sábado, 25 de marzo de 2006

Lecturas peligrosas

En el debate "La encricijada-resultados de las elecciones" fueron señalados, con mucha claridad, los riesgos que de estas elecciones emanan para la gobernabilidad democrática. Tienen que ver, sobre todo, con las percepciones, con las lecturas que los partidos -sus direcciones, pero también sus bases- hagan de los resultados, de la voluntad popular.

Varios de los panelistas lo dijeron: si la lectura del FMLN es que la votación alta por sus diputados significa que el pueblo ratificó la línea confrontativa y maximalista del partido, como se manifiesta en el rotundo no al TLC y la exigencia de regresar al colón; y si la lectura de ARENA es que su avance en las elecciones parlamentarias y municipales significa que el pueblo ratificó su línea de exclusión de la oposición, así como se ha manifestado en la aprobación del TLC sin discusión parlamentaria – entonces no podemos esperar nada bueno.

Si además los pocos que se han esforzado -con escasa inteligencia, con nula creatividad, mal acompañados, pero esforzado- a construir y una oposición diferente del poco apoyo electoral sacan la conclusión de que el pueblo quiere más confrontación (prepotencia gubernamental contra prepotencia “revolucionaria”) y por lo tanto tiran la toalla – entonces el panorama se vuelve aun más triste.

Yo salgo de este interesante debate con la sospecha de que las primeras lecturas talvez no sean correctas y suficientes, que antes de sacar conclusiones y definir estrategias hace falta más reflexión, más debate, más examen crítico de las elecciones y de la tal “voluntad popular”. Tengo duda que realmente sea cierto que ARENA y el FMLN, cada uno, haya recibido de sus electores un mandato para seguir haciendo lo mismo. Que no es cierto que el alto voto para ARENA es un voto que ratifica la política de exclusión, imposición y erosión de la institucionalidad que ha sido la estrategia de ARENA, por lo menos en decisiones trascendentales (como construir presupuesto nacional, aprobación del TLC, composición del TSE; etc.). Que tampoco es cierto que el alto voto para el FMLN es expresión de apoyo para la actitud de imposición e intolerancia internas de la dirección del FMLN, ni para su política de intransigencia frente al gobierno, los demás partidos, la empresa privada, etc.

Las direcciones del FMLN y de ARENA talvez subestiman la cantidad de votos que han obtenido no en su apoyo, mucho menos para ratificar sus políticas y actitudes, sino en contra del contrincante. Ese descontento, creciente sobre todo en las capas medias, con la situación económica del país, provoca un amplio voto de protesta que no encuentra otra opción para expresarse que no sea el voto razonado por el FMLN.

Igualmente, el alto grado de rechazo y miedo que provoca el FMLN en todos los sectores se traduce en voto por ARENA, pero sin convicción y adhesión ideológica.

Podría ser que la suma de los votos de protesta (los que votaron FMLN porque rechazan a ARENA, sumados a los que votaron ARENA porque rechazan al Frente) sea más grande que la suma de los votos duros y convencidos de los dos partidos grandes.

Talvez se engañan los direcciones partidarias si asumen que han sido ratificadas en sus líneas y que las elecciones pasadas les han dado un mandato para mantener la polarización.
(Publicado en encuentroselfaro.net)