No es nada nuevo que los partidos tienen
que renovarse, principalmente ARENA y FMLN. El error principal (y posiblemente
fatal) que pueden cometer es focalizar el debate sobre su renovación en la
competencia con Bukele y Nuevas Ideas, tratando de competir con su supuesta “nueva
forma de hacer política” – o sea con la demagogia anti política. Lo peor que
pude pasar al país es que para las elecciones legislativas del 2021 se desate
una carrera entre diferentes formas de populismo. Parece que estamos en este
camino, con muchos retomando propuestas o exigencias demagógicas, o incluso
tirándole los calzones al presidente electo. Esto es rendición, no renovación.
La necesidad de ARENA y el FMLN de
renovarse no surge del hecho que Bukele los haya vencido en la elección
presidencial. Este debacle solo fue la factura que pagaron por no
atender a tiempo la necesidad de renovación.
Tanto en la izquierda cono en la derecha,
la renovación, la democratización y la definición ideológica de los partidos
están en discusión desde hace muchos años. En vez de buscar cómo competir contra
Bukele en su propio terreno, el populismo, los partidos tienen que retomar el
hilo de su propio desarrollo interno y finalmente refundarse con claras definiciones
ideológicas. No hay que complicar tanto este asunto. Es mucho más sencillo que
parece.
El FMLN tiene que refundarse como partido
socialdemócrata, reformista, progresista, con fuerte énfasis en el Estado del
Bienestar al modelo de países como Canadá, los países de Escandinavia y
Alemania – pero al mismo tiempo rompiendo la barrera ideológica que le ha
impedido adoptar la defensa de las libertades y de la institucionalidad
republicana.
ARENA tiene que refundarse como partido liberal, republicano, constitucional, con especial énfasis en la defensa de las libertades (no solo económicas, sino también sociales) – pero al mismo tiempo rompiendo la barrera ideológica que le ha impedido adoptar como su propósito histórico la erradicación de la pobreza en El Salvador.
Que en el camino tienen que democratizarse, fomentar nuevos liderazgos, cambiar sus estatutos, el lógico – pero lo más importante será que definan con claridad su proyecto político, su razón de ser.
Si los partidos no logran producir este salto cualitativo, se van a reducir a remanentes de un mapa ideológico desfasado – y otros partidos o movimientos nuevos tomarán su espacio para representar una derecha liberal y una izquierda reformista.
No tienen que reinventar la rueda. Retomen los debates de ruptura dentro del FMLN (ERP/RN; Renovadores; FDR), y las discusiones en ARENA luego de perder el poder en 2009 (incluyendo el documento que en el 2010 surgió para renovar el ideario de ARENA). Olvídense de Nuevas Ideas y definan, bajo su propia lógica, su identidad política. Si lo logran, todos ganamos. En un país con un partido liberal fuerte y uno socialdemócrata consolidado, no cabrá una tienda de variedades populistas como Nuevas Ideas.
Saludos,
(MAS! y EL DIARIO DE HOY)