OBSERVADOR POLITICO Un amigo me preguntó si no iba a redactar, para el 1 de junio, un balance de los dos años de gobierno del FMLN y de Funes. Lo reflexioné bastante. Para hacer un balance, hay que contraponer lo positivo con lo negativo, y sacar un saldo. El problema es: Por más que me rebusco, no encuentro lo positivo en la gestión del binomio simbiótico FMLN-Funes durante sus dos años de gobierno. Claro, en aras de la imparcialidad podría poner lo 'menos peor' para contrarrestar lo malo. Por ejemplo: "En comparación al desastre que este gobierno ha creado en los campos de seguridad, empleo e inversiones-crecimiento, no estuvo tan mal su gestión en los campos de Salud y Obras Públicas..." Pero esto es eufemismo. El mismo que emplean algunas encuestas que, para que el gobierno no salga tan mal en su evaluación, introducen categorías como 'algo bueno'. Todos los que están descontentos, pero no tienen intención de hundir al gobierno, van a contestar 'algo bueno' en vez de 'malo' o 'muy malo'. Pero todos sabemos que 'algo bueno' en realidad quiere decir que el evaluado fracasó. Pero las encuestas amigables suman algo bueno + bueno + muy bueno y les sale un saldo positivo. No veo sentido en estos ejercicios de 'balance' o 'análisis balanceado'. 'Algo bueno' habrán hecho los pocos ministros capaces de este gobierno, sin duda, pero más a pesar del FMLN y a pesar de Casa Presidencial. No son logros de una estrategia adecuada, porque esta no existe. Así que, en vez de hacer un acto de balance, mejor digamos de un sólo porqué hablamos de dos años perdidos. Hemos perdido dos años en La Unión. En vez de corregir el pecado de la administración Saca e proceder inmediatamente a gestionar la concesión del puerto a un consorcio privado, Casa Presidencial pasó dos años encargando, pagando y revisando nuevos estudios que al final llegaron a la misma conclusión que presentaron antes la vice-presidenta Ana Vilma Escobar y la Comisión Nacional de Desarrollo, luego abolida por Casa Presidencial. Hemos perdido dos años con discursos populistas de un Pacto Fiscal y al mismo tiempo con medidas unilaterales que sabotearon y al fin mataron esta idea: dos reformas tributarias no consensuadas; la tercera en marcha (con el impuesto a la inversión para financiar la seguridad pública); aumento de los gastos del ejecutivo y de los empleados públicos; aumento sustancial del endeudamiento. Como todos estos han sido medidas unilaterales e impuestos mediante la maquinaria legislativa FMLNGANA, ya no quedó ni cascarón del Pacto Fiscal. Hasta ahora, luego de dos años perdidos con toda esta acrobacia hipócrita de un Pacto Fiscal para justificar sus políticas impositivas y hacer crecer el gasto público, el país empieza a hablar de acuerdo nacional para la inversión y el empleo. Ojo, no es el gobierno que introduce este tema al debate nacional, es la administración Obama que ayuda a corregirle la plana (o sea el plan de gobierno del 2009 y el Plan Quinquenal del 2010) al gobierno Funes. Y es la empresa privada que esta semana rompió el empate de la confrontación entre gobierno y sector privado lanzando la propuesta de unir esfuerzos entre gobierno, empresa privada, partidos políticos y la sociedad en general para construir una 'visión común para forjar el crecimiento económico y social a través de la generación de empleos'. Es en este contexto, enfocado en empleo, inversión y crecimiento, que hay que discutir y decidir la política fiscal, posibles reformas tributarias, el gasto público y también la seguridad pública. El gobierno FMLN-Funes ha perdido dos años de poner parches en todos estos campos, sin capacidad de presentar al país una visión global y una estrategia integral. Veamos, en este sentido, el campo de Seguridad Pública. Ahora, para justificar un impuesto nuevo para Seguridad, el gobierno vuelve a presentar, supuestamente esta misma semana, su plan de seguridad. De lo poco que ha trascendido, es más de lo mismo: más policías, más tecnología, pero no un cambio en la estrategia y en la visión que se tiene de la delincuencia y de la violencia a combatir. Pero incluso si presentaran hoy un plan con nueva y correcta visión estratégica, nos tocaría preguntar: ¿Y en qué perdieron dos años sin plan y, por tanto, sin resultados que mejoren la seguridad de los ciudadanos? Resumidas cuentas, el saldo es rojo. Dos años perdidos y pocos indicios que los que conducen este gobierno, en Casa Presidencial y en la dirigencia del FMLN, tienen claridad del tiempo perdido y de los cambios de rumbo que necesitan hacer. (El Diario de Hoy) |