Así que si quiero sobornar a un ministro, tengo que hacerle entrega del dinero el fin de semana, preferentemente en la playa o en un burdel, para que se a claro que el hombre en este momento preciso no está ejerciendo su cargo público. Lo mejor sería tomarle foto o video donde se ve que está de pijamas o medio desnudo en el momento de recibir el pisto. Como prueba que realmente está recibiendo el dinero en su tiempo libre y en su calidad de ciudadano cualquiera.
Esta es, en esencia, el contenido de la resolución del Tribunal de Ética Gubernamental que usted preside, sobre el caso Disneylandia. Me refiero a la demanda interpuesta contra el presidente de la República por el viaje a Disneylandia, con toda su familia y en un jet privado.
A pesar de que el presidente reconoció en público que el avión privado le fue proporcionado por un ‘empresario amigo’, su Tribunal llegó a la conclusión que el presidente, al aceptar este regalo de entre 100 y 200 mil dólares, no atentó contra ninguna ley ni violó la ética gubernamental. Por una razón muy simple: porque “los hechos tal y como han sido planteados en la denuncia se basan en situaciones que no están vinculadas a la competencia funcional que se le adjudica al servicio público denunciado, es decir que no fueron efectuados por el denunciado en el ejercicio de sus funciones como servidor público.”
En cristiano este enredo quiere decir: el presidente estuvo choteando, cuando recibió el generoso regalo de su ‘amigo empresario’. Por tanto no estaba ejerciendo la presidencia y no tenía porque atenerse a las restricciones que tiene el presidente de recibir regalos, dinero, donaciones...
Así de simple, ustedes declararon ‘improcedente’ la denuncia. Ni siquiera averiguaron quién era el ‘empresario amigo’ que pagó el avión para la familia presidencial.
Así que, quien quiere sobornar a un ministro o jefe policial, que lea bien la sentencia del Tribunal de Ética para saber a qué horas y adónde hacerlo...
Gracias por la aclaración, licenciada. Le saluda Paolo Lüers
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