¡Bienvenido de regreso a la ciudad de San
Salvador! Ya te extrañamos los capitalinos. Ya no vimos el mismo dinamismo, la
misma maquinita de resolver los miles de problemas de una metrópolis. Hay mucho
trabajo por hacer...
Esto es una carta, y aunque es pública,
también es personal. Te voy a decir algo muy personal: Cuando te nombraron
candidato, yo fui de la gente convenca que fue un error de la oposición, que se
necesitaba a una cara nueva anunciando políticas nuevas. Cuando lideraste
cómodamente las encuestas contra el profesor Sánchez Cerén, las actitudes
tuyas, de tu equipo de campaña y de tu partido me cayeron mal: No escucharon a
nadie. Nada de autocrítica. Nada de nuevas ideas. Nuevamente mano dura y otras
mentiras populistas.
Y como yo no fui el único que resintió
esto, caíste en las encuestas. Mes por mes. Y cometiste el peor de los errores:
aceptaste que Paco Flores tomara control de tu campaña. En vez de apertura, más
cerrazón. En vez de invitar a las mejores cabezas del país a elaborar ideas y
estrategias, contrataron al famoso J.J. Rendón. No escucharon a sus amigos
críticos, pero sí a un supuesto mago, que vive en Miami y por razones de
persecución política no puede viajar a El Salvador.
A pesar de todo, me impresionó la manera
cómo seguiste trabajando y peleando, ya cuesta arriba, peleando no solo contra
enemigos poderosos, sino también contra el escepticismo de muchos de tus
amigos. Decidí apoyarte, a pesar de todo. Sobre todo a pesar de tu mensaje
fatal de guerra contra las pandillas. Te apoyé porque te conozco como un tipo
que a la hora de la verdad, cuando ya bajó populista el polvo de la batalla
electoral, sos un tipo práctico y pragmático.
Vino el 2 de febrero con la gran pijiada
a un partido ensimismado, que no quiso escuchar críticas ni de sus amigos.
Y a partir de este punto, cada día creció
mi respeto por vos: Tomaste control de tu campaña; mandaste al carajo a los falsos
amigos; abriste el debate autocrítico; comenzaste a tomar en serio a tus amigos
fuera del partido, sus críticas y propuestas; cambiaste radicalmente tus
mensajes, porque entendiste la advertencia del votante.
Y de repente volvió a aparecer el auténtico
Norman que como alcalde se ganó el respeto y al apoyo de tanta gente que en el
2012 no sólo ganara su reelección, sino además arrastró a ARENA a ganar casi
todos los municipios del Gran Salvador.
Hiciste lo más difícil en un partido:
abrirse. Lograste lo que predicaba Mao: “Permitir que 100 flores florezcan y
que cien escuelas de pensamiento compitan es la política de promover el
progreso.”
Y florecieron las 100 flores: iniciativas
y campañas autónomas y creativas de ciudadanos, de jóvenes, de empresarios, que
dieron amplitud, dinamismo, y credibilidad a tu campaña. El resultado: la épica
remontada del 9 de marzo.
Este pluralismo del 9M puede ser un
fenómeno coyuntural, o puede ser el paso definitivo que catapulta ARENA a la
modernidad democrática. Aunque vos estás regresando a tu alcaldía, en parte
depende de vos. Puede ser que te recordemos como el que perdió contra el peor
gobierno de la posguerra. O puedes ser recordado como el hombre audaz que logró
una remontada, porque tuvo el coraje de abrir su partido a la sociedad y la
renovación.
Depende de vos, Norman. Y estoy seguro
que optarás por lo segundo.
Saludos y ¡bienvenido!, Paolo Lüers
Saludos y ¡bienvenido!, Paolo Lüers
(Más!/EDH)