Texto y fotos: Paolo Lüers
Martes, 29 de Mayo de 2012
Los dirigentes de las pandillas salvadoreñas hicieron este lunes su
primer incursión en política internacional, solicitando a la
Organización de Estados Americanos (OEA) monitorear el proyecto de
reducción de violencia impulsado por ellas, y convertirse en "garantes
de este proceso histórico".
Una primera delegación de la OEA visitó el lunes el centro penitenciario de Quezaltepeque para reunirse con dirigentes de la mara 18, con el fin de conocer de primera mano el proceso de la tregua pandillera y las condiciones de los internos en los penales. Dentro de un mes se espera la llegada a El Salvador del Secretario General de la OEA, Miguel Insulza, con el mismo fin: conocer el proceso de tregua, que durante los últimos tres meses ha bajado la cifra de homicidios en El Salvador a un tercio, de un promedio diario de 15 a uno estable de cinco. La delegación fue acompañada por monseñor Fabio Colindres, quién a principios de este mes viajó a Washington para exponer ante la OEA el actual proceso de reducción de la violencia, en el cual él está jugando un rol de facilitador. También estaba presente el otro mediador, el excomandante guerrillero Raúl Mijango.
En Quezaltepeque, un penal diseñado para albergar a unos 300 reos, actualmente están recluidos unos 876 pandilleros, incluyendo 85 mujeres, todos integrantes de la fracción "Revolucionarios" de la pandilla 18. Además viven en este penal 23 niños entre recién nacidos y 5 años. La delegación de la OEA, que además incluyó al embajador de la OEA en El Salvador Ronalth Ocheata Argueta, fue recibida por una docena de pandilleros, entre ellos Víctor García, El Duque, el cabecilla de los reclusos de Quezaltepeque y de los "Revolucionarios" a nivel nacional. Fue él quien hizo la petición a la OEA: "Queremos invitar a la OEA que asuma el monitoreo de este proceso histórico y se convierta en el garante de los compromisos, con el único fin que el proceso sea permanente y sostenible".
El embajador Blackwell recibió la petición y se comprometió que "la OEA va a estar pendiente de este proceso y observarlo". Por su parte, el embajador también les hizo a los dirigentes de la pandilla una petición: "Esta tregua entre las dos pandillas no es suficiente, ustedes tienen que llegar a un tregua con el pueblo. Su compromiso tiene que ser serio y sin buscar otro propósito más que la reducción de la violencia que sufre el pueblo salvadoreño".
El Duque le contestó: "Nos han matado a mucha gente y nosotros respondimos con más violencia. Estamos decididos a romper con este circulo. Hemos hecho daño a nosotros mismos, al pueblo, a las víctimas y a sus familias. Estábamos equivocados a apostar por la violencia. Es más, este proceso que hemos iniciado es para dejar de delinquir".
La discusión entre la delegación de la OEA y los internos se concentró en cómo hacer sostenible la reducción de la violencia. El Duque: "Estamos trabajando todos los días para controlar la situación de la violencia. No nos importa quien se oponga, estamos decididos a dar paz a El Salvador".
Jeffrey Corvera, otro pandillero de la 18, agrega: "No se preocupen: No vamos a flaquear, ni aquí adentro, ni los de la calle. Es palabra".
Y un tercer pandillero llamado "Ronald" cerró esta discusión: "Nuestra petición es: Ayúdenos a remover los obstáculos y los intentos de hacer fracasar este proceso de paz".
En este mismo tema enfocó la discusión el embajador Blackwell en la posterior reunión con el director de Centros Penales, Nelson Rauda, y su equipo: "¿Cómo podemos ayudar para darle sostenibilidad a este esfuerzo histórico de reducir la violencia en El Salvador?". Luego de recibir un informe sobre la alarmante situación del sistema penitenciario salvadoreño, con una sobre población de 317 %, el delegado de la OEA argumentó que para hacer sostenible el proceso entre las pandillas, entre ellas y la sociedad no es suficiente que el Estado responda con planes y programas a largo plazo, "se necesitan intervenciones positivas con impacto a corto plazo". Y precisamente en este campo, la delegación se comprometió a identificar cómo la comunidad internacional puede apoyar con aportes concretos.
Con el mismo propósito de analizar cómo la OEA puede apoyar el proceso de pacificación de EL Salvador, el embajador Adam Blackwell y su comitiva luego se reunieron con el ministro de Justicia y Seguridad, David Mungía Payés, y en la noche, en una cena privada, con empresarios salvadoreños y autoridades de la Iglesia Católica.
Una primera delegación de la OEA visitó el lunes el centro penitenciario de Quezaltepeque para reunirse con dirigentes de la mara 18, con el fin de conocer de primera mano el proceso de la tregua pandillera y las condiciones de los internos en los penales. Dentro de un mes se espera la llegada a El Salvador del Secretario General de la OEA, Miguel Insulza, con el mismo fin: conocer el proceso de tregua, que durante los últimos tres meses ha bajado la cifra de homicidios en El Salvador a un tercio, de un promedio diario de 15 a uno estable de cinco. La delegación fue acompañada por monseñor Fabio Colindres, quién a principios de este mes viajó a Washington para exponer ante la OEA el actual proceso de reducción de la violencia, en el cual él está jugando un rol de facilitador. También estaba presente el otro mediador, el excomandante guerrillero Raúl Mijango.
En Quezaltepeque, un penal diseñado para albergar a unos 300 reos, actualmente están recluidos unos 876 pandilleros, incluyendo 85 mujeres, todos integrantes de la fracción "Revolucionarios" de la pandilla 18. Además viven en este penal 23 niños entre recién nacidos y 5 años. La delegación de la OEA, que además incluyó al embajador de la OEA en El Salvador Ronalth Ocheata Argueta, fue recibida por una docena de pandilleros, entre ellos Víctor García, El Duque, el cabecilla de los reclusos de Quezaltepeque y de los "Revolucionarios" a nivel nacional. Fue él quien hizo la petición a la OEA: "Queremos invitar a la OEA que asuma el monitoreo de este proceso histórico y se convierta en el garante de los compromisos, con el único fin que el proceso sea permanente y sostenible".
El embajador Blackwell recibió la petición y se comprometió que "la OEA va a estar pendiente de este proceso y observarlo". Por su parte, el embajador también les hizo a los dirigentes de la pandilla una petición: "Esta tregua entre las dos pandillas no es suficiente, ustedes tienen que llegar a un tregua con el pueblo. Su compromiso tiene que ser serio y sin buscar otro propósito más que la reducción de la violencia que sufre el pueblo salvadoreño".
El Duque le contestó: "Nos han matado a mucha gente y nosotros respondimos con más violencia. Estamos decididos a romper con este circulo. Hemos hecho daño a nosotros mismos, al pueblo, a las víctimas y a sus familias. Estábamos equivocados a apostar por la violencia. Es más, este proceso que hemos iniciado es para dejar de delinquir".
La discusión entre la delegación de la OEA y los internos se concentró en cómo hacer sostenible la reducción de la violencia. El Duque: "Estamos trabajando todos los días para controlar la situación de la violencia. No nos importa quien se oponga, estamos decididos a dar paz a El Salvador".
Jeffrey Corvera, otro pandillero de la 18, agrega: "No se preocupen: No vamos a flaquear, ni aquí adentro, ni los de la calle. Es palabra".
Y un tercer pandillero llamado "Ronald" cerró esta discusión: "Nuestra petición es: Ayúdenos a remover los obstáculos y los intentos de hacer fracasar este proceso de paz".
En este mismo tema enfocó la discusión el embajador Blackwell en la posterior reunión con el director de Centros Penales, Nelson Rauda, y su equipo: "¿Cómo podemos ayudar para darle sostenibilidad a este esfuerzo histórico de reducir la violencia en El Salvador?". Luego de recibir un informe sobre la alarmante situación del sistema penitenciario salvadoreño, con una sobre población de 317 %, el delegado de la OEA argumentó que para hacer sostenible el proceso entre las pandillas, entre ellas y la sociedad no es suficiente que el Estado responda con planes y programas a largo plazo, "se necesitan intervenciones positivas con impacto a corto plazo". Y precisamente en este campo, la delegación se comprometió a identificar cómo la comunidad internacional puede apoyar con aportes concretos.
Con el mismo propósito de analizar cómo la OEA puede apoyar el proceso de pacificación de EL Salvador, el embajador Adam Blackwell y su comitiva luego se reunieron con el ministro de Justicia y Seguridad, David Mungía Payés, y en la noche, en una cena privada, con empresarios salvadoreños y autoridades de la Iglesia Católica.
(El Diario de Hoy)