Para llegar al grano de un solo: era tiempo de sustituir a Mauricio Funes. Dirigía un noticiero mal hecho, poco profesional, sin dirección periodística, sin planificación. Como entrevistador era aburrido, prepotente, hablaba demasiado, operaba con prejuicios políticos.
Precisamente para preservar y fortalecer un espacio noticioso crítico, profesional, independiente, el Canal 12 tenía que sustituir a Mauricio Funes. Tengo la percepción que los nuevos dueños y directivos mexicanos del Canal 12 están lejos de querer alinear la línea editorial al esquema derechista de TCS y de los dos periódicos grandes. Tengo entendido que quieren mantener el papel histórico del Canal 12 como contrapeso crítico e incluso como medio opositor. Depende de la definición de "opositor": para unos significa siempre estar en contra del gobierno de ARENA, para otros el periodismo crítico es opositor por definición, porque pone al medio en oposición al poder político, independiente de su signo partidario. Los nuevos dueños de Canal 12 dejaron ver desde el principio que no estaban dispuestos a continuar con una línea editorial de oposición partidaria y además definida y cautelosamente protegida por una sola persona: el director Mauricio Funes.
Cuando los mexicanos de TV Azteca compran el 12 a Don Jorge Zedán, el canal no andaba muy bien financieramente, ni en el rating ni en sus costos. Además se encontraron con una herencia muy particular: con el rol que el Canal 12 había asumido, bajo la dirección de Don Jorge Zedán, como medio opositor. En los últimos años de la guerra, el Canal 12 rompió el control que militares y gobiernos ejercieron sobre los medios y abrió espacios a la oposición, a las reivindicaciones del movimiento popular e incluso a la dirigencia guerrillera. Esta apertura hacía un periodismo crítico e independiente le costó caro a Don Jorge, pero jugó un papel importante en el proceso de paz y en la transformación democrática del país. El gran respeto y hasta cariño que mucha gente de izquierda guarda por el Canal 12, se deriva de los riesgos que Don Jorge y los periodistas del Canal 12 estaban dispuestos a correr durante la guerra y en los años de transición cuando el ejercicio crítico del periodismo provocaba riesgos económicos para los dueños y riesgos de seguridad para los periodistas.
Lo que el Canal 12 nunca resolvió es: ¿cómo mantener y desarrollar el papel de medio crítico e independiente en una situación de post-guerra y en la construcción de la democracia, cuando los esquemas de blanco-negro, enemigo-amigo, malo-bueno ya no funcionan para interpretar las contradicciones de la sociedad? ¿Y cómo mantener al mismo tiempo al canal económicamente viable? Tratando de dar respuestas a estas dos preguntas, el Canal 12 transitó por una historia complicada y accidentada: campañas de boicot del gobierno y sus aliados en la empresa privada contra el 12; la salida de Nacho Castillo y casi todo el staff del noticiero; la entrada de Mauricio Funes como sustituto. (De paso sea dicho: ahora parece que nadie se quiere acordar que Mauricio Funes entró al despacho de dirección del 12 aliándose con los malos de la película de aquel entonces, los dueños del canal que acaban de despedir al director del noticiero de entonces, Nacho Castillo. Con la diferencia significante que en aquel entonces casi todo el equipo periodístico del 12 se fue en solidaridad con su director, cosa que hoy no se vislumbra...).
Con o detrás de Mauricio Funes, de alguna manera entraron al Canal 12, para llenar el vacío y adueñarse del espacio noticioso, el FMLN y algunos personeros relacionados con la UCA. Con Funes entró personal periodístico y de producción que anteriormente laboraba con él en el Centro de Video de la UCA. (Parte de este "personal histórico" de Mauricio Funes salió ahora en la lista de los despidos que llevó a la actual crisis y a la salida de Mauricio Funes del Canal 12.)
Lo que durante la guerra se había creado, a grandes riesgos y sacrificios, como un espacio periodístico crítico e independiente, se transformó bajo la dirección de Mauricio Funes en un noticiero con tendencia partidista. Esto tiene que ver con las influencias directas e indirectas que el FMLN (o sectores del FMLN) ejerció sobre Funes y sus programas de noticias, de opinión y de debate (influencias que durante un tiempo se institucionalizaron, con un prominente miembro del FMLN despachando en el canal administrando los vasos comunicantes entre Canal 12, FMLN y UCA; la UCA por suerte se separó pronto del operador de influencias y del proyecto de Mauricio Funes.)
Pero más allá de la conspiración, la decadencia periodística y ética-profesional del Canal 12 bajo el mando de Funes tiene que ver con otro fenómeno. En una situación de guerra, censura y represión que imperaba cuando el Canal 12 se convirtió en medio opositor, no se requiere de grandes esfuerzos profesionales para cumplir el papel de medio crítico. La buena voluntad y la disposición de correr riesgos son casi suficientes.
No así cuando la guerra termina, la censura y la represión ceden y se abren espacios para el periodismo. No así cuando el medio crítico tiene que desarrollar la capacidad de aportar a la democratización del país. El diletantismo técnico que durante la guerra fue casi inevitable, hoy se convierte en pecado. Maurico Funes, en todos sus años como director del noticiero del 12 estrella del país, no hizo nada para transformar el periodismo de denuncia en periodismo profesional. Después de años de dirección de Funes, el noticiero del 12 sigue siendo un desastre, desde el punto de vista del profesionalismo periodístico y de producción (e incluso desde el punto de vista de la ética periodística). El diletantismo técnico-profesional, combinado con una clara posición en favor de un partido, no produce periodismo crítico ni independiente sino lo contrario: periodismo de denuncia, periodismo partidario, periodismo supeditado a intereses políticos.
Esta es la situación que los mexicanos encuentran al comprar el Canal 12. Don Jorge Zedán no pudo corregir las deficiencias periodísticas en su canal porque no quería romper con Mauricio Funes ni entrar en pleito con el FMLN. Por suerte, los nuevos dueños no tenían estos problemas de lealtades históricas. Desde el principio visualizaron con claridad que un montón de cosas tenían que cambiar en este canal para hacerlo competitivo. Después de hacer un exhaustivo estudio donde intervinieron varios consultores, presentaron a Mauricio Funes, su director del departamento de contenidos periodísticos, una larga y muy concreta lista de cambios que hacer. Esta lista incluía la sustitución de algunos periodistas y productores que consideraban ineficientes. Incluía sobre todo un rediseño del noticiero, manteniendo e incluso reforzando su carácter crítico y su papel de contrapeso a los medios progubernamentales. Cuando mes por mes nada de esta lista de cambios se puso en práctica por parte de Mauricio Funes, le plantearon que para operativizar los cambios necesarios en el Canal, mejor se separara la dirección del noticiero de la conducción de Entrevista al Día. Le dejaron a Mauricio Funes la opción que escogiera si quería dedicarse a la dirección y el rediseño del noticiero o a la dirección y el rediseño del espacio de los debates. La posición de Mauricio Funes fue: soy indispensable para ambos programas y los nuevos dueños no pueden prescindir de mí, por mi experiencia, por mi popularidad, mis conexiones políticas, mi prestigio, etc.
Mauricio Funes, el periodista más famoso y mejor pagado del país, conocido internacionalmente y además ícono de la izquierda, simplemente no se pudo imaginar que los mexicanos iban a asumir el costo político que significaría despedirle. Además Mauricio Funes (otra herencia histórica pero muy cuestionable de la administración Jorge Zedán) estaba personalmente involucrado en la venta de pautas publicitarias de los programas bajo su dirección. La venta era buena y garantizaba al canal excelentes ingresos y a Mauricio (aparte de excelentes ingresos) le generaba aun más la sensación de ser imprescindible y que podía darse el lujo de vetar o boicotear todos los planes de rediseño del canal.
Ahí es donde Funes calculó mal. Parte esencial del rediseño que los nuevos dueños querían dar al canal fue precisamente esto: no seguir permitiendo lo que ningún medio serio permite a sus ejecutivos editoriales: involucrarse y lucrarse de la venta de publicidad. Mucho menos con el gobierno. Y precisamente con el gobierno estaba Mauricio Funes haciendo tratos directos de venta de publicidad, muy en contra de la concepción de los nuevos dueños del canal de hacer una separación limpia entre dirección editorial y dirección comercial del medio.
Mauricio Funes jugó mal el juego de poder. Se pensó intocable. Se negó a ejecutar los cambios que los nuevos dueños del canal habían planteado. Se negó a ceder parte de su poder, considerándolo un feudo personal. Como siempre, la prepotencia, tarde o temprano lleva a la caída. Mauricio Funes fue despedido, porque se niega a colaborar con la dirección del canal en su proyecto de profesionalización. Mauricio Funes, al fin, fue sustituido por una administración nueva que ya no respeta las ataduras del canal a un partido o a los intereses económicos y políticas de un sector dentro de un partido. Mauricio Funes, en última instancia, fracasa porque se niega o no es capaz de desarrollar un noticiero verdaderamente independiente, libre de ataduras partidarias, producido profesionalmente. Los que tienen duda de esa verdad que vayan a platicar de fondo con los periodistas que han trabajado con Mauricio Funes.
¿Tienen los nuevos dueños de un medio de comunicación el derecho de decidir sobre un rediseño de sus programas periodísticos? ¿Tienen el derecho de cambiar la estructura de dirección?
Aunque a veces no guste, hay que reconocer que tienen derecho. El Canal 12 no es un proyecto del movimiento popular, sus programas no son conquistas de la lucha popular. Las organizaciones sociales y ONGs que ahora suscriben un comunicado denunciando como antidemocrática la decisión del Canal 12 de despedir a Mauricio Funes, tienen todo el derecho de opinar sobre el caso, de criticar al Canal 12 y de dejar de ver noticieros, como hoy anunciaron en la toma del arzobispado. Tienen todo el derecho a apoyar a Funes, pero se ven un poco ridículos exigiendo el derecho de negociar con el canal la permanencia de Funes y de los demás despedidos.
La manera como tanto Funes como el comunicado de las organizaciones sociales pintan el conflicto, simplemente es manipuladora. No es un conflicto entre periodistas democráticos y los dueños del medio que son derechistas y no respetan la libertad de expresión. Los directivos del Canal 12 no han dado ninguna muestra que quieren erradicar el carácter crítico e independiente del noticiero y de Entrevista al Día. Todo indica que los nombramientos que van a hacer y las líneas editoriales que van a aplicar, confirmarán que quieren mantener, profesionalizar, reforzar los espacios de expresión que históricamente han caracterizado al Canal 12.
De paso sea dicho: yo estaba inclinado a no escribir sobre la crisis en el Canal 12 antes de que todos los elementos estén sobre la mesa, antes de que todos los actores se hayan pronunciado. Pero de repente me mandaron por e-mail este comunicado firmado por organizaciones sociales y ONGs que beligerantemente toma partido en favor de Funes y contra el Canal 12. Este comunicado describe el conflicto en el 12 como "un hecho más en la escalada de regresión antidemocrática" que vive el país, citando como uno de los elementos de este contexto negro el asalto "al estilo de los escuadrones de la muerte" a la Universidad Luterana. Lo que definitivamente me "encachimba" de este panfleto es que lleva la firma de la Asociación de Periodistas de El Salvador APES. Pobre gremio…
Bueno, si así es el debate, hay que entrar y hay que hablar claro: era tiempo de sustituir a Mauricio Funes. No cumplió su trabajo de dirigir el noticiero. Dejó abandonado y huérfano al noticiero que ha puesto al Canal 12 en la vanguardia del periodismo salvadoreño, para dedicarse al estrellato como entrevistador, como interlocutor político, como hombre presidenciable. No hizo y tampoco dejó que otros hagan un noticiero profesional. Desaprovechó la oportunidad histórica de crear una alternativa profesional, creativa, atractiva al modelo de los noticieros amarillistas y progubernamentales de TCS. Y permitió que su espacio estelar, la Entrevista al Día, cayera en retórica, aburrimiento, auto-proyección y partidismo. Los manifestantes "populares" que piensan que defender la libertad de expresión y el periodismo crítico es defender a Mauricio Funes se encuentran muy equivocados y manipulados.
Aprovecho la oportunidad para hacerles una propuesta a los directores del Canal 12: está muy bien que quieren separar la conducción del noticiero de la conducción de la entrevistas. La televisión no necesita a un superman ni a un sabelotodo. No necesita gente que ni duerme ni descansa ni se divierte. La televisión no necesita la misma cara durante 20 horas en pantalla cuando hay elecciones o terremotos, locutando, opinando, analizando, entrevistando, reportando, moderando. Mejor apuesten a lo que obviamente Mauricio Funes no pude hacer: equipo. No pongan a ningún pobre diablo que tenga que levantarse todos los días a las 4 de la mañana para preparar su entrevista; no obliguen a nadie a hacerse pasar el lunes por economista, el martes por experto en cuestiones de seguridad, el miércoles por historiador o filósofo, etc., ¡y así por años!
Contraten a alguien que les puede armar un pool multidisciplinario y pluralista de entrevistadores creativos, frescos, cada uno experto en su tema. Y nombren director del noticiero a William Meléndez, buscando continuidad y cambio al mismo tiempo. Lo más probable es que William, sin un conductor omnipotente encima, haga un buen papel de director de noticia. Y de un solo se quitan encima los rumores y las denuncias sobre un gran viraje en la línea editorial. (Publicado en El Faro)