No te digo primera dama, porque no me gusta este título. Y te hablo de vos, porque en otra vida, aun muy lejos del poder y la fama, nuestros caminos se cruzaron durante la guerra. Vos como representante de Lula (también todavía lejos del poder) ante el FMLN, y al mismo tiempo representante del ERP ante el poderoso PT de Lula. Yo como internacionalista convertido en militante de la insurgencia salvadoreña. Dos biografías entrelazadas.
La semana pasada pasé sin tiempo de ver
televisión, y cuando este domingo me senté a ver los diferentes programas de
debate electoral, me llevé la sorpresa del año: un bombardeo intenso con tu
cara, en anuncios de la presidencia y otros del FMLN. Parecía como si el
gobierno, en el último momento, hubiera cambiado de candidato y la nueva
fórmula fuera Vanda&Alba...
Claro, yo sé que nosotros, como
salvadoreños nacionalizados, no podemos optar por la presidencia; y también sé
que ALBA no es una bella candidata, sino un consorcio feo de lavado de fondos
sustraídos al pueblo de Venezuela y a varias alcaldías salvadoreñas - fondos
que terminan en manos del FMLN.
De hecho, nadie piensa que ahora la
candidata es Vanda y ya no el profesor Sánchez Cerén. Pero todos nos quedamos
con una sensación muy fea. Muchos pensaron que un gobierno del FMLN
pondría fin
a los principales vicios del actual gobierno, en el cual vos has tenido una
cuota muy alta de poder: el nepotismo y la corrupción, por una parte; y la
terrible indefinición política, por otra. Muchos están apoyando con entusiasmo
al FMLN, porque están hartos del desgobierno, de la corrupción y de la
arrogancia que ha exhibido desde Casa Presidencial la pareja
Mauricio&Vanda. Y ahora resulta que la campaña del FMLN está centrada en
dos mensajes: la difusión de odio al cargo del presidente de la República; y la
difusión de un mundo feliz, donde todo es sonrisa y felicidad, al cargo de la
extraña fórmula Vanda&Alba.
Entonces, el mensaje ya no es el original
del Frente que dijo “Hoy sí vamos a hacer los cambios profundos que con
Mauricio y Vanda no se pudieron hacer”, sino de repente la buena nueva es:
“Todo sigue igual, los cambios de Funes han sido fantásticos y los vamos a
continuar...”
Pero esto es una pesadilla, tanto para la
izquierda como para la derecha. Nadie realmente quiere que el próximo gobierno
se parezca al actual de Funes. Ni la gente de izquierda ni mucho menos la gente
de derecha.
La gente del FMLN quiere socialismo. Por
eso están contentos con su candidato Sánchez Cerén, que sigue siendo partidario
fiel de Castro y Chávez. La gente de la oposición quiere un gobierno comprometido con la
libertad de la empresa privada y con las garantías republicanas de la división
de poderes. Pero nadie quiere que El Salvador siga igual que en los últimos 5
años: en indefinición, incertidumbre, bajo gobernantes corruptos y prepotentes.
Por esto no cuajó la opción Saca, a la cual ustedes apostaron originalmente.
¿Vos no te das cuenta que sos, igual que tu esposo, la cara de un gobierno
fallido? Él la cara enojada, y vos (últimamente) la cara sonriente. ¿No te das
cuenta, Vanda, que ambas caras son insultantes? La de Mauricio por su obsesivo
odio; la tuya, porque trata de esconder detrás de una cara artificial de
sonrisa falsa los graves problemas del país que ustedes, en vez de resolverlos,
los agravaron. Hay que ser optimista. Pero el optimismo, si es sincero, parte
de reconocer los problemas y los errores.
De paso, todos ustedes violan la
legalidad flagrantemente, metiéndose desde Casa Presidencial y sus secretarías
y ministerios en la campaña proselitista del FMLN.
(Más!/EDH)