martes, 27 de agosto de 2013

Carta a René Portillo Cuadra

Estimado René:
¿Qué diablos estuvo haciendo en el homenaje al mayor D’Abuisson que ARENA celebra cada año en el cementerio?
Cada partido tiene su liturgia – y sus santos. Es una cosa irracional seguir venerando a figuras como Farabundo Marti y Schafick Handal, Napoleón Duarte o Roberto D’Abuisson. Obviamente jugaron su papel en la historia, fueron líderes en su momento, pero también hicieron mucho daño al país.

Se entiende que sus respectivos partidos los honran como símbolos de su historia. Son precisamente esto: figuras que representan el pasado. El pasado con todo lo bueno, pero también con lo malo y lo feo en los orígenes de los partidos, y en los grandes conflictos que vivió el país.

Representan el pasado, pero no el futuro. Ninguna de estas figuras sacrosantas de nuestros partidos ha producido visiones para el futuro.


Usted se va a preguntar: ¿Qué tiene todo esto que ver conmigo? Mucho. Usted aceptó formar parte de la fórmula presidencial, porque ARENA necesitaba un candidato que simbolizara la apertura hacia el futuro. Escogieron como candidato a un hombre que representa la tradición del partido, porque dieron prioridad máxima a la necesidad de restablecer su cohesión interna, que se encontraba amenazada por su ex-presidente Saca y sus “nueva derecha”. Apostaron en esta situación a un candidato que puede reclamar haber estado con el mayor Roberto.

Pero esta estrategia tiene su riesgo. La sociedad civil, muy crítica del desempeño de ARENA en sus orígenes y durante sus gobiernos, tiene a este partido bajo observación: ¿Va para atrás o va para adelante? ¿Regresa a las mañas del pasado o ahora realmente va a defender la democracia y la independencia de las instituciones de contrapeso? Todavía no hay veredicto en este juicio...

Por esto ARENA necesitaba dar un gesto claro de apertura hacia el futuro – y este gesto es usted. Nombrar como vice a un hombre como usted, que representa la lucha de la sociedad civil contra los abusos del poder y la corrupción, manda un mensaje político que puede definir la elección. Porque esta elección la va a definir la ciudadanía crítica e independiente, la gente no amarrada a los partidos y sus liturgias casi religiosas y sus santos de devoción. La gente que, si vota por ARENA, lo hace a pesar de D’Abuisson. O si vota por el Frente, lo hace a pesar de Farabundo.

En este contexto repito mi pregunta, René: ¿Por qué fue al homenaje al mayor Roberto D’Abuisson? Si usted es el contrapeso. Usted, para que su candidatura tenga sentido, tiene que ser la señal de apertura que dice: Ya no somos el partido paramilitar que nació en la guerra para derrotar al comunismo, hoy somos un partido liberal, de reforma...

Para jugar este papel, usted tiene que distinguirse de los areneros que cantan himnos bélicos y veneran a héroes de la guerra civil. Usted comete el mismo error que su contrincante Oscar Ortíz: Lo pusieron para hacerle contrapeso a su candidato Sánchez Cerén. Pero una vez instalado en la fórmula, Ortiz cambia de discurso: La cara humana y moderna del Frente se opaca...

La sociedad civil espera que usted sea la garantía que ARENA, si regresa al poder, no recaiga en las mañas de siempre: corrupción, manoseo de las instituciones, capitalismo de cheros. Deje que los areneros de sangre pura celebren los homenajes a sus líderes del pasado. Tienen todo el derecho de hacerlo, igual que los otros partidos. Pero usted no tiene vela en esta misa. Tiene otra tarea que cumplir.

Saludos de Paolo Lüers
(Más!/EDH)