Personal sanitario de la alcaldía de Soyapango: localizando el combate a la epidemiaFoto: Menly Cortez/EDH |
Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 9 julio 2020
Hay que focalizar las intervenciones sanitarias contra la epidemia. Es la conclusión lógica de la experiencia de muchos países, analizada por expertos. También es la salida lógica del entrampamiento, que actualmente está paralizando la respuesta del país a la epidemia. Está entrampado institucionalmente, por la insistencia del presidente en volver al confinamiento estricto, parando la reapertura económica y la resistencia del Legislativo de aprobar una ley de estado de excepción sin la cual el gobierno no puede imponer sus medidas coercitivas y represivas.
Detrás de este entrampamiento institucional está el entrampamiento conceptual, provocado por el dilema falso entre salvar vidas y salvarnos de más desempleo, más hambre y pobreza, y más convulsión social.
De esta manera, la política sanitaria, incluyendo sus medidas drásticas, se volvería compatible con la reapertura de la economía. El nuevo principio rector sería: Todo puede funcionar, a menos que existan factores que comprueban que su funcionamiento causa mayores contagios. Y para tomar las decisiones, evaluar los riesgos y decretar las medidas de prevención se necesita de instancias capacitadas que reúnen criterios científicos y el conocimiento concreto de la situación local o sectorial.
En este sentido, los experimentos de focalización comunal en algunos municipios (Soyapango, San José Villanueva) son valiosos. El impulso automático del presidente de desacreditarlos demuestra lo difícil que será este camino. Igual la manera como algunos opositores manejan el concepto de la focalización, proponiendo el absurdo de trasladar todas las responsabilidades a las alcaldías.
Hay que decirlo con claridad: El concepto de la focalización y descentralización solo funcionará si todas las actividades municipales se ejecutan como parte de un plan integral coordinado por el Ministerio de Salud. En materia de Salud, especialmente para enfrentar una epidemia, las actividades municipales no pueden ser islas autónomas que funcionan sin o incluso en contra de las autoridades nacionales. Se puede exigir que el plan nacional para enfrentar la epidemia, que a todas luces no existe, sea resultado de la cooperación de los gobiernos locales, de la academia y de los gremios profesionales de salud, pero no que cada uno tenga derecho de hacer lo que decida con su criterio.
Pero ahí se encuentra la dificultad, que puede hacer fracasar este concepto, por muy lógico que sea: necesitaríamos un Ministerio de Salud dispuesto a compartir datos y responsabilidades con la academia, la empresa privada, y los alcaldes. Necesitaríamos un presidente dispuesto a dejar que el Ministerio de Salud se rija por criterios científicos y no por los criterios propagandísticos del gobierno y el ego del mandatario.
Mientras esto no se da, no habrá forma de que tengamos una ley que regule esta focalización, que defina las facultades y los recursos del gobierno y de las alcaldías, y que abra el camino a las empresas y sus trabajadores a retomar su labor en un ambiente de seguridad jurídica. Ahora se impone el poder de facto del Ejecutivo, sin una ley que le dé la facultad de decidir quiénes pueden trabajar y cuándo.
Entonces, la solución parece clara, pero está bloqueada por un presidente que veta cualquier intento de la Asamblea de llenar el vacío legal, y que tampoco permite que el Ministerio de Salud trabaje con criterios profesionales y científicos.
La verdad es que nadie sabe cómo salir de este entrampamiento.
Saludos,