"Le Pen y sus seguidores fanáticos no entienden que los hijos de migrantes de los barrios, que ellos consideran de escoria, no solo han recuperado el fútbol francés, sino el domingo han salvado la República.".
El audio: Kylian-Mbappe-y-Nico-Williams.mp3
Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 9 julio 2024
Estimados amigos:
El día que esta carta salga publicada, el martes 9 de julio 2024, ustedes dos jugarán la semifinal de la Eurocopa, representando a sus países, Francia y España. Serán celebrados como el orgullo de sus respectivos países. Y otros -lastimosamente muchos- los insultarán, porque no tienen el mismo color de piel de otras estrellas de sus selecciones, como por ejemplo Antoine Griezmann o Dani Olmo.
La mujer que quiso ganar las elecciones francesas del domingo pasado, Marine Le Pen, la líder del partido ultraderechista y racista ‘Rassemblement National’, quisiera limpiar el futbol francés de jugadores como tú, Kylian, que para ellos no son franceses. Ella, como millones de sus seguidores, no entiende que ustedes no representan en el deporte de su país a otra rasa, sino otra clase: la clase de los marginados que viven en los suburbios de Paris y Marsella. La clase, en la cual los jóvenes tienen una motivación diez veces más fuerte de convertirse en jugadores profesionales que los demás franceses, porque el deporte es uno de los pocos caminos para salir de la miseria.
Le Pen y sus seguidores fanáticos no entienden que los hijos de migrantes de los barrios, que ellos consideran de escoria, no solo han recuperado el fútbol francés, sino el domingo han salvado la República. Los héroes de estas masas marginadas, contigo, Kylian, adelante, han llamado a los barrios pobres a detener con su voto masivo el avances de la RN de Le Pen – y han sido escuchados. En Francia, los que salvaron la República y su tradición democrática fueron los obreros, los desempleados, los marginados - y entre ellos los migrantes y sus descendentes. Y ellos no actuaron como rasa, actuaron como patriotas franceses. Los “negritos”, que salieron a votar para proteger la República, no lo hicieron representando una rasa, sino representando su clase social, junto con sus hermanos de clase “blancos” – igual que los “negritos”, que llevaron a la selección francesa al campeonato Mundial y ahora a semifinales de la Eurocopa.
El fútbol siempre ha sido el deporte de los pobres. En los países industrializados de Europa, que a la vez son las potencias futboleras del continente, como Francia, Alemania, Inglaterra y Holanda, los grupos más bajos en la cadena social siempre han sido los inmigrantes – y el fútbol de estas naciones siempre se ha nutrido de ellos. En Alemania fueron primero los polacos, que vinieron en masa a trabajar en las minas de carbón. La mitad de los futbolistas alemanes del siglo pasado tuvieron nombres de origen polaco. Luego llegaron los trabajadores del sur de Europa, primero los españoles e italianos, para trabajar en la industria automotriz, luego los serbios, croatas y turcos. Se quedaron, sus hijos nacieron alemanes, y el fútbol alemán los incorporó. Son tan alemanes Antonio Rüdiger e İlkay Gündoğan que el más rubio de los alemanes.
El 26% de la población alemana proviene de familias “con historial migratorio”, como es el término oficial. Parecidos deben ser los porcentajes en otros países. Francia, Bélgica e Inglaterra tienen millones de ciudadanos que son testigos de su pasado como imperios coloniales. Las sociedades del corazón de Europa ya son multiculturales y multirraciales. Es irreversible. Hay quienes resienten esto – y de esta xenofobia se nutren los partidos de ultraderecha, que ahora están agarrando fuerza en toda Europa.
El fútbol, donde vemos luchando por sus respectivos países a ustedes dos y docenas de otros “morenitos” a la par de los ‘blanquitos” Griezmann, Harry Kane, Dani Olmo y Toni Kroos, es el antídoto más poderoso contra estos movimientos reaccionarios con tendencia fascista. Sobre esto escribió Cristian Villalta una consagrada columna en 2018, comentando el Mundial en Rusia. Se llamaba “La Vida” y termina con la frase que en estos días, viendo la Eurocopa, me volvió a la mente: “El fútbol no es como la vida; el fútbol es la vida.” Y esto es cierto, sobre todo, en las clases marginadas.
Gracias por todo lo que nos están dando, en el deporte y, cuando es preciso, en la defensa de la democracia, o sea de los valores europeos.
Saludos,