Todo el mundo escribe cartas a Santa
Claus, sabiendo que no existe. Entonces, ¿por qué no puedo escribir una carta
al candidato ideal, que a lo mejor sí existe, aunque no hayamos tenido el gusto
de conocerlo?
No te conocemos, porque no te andás
ofreciendo. No vives de la política. No tenés esta ansia de poder que viene de
la falta de autoestima, como es evidente en nuestro actual mandatario.
Dicen que para ser candidato y ganar
elecciones presidenciales, uno tiene que tener la férrea voluntad de
convertirse en presidente. Pues, yo a estos les tengo miedo. Prefiero a los
personajes que han trabajado toda la vida para ser buenos empresarios,
científicos, ingenieros o lo que sea su vocación. Y quienes, cuando aceptan el
reto de competir por un cargo público, lo asumen con férrea voluntad de cumplir
y servir.
Para vos el compromiso de asumir un cargo
público es un sacrificio, no un premio. Sólo aceptás este sacrificio porque tus
amigos y homólogos te convencieron que el país, en la situación en que está, te
exige meterte, te obliga a dejar la carrera que amás y que te llena de
satisfacciones. Pero una vez que te convencieron, asumís la tarea sin
vacilaciones y nada te detiene.
Dicen que el futuro presidente debe tener
liderazgo comprobado. Y se ofrecen cualquier cantidad de candidatos que les
encanta mandar. Vos no tenés este defecto autoritario: Estás acostumbrado a
crear equipos, trabajar en equipo y dirigir equipos. De experiencia sabés que
sólo los realmente fuertes se sienten cómodos estar rodeados de personas
fuertes y brillantes.
Dicen que para dirigir una nación hay que
tener profundas raíces ideológicas. Pero los ideólogos últimamente nos han
sobrado, y mirá lo que han hecho del país. Vos sospechás de las ideologías,
sobre todo cuando no están sustentados en principios, sino en dogmas. Vos
funcionás en base de principios, que no son muchos ni complicados, pero
inamovibles: la verdad, la justicia, la eficiencia. Podés ser pragmático y
flexible, siempre y cuando estos principios no se lesionen.
Lo que más me encanta es que no te
parecés a los presidentes que en la última década se han puesto de moda en
América Latina, incluyendo El Salvador. No aguantamos otro tipo grandilocuente
que sueña con inventarse la pólvora china. Necesitamos alguien como vos, que
ama la república que tenemos y no quiere inventar otra, sino simplemente
llevarla a su pleno potencial democrático. Que no sueña con otro modelo
económico, sino sepa llevar el sistema de libertades a su pleno potencial de
crecimiento y desarrollo humano.
No me importa que no tengás experiencia
gubernamental. Por lo contrario, es una ventaja que no venís del pantano de
nuestra política, sino de una vida profesional exitosa y limpia. La experiencia
y las capacidades técnicas las vas a reunir en tu gabinete.
No sé si sos hombre o mujer, y no me
importa. Sos el candidato ganador que va coordinar la tarea de componer, entre
todos, el país.
Bienvenido. Paolo Lüers
(Más!/EDH)