jueves, 31 de octubre de 2019

Carta a los diputados: Legislar para salir del conflicto con dignidad, no para perpetuarlo. De Paolo Luers




Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 31 octubre 2019


En estos días, la Asamblea tiene que cumplir con su mandato de aprobar una Ley de Reconciliación que regule cómo El Salvador va a enfrentar los crímenes de guerra cometidos durante su guerra civil. No les puedo decir a los diputados cómo legislar, pero sí les puedo pedir que tomen en cuenta los siguientes criterios políticos y éticos.    
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La gente tiene derecho a la verdad, sobre todo las familias de las víctimas, cuando se trata de los sufrimientos que causó la guerra. Es el derecho a la verdad que nunca prescribe, que incluso se hereda de las víctimas a sus hijos y nietos. No así el derecho a la justicia penal. Esta sí debe prescribir cuando castigar ya no tiene sentido, porque los victimarios están muertos o enfermos, y cuando ya no constituyen ningún peligro para la sociedad, porque el país ya no está en condiciones de recaer en un conflicto armado.

Podemos ser generosos en cuanto al castigo a los victimarios, pero tenemos que ser implacables con las mentiras. 

El derecho a la verdad no tiene nada que ver con la persecución penal, el castigo, la venganza, la satisfacción de ver al otro en la cárcel. Tenemos que buscar la forma que se siga conociendo la verdad. La madre de un estudiante asesinado por la Guardia Nacional necesita que se reconozca que fue un crimen del Estado. El nieto del campesino que murió en una masacre necesita saber que sus abuelos murieron porque en El Salvador se implementó la doctrina de la contrainsurgencia que los Estados Unidos trajeron de Vietnam. Los hijos del empresario secuestrado y asesinado por un comando urbano insurgente necesitan saber que los comandantes guerrilleros no pueden continuar haciéndose los santitos inmaculados, sino que asumen su responsabilidad...

Y todos tienen derecho de saber si el hecho violento que sufrieron fue consecuencia lamentable de la guerra - o consecuencia de un crimen de guerra. El simple hecho de la guerra, con ofensivas, bombardeos, campos minados ha causado daños irreparables a miles de familias, pero estos daños hay que distinguirlos de otros que fueron causados porque dentro de cada bando hubo quienes cometieron crímenes de guerra y abusos de los Derechos Humanos.

Luego de 30 o 40 años, será técnicamente bien difícil (y posiblemente de poca relevancia política y moral) comprobar, bajo las reglas que exige un juicio penal, quiénes fueron los individuos culpables. En cambio, será mucho más factible (y tiene mucho más sentido), buscar los mecanismos para establecer si se trataba o no de un crimen y si fue cometido por la agentes del Estado, por paramilitares o por fuerzas guerrilleras.

Saber esto, de boca de instancias autorizadas, satisface el derecho a la verdad. También les da oportunidad a los diferentes actores beligerantes de la guerra a asumir su responsabilidad histórica.

Si logramos esto, habremos hecho mucho. Si no caemos en las tentaciones de pedir cárcel para los que ejercieron durante la guerra el poder sobre vida y muerte, también haremos justicia, aunque no de la forma en que algunos siguen insistiendo: persiguiendo, castigando, encarcelando. 

Un amigo me decía que quienes intransigentemente insisten en justicia punitiva son el último obstáculo para lograr la reconciliación. Yo le hice dos correcciones: La reconciliación ya lo logramos la sociedad, aunque los políticos todavía no se dan cuenta. Y segundo: Hay otro obstáculo, que es la igualmente intransigente incapacidad de muchos actores, en ambos bandos, de reconocer sus errores y sus abusos del poder que dieron las armas. Pero reconocer responsabilidades históricas no es lo mismo que confesar crímenes que todavía pueden penalizarse. Mientras pidamos a los responsables que confiesan, incriminándose en potenciales juicios penales, van a mantener silencio – y haremos un mal servicio a la verdad...  
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Les hago el llamado de legislar con valentía, sensatez, y sabiduría. Tienen la mayoría necesaria, incluso para el caso que el presidente, por razones demagógicas, vete la ley. Lo único que falta es el coraje de poner final a este capítulo.

Saludos, 

martes, 29 de octubre de 2019

Carta sobre las supuestas ‘brisas nuevas’ en América Latina: los Kirchner, los Saca y los Bukele. De Paolo Luers



Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 29 octubre 2019


Cristina Kirchner regresa al poder en Argentina, a la par de Alberto Fernández, exempleado del clan Kirchner. Nayib Bukele inmediatamente felicitó a los ganadores, lo que a algunos sorprende, ya que se trata de aliados de Maduro, y él, de Washington. Bueno, tendrán diferentes discursos frente a Venezuela, Cuba y Washington, pero tienen mucho en común. Tanto los Kirchner como los Bukele tienen esta capacidad de mantener un discurso electoral de izquierda, aunque obviamente no son de izquierda, sino que son adeptos del capitalismo de cheros y compadres.
Volver a marcar una papeleta donde nuevamente aparece el nombre Kirchner nos puede parecer inexplicable. Sin embargo, no es tan diferente que votar por Bukele luego de que hemos visto lo que Tony Saca hizo al país. En Argentina son un poco más descarados: Pusieron el mismo apellido en la papeleta, ¡¿y qué?!
En El Salvador ya sabían que esto no iba a funcionar. Lo trataron en el 2014, pero no les funcionó el ‘comeback‘ de Tony Saca. La gente no se lo tragó, aunque en aquel entonces nadie se imaginaba el grado de robo y corrupción cometidos en su primer gobierno. Así que decidieron crear la imagen contraria: la de un cambio de generación, cambio de forma de hacer política, cambio de época, cambio de paradigma… Surgió la figura de Nayib. Surgió el movimiento-partido Nuevas Ideas. Surgió el eslogan ‘Devuelvan lo robado‘. Surgióla definición del enemigo a derrotar: ‘los Mismos de Siempre‘. Sin embargo, detrás de esta pantalla de relevo total (de líder, de ideas, de estilo, hasta de la forma de vestir) estaban los mismos de siempre, los operadores políticos y técnicos de la demagogia íntimamente ligados al ‘sistema Saca‘: el primo Herbert Saca, sus encargados para lo sucio (Ernesto Sanabria/El Brozo y Peter Dumas), su gurú de estrategia Porfirio Chica y sus propagandistas Walter Araujo y Geovanni Galeas. Todos tuvieron funciones muy parecidas en el ‘sistema Saca‘ y algunos incluso en el entorno de Mauricio Funes.
En Argentina igual: Regresa al poder la misma cherada y manejarán las palancas del poder los mismos operadores.
Queda la inquietante pregunta: ¿Cómo lograron volver a ganar, con mayoría, sin fraude, en Argentina como en El Salvador? 
En Argentina, porque Mauricio Macri, el que en 2015 asumió la presidencia con el mandato de terminar con la corrupción, el populismo y el Estado clientelista, gobernó a medias tintas. Hizo reformas, pero no buscórupturas. Predicó austeridad, pero sin erradicar el clientelismo, lo que no puede funcionar. Argentina necesitaba reformas radicales y las recibió tibias, sin dientes. 
En El Salvador, la historia fue diferente, porque entre el gobierno de Tony Saca y su reencarnación bajo Nayib Bukele hubo un interludio: 10 años de gobiernos del FMLN. Dos gobiernos cuyos fracasos políticos y morales llevaron a una profunda crisis de credibilidad a todo el sistema partidario. Prometieron ‘el cambio‘ y lo que había que cambiar no cambió. Así se abrió el espacio a un candidato con discurso de antipolítica como Bukele. Y ARENA cometió en su campaña el mismo error que cometió Macri gobernando, y luego en su campaña de reelección: no logró construir una propuesta de reforma radical, con propuestas claras y medidas inequívocas. No lograron convencer a la ciudadanía de que tenían no solo la capacidad técnica sino también ‘el ñeque’: la férrea voluntad de componer el Estado y a sus políticas públicas. 
Para superar todos los efectos dañinos que el populismo causó en la sociedad, se necesita de líderes muy decididos que proyecten la voluntad de hacer las reformas radicales y drásticas que sean necesarias, aun cuando les cueste popularidad. Líderes que por miedo a las encuestas y ‘los nuevos tiempos’ tratan de emular a sus adversarios populistas no generan confianza. Esto pasó a Mauricio Macri y también a Carlos Calleja. 
Pero no se equivoquen: los triunfos electorales de los Bukele y Kirchner no son parte de una nueva ola de izquierda, sino de la incapacidad de las sociedades de deshacerse de las tentaciones populistas y la ‘cherocracia’. No hay ola de izquierda pasando por América Latina, como algunos celebran u otros lamentan. Evo Morales tuvo que hacer fraude para tratar de prolongar su régimen. En Chile y Ecuador, la izquierda mostró capacidad de pescar en el río revuelto del descontento social y las movilizaciones de protesta, pero está lejos de construir nuevas mayorías electorales. En Perú hubo una crisis de gobernabilidad, pero sin ningún rol de la izquierda…
La lucha pendiente en todo el continente no es entre derecha e izquierda, sino que entre democracia abierta y racional contra populismo autoritario y corrupto.  
Saludos, 


sábado, 26 de octubre de 2019

Quince preguntas al presidente. De Paolo Luers



Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 26 octubre 2019


No creo que me va a dar una entrevista el presidente de la República. Me tiene bloqueado hasta en Twitter. Publico estas preguntas para que cualquier colega o ciudadano, que tenga la oportunidad de hablar con el mandatario, se anime a hacerle las preguntas necesarias.
1. ¿Adónde estuvo usted durante la emergencia de las lluvias? ¿Fue un viaje privado u oficial? ¿Cuál día salió del país y cuál día regresó?
2. ¿Por qué no dio a conocer que estaba fuera del país y no comunicó al país que el vicepresidente iba a asumir las funciones de la presidencia?
3. ¿Cuándo va a nombrar a su embajador en Washington, habiendo declarado de especial importancia su relación con el gobierno de Trump y con la diáspora salvadoreña que vive en estados Unidos?
4. ¿Qué función cumple en Cancillería la hermana de su esposa, Arena Ortega?
5. Aparte de su hermano Yamil Bukele, a quien nombró presidente ad honorem del INDES, ¿quiénes de sus demás hermanos desempeñan roles o ciertas misiones dentro de su presidencia?
6. ¿Cuándo piensa cumplir el artículo 200 de la Constitución y nombrar a los 14 gobernadores departamentales?
7. ¿Cuándo va a presentar a la Asamblea Legislativa las ternas de candidatos a Designados a la Presidencia?
8. ¿Considera legítimo que a ciertos ciudadanos, varios de ellos periodistas, les fue bloqueado el acceso a cuentas institucionales de dependencias de su gobierno, entre otros la de Casa Presidencial, su cuenta personal, los ministerios de Gobernación, Cultura, Seguridad, la Secretaría de Comunicación…?
9. ¿Por qué no escogió como foto oficial una de usted con su esposa, ahorrando al Estado la mitad de los costos para impresión y enmarcado para exhibirlas en todas las dependencias y oficinas gubernamentales?
10. ¿Por qué no se reunió con el Fiscal General antes de comenzar a hacer gestiones con la OEA y Naciones Unidas para la instalación de una CICIES?
11. Si usted quiere involucrar en su plan de prevención al delito inversiones importantes en infraestructura, educación, salud, obras públicas, servicio de agua potable, vivienda, capacitación vocacional, ¿por qué estos fondos no los incorporaron en los presupuestos de los respectivos ministerios o instituciones?
12. Como presidente de la República y líder de Nuevas Ideas, ¿qué acciones piensa tomar para que funcionarios de su gobierno y líderes de su partido dejen de movilizar a sus grupos de troles y seguidores políticos en campañas de acoso cibernético y odio contra opositores o críticos de su gobierno?
13. ¿Qué acciones piensa tomar y presentar a la Asamblea para cumplir con el mandato constitucional de que el involucramiento directo de la Fuerza Armada en tareas de Seguridad Pública tiene que ser transitorio?
14. ¿Cómo piensa explicar, en este contexto, sus órdenes a la Fuerza Armada a incorporar a miles de reclutas, exclusivamente para que la Fuerza Armada pueda aportar más efectivos a la Seguridad Pública?
15. ¿Qué uso está dando a la Residencia Presidencial en la Escalón y a la colección nacional de pintura que ahí está guardada y a la cual el público no tiene acceso?
Si por cálculo político o por instinto comunicacional el presidente decide contestarme estas preguntas, sólo tiene que desbloquearme en su cuenta institucional de Casa Presidencial o en su perfil personal y avisarme la hora.
Saludos, 


jueves, 24 de octubre de 2019

Carta a los diputados de ARENA: ¿Vale algo su palabra? De Paolo Luers



Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 24 octubre 2019


Estimados legisladores:
Primero solo fueron rumores y nadie de ustedes se hizo cargo de la idea de desbancar a Mario Ponce, el diputado electo para dirigir la Asamblea a partir del 1 de noviembre. Luego algunos de ustedes comenzaron a decir que tal vez, quién sabe, ya veremos de aquí al final del mes, hay que hablarlo… Y de repente sale el nuevo presidente del COENA diciendo que no quiere que Mario Ponce dirija la Asamblea, porque es muy “blando“ con el gobierno de Bukele y que se necesita a “alguien rígido” que garantice la independencia del Legislativo… 
En todo esto, no escuché a ningún arenero diciendo que el cargo de Presidente de la Asamblea no está vacante, que el sucesor de Norman Quijano fue electo y juramentado en mayo del año pasado. 
Luego de que Gustavo López abrió la boca, todo el mundo discute la presidencia de la Asamblea como si fuera un asunto abierto. Pero no lo es. Lo que están discutiendo es romper el Protocolo de Entendimiento del año pasado y desbancar al presidente electo del Legislativo. Para desbancar a un funcionario del cargo por el cual es electo hay que tener muy buenas razones. Y la razón que en ARENA están manejando, sin discutirla con transparencia, es absurda. Solo porque el PCN no se adhirió al acuerdo entre ARENA y FMLN sobre la elección del Procurador de Derechos Humanos, ahora ya no hay confianza en que Mario Ponce sepa defender la independencia de la Asamblea. ¿Así va ARENA a tratar a sus aliados? ¿Así piensa ARENA construir una alianza para enfrentarse al bloque Bukele/GANA/Nuevas Ideas/CD en el 2021, cuando de hecho estará en juego la independencia de la Asamblea?
Viendo este pleito chuco por la presidencia de la Asamblea, no veo ningún elemento para sospechar que Mario Ponce va a poner en peligro la independencia de la Asamblea, pero muchos elementos que me hacen dudar en serio de la capacidad de ARENA de construir alianzas. Si un partido no sabe cumplir uno de los acuerdos que fue básico para la alianza con el PCN para las elecciones del 2019, ¿cómo va a construir una amplia alianza para defender el sistema republicano en el 2021?
¿Cómo es que en ARENA existe un diputado de mucho poder, como Alberto Romero, que está dispuesto de dar la presidencia de la Asamblea a Guillermo Gallegos antes de verla en manos de Mario Ponce, su rival en el departamento de Cuscatlán? ¿Cómo es posible que el presidente del COENA, en vez de sentarse con el PCN y negociar los términos de una alianza legislativa del período hasta las elecciones del año 2021, está minando esta relación? La respuesta es triste pero obvia: porque la dirección de ARENA no tiene una estrategia, ni legislativa ni electoral, que podría presentar al PCN y otros aliados.
Así como está ARENA, es absurdo pensar que sola puede enfrentarse a los retos que se presentan en los próximos años. Así como está ARENA, no puede tener ningún interés en debilitar al PCN, mucho menos a romper la alianza con estos y con el y PDC. Incluso, tendría que hacer todo a su alcance, incluso rezar, para que Nuestro Tiempo irrumpa con fuerza en el mapa electoral y que a VAMOS le vaya bien.
Si ARENA consuma el golpe contra Mario Ponce solo para entregar la presidencia de la Asamblea a alguien dispuesto a recibir órdenes del COENA, ¿quién va a buscar entendimientos, alianzas o coaliciones con este partido? 
Olvídense de sus ganas conspirativas y golpistas, pídanle perdón a Mario Ponce y pónganse a la par de él para dirigir la Asamblea con dignidad. 
Saludos, 


martes, 22 de octubre de 2019

Carta a los que aplauden siempre que Troya arde. De Paolo Luers



Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 22 octubre 2019 


El fin de semana publiqué el siguiente tuit: Absurdidades: En Chile destruyen estaciones de metro para protestar contra un aumento de la tarifa del pasaje por $0.04. Los independentistas catalanes destruyen su propia capital para castigar a los españoles…”. Recibí cualquier cantidad de crítica en Twitter. Insultos y amenazas aparte, los críticos dijeron principalmente dos cosas: que yo no entendía el “proces” (el proceso independentista catalán) y que detrás de las protestas en Chile hay más que el aumento de 4 centavos en la tarifa del metro.
Bueno, ambos tienen razón. No entiendo el “proces”, porque no entiendo esta explosión de nacionalismo en pleno Siglo 21, cuando las fronteras están desapareciendo en Europa, para personas, para ideas, para inversiones, para trabajar, para estudiar. No entiendo por qué, cuando varios países hacen cola para entrar a la Unión Europea, los ingleses y los catalanes quieren salir —bueno, digamos la mitad de ellos—. Y mucho menos entiendo por qué los independentistas catalanes, en su conflicto con España y su gobierno, destruyen su propia capital, Barcelona. En resumen, no entiendo el “proces”…
En cuanto a Chile, donde explota la violencia al mismo tiempo que en Barcelona, también tienen razón ustedes: Estoy seguro de que detrás de las protestas hay mucho más que la tarifa del metro. Nadie en su sano juicio pone fuego a trenes y estaciones del metro, exponiéndose a represión policial, por 4 centavos (aunque obviamente hay que poner en duda el sano juicio de los protagonistas de los disturbios). Tuvo que haber habido más para que la protesta sea tan masiva y para que parte de ella se vuelva tan violenta e irracional. Porque, discúlpenme: ir a marchar contra la tarifa del metro y terminar destruyendo el sistema del metro es tan irracional que expresar su odio a España quemando Barcelona…
Hoy leí, también en Twitter, una frase del escritor, guionista y columnista venezolano Alberto Barrera Tyszka, que dice: “Pensar que las protestas en Chile son obra del chavismo es tan simple y absurdo como pensar que las protestas en Venezuela son obra del imperialismo”.
Tiene toda la razón mi amigo Alberto. Casi siempre tiene razón, es uno de los intelectuales venezolanos más racional. Es gracias a él que entendí la naturaleza del chavismo y los problemas de la oposición. Claro que existe un descontento social muy profundo en amplios sectores de Chile. Si no, sería imposible que se manifiesta una oposición tan masiva.
Pero incluso si este descontento fuera justificado, basado en deficiencias o abusos por parte del sistema político chileno, sigue siendo irracional y absurdo que la oposición se exprese de esta forma destructiva. ¿Cómo el movimiento supuestamente popular va a explicar a los sectores populares que para protestar contra un aumento de su tarifa había que destruir el metro, que es el sistema de transporte popular por excelencia?
Los irracionales también existen aquí, y leyendo mi tuit arriba citado me acusan de negarles a los catalanes y chilenos el derecho de manifestarse. Para mí, tienen todo el derecho de manifestarse incluso parea cosas tan irracionales como el nacionalismo catalán o el anticapitalismo de sectores de la izquierda chilena.
Esta libertad de expresión, organización y manifestación no está en peligro porque yo critico la absurda violencia en las protestas, sino por la falsa solidaridad que los manifestantes pacíficos rinden a la minoría violenta que lleva sus protestas al absurdo.
No es nada nuevo este fenómeno. Cuando yo era sindicalista organizando marchas masivas para el 1 de mayo, siempre tuvimos el problema de lidiar con el famoso “bloque negro” que buscaba vandalismo y enfrentamientos con los antimotines. Y muchas veces perdimos credibilidad porque no nos atrevimos a marcar distancia clara con los violentos.
La violencia es el último recurso, cuando no hay espacio para manifestarse pacíficamente. Y los últimos recursos no se queman sin necesidad.
Saludos,


domingo, 20 de octubre de 2019

“El Estado soy Yo”. Columna Transversal de Paolo Luers



Publicado en EL DIARIO DE HOY, 20 octubre 2019 


“Como Jefe de Estado hago un llamado a los diputados de la Asamblea Legislativa a que NO VOTEN por José Apolonio Tobar, como Procurador de DDHH, por tener expedientes abiertos en la Fiscalía General de la República y no estar apto para desempeñar tan importante cargo. Esta petición no la hago como Jefe de Gobierno, sino como Jefe de Estado”. El presidente de la República, el día que la Asamblea decidió llevar a votación el nombramiento del nuevo procurador de Derechos Humanos.
Desde que han desaparecido las monarquías absolutistas, cuyos reyes decían “L’État, c’est moi” (El Estado soy Yo, Luis XIV de Francia), sólo el rey de Arabia Saudita o el Secretario General del Partido Comunista Chino pueden arrogarse a dar de esta forma instrucciones a su parlamento.
En nuestro orden constitucional esto no cabe. De hecho, la figura de un Jefe de Estado no existe en nuestra Constitución. En nuestro sistema republicano, el Presidente nunca es más que Jefe de Gobierno y, como tal, no tiene poder sobre los otros poderes del Estado (Asamblea Legislativa y Corte Suprema de Justicia). Es más, Asamblea y Corte tienen más poder sobre el presidente que él sobre ellas, porque la Constitución les da funciones de control sobre el gobierno.
El Rey de España o la Reina de Inglaterra jamás se atreverían de hacer semejante llamado a sus parlamentos, invocando su título de Jefe de Estado para decirles a los diputados por quién votar o no votar. Regresando a El Salvador, no es casualidad que nuestra Constitución le concede al presidente el derecho de vetar leyes, pero jamás la elección de funcionarios.
La figura del Jefe de Estado sólo existe para describir la manera como el presidente de la República representa al Estado salvadoreño ante la comunidad internacional. No significa de ninguna manera, ni siquiera de manera simbólica, que el presidente sea jefe encima de otros poderes.
Aparentemente, nuestro presidente no tiene claro (o no quiere reconocer) los límites de su poder. Sus ideólogos (si puede usarse este término, porque son bastante rudimentarios) han creado una leyenda, la cual no tiene nada que ver con nuestro orden constitucional, pero que la han sabido vender bien en su propaganda: la leyenda que la gran mayoría con la cual el presidente ganó las elecciones significa que él representa “al pueblo” y que esto le viste de un poder encima de los otros poderes electos anteriormente. Casi un poder total, casi ejerciendo él la soberanía del pueblo.
Esto es contrario a nuestro marco constitucional. El presidente, sea electo con minoría pequeña o grande, tiene el poder que le da la Constitución. Ni más, ni menos. Tiene el poder sobre el Ejecutivo, y la mayoría con la que ganó, por más grande que haya sido, no anula las elecciones de los diputados en elecciones anteriores. Ellos tienen la misma representatividad del pueblo que el presidente, cada uno para su mandato específico. Por suerte, en el sistema nuestro no existe un “winner takes all”, donde una mayoría coyuntural podría cambiar todo el mapa político e institucional.
En esta columna no haré ningún juicio sobre el candidato que fue electo procurador, José Apolonio Tobar, ni tampoco sobre el proceso bastante cuestionado de elegir a los funcionarios de segundo grado. Sea el procurador electo el idóneo o no, con su elección la Asamblea le pintó la raya al presidente, asumiendo al fin su función de contrapeso a un Ejecutivo con tendencia al abuso de poder. Los diputados, o más bien una mayoría calificada de ellos, desecharon la indebida intromisión del presidente y votaron como lo consideraban pertinente y necesario. Para ellos se trataba de elegir a un funcionario que promete asegurar que la Procuraduría de Protección cumpla su tarea de monitorear al gobierno en cuanto a su respeto a los Derechos Humanos. Le pusieron al gobierno un “watch dog”.
Interpretaron el mandato de elegir a un funcionario independiente escogiendo a alguien que sea independiente del gobierno, que es la instancia que más tiene que vigilar.
Si esto es jurídicamente correcto, en última instancia le va a tocar evaluar a la Sala de lo Constitucional, porque seguramente habrá demandas contra esta elección. Políticamente es correcto enfatizar en la independencia del gobierno de un procurador de Derechos Humanos. Lamentablemente, la Asamblea toma y ejecute sus decisiones de una manera torpe y poco transparente. También en este caso, cuando hubiera sido importante tener sobre esta problemática un debate abierto y profundo.


sábado, 19 de octubre de 2019

Carta para tratar de entender Culiacán y AMLO. De Paolo Luers



Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 19 octubre 2019


Luego de leer lo poco que hasta la fecha se sabe sobre lo que el jueves pasó en Culiacán con la captura y posterior liberación de Ovidio Guzmán, capo narco e hijo del Chapo, me arriesgo a interpretar, más por lógica que por conocimiento de detalles, lo que pasó.
Es obvio que los militares de la Guardia Nacional que se agarraron a balazos con los matones que cuidaban a Ovidio Guzmán no tenían órdenes de buscar y detener a este jefe del Cartel de Sinaloa.
Me atrevo a decir que no solo no tenían ni idea de con quién se toparon, sino que en general las órdenes que reciben del gabinete de Seguridad de AMLO no son topar con los narcos, mucho menos arrestar a sus jefes, sino mostrar presencia.
¿Les parece conocido? Bueno, a mí también, aquí es muy parecido. Los policías y soldados que patrullan, patrullan y patrullan en el marco del Plan Control Territorial no tienen órdenes de topar con las pandillas. Muestran presencia, pero no en los lugares donde chocarían con las pandillas.
Así es en México. Solo que en Culiacán pasó algo fuera del plan militar de la Guardia y del plan político de AMLO. Toparon con los narcos, y no con cualquier narco, sino con el heredero del Chapo.
Toparon por accidente, o porque algún mando medio se hizo el bravo y armó un gran relajo, sin tener la capacidad, los hombres y las armas para controlar la situación y las fuerzas superiores de los narcos.
Arrestaron al capo di capi y agarró fuego el cañal, o sea la ciudad de Culiacán, capital de Sinaloa y de los narcos. Muertos, fuego, camionetas con ametralladoras patrullando las calles. La policía y la Guardia perdiendo el control.
Hasta que viene la contraorden de la capital: suelten a los arrestados, incluyendo al hijo del Chapo. El presidente AMLO ya no quiere que sea vean imágenes de caos, guerra y de la impotencia de su gloriosa Guardia Nacional…
Vuelve la calma a Culiacán. ¿Pero qué calma es? Es una calma basada en mentiras, en una evasión del problema, no en su solución.
En una situación de confusión, falta de información y muchas mentiras, así es como me atrevo a interpretar lo de Culiacán, lo de AMLO y sus política de Seguridad, y lo de Ovidio, el heredero del Chapo.
¿La moraleja de la historia? Políticas de Seguridad basadas en apariencias y mentiras no resuelven los problemas. Ni en México, ni en El Salvador.
Saludos, 


jueves, 17 de octubre de 2019

Carta a los funcionarios que cada año se toman fotos en chumpas y botas a la última moda. De Paolo Luers



Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 17 octubre 2019


Estimados ministros, directores y comisionados presidenciales: 
Dos días de lluvia y el país está en emergencia. No son huracanes, ni siquiera son grandes tormentas tropicales, solo es un temporal como son habituales en Centroamérica durante los inviernos. Así como hay países donde siempre cae nieve en enero o febrero, aquí siempre llueve en octubre.
Nunca entendí como un país que cada año tiene inviernos con temporales cada añse deja sorprender por lluvias. 
Los huracanes son imprevisibles, igual que los terremotos. Lo único que pueden hacer los países en zonas propicias a estos desastres es construir un sistema profesional de emergencia, con buenas comunicaciones y con estructuras claras de ejecución de planes. 
Pero los desastres que cada año se repiten de la misma forma, pegando duro a las mismas poblaciones, en las mismas zonas del país, no deberían agarrarnos nunca sin preparación y sobre todo, sin prevención. La gente en la zona baja del Lempa cada año tiene que abandonar sus casas y pierde sus cosechas. En las colonias suburbanas, pero también en comunidades cerca de las playas, las mismas quebradas cada año se convierten en ríos salvajes inundando las comunidades. Uno se pregunta: ¿Y por qué cada invierno las lluvias encuentran a las comunidades y las familias en las mismas condiciones de vulnerabilidad?
Hoy se ha puesto de moda hablar de las inversiones que hay que hacer en las comunidades y hablar del 'tejido social' que hay que reparar para asegurar el 'control territorial'. Pero lo primero que habría que controlar es la extrema vulnerabilidad que se manifiesta cada año en las mismas zonas, como si fuera un asunto de destino tener que perder cada añsu casa y sus pocas pertenencias y sus cosechas.
Cada octubre nos demuestra cuáles deberían ser las prioridades para prevenir que las lluvias se conviertan en emergencias: construir diques donde hacen falta; diseñar para las aguas de lluvia sistemas confiables de desagüe que no se tapen cada año con basura, causando inundaciones perfectamente evitables; construir bóvedas en las quebradas donde se pueda; construirle casas seguras a la  gente que vive donde nadie debería vivir arriesgando cada año su vida; dar a los municipios las competencias y los fondos necesarios para invertir en la prevención y mitigación…  
Esto es la intervención y presencia del Estado que esperan las comunidades precarias y vulnerables del país, igual que acceso a agua potable y sistemas limpios de aguas negras. Claro que las canchas deportivas y las bibliotecas o ‘cubos‘ son importantes, pero como dicen los gringos, "first things first": primero las cosas prioritarias.
No necesitamos a políticos que anden exhibiendo sus prendas de moda ‘outdoors’, celebrando reuniones en medio de un río (y de un mar de fotógrafos oficiales); necesitamos funcionarios profesionales que elaboren y coordinen planes eficientes e intervenciones estatales a largo plazo.
Si entienden esto como un reclamo, lo entendieron bien. No es un reclamo solo a los funcionarios actuales, igual han fallado los gobiernos anteriores. 
Y una pregunta: ¿qué pasó con Protección Civil? Da la impresión de que fue desmantelada para no dejar ni huella del trabajo de 10 años de Jorge Meléndez. No son los gobernadores cuya ausencia preocupa, sino la de un aparato nacional de Protección Civil. 
Saludos, 
Ministro de Gobernación Mario Durán en reunión de emergencia
(Foto: cortesía del Twitter de Mario Durán)


El ministro de Gobernación Mario Durán y su equipo
(Foto: anónimo en Twitter)



El ministro de Defensa como guardaespaldas
(Foto: Twitter del Ministerio de Defensa)