Estimado Oscar Ortiz:
Me equivoqué. Cuando te escribí la semana pasada (Carta al vicepresidente: “Es tu hora, agarrá Seguridad”),
estuve pensando en el Oscar Ortiz que conozco: el alcalde cercano a la
gente, que caminaba las calles de Santa Tecla y platicaba con los
paseantes. Estuve pensando en el Oscar Ortiz que tuvo los huevos de
convocar a los pandilleros de Santa Tecla a un acto en la plaza pública
para retarlos a participar en la construcción de un “municipio sin
violencia”. Fue una carta al Oscar Ortiz quien en una reunión con 11
alcaldes, varios de ellos de ARENA, dijo que la seguridad no era un
asunto del partido sino del país, y que juntos podían reducir la
violencia, promoviendo el diálogo como método de la inclusión social y
productiva de los que hoy andan al margen de la sociedad y la ley. Me
dirigí al Oscar que pidió al secretario general de la OEA que siga
funcionando como garante de este proceso – aunque el siguiente gobierno,
del cual vos sos el vice, lo mandó al carajo y le dijo que no
interviniera…
En resumen: escribí al Oscar que conocí
antes de que se convirtiera en vicepresidente de la República – y te
pedí asumir la dirección de la política de Seguridad para lo que resta
del gobierno del FMLN.
Lea: Carta al vicepresidente: Es tu hora, agarrá Seguridad. De Paolo Luers
Me equivoqué, porque este Oscar ya no existe. El que existe y hace pocos día habló en televisión es alguien que repite, mentira por mentira, lo que dicen los actuales responsables de la política de Seguridad y sus desastrosos fracasos. Dijiste en la entrevista de Nacho que los 6.600 salvadoreños asesinados en 2015 (número que nos convierte en el país #1 en asesinatos en el mundo) son muestra que el plan de Seguridad implementado por el gobierno del FMLN funciona bien – y como funciona, los criminales responden matando.
Dijiste que no nos preocupáramos, que
entre este montón de muertos hubo miles de pandilleros que ya no van a
molestar. Dijiste que tu gobierno está dispuesto a seguir pagando el
costo de la guerra frontal contra las pandillas. Solo que los únicos
funcionarios públicos que lo pagan son los policías y soldados del nivel
básico…
Hace un par de años, cuando yo te conocí,
vos hablabas que el combate del Estado tenía que ser contra la
violencia, no contra los pandilleros. Contra las causas, no contra
personas. Hoy hablás, igual que el ministro Benito Lara y el director de
la PNC Ramírez Landaverde, en términos militares: de bajas, de
enfrentamientos, de héroes, de guerra…
Por lo tanto, no tiene ningún sentido que
el presidente sustituya a Benito Lara por vos. Harías lo mismo, solo
con más elocuencia. Me equivoqué pensando que vos sos la alternativa.
¡Qué lástima! Posiblemente significa que, mientras esté gobernando tu
partido, no hay alternativa.
Escuchándote hablar en televisión, esta
es la triste conclusión: Te alineaste, Oscar, te hiciste cómplice de las
políticas de seguridad, aunque bien sabés que no funcionan y causan un
costo social terrible. Entendiste que para mantener abierta tu opción de
algún día ser candidato presidencial del Frente, tenías que dejar de
disentir.
No sé qué opciones le queda al presidente
para formar su próximo gabinete de seguridad. A lo mejor no importa a
quién pone, si no está dispuesto de cambiar el rumbo. Y si quiere otro
rumbo, vos ya no serías la opción. Tendría que pensar en alguien fuera
del partido…
Adiós, Oscar.