martes, 9 de junio de 2020

Carta a los que sueñan con regresar a la normalidad: La primavera salvadoreña. De Paolo Luers

Paris, junio 2020

Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 9 junio 2020


En los países del norte (Estados Unidos, Canadá y Europa), la estación más bella del año es la primavera. Es cuando luego de un largo, frío y oscuro invierno comienzan a regresar los colores de las flores, los días de sol que invitan a salir a la calle, la libertad de caminar en parques y reunirse en cafés al aire libre. Es cuando la felicidad y las ganas de vivir y convivir sustituyen las depresiones y el pesimismo del invierno.
Este año, la real primavera vino tarde a los países de Europa y de América del Norte. Aunque el sol y el verde ya había regresado como todos los años en abril, el efecto de liberación de primavera solo pudo darse ahora, cuando un país tras otro levanta las restricciones impuestas para contener la epidemia del COVID-19. Es hasta ahora que realmente hay primavera. Porque primavera significa libertad…Hablé con amigos en Alemania, Italia, Francia, Nueva York y Costa Rica, y todo lo que me contaron son típicos relatos de primavera. Son relatos de optimismo luego de meses de encierro, incertidumbre y depresiones.
Mis amigos en Roma cuentan que luego de la pesadilla de la epidemia los italianos, liberados del encierro y del miedo, vuelven a ser el pueblo alegre y festivo de siempre. “Volver a caminar en las calles y plazas, volver a encontrar los amigos en los cafés, y volver a trabajar… es revivir”.
En Alemania, aparte de las escuelas, ya todo está comenzando a funcionar. Mi hijo me cuenta con orgullo que el hotel donde trabaja de chef ya volvió a llenarse de huéspedes y comensales, quienes gozan de la primavera en los Alpes. “Siento una buena vibra entre todos, el personal del hotel y los huéspedes todos felices de disfrutar la primavera”.
Cuando vi un vídeo de la vida desenfadada de París, con miles sentados en los cafés y bares al aire libre, no pude creer que esas escenas sean de los primeros días después de drástico confinamiento que vivieron los franceses desde marzo. Hablé a un amigo en París y me di cuenta que estaba sumamente emocionado y lleno de optimismo. “Pasamos el fin de semana celebrando el fin de la cuarentena. Fue tan impactante que hoy vuelvo a creer que nos vamos a levantar de esta tragedia”.
Nuestros amigos ticos comparten plenamente este optimismo. Han regresado a trabajar y también a hacer vida social. Las imágenes del centro de San José se parecen bastante a las de Roma y París, por la cantidad de gente en la calle. “Hemos recuperado la normalidad. Y en estos tiempos lo normal significa un triunfo que hay que celebrar”, dicen.
Nueva York, la ciudad más afectada en el mundo por la epidemia, inició este lunes 8 de junio su regreso gradual a la normalidad. Ahí todavía no han abierto los restaurantes, bares y cafés, pero se puso fin a la prohibición de salir de las casas, se abrieron los cientos de miles de tiendas y talleres, los buses y los trenes del subway volvieron a funcionar con normalidad, y las calles se llenaron con gente ansiosa de retomar sus labores. Un amigo en Nueva York me dice: “Para mí, el poder regresar al trabajo es la felicidad más grande. Y poder caminar las calles de Manhattan y sus parques es un extra, que de un día a otro cambia nuestras vidas”.
En El Salvador no conocemos las sensaciones de la primavera. Pero si conocemos la felicidad que sentimos cuando después de ocho días de lluvia nos caen los primeros rayos del sol. Si esta felicidad se combina con poder regresar al trabajo y volver a encontrar a nuestros amigos, generaría una esperanza y un entusiasmo que serán capaces de sacar al país del hoyo. Será nuestra primavera.
Saludos,