Sus empleados, los
periodistas, están haciendo lo posible (y también lo imposible) para
juntar la plata para que nuestro colega Santiago Leiva puede salvar su
vida amenazada por un agresivo cáncer.
El Seguro Social ya
tiró la toalla: No pueden hacer más por Santiago. Tiene que ir a Estados
Unidos, donde tal vez le pueden curar.
Los periodistas de
todos los medios se han bolseado a ellos mismos y a sus amigos; han
hecho colectas en la calle; han organizado partidos de fútbol para
ayudar a su colega. Pero por sus propias pistolas van conseguir el pisto
necesario cuando ya sea tarde y lo único que habrá que cubrir son los
gastos funerales...
Es hora que asuma su
responsabilidad la otra parte de la comunidad periodística: los medios.
Es hora que las empresas mediáticas digan: Mandemos a Santiago a Estados
Unidos, a ver si la medicina avanzada le puede salvar la vida - y luego
veamos cuánto costó y cómo entre todos nos repartamos la carga y
paguemos el tratamiento.
La comunidad que
supuestamente somos los comunicadores -periodistas, editores,
periódicos, radios y canales de televisión- tiene que asumir la
responsabilidad sobre la vida y la salud de uno de sus miembros.
Voy a dejar esta carta tan corta como está, porque los asuntos de decencia no necesitan más explicación.
Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)