"No hay que esperar que Estados Unidos enfrente la bestia. Lo tenemos que hacer nosotros mismos. Y si lo hacemos, de la manera como lo están haciendo los guatemaltecos, hasta desde Washington nos van a ayudar."
El audio: Carta-a-los-expertos-en-Washington.mp3
Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, jueves 2 noviembre 2023
Dear friends:
Tuve la oportunidad de escuchar online una larga discusión sobre la política estadounidense hacia El Salvador. Fue convocada por un "tanque de pensamiento" asociado con el Departamento de Estado y participaron diplomáticos, funcionarios de la administración Biden y expertos. Antes se había circulado una especie de introducción y cuestionario. En la introducción se hacía un resumen del carácter autoritario y antidemocrático del gobierno Bukele. Se diagnosticó correctamente el grado de militarización; las consecuencias fatales del estado de excepción para los Derechos Humanos; la destrucción de la justicia independiente; las reformas electorales en favor de un triunfo total de Nuevas Ideas. Muy bien resumido. Muy claro y sin ninguna complacencia.
Y luego formulan las preguntas: Una llamó fuertemente mi atención: “¿Qué herramientas se están utilizando en El Salvador para limitar la democracia y la sociedad civil? ¿Y qué herramientas políticas se pueden utilizar para contrarrestarlas, manteniendo una relación amistosa con el gobierno de Bukele?”
La primera pregunta ya estaba contestada en la introducción. Y la segunda se contesta sola: No hay ninguna manera de contrarrestar el desmontaje de la democracia “manteniendo una relación amistosa con Bukele”. No way! O se contrarresta o se abraza.
Lo extraño: Ninguno de los que tomaron la palabra en las tres horas de discusión, la mayoría personas inteligentes y, como tales, conscientes del carácter dictatorial del gobierno de Bukele, tocó esta pregunta absurda de cómo contrarrestar la dictadura sin enojar al dictador. Nadie.
Había otra pregunta en el cuestionario que circularon previamente: “¿Cómo debería el gobierno de Estados Unidos posicionarse durante la coyuntura electoral en El Salvador? Existen líneas rojas?”
Nadie habló de líneas rojas. Nadie dijo: Momento, ya están marcados en el cuestionario todos los puntos, donde había que pintar líneas rojas y decir: “Si hacen esto, van a enfrentar consecuencias serias”. ¿El golpe de Estado del 1 de junio 2021 al Órgano Judicial no merecía una línea roja –o sea una reacción de Estados Unidos que ya no trataba de ser amistosa con el señor Bukele? ¿El estado de excepción permanente con miles de inocentes encarcelados? ¿El desmontaje del sistema electoral que garantizaba elecciones justas? ¿La decisión del presidente de reelegirse, aunque la Constitución lo prohíbe? Cuatro buenas razones para pintar una línea roja.
¿Qué otra violación a la Constitución y la democracia están esperando para pintarle a Bukele una línea roja? ¿Un golpe de Estado clásico, con militares tomándose la sede de la Corte Suprema? ¿Un fraude electoral, donde el día de la votación se roban las urnas? Nada de esto va a pasar, porque ya no es necesario. Hoy, los golpes de Estado y los fraudes se hacen de otra manera –y en El Salvador ya los consumaron, bajo los ojos de los Estados Unidos.
Escuchando esta conferencia me di cuenta de que todos en Washington, menos los amigos de Trump que obviamente simpatizan con Bukele, porque es uno de ellos, entienden bien el carácter autoritario del gobierno Bukele – pero han pintado una línea roja que los detiene a ellos mismos: Estados Unidos no hará nada que ponga en peligro “la relación amistosa con el gobierno de Bukele”.
Al final supe lo que ya todos tenemos tiempo de saber: No hay que esperar que Estados Unidos enfrente la bestia. Lo tenemos que hacer nosotros mismos. Y si lo hacemos, de la manera como lo están haciendo los guatemaltecos, hasta desde Washington nos van a ayudar.
El primer paso lo tenemos que dar nosotros, la primera milla la tenemos que caminar solos, antes de pedir apoyo internacional. See you then, my well meaning friends in Washington...
Saludos,