Estimados señores presidentes reelectos:
¿Ya le dieron la bienvenida al club a su hermano Nayib? Es una gran victoria política para ustedes dos. Durante años fueron los malos de Centroamérica, pagando a magistrados de la Corte Suprema, maltratando a opositores - y reeligiéndose, aunque sus maltratadas constituciones no lo permitían.
Durante años Nayib, como alcalde, como candidato presidencial y como presidente, les calificó como dictadores, como derechistas, como militaristas, como corruptos, como gobernantes que ponen su persona encima de la nación y la Constitución. En el discurso de Nayib, ustedes dos eran símbolos de “los mismos de siempre”.
Hoy es uno de ustedes. Es igual de militarista que usted, Juan Orlando. Es igual de autócrata que usted, Daniel. Es igual de corrupto que ustedes dos, sólo de manera mucho mas sofisticada. Hizo lo mismo que ustedes dos: primero tomar control de la Corte Suprema, luego ponerla a “legalizar” la reelección presidencial. Incluso, los va a dejar atrás a ambos: Ustedes nunca tuvieron el valor de cambiar, de una vez por todas, la Constitución, mientras que Nayib mandó a hacer una a su medida - más bien a la medida de su ego y su sed de poder.
Juan Orlando, se queda como un aprendiz de dictador a la par de su hermano Nayib: Sólo una vez logró reelegirse, y ahora saldrá de Casa Presidencial con la cola entre las patas, sólo para enfrentar la justicia de Estados Unidos. Nunca aprendió enfrentar a los gringos. No se atrevió. Nayib hubiera podido enseñarle.
Usted también lo jugó mal, Daniel: Con los gringos no se rompe, como hicieron ustedes. Bukele sabe que los Estados Unidos necesitan a los presidentes centroamericanos. Hay que saber cómo jugar este juego, y en Nicaragua no lo saben.
Aprendan de Nayib, ambos. Las dictaduras tradicionales como la sandinista no tienen futuro. El narcoestado al estilo hondureño, sin disfraz populista, tampoco.
Sin embargo, aunque nunca lo va a reconocer, Nayib también aprendió mucho de ustedes dos. Por ejemplo, cómo arreglar esto de la reelección. Y de Nicaragua aprendió que no hay que apostar solamente a la popularidad, porque esta es muy volátil. No dura. Un movimiento falso y se pierde. Ejemplo Bitcoin. Hay que prepararse a tiempo para la represión. Dictadura sin represión no tiene chiste. Esta exitosa campaña nica de no permitir que surjan opositores que puedan competir, le ha convencido a Nayib. No hay que perder tiempo, y nada de medias tintas. Los únicos opositores son lo que están presos, exiliados y callados de miedo. Y para la represión, hay que tener listas todas las armas que algún día habráque usar para mantenerse en el poder: control del ejército, de la policía, de la fiscalía y de las cortes.
Bueno, ahora son tres. Seguramente se pondrán de acuerdo. El verdadera triángulo centroamericano que vuelve loco a los gringos. La reelección es la prueba de entrada al club, y Nayib acaba de comprar su boleto.