Pasé sólo 4 días en su país. Suficiente para enamorarme. De un país que sí cambia.
El cambio en Panamá no es discurso político, no es consigna electoral. En Panamá el cambio es visible. Desde la última vez que estuve, hace como 3 años, ustedes han construido unos 20 edificios nuevos, mínimo de 30 pisos; han puesto a funcionar la primera línea del metrobus y comenzado la construcción del primer tramo del metro, donde circularán trenes, en parte elevados, en parte subterráneos; e iniciaron la ampliación del canal...
En los mismos tres años ustedes terminaron la fase II de la Cinta Costera, dotando la Ciudad de Panamá con extensas áreas verdes, una modera arteria urbana y un atractivo malecón. Y sobre todo: rehabilitaron el Caso Antiguo de la ciudad, transformándolo en un espacio público, gastronómico y cultural para nacionales y turistas...
Mientras ustedes, sin tanta paja política, están efectuando el cambio, haciendo su país competitivo, convirtiéndolo en el centro logístico, turístico, financiero y comercial de las Américas, nosotros en El Salvador, en los mismos tres años, pasamos hablando de ‘el cambio’; no hemos puesto a trabajar al puerto de La Unión; hemos visto al alcalde y al gobierno central peleando de quién es la idea del metrobus (pero no es más que una idea); y hemos construido dos o tres edificios modernos... Y la carretera Longitudinal del Norte - porque no está bajo el mando del gobierno sino un Fondo controlado por estados Unidos. Mientras tanto, la construcción de la autopista Diego de Holgien tiene tres años de estar paralizada...
¿Entienden por qué me enamoré de Panamá? Si además nadie me asaltó, nadie me robó, a pesar de que estuvo cada noche caminando en el centro y comiendo en medio de parques...
Me despido de ustedes con mucha admiración,
Paolo Lüers
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