El tema central que tienen sobre la mesa es el presupuesto para el año 2017. Si de esta negociación no sale un presupuesto completo, realista y financiado, cualquier otra cosa que discutan es paja.
Cuando el dinero no alcanza para todo, no se puede establecer un presupuesto sin antes definir las prioridades. Los gastos –y el eventual endeudamiento- tienen que responder a decisiones políticas sobre los problemas prioritarios del país. Si el gobierno tiene mal las prioridades, el presupuesto que presenta lo va a reflejar. Y si el gobierno no tiene los votos necesarios para aprobar el presupuesto y los préstamos necesarios para equilibrarlo, tiene que negociar con la oposición. Y esta negociación, que actualmente se refleja en la ‘mesa fiscal’, no tiene ningún sentido si el gobierno no está dispuesto a discutir y modificar la prioridades.
¿Cómo se construye un presupuesto, no desde la lógica del gobierno, sino desde la lógica democrática-legislativa?
En una columna se ponen todos los gastos e inversiones que se quieren hacer, correspondiendo no simplemente a las prioridades del gobierno de turno y sus intereses políticos-electorales, sino también tomando en cuenta que estas prioridades requieren de mayoría legislativa. Porque no es una cosa simbólica que el final el presupuesto tiene que ser aprobado por la Asamblea. Es real.
De este ejercicio sale una suma X.
En la otra columna se ponen todos los ingresos que el Estado va a percibir el año entrante. Con cálculos realistas que convencen a todos los participantes, por lo menos a una mayoría legislativa.
De este ejercicio sale una suma Y.
En el caso de nuestro país, obviamente la suma X (egresos) va a superar la suma Y (ingresos). Esto es el déficit que hay que cubrir.
Supongamos que se cumplió el primer mandate de la Constitución en materia del presupuesto: que esté completo y verídico.
Entonces, el siguiente paso que manda la Constitución es: equilibrar el presupuesto. Para hacer esto, la ‘mesa fiscal’ tiene que revisar cuáles de esos egresos se pueden eliminar o reducir. Otra vez esto será una discusión sobre prioridades, pero también un ejercicio técnico, o sea una revisión exhaustiva de la eficiencia del Estado.
Una vez agotadas la posibilidades de reducir los egresos, cortando grasa, eliminando gastos superfluos, reduciendo gastos no prioritarios, saldrá una suma X2.
Revisando también las posibilidades de mejorar la eficiencia de la recaudación, o llegando a acuerdos de introducir nuevos impuestos o aumento de los existentes, saldrá una nueva suma Y2 de ingresos.
Seguramente, todavía habrá un déficit, pero será menor. Este déficit hay que cubrirlo con préstamos. Se define el monto del endeudamiento adicional necesario para equilibrar el presupuesto – y ojo: esto forma parte del presupuesto.
Al final se tendrá un presupuesto que refleja prioridades políticas que pueden ser asumidas por una mayoría legislativa calificada, en concreto por 56 diputados, porque el presupuesto incluye endeudamiento. Por esto existe esta ‘mesa fiscal’ entre FMLN y ARENA: para facilitar una mayoría calificada que solo es posible si ambos partidos grandes llegan a un acuerdo.
Además se cumplirá el mandato constitucional que el presupuesto sea equilibrado, aunque con nuevos préstamos; y que sea completo y verídico, no una lista de supuestos, obviaciones y mentiras.
¿Por qué es importante definir, paso por paso, los procedimientos? Porque el gobierno solo quiere que la ‘mesa fiscal’ autorice los préstamos. Pero definir y autorizar préstamos tiene que ser, por lógica, el último paso. Voy a citar nuevamente la comparación genial de mi colega Manuel Hinds: “Primero hay que parar la hemorragia, y al final poner la sangre que sea necesaria. Pregunten a cualquier neurocirujano.” No se puede hacer al revés.
Solo si la ‘mesa fiscal’ opera de esta manera, aplicando criterios políticos (priorización) y técnicos (eficiencia del gasto y de la recaudación), y si además fortalece los mecanismos de control, podemos salir de esta crisis fiscal. Y si esto no sale antes de fin de año, no importa, con tal que salga bien. Lo que no se puede hacer: Aprobar un presupuesto mentiroso con 43 votos, y luego pedir que la oposición aprueba préstamos para equilibrarlo.
Hagan su trabajo, ambos gobierno y oposición. Saludos,
(MAS!/El Diario de HOY)