A la Asamblea Legislativa no le va a quedar otra que volver a instalarlo como diputado, si usted lo solicita. Y a Usted le va a tocar morir de vergüenza.
Viéndolo como un problema legal, usted
tiene derecho de que lo reinstalen, luego de que los tribunales competentes
hayan calificado la palaza a su ex-esposa como “delito no grave’. Ley es ley.
Ya la palabra de los jueces hay que obedecerla.
Viéndolo como un problema ético y
político, usted no tiene ningún derecho de regresar a la Asamblea. El único
paso posible para reconstruir su honor sería renunciar. Sin embargo, esto no va
a pasar. Por lo contrario, leo en el periódico estas palabras suyas: “Soy
inocente. No he hecho nada.”
Esta total ausencia de ética política
parece ser denominador común entre ustedes que navegan con esta nueva bandera
de Unidad: usted, incapaz de desistir de un recurso legal para cumplir con una
obligación moral; Walter Araujo, incapaz de renunciar a su cargo como
magistrado electoral, antes de declararle la guerra al partido que
supuestamente representa; Andrés Rovira, quien no vio ningún conflicto de
interés en ser presidente de un partido y al mismo tiempo magistrado de la
Corte de Cuentas...
Así que a usted le va a tocar terminar su
mandato como diputado, pero convertido en el símbolo del cinismo anti-ético.
Tamaño favor que hará a su partido, a su movimiento Unidad y a su candidato.
Recomiendo a los partidos FMLN y ARENA de
poner ninguna traba a su regreso a la bancada de GANA. No hay que manipular la
ley para proteger a un sinvergüenza y su partido del suicidio político y moral.
Si usted está dispuesto de ser, por dos años más, el hazmerreír y el símbolo de
la perversión moral en la tribuna pública de la Asamblea Legislativa, es su
pleno derecho.
Sin embargo, si preserva una pizca de
honor, renuncie.