Me han caído docenas de mensajes en
twitter&facebook exigiéndome una carta al diputado Rodrigo Samayoa. No la
voy a escribir. Por varias razones: por lo de la leña del árbol caído; porque simplemente este hombrecillo no es
importante; y porque el escándalo que se armó, más allá de exponer la miseria
de un hombre, pone en evidencia la miseria de ustedes: de nuestra clase
política.
El comunicado de GANA es más preocupante
que el hecho que un bolo haya vergueado a su mujer. Los anaranjados tienen la
desfachatez de hablar de un “complot contra el primer órgano del Estado”...
Pero aún peor que este lamentable comunicado es el hecho que todos ustedes,
incluyendo los diputados decentes dentro del FMLN y ARENA, hayan votado por
Rodrigo Samayoa, Chico Merino y Guillermo Gallegos como directivos de la
Asamblea, conociendo su record, sabiendo que no son aptos para cargos públicos.
Es una cosa que sus partidos hayan logrado engañar a un par de miles de
ciudadanos a votar por este tipo de diputados, para ellos desconocidos. Pero es
otra cosa mucho más seria que ustedes, que los conocen de primera mano, los
elijan para presidir la Asamblea.
Lo mismo en el caso de diputados casi
analfabetas, como Sandra Delgado o Reynaldo Cardoza. La democracia implica que
también personas de poca educación pueden alcanzar una diputación, pero la
decencia dicta no ponerlos en la Directiva, donde ponen en ridículo a ellos mismos,
sus partidos y la Asamblea.
Algo está mal, muy mal, con nuestra clase
política, cuando este tipo de personajes pueden llegar a la Junta Directiva de
la Asamblea. Ahora van a quitarle el fuero a Rodrigo Samayoa, porque no hay de
otra. Pero esto no resuelve el problema. Los diputados decentes,
independientemente si son de ARENA o del FMLN o de otros partidos, tienen que
unirse para introducir criterios éticos a la Asamblea y la política. Los
directivos y los jefes de fracción obviamente no tienen ni la voluntad ni la
visión para emprender esta tarea.
Se necesita una alianza entre los
organismos y movimientos de la sociedad civil que monitorean a la cosa pública,
y los diputados y políticos que tengan el valor de rebelarse contra el reino
del oportunismo y cinismo en la clase política.
En esta batalla se van a forjar los
nuevos liderazgos que este país necesita con tanta urgencia para cambiar de
rumbo en el 2014.
Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)