Mira
Oscar, ¿qué te llevó a la conclusión que este incidente no fue una rutina o una
coincidencia?
No fue conclusión. Fue un mensaje directo
de los policías. Uno de ellos me dijo: “Nos han ordenado de arriba montar este
retén para detenerte. Nos han ordenado que te intervengamos”. Estas fueron las
palabras.
¿Qué
buscaban?
Insistieron que yo les relevara el apodo
y el nombre completo de mi fuente. El primer agente que me interrogó nunca me
preguntó por el lugar, o por qué había ido a tal lugar, o si era mío el
vehículo. La pregunta directa era “aunque sea dame el apodo de la persona que
fuiste a entrevistar, no te creo que no lo conozcás..” El segundo agente de la
DAN fue más hostil, me dijo que me podía desarmarme el carro si él quería, para
buscar droga, y me preguntó directamente, pero casi como una afirmación: “Vos
venís de este lugar para ver a fulano de tal – y me mencionó el apodo por el
cual es conocida la persona.
Entonces,
no fue un procedimiento de investigación, porque ya sabía con quien habías
hablado.
Ya sabían de donde venía, ya sabían con
quién había hablado. No creo que ellos pensaran que yo estaba transportando drogas de este lugar a San
Salvador. Es un lugar donde se mueve mucha droga, la frontera con Guatemala.
¿Te
revisaron el carro por drogas?
Lo revisaron por encima, ni siquiera
abrieron el motor, ni las llantas, nunca hubo una revisión real. No buscaron
nada.
El 911 puso un retén en el desvío a San
Salvador que evita pasar por Santa Ana. Ya sabían que yo iba a pasar por ahí.
Cuando pasé, los agentes del retén, del 911, vieron un papel y mis placas – y
yo ya sabía que me iban a parar. Pasé, y desmontaron
el retén, nos siguieren, me dieron luces altas, se bajaron armados y nos
bajaron. A los minutos aparecieron 2 agentes de la DAN encapuchados, uno con arma larga. Aparecieron de la nada, del monte,
salieron de un charral donde estaban esperando.
Si
no era un procedimiento de investigación, porque ya sabían con quien habías
hablado, ¿cuál es la otra hipótesis? ¿Es intimidación?
Mi hipótesis es que a alguien en la PNC
le molesta que yo hable con esta fuente. Intentaron a asustarme. Tal vez
pensaron que esto me intimida y que
nunca más voy a ir a esta zona para volver
a contactar a esta fuente.
Bueno,
para conseguir esto necesitan crearte miedo que a vos te puede pasar algo, es
suficiente crearte miedo que a tu fuente le va a pasar algo. Sería lo más
delicado para un periodista…
Ya lo intentaron por este lado. Cuando la
fuente estaba en un lugar, supuestamente bajo protección de la PNC, investigadores
de Ahuachapán lo amenazaron por hablar conmigo. De hecho, le dijeron a esta
fuente –que en ese momento estaba protegido por el Estado, como testigo- que si
hablaba conmigo, le iban a retirar la protección. Y que además, si hablaba mal
de algún policía, ellos mismos le podían hacer algo… El nunca identificó
directamente a estos policías que le amenazaron, pero yo tengo idea de quienes
fueron.
¿Por
qué es la DAN que te interroga sobre tu relación con esta fuente?
No tengo todos los cabos atados, pero
cualquier investigador puede tener un chero en la DAN y pedirle el favor. Todavía
no termino de cerrar el rompecabezas. Ya hay una investigación policial. Hoy me
llamó una persona de la Inspectoría de la PNC, quien lleva la investigación en
Santa Ana, quieren entrevistarme…
Entonces,
¿ya pusiste una denuncia ante la fiscalía sobre la actuación de la policía?
Nuestro director Carlos Dada intentó comunicarse
con el ministro, y nos contestó a través de Manuel Melgar (el secretario
privado de la presidencia). Melgar dijo que se iba a ordenar una investigación.
¿No
fue el desliz de unos subalternos?
Ellos mismos dijeron que la orden venía
de arriba. Sabían de dónde venía y con quien había hablado. No sé si me habían
seguido desde mi casa, porque el carro lo recibí a las 7 de la mañana en mi
casa. Esto ya significaría que hay un seguimiento sistemático a periodistas
para identificar sus fuentes…
No
estamos hablando de cualquier fuente, sino de una fuente que habla con un
periodista sobre procedimientos y posibles delitos de policías. Es gravísimo.
Es grave de las dos formas – o te pegaron la cola desde tu casa, siguiéndote
para identificar tu fuente; o estaban vigilando a tu fuente, y cuando se dan
cuenta que aparece un periodista, le siguieron para detenerle e interrogarle.
De ambas formas estaban investigando la relación entre fuente y periodista.
Claro, era un retén para detener a un
periodista. Y el punto de interés era mi fuente. Es algo nuevo y es grave.
¿Qué
te plantea a vos? ¿Es nuevo que vos te sientas bajo investigación y seguimiento
en el terreno?
Creo ya haber detectado que me sigue una
persona, incluso cuando iba a hacer entrevistas. Pero es la primera vez que
agentes que se identifican como policías hacen un acto tan descarado de
detenerme.
¿Qué
problema te plantea a vos como periodista investigativo en cuanto al punto
clave: la confiabilidad y protección de tus fuentes?
Nos plantea un serio problema. Ellos me
siguieren, saben adónde fui y a quiénes contacté, y lo más preocupante: fue un operativo
sofisticado, porque no fui capaz de detectarlo. Posiblemente yo los llevé a mi
fuente. Como periodista investigativo me pone en un dilema, me han puesto a
prueba mi capacidad de proteger a mi fuente. Yo tengo que seguir hablando con
fuentes de este tipo, tengo que replantearme qué les digo a ciertas fuentes a
la hora de podérmeles acercar. Es injusto que un periodista esté en riesgo por
su trabajo, pero es aun más delicado que una fuente, por hablar con un
periodista, se exponga a riesgos. Es delicado para él y para el periodismo.
Habláme
un poco más de esta fuente.
Este es un tipo que ha coqueteado con la
muerte, que ha estado muy metido dentro del mundo del crimen. Se mueve por
muchos lugares rurales – y si un día sale la noticia que a él lo asesinan
“gente vestida de policías y fuertemente armados”, ¿qué debo pensar yo? Es una
desprotección increíble que se me manifiesta a partir del retén que me ponen.
Resumamos,
¿era ilegal ponerte el retén?
A cualquier periodista lo pueden detener si sospechan de él. Es legítimo. Yo salí en un pickup polarizado de un cantón fronterizo, donde se mueve mucha droga. Si a mi me paraba la DAN y me dice: Manos arriba, vamos a ver si andás armado, te vamos a revisar el carro – no lo veo ningún problema. Pueden parar a los periodistas, como a cualquier otro – pero no me pueden parar como me pararon a mi: con la única intención de indagar sobre mi relación con mi fuente. Te pueden revisar el carro, un periodista puede andar transportando drogas, claro que sí. Pero no pueden amedrentare con llevarte 72 horas si no colaborás, porque estas fueron sus palabras - y colaborar significa revelar tus fuentes. Esto sí es meterse con tu oficio.
A cualquier periodista lo pueden detener si sospechan de él. Es legítimo. Yo salí en un pickup polarizado de un cantón fronterizo, donde se mueve mucha droga. Si a mi me paraba la DAN y me dice: Manos arriba, vamos a ver si andás armado, te vamos a revisar el carro – no lo veo ningún problema. Pueden parar a los periodistas, como a cualquier otro – pero no me pueden parar como me pararon a mi: con la única intención de indagar sobre mi relación con mi fuente. Te pueden revisar el carro, un periodista puede andar transportando drogas, claro que sí. Pero no pueden amedrentare con llevarte 72 horas si no colaborás, porque estas fueron sus palabras - y colaborar significa revelar tus fuentes. Esto sí es meterse con tu oficio.
Oscar,
los dos somos periodistas que con frecuencia trabajamos historias que solamente
se pueden contar abriendo fuentes con personas que cometen delitos. Hay
historias que de otra manera, sin hablar con personas al margen de ley, no se
pueden contar – y estamos convencidos que estas historias tienen que contarse.
Entonces, existe un problema de
confidencialidad, de cómo garantizar la seguridad de nuestras fuentes. Pero aparte
de esto, ¿vos ves un problema ético cuando entrevistás a fuentes criminales?
La regla que no puedes entrevistar a
criminales no existe en el periodismo…
Ni
en la ley…Ni en la ley. Tampoco existe una regla
que no podés encubrir esta fuente, o sea, que tenés que revelarla. Uno puede
hablar con criminales y ocultar su identidad, para que no los reconozcan y no
los metan presos o los maten. Si yo hablo con el coyote de mi última nota, él
me pide que no revele su identidad, porque si la revelo, lo van a ir a traer.
Por otra parte, uno no puede ser cómplice
de delitos. O sea, si una fuente me dice que va a cometer un homicidio, yo
estoy en la obligación, como cualquier ciudadano, a informar a la policía. Los
periodistas constantemente tenemos que aplicar un criterio. Y sobre cada caso y
cada decisión tenemos que tener argumentos. Nada es automático, cada caso te
puede plantear nuevos dilemas y nuevas reglas.
Bueno,
si existe un dilema, es entre vos y tu editor y entre vos y tus lectores, pero
no entre vos y la policía.
Totalmente. En el momento que te dicen: Yo fiscal o yo policía necesito tener toda la información que tú tienes sobre tu fuente, es acoso al periodismo.
Totalmente. En el momento que te dicen: Yo fiscal o yo policía necesito tener toda la información que tú tienes sobre tu fuente, es acoso al periodismo.
Dirán
que exigimos inmunidad para los periodistas.
No pido inmunidad. Si la policía creía
que yo transportaba drogas, tenían todo el derecho de revisarme hasta los
zapatos. Un periodista no está eximido de cometer delitos. No nos tiene que
cubrir ninguna inmunidad. Con que sospechan de mi que soy marero, aunque me
identifique de periodista de El Faro - y me traten como presunto marero, con
esto no tengo ningún problema. Si me golpean es otra cosa, ya sería una
ilegalidad.
Sería
ilegal en el caso tuyo, como en el caso de cualquier pandillero.
Ahora, que se metan con mi trabajo, esto
es un amedrentamiento. Y yo quiere saber quien lo ordenó. Esto no venía de
estos dos agentes de la DAN. Yo no creo que ellos hayan pensado una tarde:
Vamos a ir a joder a este tipo, pongámonos en este sol de mediodía, pongámonos
este calcetín en la cabeza, y vamos a molestar a este periodista. No, alguien
se les ordenó. Y yo quiero que el director de la policía o el ministro me
conteste quién fue y porqué.
Creo que no. Tampoco creo que tienen
derecho a descamisarte en la vía pública. Tampoco creo que está en alguna ley
que no puedo usar mi teléfono mientras hacen su pesquisa. Ellos dijeron:
Mientras dure nuestra pesquisa, no puedes usar tu teléfono. ¿Y si su pesquisa
dura 72 horas, mi mujer y mi hija y mi periódico no van a saber adónde estoy? Yo
les dije explícitamente: Tengo que hablar a mi periódico, porque nosotros
tenemos un monitor, cuando vamos a lugares de riesgo, y si no me reporto, da
alerta…
Pero
esto lo hacen con cualquiera.
Hubo ahí muchas cosas que no deberían hacer, pero que las aplican a muchas personas, que no son periodistas, y que no las deberían de aplicar a nadie. Y otras que directamente atentaban contra el oficio periodístico.
Hubo ahí muchas cosas que no deberían hacer, pero que las aplican a muchas personas, que no son periodistas, y que no las deberían de aplicar a nadie. Y otras que directamente atentaban contra el oficio periodístico.
Esta
distinción que vos hacés es clara y oportuna: Te pueden investigar si tienen
sospecha de un delito, pero no pueden investigar tu procedimiento profesional,
sobre todo lo relacionado con tus fuentes. Y mucho menos con fuentes que pueden
ser relevantes en la investigación periodística de abusos policiales. Si yo no
puedo proteger mis fuentes, no voy a tener fuentes.
De todos modos: ¿Cuál es el delito de ir
a hablar a un tipo en un cantón? Quiero regresar a este dilema: ¿Podemos
nosotros los periodistas hablar con criminales? Esta pregunta a los lectores
les puede causarles mucha duda. ¿Porqué uno como periodista tiene la
prerrogativa de hablar con criminales? ¿Y porqué encubro el nombre,
protegiéndolo?
Porque creemos que lo que él va a contar
es muy valioso para la sociedad. Porque creemos que sólo él tiene la
información de ciertas cosas.
Cualquier
historia tiene varios lados. Y un lado es el del delincuente, del victimario.
Contar la versión del delincuente, del coyote, del pandillero no significa valorar
su posición o justificar su acción. No tomarlo en cuente es restarle una parte
a la historia.
Ahí hay una gran reto para el periodismo.
El periodista tiene que ser honesto. Nunca he presentado una fuente criminal
diciendo que es un buen tipo. No, estoy hablando con un tipo que es un asesino.
Aunque no revelo su nombre, revelo sus condiciones. Porque el lector tiene
derecho de saber quién es tu fuente y qué hace. Y creo en lo que me dice,
porque tengo dos años y medio de hablar con él.
Me ha contado cosas que no ha contado a nadie, ni a su mamá. El periodismo
tiene un regla inviolable: Tienes que ser honesto con el lector. Si vos hacés
un perfil sobre una persona con la cual cenaste un día, no es honesto.
Puedes
citar una fuente que solo conocés de una cena, pero tenés que decirlo.
Correcto. Y siempre tenés que decir que
es un criminal, incluso explicar su historial, hasta donde puedes sin revelar
su identidad.
Para
concluir, Oscar: Para el trabajo tuyo y de El Faro, ¿qué conclusiones sacás de
todo esto?
Exigir a las autoridades que nos revelen
con honestidad qué pasó y de dónde salió la orden. Es una prueba para las
nuevas autoridades
Prueba
de cómo van a manejarse con la prensa?
Sí. ¿Van a respetar el trabajo de la
prensa, o no?
(El Diario de Hoy)