jueves, 3 de octubre de 2019

Carta al ‘Slipt’: De luchador social a farsante. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 3 octubre 2019


Estimado Carlos Slipt Marroquín, director de Reconstrucción del Tejido Social:
Dentro del circo que es El Salvador, la Asamblea normalmente es de los numeritos más aburridos. Pero esta semana fue escenario de una comedia excepcionalmente cómica: los diputados de la Comisión de Seguridad trataron de apelar a tu sentido común y tu decencia. Bueno, lo que realmente quisieron es obtener una disculpa por una acusación que hiciste en la entrevista con Moisés Urbina, que ARENA y el FMLN estaban detrás del auge de violencia del viernes 20 de septiembre, día que terminó con 23 asesinatos.
Obviamente, nuestros diputados no te conocen y no entienden aún el carácter del actual gobierno. Actuaban como si estuvieran frente a un funcionario común que respeta las instituciones y las reglas de una conversación racional. Tampoco entendieron que vos simplemente habías cumplido tu deber, no como funcionario público sino como hombre de confianza del líder de tu movimiento: repetir cualquier idea, propuesta o ataque de tu presidente. Repetirlo y asumirlo como propio. Y además, reforzarlo. Siendo presidente de la República, el señor Bukele no se puede tomar la libertad de hacer sus acusaciones con nombre y apellido, pero sabe que para esto tiene lugartenientes como vos. 
Reconstruyamos la historia. Bukele dijo en su conferencia de prensa que dio en la noche del viernes negro, hablando del auge sorpresivo de asesinatos: “Esto no corresponde a la delincuencia de nuestro país, aquí hay alguien detrás, o varios detrás, y los vamos a encontrar.”
Asumiendo tu deber militante, fuiste a TCS para ponerle nombre y apellido a quienes ustedes querían declarar culpables: ARENA y FMLN.
Los diputados te citaron ante la comisión de Seguridad, esperando encontrarse a un funcionario que por lo menos finge respetar las leyes y las instituciones, y te pidieron lo que en estos casos procede: pedir disculpas. 
Y ahí comienza la comedia. 
Rodrigo Ávila, ya perdiendo los estribos, porque no concibe que un alto funcionario de gobierno pueda mostrar una actitud tan burlona como la tuya: “Usted ha hecho alegatos que pueden constituir delito. Le pregunto: ¿Tiene pruebas para sus acusaciones, sí o no?”
Respuesta tuya: “Artículo 11 de la Constitución: Las declaraciones que se obtengan sin la voluntad de la persona carecen de valor; quien así́ las obtuviere y empleare…”
Ávila: “Sí o no?”
Respuesta del señor director de Reconstrucción del Tejido Social en el Ministerio de Gobernación: “¡Artículo 11 de la Constitución!”
Al fin el diputado Ávila se dio cuenta que estaba ante una comedia: “Usted es un farsante!”, y el presidente de la Comisión, entrando en pánico, cerró la sesión…
Hay que explicar que el artículo 11 contiene la protección constitucional del ciudadano en caso de enfrentar acusaciones y su derecho a Habeas Corpus (protección) contra restricciones arbitrarias de su libertad. Me imagino que sabías perfectamente que este artículo no tiene absolutamente nada que ver con lo que el diputado te estaba preguntando. Obviamente, él tampoco. 
De todos modos, lo que vos citaste fue el artículo 12, el que habla de la presunción de inocencia y de las condiciones que deben cumplirse para las declaraciones de un acusado puedan usarse contra él. Esto tampoco tiene que ver con el asunto que discutieron. A menos que te hayas sentido como sentado en el proverbial banquillo del acusado, y actuado de manera correspondiente, negándote a dar declaraciones que te pueden implicar en un delito… Pero nadie te lo estaba pidiendo, solo te pidieron que pidieras disculpas por unas declaraciones obviamente falsas y obviamente difamadoras.
Pero, ¿cómo ibas a pedir disculpas por un ataque fríamente calculado que tenías que dar para dar sentido a unas declaraciones un poco vagas de tu presidente? Pedir perdón a unos diputados que ustedes de todo modos no reconocen como representantes del pueblo no está en el guion de sus nuevas ideas.
Hace muchos años te conocí como alguien genuinamente interesado en cambiar las condiciones inhumanas en los barrios y comunidades. Pero esto era antes de que un político ansioso de poder te ofreciera trabajo como agitador, como su negociador ante estas comunidades y como “farsante”, como dijo Rodrigo Ávila. 
Qué lástima, ‘Slipt’.
Saludos,