lunes, 28 de febrero de 2005

No se puede descartar...

Tomó la palabra el señor presidente de la república, don Tony Saca. Lo que antes era un rumor, se convirtió en versión oficial del gobierno salvadoreño: no se puede descartar que la Mara Salvatrucha tenga relaciones con la red terrorista Al Qaeda.

Como otros funcionarios y periodistas antes, el señor presidente tampoco ofreció ni fuentes ni evidencias ni testigos para esta afirmación. No tiene porque ofrecerlos, porque no está diciendo que a él le consta, sino solamente que no lo puede descartar.Yo, en una columna transversal del año pasado, había objetado esta forma de difundir rumores infundados. Sin embargo, ahora que el señor presidente, frente a expertos internacionales de seguridad pública incluyendo a representados del FBI, hizo suya la afirmación sobre la vinculación no descartable de entre pandilleros salvadoreños y terroristas islámicos, me rindo. No voy a entrar en pleito con el presidente. Ya no voy a decir que este tipo de afirmaciones atentan contra ética y lógica. Más bien, voy a aceptar que los comunicadores podemos aprender mucho de nuestro colega comunicador convertido en presidente.

Entonces, aquí una primera entrega de informaciones que no las puedo comprobar, pero definitivamente no las puedo descartar. Algunas de estas informaciones y afirmaciones tienen más probabilidad de ser ciertas que otras, pero todos tienen en común dos cosas: conozco gente que las sostienen, y no tengo forma de descartarlas.

Hay gente que reiteradamente dicen que el gobierno no tiene interés real que Francia extradite a Carlos Perla y que Carlos Perla se enfrente a un juicio público en El Salvador, ya que podría implicar a otros personajes incluyendo ex-ministros y ex-presidentes. La verdad es que no dispongo de pruebas para afirmar lo anterior, pero tampoco de pruebas para descartarlo. Por lo tanto, no lo descarto.

Con igual insistencia se menciona que altos personeros de los últimos gobiernos han estado involucrados con el narcotráfico internacional, incluyendo a un ex-presidente, un ex-jefe de policía, un ex-presidente de ARENA. Que nadie me malentienda y me demande por difamación: no estoy diciendo que a mi me consta tal cosa, ni que dispongo de pruebas para sostenerla. Sin embargo, no puedo descartar que sea cierto.

Tampoco puedo descartar, aunque no tengo pruebas para afirmarlo, que el gobierno actual está apoyando con tanta fuerza la candidatura de Paquito Flores para la Secretaría General de la OEA únicamente para quitárselo de encima. Gane o pierde, de todos modos dejaría de meterse en asuntos de partido y gobierno.

Para ahorrar espacio en esta columna, aquí la lista de todo el montón de cosas que dicen por allí y que yo no puedo ni probar ni mucho menos descartar. Y fíjense que aquí sólo pongo ejemplos que tienen cierta probabilidad, imagínese si incluyera los rumores totalmente infundados o simplemente inventados para joder a alguien.

No tengo pruebas, pero no puedo descartar:
- que más allá de Tony Saca, quien realmente manda es Don Boris;
- que varios de los grandes inversiones en centros comerciales tienen que ver con el lavado de dinero;
- que detrás de las protestas contra la alcaldía de San Salvador y el alcalde Carlos Rivas Zamora están los ortodoxos del Frente;
- que detrás de las protestas contra la alcaldía de San Salvador y el alcalde Carlos Rivas Zamora está ARENA;
- que Rubén Zamora apuesta a una coalición con el FMLN;
- que los socialdemócratas quieren lanzar a Salvador Samayoa como candidato a presidente en el 2009;
- que Schafick Handal no puede descartar lanzarse de nuevo en el 2009;
- que ante el fracaso del FMLN en la alcaldía capitalina y la incapacidad de ARENA de lanzar a un candidato fuerte, Héctor Silva no descarta un intento de recuperar la alcaldía de San Salvador, corriendo contra los dos partidos grandes;
- que en ARENA hay un grupo de tendencia liberal convencido que ARENA no tiene capacidad ni voluntad para una lucha contra la pobreza.

¡Que belleza esta forma de afirmar sin afirmar! Sobre todo con el doble colchón de seguridad: no puedo descartar la posibilidad de que fulano de tal no descarta tal y tal cosa...

¿Verdad que esta manera de hacer circular verdades, medias verdades, medias mentiras o mentiras sin tener que comprobarlas es bien práctica? Sirve para difamar sin riesgo de ser demandado por difamador. Sirve para tirar una piedra al agua para ver hasta donde llegan las ondas. Sirve para hacer una bulla para ver quien se corre o protesta o se hace el maje. Sirve para ahorrarse el trabajo que cuesta para comprobar las afirmaciones que uno quiere hacer.

En el caso concreto de Tony Saca, la Mara Salvatrucha y Al Qaeda, sirvió para quedar bien con los gringos con la idea de arrancarles apoyos que talvez no darían a un plan antimaras pero sí a un plan antiterrorista. O talvez no, porque la única reacción inmediata y pública de los norteamericanos participantes en la conferencia sobre la lucha contra las pandillas fue más bien reservada: “no discutamos cosas hipotéticas sino más bien los problemas reales... “

Ya que estoy hablando de temas relacionados con la lucha contra las maras: en caso que al gobierno se le acaben los nombres para las diferentes facetas de sus futuras políticas de seguridad pública, aquí algunas ideas.

Un precandidato a la presidencia hondureña ya está entrando en pleito con nuestros titulares de gobernación por el derecho de usar el nombre “puño de hierro”. En tiempos donde la relación con el país vecino es algo tensa, (no sólo por los problemas limítrofes en el golfo, sino también por la traición hondureña contra la candidatura centroamericana de Paco Flores y además por el pleito sobre de cuál país es patrimonio nacional la pupusa), no conviene entrar en pleitos adicionales por la autoría de nombres como “puño de hierro”. No tenemos necesidad, porque hay otras ideas que podemos explotar: por ejemplo “política duro-blandita” para el trabajo tan creativo del dúo “Oscar y César” presentado en coproducción por Concejo Nacional de Seguridad Pública y la Secretaría de Juventud. O si no les gusta este nombre, podría ser “política de la mano quebrada”. Y para continuar la escalada de firmeza tenemos que ser audaces, no sólo en las medidas policiales, sin también en nuestras medidas retóricas. Después de la “mano dura” de Flores y la “mano superdura” de Saca, ¿qué sigue? Propongo, para la siguiente fase, importar algo de aquellos países islámicos donde cortan la mano al ladrón. ¿Cómo sería una “política de la mano cortada?”

Para resumir todo: este escribano no puede descartar que el gobierno con sentido humano esté al punto de lanzar una campaña contra las fuerzas combinadas de MS-Al Qaeda, con el lema “venga esa mano, que te la corto”. No me consta, ni siquiera es muy probable, pero tampoco lo puedo descartar del todo. (Publicado en El Faro)

lunes, 21 de febrero de 2005

Nadie es imprescindible

Para llegar al grano de un solo: era tiempo de sustituir a Mauricio Funes. Dirigía un noticiero mal hecho, poco profesional, sin dirección periodística, sin planificación. Como entrevistador era aburrido, prepotente, hablaba demasiado, operaba con prejuicios políticos.

Precisamente para preservar y fortalecer un espacio noticioso crítico, profesional, independiente, el Canal 12 tenía que sustituir a Mauricio Funes. Tengo la percepción que los nuevos dueños y directivos mexicanos del Canal 12 están lejos de querer alinear la línea editorial al esquema derechista de TCS y de los dos periódicos grandes. Tengo entendido que quieren mantener el papel histórico del Canal 12 como contrapeso crítico e incluso como medio opositor. Depende de la definición de "opositor": para unos significa siempre estar en contra del gobierno de ARENA, para otros el periodismo crítico es opositor por definición, porque pone al medio en oposición al poder político, independiente de su signo partidario. Los nuevos dueños de Canal 12 dejaron ver desde el principio que no estaban dispuestos a continuar con una línea editorial de oposición partidaria y además definida y cautelosamente protegida por una sola persona: el director Mauricio Funes.

Cuando los mexicanos de TV Azteca compran el 12 a Don Jorge Zedán, el canal no andaba muy bien financieramente, ni en el rating ni en sus costos. Además se encontraron con una herencia muy particular: con el rol que el Canal 12 había asumido, bajo la dirección de Don Jorge Zedán, como medio opositor. En los últimos años de la guerra, el Canal 12 rompió el control que militares y gobiernos ejercieron sobre los medios y abrió espacios a la oposición, a las reivindicaciones del movimiento popular e incluso a la dirigencia guerrillera. Esta apertura hacía un periodismo crítico e independiente le costó caro a Don Jorge, pero jugó un papel importante en el proceso de paz y en la transformación democrática del país. El gran respeto y hasta cariño que mucha gente de izquierda guarda por el Canal 12, se deriva de los riesgos que Don Jorge y los periodistas del Canal 12 estaban dispuestos a correr durante la guerra y en los años de transición cuando el ejercicio crítico del periodismo provocaba riesgos económicos para los dueños y riesgos de seguridad para los periodistas.

Lo que el Canal 12 nunca resolvió es: ¿cómo mantener y desarrollar el papel de medio crítico e independiente en una situación de post-guerra y en la construcción de la democracia, cuando los esquemas de blanco-negro, enemigo-amigo, malo-bueno ya no funcionan para interpretar las contradicciones de la sociedad? ¿Y cómo mantener al mismo tiempo al canal económicamente viable? Tratando de dar respuestas a estas dos preguntas, el Canal 12 transitó por una historia complicada y accidentada: campañas de boicot del gobierno y sus aliados en la empresa privada contra el 12; la salida de Nacho Castillo y casi todo el staff del noticiero; la entrada de Mauricio Funes como sustituto. (De paso sea dicho: ahora parece que nadie se quiere acordar que Mauricio Funes entró al despacho de dirección del 12 aliándose con los malos de la película de aquel entonces, los dueños del canal que acaban de despedir al director del noticiero de entonces, Nacho Castillo. Con la diferencia significante que en aquel entonces casi todo el equipo periodístico del 12 se fue en solidaridad con su director, cosa que hoy no se vislumbra...).
Con o detrás de Mauricio Funes, de alguna manera entraron al Canal 12, para llenar el vacío y adueñarse del espacio noticioso, el FMLN y algunos personeros relacionados con la UCA. Con Funes entró personal periodístico y de producción que anteriormente laboraba con él en el Centro de Video de la UCA. (Parte de este "personal histórico" de Mauricio Funes salió ahora en la lista de los despidos que llevó a la actual crisis y a la salida de Mauricio Funes del Canal 12.)
Lo que durante la guerra se había creado, a grandes riesgos y sacrificios, como un espacio periodístico crítico e independiente, se transformó bajo la dirección de Mauricio Funes en un noticiero con tendencia partidista. Esto tiene que ver con las influencias directas e indirectas que el FMLN (o sectores del FMLN) ejerció sobre Funes y sus programas de noticias, de opinión y de debate (influencias que durante un tiempo se institucionalizaron, con un prominente miembro del FMLN despachando en el canal administrando los vasos comunicantes entre Canal 12, FMLN y UCA; la UCA por suerte se separó pronto del operador de influencias y del proyecto de Mauricio Funes.)

Pero más allá de la conspiración, la decadencia periodística y ética-profesional del Canal 12 bajo el mando de Funes tiene que ver con otro fenómeno. En una situación de guerra, censura y represión que imperaba cuando el Canal 12 se convirtió en medio opositor, no se requiere de grandes esfuerzos profesionales para cumplir el papel de medio crítico. La buena voluntad y la disposición de correr riesgos son casi suficientes.

No así cuando la guerra termina, la censura y la represión ceden y se abren espacios para el periodismo. No así cuando el medio crítico tiene que desarrollar la capacidad de aportar a la democratización del país. El diletantismo técnico que durante la guerra fue casi inevitable, hoy se convierte en pecado. Maurico Funes, en todos sus años como director del noticiero del 12 estrella del país, no hizo nada para transformar el periodismo de denuncia en periodismo profesional. Después de años de dirección de Funes, el noticiero del 12 sigue siendo un desastre, desde el punto de vista del profesionalismo periodístico y de producción (e incluso desde el punto de vista de la ética periodística). El diletantismo técnico-profesional, combinado con una clara posición en favor de un partido, no produce periodismo crítico ni independiente sino lo contrario: periodismo de denuncia, periodismo partidario, periodismo supeditado a intereses políticos.

Esta es la situación que los mexicanos encuentran al comprar el Canal 12. Don Jorge Zedán no pudo corregir las deficiencias periodísticas en su canal porque no quería romper con Mauricio Funes ni entrar en pleito con el FMLN. Por suerte, los nuevos dueños no tenían estos problemas de lealtades históricas. Desde el principio visualizaron con claridad que un montón de cosas tenían que cambiar en este canal para hacerlo competitivo. Después de hacer un exhaustivo estudio donde intervinieron varios consultores, presentaron a Mauricio Funes, su director del departamento de contenidos periodísticos, una larga y muy concreta lista de cambios que hacer. Esta lista incluía la sustitución de algunos periodistas y productores que consideraban ineficientes. Incluía sobre todo un rediseño del noticiero, manteniendo e incluso reforzando su carácter crítico y su papel de contrapeso a los medios progubernamentales. Cuando mes por mes nada de esta lista de cambios se puso en práctica por parte de Mauricio Funes, le plantearon que para operativizar los cambios necesarios en el Canal, mejor se separara la dirección del noticiero de la conducción de Entrevista al Día. Le dejaron a Mauricio Funes la opción que escogiera si quería dedicarse a la dirección y el rediseño del noticiero o a la dirección y el rediseño del espacio de los debates. La posición de Mauricio Funes fue: soy indispensable para ambos programas y los nuevos dueños no pueden prescindir de mí, por mi experiencia, por mi popularidad, mis conexiones políticas, mi prestigio, etc.

Mauricio Funes, el periodista más famoso y mejor pagado del país, conocido internacionalmente y además ícono de la izquierda, simplemente no se pudo imaginar que los mexicanos iban a asumir el costo político que significaría despedirle. Además Mauricio Funes (otra herencia histórica pero muy cuestionable de la administración Jorge Zedán) estaba personalmente involucrado en la venta de pautas publicitarias de los programas bajo su dirección. La venta era buena y garantizaba al canal excelentes ingresos y a Mauricio (aparte de excelentes ingresos) le generaba aun más la sensación de ser imprescindible y que podía darse el lujo de vetar o boicotear todos los planes de rediseño del canal.

Ahí es donde Funes calculó mal. Parte esencial del rediseño que los nuevos dueños querían dar al canal fue precisamente esto: no seguir permitiendo lo que ningún medio serio permite a sus ejecutivos editoriales: involucrarse y lucrarse de la venta de publicidad. Mucho menos con el gobierno. Y precisamente con el gobierno estaba Mauricio Funes haciendo tratos directos de venta de publicidad, muy en contra de la concepción de los nuevos dueños del canal de hacer una separación limpia entre dirección editorial y dirección comercial del medio.

Mauricio Funes jugó mal el juego de poder. Se pensó intocable. Se negó a ejecutar los cambios que los nuevos dueños del canal habían planteado. Se negó a ceder parte de su poder, considerándolo un feudo personal. Como siempre, la prepotencia, tarde o temprano lleva a la caída. Mauricio Funes fue despedido, porque se niega a colaborar con la dirección del canal en su proyecto de profesionalización. Mauricio Funes, al fin, fue sustituido por una administración nueva que ya no respeta las ataduras del canal a un partido o a los intereses económicos y políticas de un sector dentro de un partido. Mauricio Funes, en última instancia, fracasa porque se niega o no es capaz de desarrollar un noticiero verdaderamente independiente, libre de ataduras partidarias, producido profesionalmente. Los que tienen duda de esa verdad que vayan a platicar de fondo con los periodistas que han trabajado con Mauricio Funes.

¿Tienen los nuevos dueños de un medio de comunicación el derecho de decidir sobre un rediseño de sus programas periodísticos? ¿Tienen el derecho de cambiar la estructura de dirección?
Aunque a veces no guste, hay que reconocer que tienen derecho. El Canal 12 no es un proyecto del movimiento popular, sus programas no son conquistas de la lucha popular. Las organizaciones sociales y ONGs que ahora suscriben un comunicado denunciando como antidemocrática la decisión del Canal 12 de despedir a Mauricio Funes, tienen todo el derecho de opinar sobre el caso, de criticar al Canal 12 y de dejar de ver noticieros, como hoy anunciaron en la toma del arzobispado. Tienen todo el derecho a apoyar a Funes, pero se ven un poco ridículos exigiendo el derecho de negociar con el canal la permanencia de Funes y de los demás despedidos.

La manera como tanto Funes como el comunicado de las organizaciones sociales pintan el conflicto, simplemente es manipuladora. No es un conflicto entre periodistas democráticos y los dueños del medio que son derechistas y no respetan la libertad de expresión. Los directivos del Canal 12 no han dado ninguna muestra que quieren erradicar el carácter crítico e independiente del noticiero y de Entrevista al Día. Todo indica que los nombramientos que van a hacer y las líneas editoriales que van a aplicar, confirmarán que quieren mantener, profesionalizar, reforzar los espacios de expresión que históricamente han caracterizado al Canal 12.

De paso sea dicho: yo estaba inclinado a no escribir sobre la crisis en el Canal 12 antes de que todos los elementos estén sobre la mesa, antes de que todos los actores se hayan pronunciado. Pero de repente me mandaron por e-mail este comunicado firmado por organizaciones sociales y ONGs que beligerantemente toma partido en favor de Funes y contra el Canal 12. Este comunicado describe el conflicto en el 12 como "un hecho más en la escalada de regresión antidemocrática" que vive el país, citando como uno de los elementos de este contexto negro el asalto "al estilo de los escuadrones de la muerte" a la Universidad Luterana. Lo que definitivamente me "encachimba" de este panfleto es que lleva la firma de la Asociación de Periodistas de El Salvador APES. Pobre gremio…

Bueno, si así es el debate, hay que entrar y hay que hablar claro: era tiempo de sustituir a Mauricio Funes. No cumplió su trabajo de dirigir el noticiero. Dejó abandonado y huérfano al noticiero que ha puesto al Canal 12 en la vanguardia del periodismo salvadoreño, para dedicarse al estrellato como entrevistador, como interlocutor político, como hombre presidenciable. No hizo y tampoco dejó que otros hagan un noticiero profesional. Desaprovechó la oportunidad histórica de crear una alternativa profesional, creativa, atractiva al modelo de los noticieros amarillistas y progubernamentales de TCS. Y permitió que su espacio estelar, la Entrevista al Día, cayera en retórica, aburrimiento, auto-proyección y partidismo. Los manifestantes "populares" que piensan que defender la libertad de expresión y el periodismo crítico es defender a Mauricio Funes se encuentran muy equivocados y manipulados.

Aprovecho la oportunidad para hacerles una propuesta a los directores del Canal 12: está muy bien que quieren separar la conducción del noticiero de la conducción de la entrevistas. La televisión no necesita a un superman ni a un sabelotodo. No necesita gente que ni duerme ni descansa ni se divierte. La televisión no necesita la misma cara durante 20 horas en pantalla cuando hay elecciones o terremotos, locutando, opinando, analizando, entrevistando, reportando, moderando. Mejor apuesten a lo que obviamente Mauricio Funes no pude hacer: equipo. No pongan a ningún pobre diablo que tenga que levantarse todos los días a las 4 de la mañana para preparar su entrevista; no obliguen a nadie a hacerse pasar el lunes por economista, el martes por experto en cuestiones de seguridad, el miércoles por historiador o filósofo, etc., ¡y así por años!

Contraten a alguien que les puede armar un pool multidisciplinario y pluralista de entrevistadores creativos, frescos, cada uno experto en su tema. Y nombren director del noticiero a William Meléndez, buscando continuidad y cambio al mismo tiempo. Lo más probable es que William, sin un conductor omnipotente encima, haga un buen papel de director de noticia. Y de un solo se quitan encima los rumores y las denuncias sobre un gran viraje en la línea editorial. (Publicado en El Faro)

lunes, 7 de febrero de 2005

Es cosa de tontos...

Una nueva guerra se avecina en El Salvador. Después de la guerra de 100 horas contra Honduras y la guerra de los 12 años contra la amenaza subversiva, los verdaderos patriotas salvadoreños están movilizándose nuevamente. Sólo que esta vez los invasores a repeler no son tropas extranjeras o extremistas, sino camiones llenos de cerveza. Y la manera de derrotar al enemigo no es tan violenta como en las dos guerras pasadas. El llamado, por de pronto, no es a las armas sino a destapar Pilsener. También ha cambiado radicalmente la forma de organización de los contingentes patrióticos. El llamado, esta vez, no es a ingresar a las filas del ejército ni a formar defensas civiles ni escuadrones de la muerte, esta vez los nacionalistas salvadoreños están llamados a organizarse en "cheradas", reclutar el mayor número de "cheros" y convencerlos de la necesidad de defender la patria tomando heroicamente Pilsener, desafiando las diarreas y gomas que esto normalmente causa, para derrotar al enemigo invasor. O sea no permitir la entrada a El Salvador de cervezas extranjeras al precio de Pilsener...

La historia me ha enseñado que detrás de las campañas patrióticas o nacionalistas siempre hay un engaño. Más bien un interés oculto. Es cierto que en El Salvador está por estallar una guerra. La guerra de las cervezas. Sólo que el conflicto no es entre patriotas salvadoreños e invasores. Es entre dos de las transnacionales cerveceras más grandes del mundo. Pero siempre las guerras están siendo precedidas de campañas propagandísticas. Y siempre estas campañas tienen la función estratégica de engañar a la gente respecto a los verdaderos intereses detrás de la guerra que está por estallar. Nadie se moviliza y se alista a pelear e incluso morir para defender el interés de expansión comercial y financiero de las empresas salvadoreñas que quieren afianzar a Honduras como extensión natural de su mercado; para movilizar a la gente, había que convencerles que se trataba de defender a los compatriotas reprimidos en Honduras. Y al honor del fútbol nacional...

Igualmente, no mucha gente pobre hubiera ido a la guerra para revertir la reforma agraria o para prolongar la permanencia de los militares en casa presidencial; había que convencerlos que se trataba de pelear contra una subversión terrorista y un ataque de la internacional comunista contra los valores católicos del pueblo salvadoreño (aunque para eso había que matar un par de curas desviados...).

Entonces, ahora estamos presenciando la fase propagandística preparatoria a la guerra patriótica de la cerveza. Objetivo: convencer a los millones de "cheros" que seguir tomando Pilsener no es simplemente cuestión de gustos o de fidelidad a una marca, sino un acto patriótico; que la inminente entrada de una nueva cerveza al mercado salvadoreño no es simplemente el ejercicio de la competencia comercial, sino una invasión extranjera que atenta contra el interés nacional. Es más, contra la identidad nacional...

Todo esto ya sería muy cuestionable si la casa productora de la Pilsener fuera de verdad una empresa salvadoreña. Aun siendo así no habría ninguna razón de no recibir con los brazos abiertos a una nueva cervecería, con nuevos productos y que rompe el monopolio que ha ejercido La Constancia durante décadas. Este monopolio, como casi siempre pasa, ha tenido consecuencias muy negativas: mal producto, mal servicio, la dependencia de los distribuidores y revendedores de la casa productora que controla el mercado, obstáculos para los importadores de cerveza, etc. Siendo la única cervecera en el país, La Constancia pudo darse el lujo de comportarse como si fuera el Ministerio de Cerveza, no como una empresa que tiene que ganarse a sus clientes.

Todo esto se vuelve absurdo cuando la empresa monopolista nacional ya está siendo absorbida por una transnacional, como es el caso de La Constancia. La productora de la Pilsener tiene años de ser parte de la SabMiller, la empresa multinacional productora de cervezas más grande el mundo. Se podría entrar en una discusión si esta empresa es surafricana o norteamericana o más bien una de esas multinacionales que no tienen patria - pero una cosa es cierta y fuera de discusión: salvadoreña no es. La ILC, como se hace llamar ahora, ya no tiene que ver con aquella empresa que Don Bobby manejaba con cierta gentileza y bondad. La ILC está siendo manejada por ejecutivos cuya patria no tiene que ver con el país que emitió su pasaporte sino que se llama SabMiller. La invasión, la ocupación, el ataque al carácter nacional de la Pilsener, ya se consumió, silenciosamente, sin gritos de guerra, sin gritos patrióticos a defender la cerveza nacional. Una simple operación de bolsa.

Igual, la Cervecería Río que se prepara a invadir al mercado salvadoreño no es guatemalteca (aunque la planta productora se encuentra en Guatemala) ni brasileña, aunque la casa matriz Ambev tiene su sede corporativa en Brasil. La Ambev es la segunda productora de cerveza a nivel mundial y surgió de la fusión de la cervecera más grande de Brasil con la cervecera más grande de Europa, propietaria de marcas famosas en Bélgica y Alemania.

Entonces, lo que realmente pasa es que El Salvador (como toda la región centroamericana) ha sido escogido como escenario de una guerra comercial entre los dos consorcios transnacionales de cerveza del mundo. Y una de las transnacionales ha optado por usar como defensa la trinchera patriótica, llamando a los tomadores de Pilsener a defender la patria contra una invasión guatemalteca-brasileña. "Pilsener es la única marca que en verdad sabe lo que es ser salvadoreño", se atreve a decir un ejecutivo de ILC a la hora de explicar a La Prensa Gráfica el lanzamiento de la campaña "Es cosa de cheros". Y nuestro matutino, como el día siguiente el otro, presta sus paginas editoriales a hacerle eco a esta campaña propagandística: "Los atributos principales de la campaña es 'el acercamiento entre mis cheros y yo', 'la pasión por el fútbol' y 'el orgullo por ser salvadoreños'."

Los salvadoreños, mientras tanto, esperan con ansiedad la nueva cerveza. A ellos no les importa si esta nueva cerveza sea guatemalteca o brasileña, con tal que sea buena y barata. Y tiene razón: incluso en caso que la nueva cerveza no sea tan buena como sus productores la quieren pintar, su llegada al país siempre será ganancia. Romper monopolios siempre trae ganancia para los consumidores. Si los demás importadores de cervezas aprovechan bien la situación de ruptura del monopolio, tal vez realmente tendremos libre competencia en el mercado de bebidas, evitando que al final, cuando la guerra termine, tengamos un mercado repartido entre dos empresas monopólicas. Un mercado realmente libre de bebidas nos traería mejor calidad, mejor servicio, más variedad, precios más bajos. Para que los salvadoreños no opten por esto, o sea por sus propios intereses, están pintando las cervezas de la ILC como si fueran parte de la identidad nacional de los salvadoreños. Por suerte, los salvadoreños no son tan tontos como algunos ejecutivos de empresas transnacionales piensan. Por suerte tienen una definición de su identidad nacional y un orgullo que no dependen de una marca de cerveza. (Publicado en El Faro)