Con este planteamiento nace la Fundación
Humanitaria. Como uno de sus promotores. don Antonio Cabrales dijera en la
primera aparición pública de esta idea: “Esta iniciativa ciudadana hubiera
tenido que surgir hace 50 años.” Tiene toda la razón don Toni: Si la sociedad
civil hubiera asumido su responsabilidad a tiempo, a lo mejor ahora el país no
enfrentaría una crisis de seguridad pública, una crisis carcelaria y el
terrible problema de las pandillas.
De lo anterior se deriva que el esfuerzo
de la Fundación Humanitaria, aunque en esta coyuntura tenga que jugar un rol
decisivo para darle sostenibilidad a la tregua y al esfuerzo todavía frágil de
reducir los niveles de violencia y delincuencia en el país, va mucho más allá:
La Fundación Humanitaria, que en pocos días se presentará formalmente a la
nación, será un esfuerzo permanente, apolítico, independiente, abierto
apersonas e instituciones de todas las ideologías y religiones con un propósito
compartido: humanizar los conflictos sociales relacionados con la marginación,
la pobreza, con y los fenómenos de violencia y las pandillas. Esto incluye -por
lógica, por decencia y por necesidad urgente- la humanización del sistema
carcelario del país.
El debate sobre la tregua de los
pandilleros, sus limitaciones y alcances, ha vuelto a enfocar la atención de la
nación sobre algo que por décadas como sociedad hemos obviado con una
negligencia irresponsable: nuestras cárceles y su población reclusa, que se han
convertido en fábricas de odio y violencia y en universidades de delincuencia.
La Fundación Humanista va a retomar los principios de nuestra Constitución, del
sistema internacional de Derechos Humanos y de las convicciones religiosas, que
dictan que las cárceles tienen que ser instituciones que cuidan y restablecen
la dignidad de las personas, con el fin de reintegrarlas a la sociedad y a la
economía.
Veamos este problema desde una
perspectiva más coyuntural: Parece increíble que la iniciativa de construir y
consolidar la tregua, y con ella un proceso de reinserción y de paz, se haya gestionado
en las cárceles de nuestro país, a pesar del hacinamiento, a pesar de que el
Estado y la sociedad no están cumpliendo su deber de garantizar a los reclusos
el derecho a salud, educación, inclusión productiva y dignidad humana. A pesar
de todo esto y de la incapacidad del Estado (y sus sucesivos gobiernos) de
cumplir con su obligación de desarrollar un sistema carcelario como nuestras
leyes y la decencia humana demandan, se ha manifestado la voluntad de los
pandilleros reclusos de dar pasos concretos para disminuir la violencia y para
iniciar un proceso tendiente a su reinserción productiva a la sociedad.
Dada esta situación, la Fundación
Humanitaria se propone convertirse en el ente que canalice y coordine los
aportes de la sociedad civil y de la empresa privada para humanizar nuestro
sistema carcelario y así crear condiciones para que este proceso de la tregua
pueda ser sostenible y encaminarse hacia la reinserción productiva de los
pandilleros, sus familias y sus entornos sociales.
En este sentido la Fundación Humanitaria
va a promover proyectos de mejoramiento de la infraestructura carcelaria
existente; proyectos de salud, educación, capacitación vocacional e inserción
productiva dentro de las cárceles, agregados a las cárceles y en las comunidades
afectados por la delincuencia y la violencia, incluyendo obviamente las
víctimas y sus familiares y toda la juventud en riesgo.
Estamos hablando de una iniciativa
ciudadana que obviamente va a tener que coordinar la ejecución de sus proyectos
con las instancias competentes del gobierno, pero que nace y se desarrollará
autónomamente del Estado. La Fundación nace con y raíces dentro del
empresariado salvadoreño y de las instituciones nacionales e internacionales
que trabajan o quieren trabajar en este campo.
Entre sus fundadores se encuentran
personajes de gran prestigio y larga trayectoria de independencia y servicio
como Antonio Cabrales, María Elena Alfaro, Francisco de Sola, Roberto Rubio,
William Pleitez, Alejandro Bellegarrigue. Tengo el honor que estos
representantes de la sociedad civil me hayan invitado a formar parte de la
iniciativa.
Hay un malentendido que vale la pena
aclarar: Como la existencia de la Fundación Humanitaria fue anunciada en la
conferencia de prensa del embajador Adam Blackwell, subsecretario de Seguridad
de la OEA, muchos la confundieron con otra Comisión que en esta ocasión se
propuso crear: una Comisión Técnica de Coordinación entre el Ejecutivo,
representado por el ministro de Justicia y Seguridad David Munguía Payés; el equipo
de mediadores (monseñor Fabio Colindres y Raúl Mijango); la sociedad civil
representada por nuestra Fundación (y otras que se quieran incorporar) y las
agencias internacionales que quieren intervenir en el mejoramiento del sistema
carcelario y en el proceso de reinserción productiva de los pandilleros y sus
familias. Los promotores de la Fundación Humanitaria vemos con buenos ojos la
creación de una comisión de este tipo y desde el principio de integraría en
ella, siempre sosteniendo el carácter independiente, apolítico y plural de
nuestra iniciativa.
Para prevenir otro posible malentendido:
Lo aquí escrito no es un comunicado de la Fundación Humanitaria, sino mi
razonamiento muy personal que me lleva a apostar a esta iniciativa ciudadana y
a invitar a más empresarios, académicos y profesionales a incorporarse.
(El Diario de Hoy)