martes, 8 de junio de 2021

Carta a los que influyen en la opinión pública: La trampa de la distracción. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 8 junio 2021

Amigos:
Una cosa hay que reconocerle a Bukele: es un maestro del arte de distracción. Cambiar el tema, jalar la conversaci
ón nacional a otro lado, esta técnica la maneja a la perfección, siempre y cuando surgen asuntos que lo incomodan. A veces -demasiado veces- nosotros los opinadores caemos en esta trampa.


Durante todo el fin de semana nos tenía a todos comentando sobre un tema que jamás ha sido prioritario: Bitcoin. Yo también. Hasta comencé a investigar y estudiar para entender de qué se trata y cómo funciona. 


Lo único importante que aprendí es que Bitcoin sigue siendo un atractivo instrumento digital para la especulación financiera y el lavado de dinero en grande. Tal vez también para mandar remesas vía un servicio llamado “Strike”, asícomo lo hacen Western Union o Moneygram, sólo que gratis. Ojo, “Strike” sólo funcionará mientras lo permita el único país que actualmente lo permite: Estados Unidos. Todo lo demás, todo lo que prometen, toda esta paja que con Bitcoin Bukele va a convertir El Salvador en un centro financiero mundial con sus propios satélites para que el último campesino en Cabañas se pueda conectar con Bitcoin es paja. Olvidémonos de esto. Si Bukele quiere hacer su ley Bitcoin, lo va a hacer, simplemente porque nadie lo puede detener. Dejemos que las autoridades internacionales de control de lavado de pisto se encarguen del problema.


Más vale que regresemos a los temas que Bukele, con toda esta locura, quiere evadir. 


Comencemos con los desaparecidos y el cementerio clandestino de Chalchuapa. Desde su descubrimiento se hizo evidente el esfuerzo de la PNC, fiscalía y del gobierno no dejar que nos enteremos de lo que estaba pasando ahí. No pudieron impedir que nos enteramos que el asesino dueño de la casa y del cementerio secreto, así como los demás implicados, tenían vínculos con la PNC y la Fuerza Armada.


Momentito, habrá dicho cualquier ciudadano, ¿y esto de los desaparecidos no siempre ha sido un asunto de pandillas? De repente es un asunto de ex policías y ex- soldados. Obviamente, el manejo manipulativo y súper secreto que las autoridades están haciendo del caso Chalchuapa, nos provoca pensar que ahí hay algo que policía, fiscalía y gobierno quieren que no lo sepamos. 


No sabemos cuantos cuerpos están enterrados ahí, y quiénes son. No sabemos cómo llegaron ahí y quiénes más están involucrados. En algún rincón del mundo secreto de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos surgió la filtración que uno de los cuerpos en la fosa clandestina de Chalchuapa pertenece a “Samurai”, el agente policial Juan José Castillo Arévalo, quien luego de la fiesta de fin del año 2017 en la sede de la unidad élite GRP de la PNC asesinó a la también policía Carla Ayala – y luego desapareció convenientemente. No podemos saber si “Samurai” terminó asesinado y sepultado en la casa de un ex policía – o si es sólo un rumor. El problema es que con tanto secretismo del gobierno, los rumores alzan vuelo...


Entonces, tenemos que repensar todo el problema de los desaparecidos. Son mucho más casos que las autoridades reconocen – y obviamente no sólo son obra de pandillas. Nos niegan información, no llevan estadísticas confiables, las familias se sienten abandonadas. Entonces, por supuesto, es preferible para nuestro gran mago de la distracción que hablemos de Bitcoin, que tratemos de entender porqué el presidente se presenta con una extraña foto con ojos que emiten rayos laser...


Hay otro tema que no debemos permitir que se esconda detrás de la cortina como el Bitcoin y Surf City: Las revelaciones que indican que Bukele y su fiscal de facto le dieron el tiro de gracia a la CICIES porque la OEA se negó a permitir que fuera utilizada para perseguir a los críticos del gobierno, y porque tampoco aceptó abandonar y esconder las investigaciones de corrupción que involucran a ministerios y ex ministros de Bukele. Ahí lo que hay que pedir a la OEA es que den a conocer al país todas las investigaciones y pruebas. Si no los quiere recibir el gobierno, nosotros que escribimos y opinamos, sí.


Hay mucha tela que cortar en ambos temas que mencioné. Hagámoslo. 


Saludos,