Durante los 9 meses de vigencia de las medidas extraordinarias, aplicadas por el gobierno del FMLN en los centros penales, los casos de tuberculosis en el sistema penitenciario del país se han disparado de 160 a 775 casos. 484% de aumento.
Aquí la estadística, con números que la Dirección General de Centros Penales me tuvo que facilitar, respondiendo a una solicitud de Acceso a Información Pública.
En el penal de Ciudad Barrios, donde guardan prisión más de 3 mil pandilleros relacionados con la MS13, los casos de tuberculosis aumentaron de 24 a 97 casos (+404%).
En el penal de Quezaltepeque, los casos de tuberculosis subieron, desde la entrada en vigencia de las medidas extraordinarias, de 24 a 112 casos (+466%); en Chalatenango de 23 a 50 casos (+217%); en Gotera de 1 caso a 7 casos (+700%); y en Izalco de 11 a 76 casos (+690%).
El Ministerio de Salud, también en respuesta a una solicitud de información que hice, confirmó este cuadro preocupante de tuberculosis en un país, donde esta enfermedad es considerada controlada. El Salvador está debajo de 20 casos por 100 mil habitantes, pero entre los 35 mil privados de libertad tiene 735 casos de tuberculosis, lo que corresponde a una incidencia de 2 mil 214 casos por 100 mil habitantes. Una cifra que tendría que hacer que sonaran todas las sirenas de alarma del Ministerio de Salud, de la Cruz Roja Internacional y de la Organización Mundial de Salud. Y de ustedes…
¿Por qué sostengo que son las medidas extraordinarias dictadas por Mauricio Landaverde, Oscar Ortíz, Howard Cotto y Rodil Hernández que dispararon esta epidemia?
Porque el hacinamiento, o sea la notoria sobrepoblación de entre 350 y 700% en los centros penales, con todas sus consecuencias de falta de higiene y salubridad, es un factor de riesgo para enfermedades como la TB. ¿Qué es lo que los médicos ordenan en estas situaciones, no solo como medida de prevención, sino incluso de curación? Ordenan máxima exposición al aire freso y al sol. Las medidas extraordinarias hacen lo contrario: encierro total en los dormitorios, que no tienen ventilación; prohibición de circulación en pasillos y patios; restricción máxima del acceso a sol y aire fresco.
El resultado: Un aumento de 483% de la tuberculosis entre los privados de libertad, y en dos penales de 700%.
No sonó ninguna sirena de alarma. Durante semanas, el Ministerio de Salud tuvo que pelear con las autoridades de Seguridad para poder mandar a sus expertos del programa Nacional de Tuberculosis a los penales. El Comité Internacional de la Cruz Roja, que tiene una oficina en San Salvador y posee vasta experiencia en asuntos de salud en centros penales, está vetado por el ministro de Seguridad de visitar los penales, a pesar de que existe un convenio suscrito por el gobierno de El Salvador.
Y el mismo ministro de Seguridad -el comisionado Mauricio Landaverde- suscribió un decreto de prórroga de las medidas extraordinarias, que en vez de buscar soluciones al problema de la tuberculosis lo va a agravar: quita unos 5 mil privados de libertad, que pertenecen a la MS13, todas las horas de patio. Cero horas de sol y aire, ¡púdranse! Así no más, con la firma de un policía…
Que esto es inconstitucional, no les importa. Que esto provoca un problema para la salud de la población general, no les importa.
Me pregunto: ¿Quién de ustedes, las personas e instituciones que supuestamente vigilan el Estado de Derecho, tendrá el valor de parar esta locura y obligar al gobierno y su aparato de Seguridad a observar la ley, los derechos humanos y la razón común?
Saludos,
(MAS!/El Diario de Hoy)