"En El Salvador el Estado de Derecho no está intacto, sino sistemáticamente vulnerado, no sólo por individuos, sino por el Estado mismo. Sólo así se explica que usted todavía está en su cargo y no enfrentando juicios penales y civiles por los daños irreparables, que causó a numerosas personas."
El audio: EL CARCELERO.mp3
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Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 18 julio 2023
Hemos leído docenas de testimonios que documentan los abusos que sufren las personas detenidas bajo el régimen de excepción (que no es de excepción sino la nueva realidad permanente). Usted como director general de Centros Penales tal vez no sea responsable de las capturas arbitrarias, sin previa investigación, aunque como viceministro de Seguridad sí. Pero de lo que usted es responsable personal es de todos los abusos que de manera sistemática se cometen dentro de los penales. Cuando digo personalmente responsable, me refiero a consecuencias penales y a demandas civiles por daños sufridos.
En El Salvador el Estado de Derecho no está intacto, sino sistemáticamente vulnerado, no sólo por individuos, sino por el Estado mismo. Sólo así se explica que usted todavía está en su cargo y no enfrentando juicios penales y civiles por los daños irreparables, que causó a numerosas personas.
El día que escribo esto, mi colega Jorge Beltrán relata en El Diario de Hoy testimonios que me hielan la sangre. Una prueba: “Reyna Aguilar lleva dos meses viajando casi todos los días desde Ahuachapán hasta el penal de Apanteos, en Santa Ana, en espera de abrazar a su hija cuando salga de prisión... Desde mediados de mayo pasado un juez ordenó que Marbely Medina, su hija, fuera puesta en ‘inmediata libertad’.” Ninguna madre debería estar sometida por el Estado a este tipo de vejamen cruel. Tampoco ninguna hija.
A otra madre le pasó algo incluso peor: “Un mes y cuatro días después de que un juez ordenara la libertad inmediata de Luis, María recibió la noticia de que su hijo estaba muerto, que lo fuera a reconocer a la morgue.”
Me trato de imaginar la angustia que estas madres y sus familiares detenidos han sufrido. Usted va a decir: “¿Y no sufrieren lo mismo las madres de las víctimas de los pandilleros?” Pero el sufrimiento de una madre inocente no justifica el sufrimiento de otra madre inocente. La muerte de un joven inocente a manos de pandilleros no justifica el sufrimiento a manos del Estado de otros jóvenes inocentes. Porque las dos personas arriba citadas no eran pandilleros. Recibieron cartas de libertad de sus jueces.
Retener en prisión a personas que ya recibieron orden judicial de libertad, luego de que fueron detenidos arbitrariamente y durante meses sujetos a maltratos en los penales, es una vejación adicional por parte de un sistema que insiste que todos los 71 mil detenidos son culpables, digan lo que digan las investigaciones y los jueces. Es una bofetada adicional al detenido, a su madre e incluso a los jueces que cumpliendo su deber firman cartas de libertad, cuando no existen pruebas en contra de los acusados. Es el gesto de usted, el carcelero del presidente, que significa: “Yo puedo hacer lo que quiero, simplemente porque puedo. Y lo puedo, porque actúo bajo órdenes de mi presidente.”
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| El carcelero in acción |
Pero sepa que usted está acumulando delito tras delito, y que en algún momento va a pagar por ellos. Porque la justicia ustedes la pueden suspender temporalmente, pero no para siempre.
Sin más que agregar,
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