asumir el segundo gobierno del Frente, pero ya sin el ‘accidente histórico’ Funes, las expectativas eran parecidas, aunque mucho menores. Muchos esperaban que un gobierno de izquierda sin la contaminación de Funes podía corregir los errores del primer gobierno del Frente. Y los escépticos, aunque no confiamos en la capacidad de la izquierda salvadoreña de corregir sus errores, volvimos a decir: Después de Funes, solo nos puede ir mejor. No tomamos en cuenta la profundidad de la incompetencia y de las trabas ideológicas de un gobierno conducido por la cúpula del FMLN.
Otra vez nos equivocamos todos, tanto los optimistas de izquierda como los escépticos. El nuevo gobierno del Frente no resolvió el problema de la corrupción  y empeoró el problema de seguridad – y en cuanto a incapacidad y falta de liderazgo cayó aun más bajo que el gobierno de Funes.

Hoy veo a un montón de gente cayendo por tercera vez en la misma trampa, pensando que el gobierno de Bukele, aunque sea deficiente, solo puede ser mejor que el saliente. Todos nos fijamos en los fracasos del gobierno saliente y en su torpe intento de esconderlos, maquillando las cifras económicas, sociales y de seguridad de su gestión.

Los periódicos están llenos de balances de los 10 años del Frente, y por supuesto son negativos. El Faro aporta, a una semana de asumir Bukele, un relato extenso y detallado de todos los lujos que Funes se dio con nuestro dinero – y lo presenta en Twitter con la frase: “Feliz lunes. ¿Quieren indignarse?” Claro, nos encanta indignarmos, aunque nos puede nublar la vista para lo que viene. Mirar para atrás siempre es menos riesgoso que mirar para adelante. ¿Por qué habrá tanta gente que en este momento, que está en juego el futuro, quieren que la nación entera y sus instituciones se enfoquen en los errores de los años 80?

Incluso quienes han sido críticos del estilo populista, confrontativo y incoherente del presidente electo, y quienes han observado con preocupación con quiénes Bukele se estaba rodeando en su campaña (operadores políticos y mediáticos del entorno del ex presidente Saca, compañeros de viaje de Funes, caciques de GANA y ‘bisneros’ de José Luis “Ramiro” Merino) ahora de repente dicen: No puede ser peor que lo que tuvimos en los dos gobiernos del Frente. Es más, hay que reconocer que es Bukele quien al fin derrotó al FMLN y está reparando que se hizo a las relaciones con Washington…

Tres veces equivocarse con la misma expectativa que “las cosas no pueden salir peores de lo que ya tenemos”, a pesar de que cada vez había indicios de lo contrario, es un caso preocupante de auto engaño sistemático.

No estoy hablando del intento de adaptarse a la realidad del nuevo gobierno, lo que para muchos sectores es una necesidad. Adaptarse, buscar convivencia e incluso construir coincidencias son actitudes realistas y no hay que confundirlos con oportunismo y sumisión. Pero todo esto, que puede ser necesario para sobrevivir, nos funcionará mejor teniendo conciencia de los peligros que significan la característica del próximo presidente y de su círculo interno que va a tomar las decisiones, aunque no necesariamente de manera formal, transparente y sujeto a rendición de cuentas.

Más vale tener claro lo que viene y estarse preparando para defender la libertad de expresión, la transparencia, la independencia y profesionalidad de las instituciones, el funcionamiento de los controles y balances del poder.

La sociedad y sus manifestaciones organizativas, mediáticas, gremiales y académicas tienen el deber de enfocarse en esta fase de transición en el estado critico en que el FMLN está entregando el gobierno, los servicios públicas y las instituciones y de todas sus instituciones. Pero mucho cuidado: la coincidencia que la ciudadanía crítica puede encontrar con la crítica que el gobierno entrante manifiesta justificadamente al ejecutivo saliente, es coyuntural y no debe desviar nuestra atención de la manera cómo arranca la administración nueva. Necesitamos tener, desde el primer día, un escrutinio, no solo del desastre del gobierno saliente, sino de los primeros pasos del gobierno entrante: la composición de su gabinete de gobierno; la selección de los cientos de cuadros de confianza. Las estructuras creadas por los gobiernos anteriores en Casa Presidencial, en el gobierno y en las autónomas para facilitar y encubrir corrupción, ¿las van a usar así como las encuentran o las van a limpiar o erradicar? Por ejemplo las Secretarías de Transparencia, de Gobernabilidad o de Comunicación en Casa Presidencial; o el FOVIAL que ya no cumple la misión para la cual fue creado; o el INE, que sirve para esconder del escrutinio institucional y público las ganancias de la geotérmica… para solo mencionar algunos ejemplos.

Todo esto hay que monitorearlo críticamente desde el primer día, y para hacerlo no hay que nublarse la cabeza con expectativas ingenuas tipo “peor que el Frente no lo pueden hacer” o “como ya no van a estar los comunistas, todo será mejor”.
(Posdata: Para publicar este artículo, este martes no sale Carta de Paolo.)

sábado, 25 de mayo de 2019

Carta a los partidos: Bájense los pantalones

¿Qué les pasa? ¿Encargaron el nombre de su partido a los creativos de su agencia de publicidad, o a su asesor espiritual?
Ya los nombres no expresan posicionamiento político, sino tratan de expresar sentimientos. Veamos los 3 últimos partidos que ha surgido en nuestro país: Vamos, Nuevas Ideas, Nuestro Tiempo.
Conociendo a Josué Alvarado de Vamos, su trayectoria, sus pensamientos, me pregunto: ¿Por qué no le puso Partido Socialcristiano a su proyecto político. Por que esto es lo que es – ¿y qué tiene de malo identificar su ideología y sus principios claramente ante los ciudadanos?
La misma pregunta me hago con Nuestro Tiempo. Conociendo a Johnny Wright y el equipo que está fundando este partido, les hago la misma pregunta: ¿Por qué no se definen claramente como los liberales progresistas o demócratas radicales que son? ¿Por qué su partido no surge como Partido Liberal? ¿Acaso no existe una gran demanda de políticas liberales para hacer contrapeso al mercantilismo y conservadurismo social de ARENA, al estatismo del FMLN y al populismo de Bukele?
¿Y Nuevas Ideas? Ahí no tengo idea de cómo tendría que llamarse, porque nadie logra detectar su identidad ideológica. Tal vez este tipo de partidos, que son tan pragmáticos que no quieren asumir ninguna identidad ideológica, tienen que escoger sus nombre de la caja de herramientas del mercadeo – y llamarse, por ejemplo, Nuevas Ideas…
Esto de los nombres pipiri-nice de los partidos no es un problema salvadoreño. Macron llegó al poder con un partido liberal, pero le dio un nombre patético: La République En Marche! – ¡República en Marcha! Le ayudó a ganar el poder, pero ahora está pagando un gran costo, ya que nadie sabe qué diablos representa este partido.
En España, como respuesta a la crisis de los dos partidos tradicionales (el socialdemócrata PSOE y el conservador PP), surgieron dos partidos nuevos: en la izquierda un partido neo-socialista y populista, pero que se escode detrás de un nombre que suena como el lema de estos personeros que dan charlas de cómo encontrar el éxito y la felicidad: Podemos
Y el otro partido emergente esconde su agenda liberal y centrista detrás un nombre tan genérico que cualquiera lo podría adoptar: Ciudadanos.
En Ucrania, el actor que se acaba de convertir en el nuevo presidente, mandó a sus publicistas a armarle un partido con el nombre absurdo Siervo del Pueblo. Con razón, ni en su país ni afuera nadie tiene la mas mínima idea qué tipo de políticas va a tratar de realizar. Pero esto es el truco: Igual que aquí las nuevas ideas de Bukele pueden ser de izquierda o de derecha o todo lo contrario, el nuevo presidente de Ucrania puede ver qué le ofrecen Putin, Trump y Bruselas, antes de tomar sus decisiones políticas…
En Guatemala están llevando al extremo absurdo la ensalada de partiditos con nombres más de sala de té que de partidos: Semilla, Valor, Todos, Esperanza, Encuentro,
Visión con Valores, Mi País, Winaq (Ser Humano), Victoria, Vamos por una Guatemala Diferente…
En la confusión política e ideológica que existe en casi todo el mundo, me parecería sano regresar a una gama de partidos que se identifiquen con una clara ideología, principios bien definidos, un programa de partido que los distingue de todos los demás, y de preferencia con un nombre que exprese todo esto. El Frente debería al fin abandonar el nombre de la ex guerrilla y discutir en serio si quiere ser un partido comunista o un partido socialdemócrata – y expresarlo en su nombre. Debería reafirmar si sigue afiliado al Foro de Sao Paulo del socialismo del siglo 21, o pide membresía en la Internacional Socialista de los socialdemócratas – y comportarse como tal.
Los de Nuestro Tiempo deberían de un solo identificarse como liberales y afiliarse internacionalmente con el partido de Macron y con Ciudadanos. VAMOS debería fusionarse con el PDC y afiliarse a los partidos demócrata cristianos del mundo. Nuevas Ideas debería de una solo llamarse Partido Bukeliano, en la amplia tradición de los partidos caudillistas en América Latina.
Menos folklore, menos marketing barato, menos confusión, más transparencia política.
Saludos,

jueves, 23 de mayo de 2019

Carta a Fabio Castillo: Hablar contra corriente

Estimado don Fabio:
Me han gustado mucho las dos entrevistas que acaba de dar, en El Diario de Hoy a Ricardo Avelar y en TCS a Federico Zeledón. No importa que uno no esté de acuerdo con algunas de sus posiciones, lo agradable es que alguien tenga posiciones claras, que las exprese libremente y que no las adapte a lo que actualmente es considerado políticamente correcto.
Entre las figuras políticas e intelectuales del país usted es de los muy escasos que piensan y hablan contra corriente. Se agradece, porque los oportunistas nos sobran en este tiempo del reseteo del poder y de los reposicionamientos políticos frente a las nuevas correlaciones de poder.
¿Quién más tiene la independencia y el valor para decir que sí se necesita una amnistía para los miles de personas que en el contexto de la guerra violaron leyes y cometieron delitos?
Nadie (de las personas fuera de cualquier sospecha de buscar un beneficio propio) se atreve a argumentar que nadie, ni las víctimas y sus familiares, ganará nada con tal que los responsables de crímenes de guerra pasen su vida en la cárcel.
Que bueno que un personaje de la credibilidad de usted se sienta con la solvencia de decir un par de verdades, aunque contradigan las leyendas históricas que se han construido en al país:
…que no es cierto que la impunidad para los protagonistas de la guerra sea responsable del auge actual de la violencia;
…que la Comisión de Verdad presentó al país un informe valioso para enfrentar nuestra historia, pero que no lo confundamos con la Biblia ni tampoco con la sentencia inapelable de un tribunal, resultado de un procedimiento formal de acusación y defensa validando o deslegitimando pruebas y testigos;
…que el país tal vez necesita una Comisión Independiente para investigar la corrupción, pero que no hay ni necesidad ni justificación para que esta tarea sea delegada a instancias o expertos internacionales;
…que por supuesto los delitos, todos los delitos sin excepción, tienen que prescribir en algún momento y que por tanto es incompatible con la seguridad jurídica querer decretar que ciertos delitos, por ejemplo de corrupción o de ‘lesa humanidad’ nunca prescriban;
…que aquí la categoría de ‘crímenes de lesa humanidad’ se usa con irresponsabilidad en todo este debate sobre amnistía y prescripción.
Con estos comentarios, usted mató a varias vacas sagradas. Pero alguien lo tiene que hacer si queremos abrir un debate racional sobre temas tan delicados como corrupción, impunidad, amnistías y reconciliación. Las vacas sagradas, los mitos, las leyendas y los dogmas de corrección política son obstáculos para el debate, y por tanto para la construcción de consensos.
Qué bueno que ahora estos obstáculos están siendo desafiados por alguien como usted, a quien nadie puede acusar de malas intenciones contra el Frente o contra el presidente electo. Espero que salgan otras mentes independientes y críticas al encuentro de los debates necesarios sobre impunidad, justicia, verdad y reconciliación. No importa que estemos todos de acuerdo, de la variedad de posiciones honestas vamos a construir consensos.
Saludos,

martes, 21 de mayo de 2019

Carta a la Asamblea: Mejor no legislar que mal legislar

Cuando la Sala declaró inconstitucional la amnistía y mandó a consensuar y redactar una Ley de Reconciliación, dejó al país una tarea bien complicada. La nueva ley no podía volver a dejar impunes todos los crímenes, ciertamente no los de lesa humanidad – pero tampoco podía dejar la puerta abierta para que todos los hechos de guerra, insurgencia y contrainsurgencia llegaran a los tribunales, haciendo colapsar no solo el sistema judicial, sino el sistema de postguerra en general.
Viendo lo delicado del asunto, publiqué en julio 2016 una columna titulada “Cállese, señor presidente”. Escogí un titular tan drástico, porque Salvador Sánchez Cerén había anunciado que iba a presentar a la Asamblea esta ley. Entonces, mi consejo fue: “El presidente (y todos los demás ‘implicados’ de todos los bandos), por decencia y prudencia, tenían que apartarse de este debate. Si no, la posible solución sería inmediatamente percibida como un nuevo pacto de los protagonistas de la guerra de evadir su responsabilidad”.
Mi propuesta fue: La solución a este dilema, para tener validez, esta vez tiene que surgir de la sociedad civil, incluyendo las víctimas, y no de las partes beligerantes.”
Al fin el gobierno, sabiamente, no hizo nada, pero nadie asumió la responsabilidad y la tarea. Así que no pasó nada.
En marzo, ya casi terminándose el plazo que la Sala había dado, escribí en otra columna: “Lo que hubieran tenido que hacer los poderes del Estado (Presidencia, Asamblea, Corte Suprema) es convocar una ‘Comisión de sabios’ (compuesta por rectores de universidades, representantes de iglesias, penalistas, constitucionalistas y otras personalidades de prestigio moral e intelectual) para organizar debates tanto públicos como académicos, y que de ellos surja una propuesta de Ley de Reconciliación que llene el vacío que dejó la derogación de la Amnistía de 1999.”
Tampoco se hizo. Al fin se configuró el peor de los escenarios: en la Asamblea se articularon propuestas, que de antemano provocaron desconfianza porque fueron presentados por protagonistas de ambos bandos de la guerra. Primero Rodolfo Parker, luego Nidia Díaz y Jorge Handal juntos con el general Vargas y el coronel Almendariz. Para mi criterio, sus propuestas, siempre mejorables, son racionales y mesuradas. Pero por razones obvias, en la opinión pública no generaron ninguna confianza.
Claro que no, porque la iniciativa no tenía que surgir de ellos, sino de la sociedad civil. Y cuando digo sociedad civil, no es idéntico, como muchos piensan con las organizaciones que asumen la representación de las víctimas de represión y crímenes de guerra cometidas por fuerzas gubernamentales y paramilitares afines. Estas organizaciones, que también presentaron una propuesta de ley y objetaron las que surgieron de la Asamblea,  deben tener voz, pero no la representación, ni de las víctimas en general, ni de la sociedad. La peor solución del dilema actual sería que todo se arregle en una negociación entre las organizaciones que sumen la representación de una parte de las víctimas y los diputados.
Nunca es tarde. Todavía pueden sentarse en una mesa ‘los sabios’ y llegar a una solución que nos saque de este dilema entre los dos imperativos -justicia y paz- y se enfoque en el imperativo de la verdad. Nunca van a estar contentos todos. En ambos bandos históricos hay quienes aparte de verdad y justicia quieren venganza. Por otra parte, también en todos los bandos históricos, hay quienes abogan por el olvido, porque no quieren que se sepa la verdad. Ambas posiciones son fuertes, pero minoritarias. Minoritarias entre los protagonistas de derecha e izquierda, minoritarios entre los familiares de las víctimas, y aun más minoritario en la sociedad. La mayoría de los salvadoreños hace tiempo ha perdonado a quienes durante la guerra les violaron derechos, pero también están interesados en conocer la verdad. No quieren olvidar, pero si poner punto final al capítulo de la guerra.
Propongo que la Asamblea no emita ninguna Ley de Reconciliación, mientras que desde la sociedad no surja una propuesta desinteresada y racional. 
Saludos,

domingo, 19 de mayo de 2019

El vacío de liderazgo es también un vacío de contenidos. Columna Transversal

Así como está, ARENA no cumplirá su papel de ‘oposición responsable’, ni tampoco está generando las condiciones para garantizar que luego del 2021 quede en pie una oposición capaz de hacer contrapeso al gobierno. Así lo vemos desde fuera, con preocupación, porque por más hartos que estemos de los partidos, necesitamos que exista un contrapeso opositor.

De paso, definamos qué significa ‘oposición responsable’. Hay una controversia muy superficial sobre si significa oposición ‘constructiva’ que genera gobernabilidad, o si significa oposición consecuente al proyecto político del gobierno entrante. Es una controversia superficial, porque ve el problema en blanco y negro, como si la oposición tendría que decidirse, de una vez por todas, o por ser ‘constructiva’ o por ser ‘destructiva’. Y no es así. No es blanco o negro. No es excluyente. La responsabilidad que una oposición tiene que asumir no sólo reside en la disposición constructiva de apoyar al gobierno en las iniciativas que benefician al país – sino que reside también en la disposición ‘obstructiva’ de evitar que prosperen iniciativas del gobierno que debiliten la institucionalidad democrática y constitucional del país.

Quien sólo asume una de las dos responsabilidades de la oposición está condenado al fracaso. Las dos son indispensables y complementarias.
En ARENA se dan confrontaciones fuertes, que todo el mundo siente que tienen que ver con cómo asumir su papel opositor, pero sin que las contradicciones se articulen políticamente. La confrontación, en vez de articularse políticamente, se queda en pleitos personales y del poder. Mientras no hay un debate político que transparente las diferentes posiciones y propuestas, no habrá solución. Pueden haber arreglos, pero no habrá solución.

Muchos piensan que el actual conflicto dentro de ARENA es la prolongación de las divisiones que se generaron en las elecciones internas del año pasado para definir al candidato presidencial. Pero no es así. El pleito actual poco tiene que ver con las divisiones entre quienes apoyaron a Carlos Calleas y los que apoyaron a Javier Simán – y ya no sigue las mismas líneas divisorias. Calleja y Simán ambos eran renovadores que trascendieron la manera tradicional de hacer política en ARENA. Si en algún momento se hubieran unido para juntos renovar al partido detrás de una plataforma programática, con seguridad existiera hoy un partido opositor fuerte que no dejaría la iniciativa al presidente electo.

Hoy ya no se trata de candidaturas, que es un asunto que divide, sino de definir el ADN del partido y su rol ante el desafío de un gobierno populista – y en este debate de fondo Simán y Calleja defienden objetivos muy parecidos: superar las políticas clientelistas, pero también las mercantilistas a favor de sectores de poder detrás del partido; recuperar los principios republicanos como ejes rectores de la política; defender la independencia de las instituciones, no sólo cuando esto favorezca a intereses propios, sino por vocación constitucionalista y democrática.

Algunos que la en contienda por la candidatura apoyaron a Calleja, hoy se consumen con propias ambiciones – o se dedican a consolidar sus feudos para sobrevivir aun con una ARENA sin proyección de poder y liderazgo nacional. Pero muchos otros que apoyaron a Calleja, hoy comparten con simpatizantes de Simán la angustia por ver el declive de su partido y estarían dispuestos de trabajar juntos para relanzarlo.

ARENA necesita llenar el vacío de liderazgo, pero no puede tratar de hacerlo sin llenar también el vacío de definición política. La nueva dirección que ARENA necesita a gritos, tiene que ser resultado de esta definición política.

Por supuesto que dentro de ARENA hay diferencias políticas, por ejemplo sobre asuntos de religión y estado; sobre los peligros del cambio climático; sobre la institucionalidad democrática; sobre responsabilidad empresarial; sobre cómo combatir la pobreza y la violencia. Muchos piensan que estas diferencias son el causante de las divisiones que bloquean el proceso interno en ARENA. Falso. En un partido grande, la existencia de diferencias no es mala, más bien es inevitable y hasta necesaria. Si los diferentes grupos que puyan por el poder en ARENA sometieran al debate racional sus posiciones políticas y las diferencias que tienen con otros sectores de su partido, sería mucho más fácil llegar a una concertación y una unidad basada en el respeto por el pluralismo.

Un partido grande que pretende erradicar las diferencias internas camina al borde de volverse autoritario. Lo que tienen que aprender los partidos es cómo administrar las diferencias en su interior y convertirlas en riqueza – y no buscar cómo erradicarlas ni esconderlas.

Muchos dicen que el conflicto actual en ARENA es un nuevo pleito entre Neto Muyshondt y Javier Simán por el control del partido. Bueno, lo primero que ambos (y otros que aspiran a liderar el partido) tendrían que revelar sus intenciones: ¿Qué rol quieren jugar, a qué responsabilidad o cargo aspiran? ¿A quién proponen como presidente del COENA?

Segundo: Si todos hablan de renovación, entonces que cada uno explique qué cambios propone para su partido – en su organización interna, en su plataforma programática, en su manera de asumir la oposición al gobierno de Bukele.

Consecuencia de estos dos pasos, si son bien dados, ARENA podrá definir su liderazgo y rol opositor. Sin dar estos pasos, estaría condenado a jugar un papel complementario. Suerte que obviamente a algunos caciques no molestan mucho – con tal que mantengan sus feudos.

sábado, 18 de mayo de 2019

Carta sobre la puesta en escena del traspaso del mando



Parece que lo que están construyendo en el corazón del centro histórico, en la Plaza Barrios frente al Palacio Nacional, es el escenario medieval para el traspaso del mando presidencial. Cerraron las calles tres semanas antes del evento, y docenas de carpinteros están levantando unas tarimas hechas de cuartones de madera.
Conociendo al presidente electo, yo hubiera pensado que iba a hablar a sus representantes en la comisión preparatorio del evento del traspaso de mando para decirles: Miren, ármenme una onda como si fuera la llegada de los Rolling Stones. Hablen a estas compañías que no solo te arman tarimas sino espectáculos, pero del primer mundo. Vamos con todo para que vean que somos diferentes…
Pero obviamente no dio esta orden. Alguien tomó la decisión de no usar los servicios existentes de espectáculos.
Estas compañías existen en El Salvador. Tienen sistemas modulares de metal. Uno les da un dibujo de lo que quiere construir y exhibir, y lo arman en dos patadas, con sonido y luces incluidos, al tamaño y la altura que uno pida. Y como son módulos prefabricados y reutilizables, sale mucho más económico que armar una estructura de madera para un solo evento. Esto es, literalmente, regresar al tiempo medieval…
Bueno, cada uno tiene derecho de hacer sus fiestas a su manera. Pero lo que sí podemos exigir es que se transparenten los costos de esta manera medieval de hacer unas tarimas y escenografías, y que se diga cuanto hubiera costado en el sistema modular de metal. 
Tienen que haberlo cotizado. Se necesitan además una explicación porque era necesario cerrar el paso vehicular 3 semanas antes del evento. También habría que preguntar cómo piensan reciclar todo el montón (mejor dicho, el bosque) de madera que están utilizando para su obra.
¿O quedaría montado en un museo esta escenografía del día histórico en que en nuestro país se declaró por cerrada la post guerra?
Como dice Pencho Duque, sólo por fregar.
Saludos,

martes, 14 de mayo de 2019

Carta sobre la investigación de la investigación de la investigación

Hagamos un ejercicio de lógica. Si hay indicios de que fiscales hayan utilizado métodos ilegales para preparar acusaciones y conseguir condenas, hay que investigarlos y apartarlos de los casos.

Si esto afecta a los casos, en el sentido de poner en peligro las condenas, no puede ser razón para no investigar a las fiscales o de no apartarlos de los casos donde han manipulado testimonios o pruebas.

“Ponen en peligro que se les caiga el ‘caso Corruptela’ por andar investigando y cambiando fiscales” – con este grito al cielo denuncian que los favorecidos de esta serían Luis Martínez, el ex fiscal general preso en Mariona; Enrique Rais, el empresario prófugo en Suiza; y Mauricio Funes, el ex presidente asilado en Nicaragua. Ellos son los acusados en este caso.
 
¡Momentito! La cuestión no es si se les cae una condena o no, la única cuestión relevante es si hubo o no hubo ilegalidades en los procedimientos de la fiscalía – y la única manera de saber es investigando a los fiscales al cargo del caso. Y a sus superiores, incluyendo el entonces fiscal general Douglas Meléndez, porque hay fiscales que alegan que han sido obligados a dar falsos testimonios. Acordémonos que el tal ‘caso Corruptela’ incluye las irregularidades presuntamente cometidas por el entonces fiscal Luis Martínez para favorecer a Rais y Funes. Y resulta que ahora aparecen indicios que esta investigación sobre casos amañados también tuvo mañas.

Parece increíble: Al actual fiscal general Raúl Melara le toca investigar si bajo el mando de su predecesor Douglas Meléndez se manipularon pruebas para comprobar que el fiscal general anterior Luis Martínez había ordenado manipular juicios…

Si el nuevo fiscal general no logra que estas investigaciones internas se concluyan apegadas a las leyes y de manera transparente, el daño para la institución fiscalía sería irreparable. En cambio, si esta vez la fiscalía procede bien, se comprueba que estamos avanzando en la lucha contra la corrupción judicial.

No entiendo la denuncia que FUNDE ha hecho contra la decisión del fiscal de investigar las irregularidades. En cualquier policía y cualquier fiscalía se necesita que se investiguen a los investigadores – y que se suspendan y castiguen al encontrarles irregularidades.

Lo que quiero decir es: Ir al fondo en estas investigaciones internas es mucho más importante que el daño que esto podría causar al ‘caso Corruptela’. Y si de hecho, luego de todo este desmadre, se perdiera este caso, la culpa la tendrán quienes han tratado de ganarlo con métodos fuera de la ley y la ética – no quienes decidieron investigar, exhibir y subsanar estas ilegalidades.

En el contexto de la actual investigación se reveló algo que parece insólito: Hay testimonios de fiscales, quienes confesaron delitos, luego se hicieron ‘testigos criteriados’ de acusación contra su ex jefe Luis Martínez – y siguen ejerciendo como fiscales. No puede ser.

Si estos fiscales/testigos realmente cometieron delitos, hay que apartarlos de la fiscalía. Si no cometieron delitos, hay que castigar a los otros fiscales que los obligaron a hacer confesiones y acusaciones falsas. Por esto es tan importante la actual investigación interna – y habrá que ampliarla hacia un montón de otros casos prominentes de las fiscalías de Martínez y Meléndez.

Saludos, 



Posdata: No, todo esto no es prueba de que estemos retrocediendo en la lucha contra la corrupción, como muchos denuncian. Todo lo contrario, el hecho que hoy conocemos las irregularidades es el primer paso a resolver el problema.

sábado, 11 de mayo de 2019

Telegramas en tiempos de transición De

Ningún presidente tiene la obligación de nombrar a ministros que me gustan. Y ningun presidente lo hizo, con muy pocas excepciones.

3 de las 4 ministras nombradas provienen del círculo interno del futuro presidente. Pero Michelle Sol es la primera donde no se detecta ninguna otra razón que explique su nombramiento.

Alexandra Hill: No es nada depreciable el consejo que le dio Roberto Lorenzana de mejor documentarse bien antes de ir a entrevistas. Por lo demás, me gusta su compromiso con los que se han metido en problemas y con darles segundas oportunidades.

Nayib Bukele: Todavía estamos esperando la carne. ¿Qué va a hacer con Seguridad? ¿A quiénes va a poner donde hay: en CEL, GEO, INE, CEPA, ANDA?  

Mauricio Interiano: Que raro que alguien que proviene del mundo de los ejecutivos corporativos no entienda que ciertos fracasos obligan a renunciar. Aunque no sea el único responsable.

Comisionado Landaverde: Echarle la culpa de los homicidios al futuro gobierno es la declaración de bancarrota menos elegante. Mejor se hubiera quedado con los 20 años de Arena…

Comisionado Cotto: Usted dijo que se quedará en la PNC. Sería más digno renunciar, porque la única manera de quedarse con el uniforme sería como agregado policial en Qatar.

Tengo que corregir el telegrama del 18 de abril: Mauricio Landaverde y Howard Cotto piden $260 mil – cada uno. Si no, amenazan con quedarse en la PNC. Disculpen, piden $350 mil cada uno.

Pero queda válido el otro telegrama: Sres. Comisionados Cotto y Landaverde: Recibimos su demanda extorsionista. Queda rechazada. Espero que el presidente electo no decida otra cosa.

Raúl Melara: ¿Entendí bien la noticia de que la fiscalía tiene testigos criteriados quienes a pesar de ser confesos de delitos siguen siendo fiscales? Por favor, dígame que no es cierto.

Oscar Ortiz: Para tener un mandato claro para los cambios que hay que hacer en el Frente, tenés que decir en público y con toda claridad qué piensas hacer con el partido.

Sigo pensando lo imposible: La crisis de ARENA (tal vez) se resolverá si Carlos Calleja y Javier Simán intervienen juntos. Muy transitoriamente, por supuesto, como facilitadores para crear un COENA de consenso.

Corte Suprema de Justicia: ¿Ya quedan perdonados y olvidados los pecados que el jefe de Probidad Carlos Pineda cometió cuando quiso chantajear a los diputados a que voten por su elevación a magistrado? Ya nadie habla de su sustitución. Por lo contrario: Corte Plena le ayudó a salvar a Gallegos. Quien por su parte apoyó su candidatura a la Sala.

Nuestro Tiempo: En honor al nombre que escogieron, entren en acción ahora, con palabras claras. Alguien tiene que llenar el vacío de liderazgo y visión, antes de que lo ocupe el nuevo gobierno.

Al juez especializado que preside el caso tregua: Espero que usted haga honor a la independencia de los jueces y absuelva a los 19 acusados.


Saludos a todos,

( MAS! y EL DIARIO DE HOY)

martes, 7 de mayo de 2019

Carta a Cristina y otros: Cuidadito con los conductores

Querida Cristina López:
Espero que la columna “Cuando el deber llama” que publicaste este lunes no sea un aviso que hayas aceptado un cargo en el gobierno. Simplemente no creo que alguien tan crítica, independiente y exigente como vos quepa en un gabinete presidido por Nayib Bukele.
Pero vos hiciste en su columna una comparación extraña para argumentar que los profesionales preparados para cargos en el gobierno no deberían negarse a aceptarlos, solamente porque no les parece propicio el ambiente alrededor de un presidente electo “que miente, ataca, difama y desinforma para explotar el hartazgo de la población sin ofrecer reformas concretas sustanciales a cambio”. Negarse a colaborar con el nuevo gobierno “sería el equivalente a quemar el autobús donde vamos todos con tal de demostrar las imperfecciones del conductor”.
Es una comparación forzada. Si estamos sentados en un bus y resulta que está al punto de chocar por su manera irresponsable de manejar del conductor, lo que vamos a hacer es tratar de bajarnos antes de que nos mate el conductor. O en un caso extremo, trataríamos a sacar del timón al conductor ebrio, drogado o loco. Lo que a nadie se le ocurriría sería quemar el bus.
En primera instancia yo trataría de no subirme a un bus si tengo desconfianza de que el conductor, por ebrio o inepto, nos va a hacer torta. Entonces, si choca, mala suerte para los que se subieron, desatendiendo las advertencias. Trágico también para los que el busero se llevaría de encuentro – pero de todos modos, yo no lo hubiera podido evitar, aunque me hubiera subido.
Quedémonos con la figura de comparación: Si usted está al punto de subirse a un bus y ve que el conductor no es de confiar, ¿tendrá sentido sentarse a la par de él para ayudarle a conducir?
Dejemos el bus y hablemos del gabinete de gobierno. Coincido contigo, Cristina, que es legítimo que alguien, aunque no esté comulgando con todas las ideas del presidente electo, acepte participar en el gobierno – si ve posibilidades de aportar por el bien del país. Por más personas que hagan sin perder el sentido crítico, mejor. Pero tampoco podemos comparar la decisión de alguien que no quiere ser parte de este gobierno, porque no cree en su rumbo, con un terrorista que quema el bus, en vez de hacer lo posible para prevenir que choque.
Ambas posiciones son legítimas: la de participar para evitar que el gobierno fracase; y la negarse a participar de un proyecto político en el cual uno no tiene confianza. No se puede tildar de traidores a los que aceptan participar, y tampoco acusar de sabotaje a los que se mantendrán en posición crítica o opositora. Tomen en cuenta que uno sirve al país desde el gobierno o desde la oposición – ambos papeles son necesarios, y ambos hay que cumplirlos bien y con responsabilidad.
Así que estimada Cristina, cuidadito con los malos motoristas que suelen chocar los buses, casi todo los días. Lo mejor es siempre tratar de evitar que tomen control del volante. Pero si no se pudo, mejor apartarse…
Y cuidadito con figuras de comparación que no funcionan para fortalecer un argumento. Estoy seguro que coincidimos en que sería mejor que los que formen el gabinete del gobierno entrante no sean los peores que rodearon al futuro presidente en toda su trayectoria. Hasta ahora, con los nombramientos de Cancillería y Cultura, no vamos tan mal – aunque hasta ahora el dilema que tematizaste (aceptar o no un cargo) no ha existido, ya que ambas mujeres nombradas provienen del círculo interno, casi familiar del presidente electo.
Saludos,

domingo, 5 de mayo de 2019

CIRES en vez de CICIES. Columna Transversal

Olvídense de la CICIES. No necesitamos una comisión internacional que ataque la corrupción por el lado de la investigación y persecución penal. Ya se ha mostrado que esta parte de la lucha contra la corrupción funciona en manos de nuestras instituciones, y con mejores presupuestos y asistencia técnica internacional lo harán aún mejor.
Pero hay otra parte de la lucha contra la corrupción que está en pañales: la consecuente e integral reforma del Estado que erradique la incapacidad e ineficiencia en la administración pública y la deficiencia de los servicio a la ciudadanía. Por que es errónea la idea de que la corrupción comienza donde un funcionario robe al Estado o acepte sobornos. Esta es la parte de la corrupción que es más fácil erradicar, y de hecho El Salvador y otros países latinoamericanos lo están haciendo con bastante éxito. La parte de la corrupción mucho más difícil es la que comienza con la contratación de un funcionario no capacitado para su cargo, y que continúa con estructuras burocráticas que en vez de solucionar problemas los complican.
La “corrupción delictiva”, para llamarla de algún modo que la distingue de la “corrupción sistémica” que tiene que ver con la forma ineficiente como se organiza el Estado, es más fácil de detectar y erradicar porque el Estado tiene instrumentos para hacerlo: instrumentos institucionales de investigación y de persecución, como la PNC, la Fiscalía, Corte de Cuentas, tribunales, la Sección de Probidad. Algunas trabajan bien, otras todavía no, pero será fácil mejorarlas con recursos adecuados y asistencia internacional, sin necesidad de una Comisión Internacional que entra en conflicto con el orden constitucional del país.
Además, la lucha contra la parte delictiva de la corrupción (los presidentes que usan partidas secretas para robar millones; ministros y alcaldes que se dejan sobornar) tiene la gran ventaja de tener la opinión pública no sólo de su lado, sino presionando a las instituciones, pidiendo resultados.
¿Pero quién denuncia, quién investiga, quién erradica la corrupción que no se deja definir como delitos perseguibles sino que requiere transformaciones estructurales en el Estado? Nadie. Leemos en los periódicos de un presidente y otros funcionarios presos por corrupción, de otro presidente prófugo por corrupción, de alcaldes procesados por corrupción, pero nunca leemos de investigaciones que nos explican que cientos de millones de dólares se pierden por ineficiencia. Lastimosamente no es cierto aquella consigna del presidente electo que dice que “el dinero alcanza cuando nadie roba”. Es una visión muy corta de la corrupción y de las reformas que necesita el Estado para erradicar la ineficiencia sistémica. Al final del día lo que perdemos por la corrupción/robo es nada en comparación con la corrupción/ineficiencia…
La crisis permanente de los hospitales públicos y de los medicamentos no se explica ni por el montón de dinero que robaron los presidentes ni tampoco por lo poquito que pueden estar robando directores o administradores del área salud. Se explican por fallas en el aparato gubernamental que impiden que los recursos existentes sean bien aprovechados y se reflejen en beneficios de los usuarios.
Lo mismo en el sistema escolar, en la manera como se administran la PNC, el agua, la política energética. Podemos armar el mejor sistema de investigación policial, la mejor fiscalía, el mejor sistema judicial, la mejor CICIG y posiblemente agarrar y meter presos a todos los ladrones metidos en salud, Educación y Seguridad, en ANDA y CEL, y con esto se aun no van a mejorar los servicios públicos que dan estas instituciones, porque siguen sin tocar las fallas sistémicas de esta administraciones públicas que evitan que trabajen con eficiencia.
Y para esta tarea no tenemos instrumentos. Así que, si queremos institucionalizar la disposición internacional de ayudarnos en la lucha contra la corrupción, no pensemos en una CICIG que duplique el trabajo de la Fiscalía General. Pensemos en una comisión que nos ayude a reformar el Estado y a hacer más eficiente el servicio público y las instituciones que brindan servicios a la ciudadanía. Para esto se necesitan leyes adecuadas, como por ejemplo la permanentemente engavetada Ley de Servicio Público; se necesita reforma profunda de la burocracia; tecnología adecuada para hacer el aparato estatal a la vez más eficiente y más transparente; sistema de evaluación de funcionarios y de incentivos…
En esta reforma del Estado se tendrá que enfrentar a resistencias muy fuertes de grupos de interés incrustados en el aparato del Estado; funcionarios privilegiados igual que sindicatos. Para esto hay que hacer investigaciones, elaborar propuestas, movilizar la opinión pública. Invito al futuro presidente de establecer y dotar de total autonomía una Comisión Internacional de Reforma del Estado –y a comprometerse a poner en práctica sus recomendaciones. CIRES en vez de CICIES. Simplemente insistir y tratar de imponer una CICIES a la guatemalteca sería demagogia.

sábado, 4 de mayo de 2019

Carta sobre Venezuela: Todos conspirando con todos

Esto de Venezuela parece un campeonato mundial de conspiración política, militar y de inteligencia. Imagínense las escenas en aquella casa donde Leopoldo López guardaba arresto domiciliario, vigilada las 24 horas por agentes del temible Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN): entran generales del SEBIN y del ejército, a veces juntos, a veces por separado y se sientan con el líder opositor para instrumentalizarlo dentro de su plan de dar un auto-golpe. Quieren deshacerse de Nicolás Maduro, quien ya está quemado internamente e internacionalmente, pero necesitan que el nuevo régimen sea percibido como gobierno de transición y legítimo que cuenta incluso con el apoyo de líderes opositores.
Juan Guaidó y Leopoldo López en frente de la base aérea La Carlota en Caracas, 
en la madrugada del 30 de abril
Y por su parte, Leopoldo, quien me consta que no es ningún sencillo, tratando de instrumentalizar a los generales para que generen las fisuras que la oposición necesita dentro de las fuerzas armadas, para luego usar la movilización popular para hacer caer el debilitado edificio del régimen chavista…
Los generales venezolanos reportando a sus referentes cubanos, que controlan cada movimiento del SEBIN y de las fuerzas armadas —y los cubanos negociando con los agentes rusos, que llegaron hace pocas semanas para hacerse cargo de la operación de rescate— no de Maduro, sino del régimen. Porque ojo: Los cubanos y los rusos andan juntos en Caracas, pero no necesariamente tienen los mismos intereses…
En otro escenario, Moscú intercambiando mensajes con Washington. Ambos descaradamente lanzando campañas públicas de desinformación sobre la situación real en las calles de Venezuela, pero al mismo tiempo tratando de evitar que la situación se salga de control. Para Washington se trata de convencer a los chavistas que están dispuestos a mandar sus marines si algo le pasa a Juan Guaidó, al mismo tiempo que aseguran a los rusos que de ninguna manera van a intervenir militarmente.
Nada de esto lo vimos en televisión. Sólo vimos lo que pasó el 30 de abril en las calles de Venezuela: la sorpresiva aparición de Leopoldo López a la par de Guaidó, pero también flanqueado de miembros bien armados del SEBIN, de la Guardia Nacional y del Ejército. Los dos líderes más emblemáticos del país, encabezando una manifestación opositora, pero sin lograr detonar un levantamiento popular masivo que obligue a las tropas militares a tomar posición.
¿Qué pasó? Dicen que los planes (hechos para el 1 de mayo, tanto de un auto golpe para deshacerse de Maduro como el de Leopoldo y Guaidó de usar este autogolpe para de una sola vez hacer caer al régimen) se frustraron, porque otros efectivos del SEBIN, a lo mejor por orden de los cubanos, planificaron detener a Guaidó en la mañana del 30 de abril —lo que obligó a los conspiradores (de ambos lados) a adelantar sus acciones. La idea era que la concentración popular masiva del 1 de mayo coincidiera con la aparición de Leopoldo y con la operación del autogolpe militar. Esto se frustró —y ni los opositores ni los conspiradores militares consiguieron su objetivo. Maduro, aunque visiblemente asustado y debilitado, se mantiene en el Palacio de Miraflores…
La otra razón del fracaso es que la actuación de Estados Unidos carece de credibilidad. Nadie les cree la amenaza de intervención militar, ni los rusos, ni los cubanos, ni los chavistas, solamente los sectores más retrógrados dentro de la oposición venezolana. ¿Y cómo iba a ser diferente, si la Operación Venezuela de Washington está a cargo de un fanático veterano de la Guerra Fría como Elliot Abrams, quien depende de dos tigres de papel como John Bolton y Donald Trump?
Todo esto parece una novela mal lograda, escrita en partes por mentes bastante brillantes (como Leopoldo López y algunos generales jóvenes de inteligencia venezolana), pero en otras partes por trogloditas como Elliot Abrams y algunos adeptos de la anti-política dentro de la oposición venezolana. Para nosotros puede ser una novela de suspenso divertida, para los venezolanos sigue siendo una pesadilla.
Saludos,