Las pláticas con el Banco Mundial por buenas razones son
reservadas, aunque todos sabemos que existen – y que constituyen la
única salida viable para el país de salir de su crisis de las finanzas
públicas.
Sólo así, amarrando compromisos con la oposición y al mismo tiempo con el Banco Mundial, el gobierno del FMLN puede evitar que los últimos dos años de su mandato lleven al colapso a todos: al gobierno, al partido de gobierno, y a la economía del país. Lo de poner parches ya no funciona, se necesita una solución integral, que incluye pensiones, reducción de gastos y aumento de ingresos, o sea impuestos y futuros préstamos para financiar el déficit fiscal hasta que se pueda eliminar. Es más: lo necesitan ambos gobiernos, el actual igual que el próximo que elegiremos en 2019.
El gobierno no debe dinamitar este posible acuerdo integral con acciones desesperadas, como por ejemplo imponer una reforma de pensiones no consensuada, para salir de su aprietos actuales. Y la oposición tampoco debe poner en peligro la solución integral con intransigencias que agudicen la desesperada situación fiscal del gobierno.
En ambos campos hay quienes entienden esto y están tejiendo, junto con el Banco Mundial, la solución integral.
Pero también hay francotiradores. Es tiempo de desarmarlos. El problema es que del lado del gobierno y su partido hay una falta de liderazgo preocupante. El presidente no toma decisiones firmes y no corta en seco el doble discurso y doble juego dentro del gobierno, dentro del FMLN y entre partido y ejecutivo. Hay que reconocer que ARENA, a pesar de sus conflictos internos, ha mostrado mucho mayor coherencia.
Si esta falta de liderazgo y este miedo de tomar decisiones no se resuelven, esta oportunidad de llegar a una solución integral patrocinada por el Banco Mundial se va a perder. Es obvio que se trata de decisiones no necesariamente populares. Por esto es indispensable que gobierno y oposición juntos asuman los costos políticos.
La ventaja es que se trata de un problema esencialmente técnico, y que se tiene en la mesa a los técnicos no solo del Banco Mundial, sino también del gobierno y de la oposición, no sólo los políticos. Estos últimos suelen ser los francotiradores, y alguien, repito, tiene que desarmarlos. Y si no lo hace el presidente de la República, por su lado, y si no lo sigue haciendo el presidente del COENA, cada uno con los suyos, ¿quién lo hará?
Dejen trabajar a los expertos y cúbranles las espaldas.
Urge que usted, como presidente de la República, ponga orden en su gobierno, y que ARENA no permita que su crisis de dirección le reste coherencia.
Saludos,
(MAS! / El Diario de Hoy)