martes, 30 de noviembre de 2021

Carta a los buenos policías, militares, fiscales y jueces: Respondan a las familias de los desaparecidos. De Paolo Luers

 

Imagen

Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 30 noviembre 2021

Estimados Amigos:

Por suerte, todavía tenemos muchos policías, soldados, fiscales y jueces buenos que saben que se deben a la ley y a los ciudadanos. A estos servidores públicos fieles a su mandato va esta carta, no a sus jefes, que han colocado la lealtad al presidente encima de su lealtad al pueblo. Tampoco a los cobardes que saben cual es su deber, pero mejor se pliegan al poder de los jefes.

Ustedes saben, mejor que yo, que el problema de los desaparecidos es serio, desastroso para las familias afectadas, tóxico para nuestra cohesión social y erosivo para la confianza en el Estado.

La política del gobierno es minimizar el problema, negar que es masivo, incluso echar la culpa a las víctimas y sus familias. Es repudiable y muestra falta de compromiso profesional y ético de parte de los que dirigen la política de Seguridad. Recientes declaraciones del ministro de Seguridad y del fiscal general de facto demuestran que ni siquiera los horrores del caso Chalchuapa han movido a este gobierno a sincerarse, reconocer el problema y declarar que resolverlo es asunto de prioridad nacional. No les ha movido el corazón.

Pero sabemos que en la PNC, en la FGR, en la Fuerza Armada y en los juzgados hay quienes sí toman en serio el dolor de las familias. Cada uno de ustedes, en el ejercicio de sus labores, puede decidir trabajar para encontrar a los desaparecidos, en su mayoría jóvenes de los barrios populares y para prevenir otros casos. Ustedes pueden tratar a las madres que buscan a sus hijos como lo merecen: con comprensión y empatía, con paciencia y con resultados.

Negar el problema es el principal obstáculo para la solución. Por esto es tan importante que ustedes junten voluntades y capacidades para ayudar a las víctimas, las pasadas, las presentes y las futuras. La gran mentira del Plan de Control Territorial, que tiene todo organizado, arreglado y bajo control, es lo que impide dar respuestas a las víctimas y para prevenir los futuros casos.

Ustedes saben que no existe ni plan ni mucho menos control. Sus jefes, obligados a seguir mintiendo, no pueden solucionar el problema que ellos mismos dicen que no existe. Pero ustedes sí. Ustedes pueden, a pesar de todas las limitaciones de la falta de un verdadero plan de Seguridad Pública, contrarrestar la inercia, la falta de empatía y la negligencia. Es su deber ciudadano, su deber profesional y su deber cristiano si son creyentes. Respondan a su conciencia, no al juego político que desde arriba están haciendo de la Seguridad. No me entiendan mal: No estoy pidiéndoles más mano dura, sino más trabajo para construir paz.

La ciudadanía, no sólo las familias de las víctimas, los van a apoyar y honrar.

Saludos, Paolo Luers


Imagen


sábado, 27 de noviembre de 2021

Carta de amor a los habitantes de Downton Abbey. De Paolo Luers


Imagen

Publicado en MAS y EL DAIRIO DE HOY, sábado 27 noviembre 2021

Estimados aficionados de las series:

Si no han visto la serie inglesa ‘Downton Abbey’, los 52 episodios completos, no están en nada. Si no tienen Amazon Prime, es cuando tienen que suscribirse, porque sólo ahí pueden ver la serie.

Cuando a mí me la recomendaron, tenía bastante resistencias. ¿Qué me importa la vida obsoleta de la aristocracia inglesa?, pensaba yo. Las dudas se me quitaron en el primer episodio. Trataré de explicarles por qué…

Hay películas o series que viven de la súper actuación, aunque cámara, diálogos, ambientación son mediocres. Hay otras que nos hacen olvidar los actores un poco tensos, porque nos encanta la chispa que tienen los diálogos o la perfección de los vestuarios, la exquisitez de la ambientación o el manejo de las luces.

‘Downton Abbey’ tiene todas estas virtudes. Reunieron a los mejores actores y actrices británicos (y algunos americanos). Trabajaron las locaciones de época (principios del siglo 20) con una perfección increíble: las mansiones y sus muebles, obras de arte, cortinas, las mesas con sus cubiertos, las cocinas. Todo esto iluminado de una manera que crea ambientes cálidos. Y con unas cámaras que recorren casas, salones, parques y paisajes de una manera poética. Nunca he visto un despliegue tan coherente de estética cinematográfica, fiel a la época, que se convierte en un complemento importante de la narración.

La trama es simple, aunque tiene docenas de ramificaciones. Lo básico: La historia de una espléndida mansión (más bien un castillo) de una familia aristocrática y sus múltiples empleados domésticos. Con una estructura genial: arriba y abajo – las dos plantas de la mansión, dentro de las cuales la historia cambia a cada rato, simbolizan las dos clases: los aristócratas y los sirvientes, ambos con sus rígidos códigos de honor y conducta.

Los 52 capítulos abarcan unos 15 años de historia inglesa. Comienza, muy simbólicamente, con los habitantes de Downton recibiendo la noticia del hundimiento del Titanic, en 1912. Pasa por la Primera Guerra Mundial, las ondas expansivas de la Revolución Rusa, la llegada de un gobierno laborista en Londres, y todos los cambios culturales, sociales, económicos y políticos de la postguerra hasta en 1925.

Es una época de grandes eventos que estremece la vida tranquila y normada de las dos clases sociales que conviven en Downtown. Todo comienza a cambiar, a cuestionarse, y la serie, de una manera genialmente dramatúrgica, registra cómo estos cambios afectan la vida y la conciencia de los de arriba y los de abajo en la mansión. Ellos son las dos caras de una sola medalla, y la medalla está sufriendo grandes transformaciones.

En este contexto, la serie teje docenas de historias de conflictos, amores y desamores, y acompaña cada una en el transcurso de las dos décadas con sus cambios sociales muy drásticos. En última instancia son historias de amor y desamor: entre los de arriba, entre los de abajo, y algunas entre los de arriba y abajo. Y al final, en los últimos 3 capítulos, cada una de estas historias llega a su conclusión, cada una de las parejas llega a un happy end.

Al final todos se han transformado, respondiendo a los desafíos de su tiempo. Los aristócratas han aprendido que su época y su estilo de vida está terminando, y los sirvientes también. De todos estos enredos y desenredos se completa una imagen de la transición de una época a otra, una imagen muy idealizada, muy optimista, muy agradable. Es una gran novela, no un libro de historia política. Pero una novela con mucha sensibilidad para lo que el cambio de época exige a cada uno.

Repito: Tienen que ver esta serie. Una vez comiencen a verla, no habrá manera de salir antes de completar toda la saga. Así que tendrán una novela para largo rato.

Disfruten. Saludos, Paolo Luers

Imagen

viernes, 26 de noviembre de 2021

Renovar la política y el país para fortalecer el sistema pluralista. De Paolo Luers



Imagen

Publicado en EL DIARIO DE HOY, viernes 26 noviembre 2021 

En las elecciones alemanas de septiembre 2021 surgió una nueva mayoría de tres partidos considerados comprometidos con el progreso: los socialdemócratas con el énfasis en el progreso social, los Verdes definiendo como eje del progreso el compromiso de enfrentar el cambio climático con la transformación de la industria, y los liberales priorizando las libertades económicas y sociales y la digitalización del país.

Durante años, los socialdemócratas tuvieron que co-gobernar, pero como socios minoritarios, con los conservadores. El resultado: una administración bastante eficiente del status quo, bajo la sabia dirección de Angela Merkel. Pero sin priorizar los desafíos del futuro.

Ahora se abrió la posibilidad para los socialdemócratas de concertar un nuevo gobierno con otras fuerzas progresistas. Este proceso de concertación duró dos meses y fue bastante complicado, porque había que conciliar y volver complementarios tres diferentes enfoques del progreso. El resultado ahora está a la vista: el acuerdo de coalición, que será la hoja de ruta del nuevo gobierno dirigido por el socialdemócrata Olaf Scholz.

Por eso en una columna anterior escribí: Esto será un arranque hacía el futuro, una ruptura política, pero sin ruptura con el sistema democrático y pluralista.

El eje central será: Supeditar a todas las políticas públicas a la meta prioritaria: transformar la industria para que la protección del clima sea conciliada con productividad, la competencia internacional, y con la generación de bienestar social para todos. Esto requiere una revolución tecnológica e inmensas inversiones.

Pero yo voy a poner énfasis en otro eje igualmente importante y novedoso: el fortalecimiento de la democracia vía el fortalecimiento de la sociedad civil. Este compromiso ocupa buena parte del convenio de coalición.

“Alemania se ha vuelto más diverso, y esto ha creado una sociedad más libre y rica en perspectivas, pero también más compleja y contradictoria. Hay que redefinir el interés común, la solidaridad y la cohesión. Esto no se logra ignorando las diferencias, sino haciendo que los distintas voces en nuestro país pueden hacerse escuchar de manera equitativa”.

¿Cuándo se ha visto que un gobierno se compromete tan explícitamente con el activismo ciudadano? Los tres partidos de la coalición por el progreso lo hacen, porque ven que sólo una sociedad civil fortalecida podrá asumir los desafíos del futuro que el gobierno quiere enfrentar. Ya para esto se necesita un opinión pública dinámica, crítica, plural y autónoma, y medios de comunicación independientes protegidos de intervención estatal:

“El compromiso y activismo civil se han vuelto mucho más importantes en los últimos años. Como gobierno, vamos a apoyar a los ciudadanos que toman iniciativa y compromiso desde la sociedad civil”.

"Medios libres e independientes son indispensables en una democracia. Esto hay que aplicarlo a medios privados pero también a los medios públicos. Los medios garantizan la pluralidad y diversidad y tienen que ser libres de barreras y obstáculos por parte del Estado”.

“La Sociedad Civil, en particular periodistas, activistas, científicos y defensores de Derechos Humanos, son indispensables para construir y mantener comunidades funcionales. Como gobierno nos comprometemos a dar a estos hombres y mujeres especial protección, incluso en caso de persecuciones fuera de nuestras fronteras”.

Agrego el compromiso que este nuevo gobierno alemán definió con las democracias en peligro en nuestra región. Hay un mensaje claro:

"El gobierno alemán va a consolidar nuestra comunidad de valores con las democracias de la región de América Latina y el Caribe. Alemania va a ampliar su compromiso de fortalecer a las sociedades de esta región contra el populismo, movimientos autoritarios y dictaduras”.

La que dirigirá la política exterior de Alemania es Annalena Bearbock, quien con sus 40 años de edad está liderando a los Verdes, partido que tiene sus orígenes en los movimientos antiautoritarios y radical-democráticos de los años 70. Las partes sobre democracia y sociedad civil, que arriba cité, tienen la pluma de los Verdes, y Annalena Baerbock los va a aplicar estrictamente en la política exterior.

Periodista de origen alemán.




Imagen

jueves, 25 de noviembre de 2021

Carta a los que venían en busca del sueño libertario y se toparon con la argucia de un autoritario. De Paolo Luers

 Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, jueves 25 noviembre 2021

Estimados visitantes:

Llegaron a El Salvador para ver qué ondas con este paisito metido en una gran controversia sobre el Bitcoin y para participar en una Conferencia Internacional organizada por Bukele y otros gurús para promover la entrada al siglo de esta criptomoneda. Espero que hayan pasado bien en nuestro país y sus playas. Y que hayan aprendido algo. Tuve la oportunidad de hablar con 4 de ustedes y me consta que aprendieron mucho: sobre todo que aquí no todo es como lo anuncia el gobierno.

En la mega-conferencia no encontraron el sueño libertario que abraza las criptomonedas como un instrumento de la liberación del omnipotente estado con sus Bancos de Reserva y sus ministros de Hacienda. Lo que encontraron era un acto de mercadeo y promoción de unos hombres que se proyectan como gurús libertarios, pero que promueven sus operaciones multimillonarias, quienes de los magnates de Wall Street solo se diferencian por su manera de vestir. Y además, como plato fuerte, apareció Nayib Bukele, el ‘presidente cool’, que ha hecho alianzas con estos cripto-banqueros y que habla el lenguaje antiautoritario, anti establishment, antipolítico, pero que no es otra cosa que un aprendiz a dictador, un hombre sediento de poder. Es otro schemer (timador) a la par de los schemers que operan con cientos millones de dólares en Bitcoin. O en Tether, otro invento de ingeniería financiera sancionada por el Estado de New York por fraudulento.

Me revolqué de risa cuando algunos de ustedes, en dos pláticas separadas, me describieron la sensación de “dónde-me-metí”, de “me-están-tomando-el-pelo” o de “no-me -jodan”, que sintieron en el show final en Mizata, cuando el presidente-gurú apareció en un despliegue de luces y humo, que algunos describieron como “al estilo de un concierto de rock”, pero que más bien fue al burdo estilo de un predicador evangelista en Estados Unidos.

Uno de los alemanes que habían llegado para ver en El Salvador la materialización de la filosofía libertaria que mueve a los bitcoiners del mundo me contó su susto cuando vio que en todos los medios afiliados al gobierno salvadoreño los presentaron como inversionistas. “Yo de inversionista no tengo el pisto, ni la mentalidad, para mí la idea de Bitcoin es libertaria, democrática, un instrumento de autodeterminación. Y cuando en la conferencia, en el podio y en los pasillos, vi a los verdaderos inversionistas, era obvio que eran, en el mejor de los casos, especuladores, y en el peor timadores. Con ellos, los que venimos de Alemania no tenemos nada en común”.

Y otro de los viajeros agregó: “Cuando me di cuenta que estos mercaderes embaucadores habían llenado a Bukele la cabeza con ideas absurdas como unos bonos emitidos en Bitcoin con valor de miles de millones de dólares y sobre una Bitcoin City, comencé a entender lo que estaba pasando: Estos hombres, los embaucadores políticos y los embaucadores financieros se necesitan mutuamente…”

Una mujer de la “delegación de inversionistas europeos” me preguntó: “¿Quién diablos es este hombre que es electo presidente y dice cualquier fantasía? Nosotros estamos acostumbrados a políticos mentirosos, pero nunca he visto a uno que inventa fantasías en el momento, y todo esto con tanta grandilocuencia y megalomanía”.

La cuarta persona que conversó conmigo dio el ejemplo para estas fantasías presidenciales: “Yo he estudiado un poco de ingeniería, y este rollo sobre la energía del volcán que va a abastecer a Bitcoin City y su inmensas instalaciones para el minado de Bitcoin es una paja absurda. Me contaron que ustedes tienen aquí una compañía de energía geotérmica muy eficiente. ¿Y nadie de los técnicos le puede explicar al presidente que no se puede improvisar la construcción de una planta geotérmica?”

“Bueno, me imagino que a este tipo de autócrata egocéntrico como el que vi presentándose en Mizata ninguno de sus funcionarios y técnicos se atreve contradecirle. Esta es la receta al fracaso”, resumió la discusión otro de los ‘inversionistas’.

Ellos regresan a Europa frustrados por ver su sueño libertario manchado por embaucadores y un dictador con la cachucha al revés.

Me alegro que por lo menos hubo algunos que quisieron hablar, aunque sea solamente para explicarme que no son tan ‘idiotas’, como yo irresponsablemente los llamé, cuando vi a los troles de Bukele celebrarles como inversionistas que nos van a sacar del hoyo….

“El que nos trató de idiotas fue Nayib Bukele”, me dijo la muchacha, cuando le pedí disculpas por mi insulto.

Buen viaje les desea Paolo Luers

martes, 23 de noviembre de 2021

Carta a Jean Manes: Trató de hacer “damage control” y no pudo. De Paolo Luers

Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 23 noviembre 2021

Estimada Jean Manes:

Uso el término en inglés ‘damage control’ porque es una categoría muy propia de la política exterior de Estados Unidos y suena más claro que decirlo en español: ‘control de daños’. Ustedes, que ya no quieren ser ni los interventores de antes ni tampoco los policías del mundo de después, ahora se limitan a controlar los daños. Incluyendo daños que algo tienen que ver con errores de ustedes. A veces son reparables, a veces no. Resulta que el ‘damage control’ no funciona cuando sus contrapartes, los gobiernos de los estados dañados, no tienen interés en repararlos. Porque entonces, ustedes otra vez están frente a la disyuntiva de regresar a actuar como policía o “poner las relaciones en pausa y observar”.

Esto es precisamente lo que usted ahora anunció que va a hacer con El Salvador. “Estamos haciendo una pausa, porque el gobierno de El Salvador no está mostrando ningún tipo de interés (por mejorar la relación). Estamos mirando qué hay en este país y si todavía tenemos un socio confiable”.

Usted fue la encargada del damage control, cuando se dieron cuenta que Bukele estaba destruyendo la democracia en El Salvador y al mismo tiempo las bases de las buenas relaciones con Estados Unidos.

Para reparar este daño la mandó la administración Biden de regreso a El Salvador. La escogieron a usted, porque estuvo de embajadora cuando Bukele ascendió al poder. Desde el principio, él mostró sus tendencias autoritarias, pero ustedes lo apoyaron por dos razones: porque prometió buenas relaciones con Washington y porque pensaron que podrían moderarlo y moldearlo.

Cuando resultó obvio que Bukele fue el amigo de Trump, quien lo apoyó y apapachó, pero nunca de Estados Unidos, el daño ya estaba hecho y para controlarlo la nueva administración en Washington, la de Joe Biden, tuvo que mandar a El Salvador a alguien que conocía el origen del problema: Estados Unidos había cometido el error de apostar a un megalómano autoritario, imprevisible y corrupto.

Todavía usted vino pensando que tal vez podía controlar el daño e influir en Bukele, para que regresara al carril de los intereses comunes con los Estados Unidos. Usted fue el puente que Washington le ofreció a Bukele y que él mandó al carajo. Por eso ahora usted dice: “La Casa Blanca y el Departamento de Estado, con apoyo de los dos partidos, me enviaron como un puente y el gobierno decidió no tomarlo”. Y es más grave aún: “Están usando su maquinaria de comunicación pagada para atacarnos todos los días. Ataques a la Embajada, a mi persona y hasta al presidente Biden“. Welcome to the club, estimada Jean…

Incluso cuando Bukele llegó al extremo de mandar a remover, de un plumazo, a la Sala de lo Constitucional entera, y de bono extra también al fiscal general, usted todavía estaba hablando de una “hoja de ruta”, por la cual llevar a Bukele de regreso a un mínimo respeto, si no a la democracia y el Estado de Derecho, por lo menos a los procedimientos que guardan la apariencia de legalidad.

Cuando tampoco aceptó este puente, ya no había mucho que hacer. Se agotó el arsenal del “damage control” y el daño, como nadie lo logró reparar, se hizo cada día más grande. Es consecuente y honesto retirar el puente que nadie quiso usar. Es coherente que usted se vaya y las relaciones de Estados Unidos con El Salvador se pongan “on hold”, como usted anunció en la entrevista: “Estamos haciendo una pausa…”

Muchos se preguntan ahora: ¿Con esto va a cambiar la política de Estados Unidos hacia El Salvador? ¿Van a dejar de insistir en reparar el daño hecho por Bukele, o van a pasar a más presiones o sanciones? No sabemos la respuesta. Lo tendrán que decidir en la Casa Blanca.

Pienso que es justo decir que usted, luego que en el 2018/19 se equivocó viendo a Bukele como un potencial amigo de Estados Unidos y un peligro manejable para la democracia, al regresar en el 2021 hizo todo lo posible para reparar el daño. Pero resultó que el daño se llama Nayib Bukele y no es reparable.

Tal vez desde el Southcom nos podrá ayudar más que desde la embajada, poniendo a los mandos de nuestra Fuerza Armada a escoger entre ser aliados de Estados Unidos o ser instrumentos de Nayib Bukele.

Gracias y buena suerte, estimada Jean Manes. Saludos, Paolo Luers

sábado, 20 de noviembre de 2021

Carta a la comunidad internacional: Pinten la raya a Bukele. De Paolo Luers

 Publicado en MAS! y El Diario de Hoysábado 20 noviembre 2021

Estimados amigos:

El pleito sobre el proyecto de Ley de Agentes Extranjeros de Bukele es con ustedes. Es contra su derecho de decidir los fines y las contrapartes de su cooperación con El Salvador. Y es un insulto: Si quien es contraparte de sus acuerdos de cooperación es tratado como “agente extranjero”, ustedes son entidades que conspiran contra El Salvador.

 

Hemos escrito, leído y discutido bastante sobre todos los elementos de esta ley, todos negativos para el país y sus relaciones con el exterior: la confiscación de 40% de los fondos, que fundaciones y ONG salvadoreñas reciban de gobiernos, agencias de cooperación y fundaciones extranjeras, siempre cuando el gobierno considere ‘proyectos políticos’ los apoyados; la introduccióde sanciones penales por violar esta ley, así como se ha usado en Nicaragua para encarcelar a periodistas, directores de organizaciones cívicas y candidatos opositores; la creación de una entidad subordinada al ministerio de gobernación que “supervisará” la labor de organizaciones independientes, “llevando el control de sus actividades.”

 

Estos elementos, cada de uno una aberración jurídica, serían suficientes para rechazar  esta ley. No es una ley de transparencia, ni una ley de regulación, similar a que existen en muchos países, como el gobierno quiere hacer creer a la comunidad internacional. Es una ley confiscatoria y represiva. 

 

Pero ojo: No nos vayamos por las ramas. La mala intención esta en la mera concepción de esta ley. Considerar “agente” de un poder extranjero al que mantenga vínculos de cooperación con gobiernos, agencias de cooperación, iglesias, sindicatos, gobiernos locales o fundaciones de países amigos, es en si un insulto a la sociedad civil y a la cooperación internacional. Es un ataque frontal al derecho de la comunidad internacional y sus contrapartes a libremente decidir cómo quieren aportar al bienestar y la protección de los derechos y libertades de los salvadoreños. 

 

Sólo a gobernantes cavernícolas, que para sus delirios de poder necesitan crear enemigos internos y externos contra los cuales promover el odio, se les ocurre una ley como la que estamos discutiendo, que habla de traición a la patria, de defensa de la soberanía, y de alteraciones del orden público. 

 

Entonces, estimados amigos en Naciones Unidas, en la OEA, en los gobiernos y parlamentos de los países amigos, y en las fundaciones que promueven los derechos humanos y civiles: Este pleito es con ustedes. Enfréntenlo. No pueden dar un cinco a un gobierno que limita su derecho de financiar proyectos independientes. Por eso no dan dinero a los regímenes en Cuba, Irán, Afganistán, Venezuela y Nicaragua. El Salvador se está ganando un lugar en este club.

 

Saludos, Paolo Luers


* * *

Letter to the international community: Draw the red line in El Salvador

 

Dear friends:

The conflict over Bukele’s Law of Foreign Agents is with you. It is against your right to freely choose the goals and the counterparts of your cooperation with El Salvador. And it is an insult: If whoever is counterpart of your cooperation agreements is considered and treated as ‘foreign agent’, you will be considered and treated as entities that conspire against El Salvador. 

 

We have written extensively about the different elements of this law - all of them negatives for our country and its foreign relations: the confiscation of 40% of all funds received by Salvadoran foundations and NGOs from foreign governments, cooperation agencies or foundations, whenever the government considers their activities political; the introduction of penal sanctions for those who violate this law, similar to those used by Ortega to prosecute journalists, officials of foundations and opposition leaders; the creation of a new directorate in the Ministry of the Interior in charge of “supervising” the work of independent organizations and “controlling their activities”.   

 

These three elements alone, each one a legal aberration, would suffice to reject this law. 

It’s doesn’t serve transparency nor does it just regulate, like in many other countries, as the government wants to make you believe. It a confiscatory and repressive law.  

 

But be careful: Let’s see the forest, not just the trees. La evil intention lies in the very concept behind this law. Consider an ‘agent’ of a foreign power whoever has links of cooperation with governments, cooperation agencies, churches, labor unions, local governments and or foundations of other countries, is an insult to the international cooperation. It’s also an attack on the right of the international community and its national counterparts to freely choose how to serve the social progress and the protection of the rights and liberties of the Salvadorans

 

Only retrograde rulers, who in order to feed their delusions of power need to create internal and external enemies who to hate, can conceive laws like the one we’re discussing, that talks about ‘treason’, defense of national sovereignty and the alteration of public order.  

 

So, my dear friends in United Nations, the OAS, in the governments and parliaments of other countries and in foundations that promote and defend human and civil rights: This conflict is yours. Face it! You cannot give a dime to a government that doesn’t respect your right to support independent projects. That’s why you don’t give money to the regimes in Cuba, Iran, Afghanistan, Venezuela and Nicaragua. El Salvador has joined this club.

 

Sincerely, Paolo Luers


jueves, 18 de noviembre de 2021

Carta a los que se fueron: desplazados, buscadores de oportunidades y exiliados. De Paolo Luers

 Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, jueves 18 noviembre 2021



Estimados amigos:

A veces uno tiene la impresión que todos se van – o se quieren ir de este país. Es lo peor que uno puede decir sobre un país.

Nos llegan números récord de inmigrantes salvadoreños detenidos en la frontera Sur de Estados Unidos: 10 mil al mes. Hay que sumar los que lograron entrar sin ser detenidos. A saber cuántos serán.

Literalmente son números récord. Antes del 2019, el número más alto de salvadoreños que migraron a Estados Unidos fue 71 mil en 2016. Luego bajaron los números a 50 mil en 2017 y 37 mil en el 2018. Ya en 2019 el número se disparó a 92 mil. La epidemia bajó la migración a sólo 17 mil en 2020. Pero este año 2021, en los primeros 9 meses, los que se fueron a Estados Unidos llegaron a 87 mil. O sea, cuando termine el año, serán más de 100 mil.

La gran mayoría de estos migrantes podemos describirlos como desplazados. Desplazados por la falta de trabajo, por la violencia, por la pobreza.

Pero también hay muchos, sobre todo jóvenes, que no van desplazados, no sufren emergencias, sino deciden irse, porque no ven futuro en el país. Buscan oportunidades de estudiar, de trabajar, de progresar, de emprender. Los buscadores de sueños que no ven que sus sueños pueden realizarse en El Salvador.

Tres de mis cuatro hijos están en esta categoría. Aman El Salvador, sólo salieron para estudiar, pero decidieron no regresar porque no ven perspectivas, ni académicas, ni profesionales, ni sociales, ni culturales.

Y recientemente hay una tercera categoría: los exiliados. Algunos porque ya no aguantan el clima tóxico creado por el gobierno y el partido de Bukele. Sienten que esto va de mal en peor y puede llegar a extremos peligrosos para su libertad. Y hay quienes se fueron porque la persecución política ya les llegó cerca, y han perdido la confianza en un sistema de justicia que les garantice procesos justos.

Todos ellos, los que ya se ven perseguidos y los que ven que pronto lo serán, se van por razones políticas. Son exiliados. Cuántos son, no sabemos. Pero yo escucho cada vez más gente que me dicen: Me voy, porque ya no me siente seguro aquí.

Esto no es nuevo. Hubo miles de exiliados antes de la guerra, y decenas de miles durante la guerra. Campamentos de refugiados en Honduras. Comunidades de asilados en Costa Rica, Nicaragua, México, Belice, Panamá y Estados Unidos. Luego de los Acuerdos de Paz, muchos regresaron – y muchos se quedaron afuera, porque ya habían hecho su vida. Pero ya no eran refugiados. Ya no fueron asilados sino simplemente inmigrantes.

Hasta hoy, a dos años del gobierno de Bukele y su intento de construir su ‘nueva República’, vuelve el fenómenos de los refugiados, exiliados por razones políticas y buscadores de asilo por razones inseguridad o persecución…

Tengo amigos de casa una de estas tres categorías de migrantes, y me duele su ausencia. Me duele lo que su ausencia dice de nuestro país. Me duele su pérdida de confianza en el estado de Derecho, igual que me duele que 100 mil otros ya no creen tener futuro en nuestro país.

Me duele que personas tan importantes para el país como mi amigo Javier Simán se ven obligados a observarlo desde afuera, porque no encontrarían aquí un Estado de Derecho que los proteja contra persecuciones políticas.

Yo estoy decidido de quedarme. Soy terco y me gusta enfrentar los desafíos, no evadirlos. Luego de toda una vida de travesías, al fin tengo un lugar donde me siento bien, donde pertenezco, donde estoy feliz, donde tengo amigos, tengo estabilidad y puedo aportar.

Ojalá que algunos de los que se han ido algún día regresen, porque vamos a necesitar de todos para reconstruir la democracia, el Estado de Derecho y una cultura de tolerancia y diálogo en el país. Lo hicimos luego de la guerra, y podemos volver a hacerlo.

Saludos a todos los que se fueron, por las razones que sea, Paolo Luers