Estimados:
Los vi a los tres (disculpe, coronel, los cuatro) en el ENADE, el foro de los empresarios salvadoreños: sentaditos, callados, y bien portados. Primera vez que los veo juntos. Y ojala no la última: Los queremos ver juntos debatiendo en televisión. Los queremos ver sentados juntos en auditorios universitarios contestando las preguntas de los jóvenes. Este reto implica un compromiso por parte de los creadores de la opinión pública: Haremos lo posible para que quien se corra del debate, pierda.
El sábado me tocó dar una ponencia frente a un grupo de ciudadanos que se definen como ‘centro’, que se proponen superar la polarización y el enfrentamiento de ideologías. Les dije que yo pienso lo contrario: El problema que tiene el país no es un exceso de ideología y polarización, sino una polarización carente de claridad ideológica. En este vacío, parece que todo se vale. Cualquier demagogia, cualquier unidad o pacto, cualquier populismo oportunista...
Esta es una razón porque necesitamos que ustedes se enfrenten al debate de ideas. Que Salvador Sánchez Cerén explique el socialismo que quiere aplicar en El Salvador. Que Elías Antonio Saca explique el contendido de derecha popular y de unidad. Que Norman Quijano explique lo de gobierno ciudadano, y cómo esto será diferente a los 20 años de ARENA. Que el coronel Rodríguez explique porqué necesitamos una cuarta fuerza.
La otra razón por la cual es indispensable que ustedes debaten en público es esta: Sea quien sea de ustedes quien llegue a la presidencia, va a tener que tomar decisiones duras y poco populares, si es que quiere hacer más que seguir administrando la miseria y la crisis. Tienen 10 meses para preparar a los ciudadanos para que, cuando asuman el gobierno y tengan que tomar decisiones audaces, las entiendan y no se asusten. Más bien que ustedes no se ahuevan y no se retracten, con el argumento de siempre: que la gente no está lista para terapias dolorosas...
Hoy en 396 días, uno de ustedes asumirá la presidencia. A nosotros nos tocará asegurar que sea el candidato que más abierto se muestre al debate, a la construcción de una gobernabilidad basada en coincidencias, por una parte, y en tolerancia para las divergencias, por otra parte. Para esto, primero hay que definir con claridad la posición propia. Quien no tiene convicciones claras -o miedo de expresarlas- no tendrá capacidad de concertar y gobernar. Lo que menos necesitamos es un gobernante que finge apertura y tolerancia durante la campaña y luego, por falta de definición ideológica y de principios claros, puede ir a cualquier lado.
Así que, señores, a debatir. Cada uno mostrando claridad de principios y voluntad de definir coincidencias. Lo más peligroso son las alianzas, unidades, pactos, donde nadie tiene claro las posiciones y los intereses de cada uno. Tanto lo del ‘buen vivir’, como lo de ‘gobierno ciudadano’ y la ‘unidad’ (entre los primos Saca, los pescados, algunos amigos de Funes, el PCN y GANA) me parecen melcochas ideológicas peligrosas, porque dicen todo y nada. Y dejen flancos abiertos para cualquier populismo aberrante.
Bueno, ya les di tareas, señores. Entiendo que esto también era el mensaje que les mandaron ayer los empresarios del país. Tienen tiempo para cumplir: 277 días hasta la primera vuelta, y 313 hasta se segunda y decisiva.
Suerte les desea Paolo Lüers
(Más!/EDH)