jueves, 29 de abril de 2010

Carta al director de Centros Penales


E
stimado licenciado Moreno:

Ahora, con los amotinamientos y muertos en las cárceles, queda evidente que su política de negociar con los dirigentes de la pandillas ha fracasado. Rotundamente.

Ahora hasta usted dice que “la ley no se negocia”. Al fin. Si desde el principio hubiera asumido esta posición, tal vez no estaríamos en esta crisis.

Pienso que era correcto abandonar el concepto de “mano dura”, como idea principal de Seguridad Pública. Pero abandonar la “mano dura” en las cárceles, era un error fatal.

Todas las concesiones que Usted les dio a los pandilleros, no han servido para nada: No han disminuido los asesinatos, ni tampoco las extorsiones. Por lo contrario. Sólo han servido a hacer las cárceles más inseguros.

Hoy los pandilleros presos quieren más concesiones: Más visitas íntimas y con menos controles, y un régimen que no permite hacer efectiva el aislamiento de los capos en la cárcel de máxima seguridad en Zacatecoluca. Ambas exigencias son claves para las pandillas para poder seguir operando desde las cárceles.

Una pregunta: ¿A quien quiere engañar cuando declara detrás de los amotinamientos no están las pandillas, sino reos ‘comunes’ y ‘ex-pandilleros’? Usted sabe perfectamente quienes mandan en el sistema carcelario. Y que no es usted.

Su política ha fracasado, licenciado, a un alto costo para la sociedad. Su única salida decente sería renunciar y dejar espacio para el presidente encargue la seguridad de los cárceles a la Fuerza Armada.

Saludos, Paolo Lüers

(Más!)

¿Cómo recuperar el sex appeal?

Es tiempo para ARENA de poner las cartas sobre la mesa. Todas. Es tiempo que los que quieren hacer política, muestren sus caras y sus ideas y empiecen a trabajar.

Hubo una decisión que tuvo sentido en la crisis después de las elecciones y durante el proceso de divorcio con el ex-presidente Saca: no incorporar a la dirección partidaria a los que tienen ambiciones presidenciales.

Porque había que hacer el trabajo de limpiar la casa - y eso lo tuvo que hacer un grupo transitorio que no buscaba quedarse para las elecciones. Era correcto que Alfredo Cristiani asumiera esta tarea y sus costos políticos, y que las figuras históricas del partido le echaran el hombro.

Pero ahora la mesa está servida para que se sientan los que quieren y pueden dirigir ARENA hacia las elecciones. Ahora todos los que tienen ambiciones, que comiencen a trabajar y mostrar que tienen capacidad de unificar, carisma para convocar a los jóvenes, valor de romper moldes, ganas de pelear.

¿Que esto crearía competencia? Sí, ¿y qué tiene de mala la competencia, una vez que hay reglas claras? Entonces, hay que definir las reglas y empezar a trabajar.

Tienen que entrar a la jugada pública, sin amarres artificiales, los que quieren competir por la dirección del partido y por la presidencia de la República.

Claro que no todos cabrán en el COENA. De todos modos, ARENA necesita una reestructuración de sus órganos de dirección. Necesita construir partido. Porque ARENA nunca ha sido realmente partido político, sino un aparato (por cierto, muy eficiente) para hacer campañas electorales y después asegurar el poder al presidente. Eso no es partido, no es un organismo vivo, ni mucho menos democrático.

No sirve para la oposición y para la renovación.
Una de las cosas que ARENA tiene pendiente, impostergablemente, es crear encima del COENA -que es una especie de gerencia- una dirección política deliberante, plural y representativa.

El COENA seguirá siendo el ejecutivo del partido - pero falta una especie de senado, que discute y decida políticas y estrategias, y en el cual se expresan, miden y concilian las diferentes tendencias, sectores e intereses que existen en un partido una vez que se abre a la democracia interna.

En este órgano de decisión tienen que estar representados los dirigentes representativos, las figuras emblemáticas e históricos; pero sobre todo las figuras con potencial presidencial, los talentos jóvenes y hambrientos, los mejores alcaldes y diputados. Todos los que representan algo en el partido, sea bases, sea legado histórico, sea fuerza innovadora, sea potencial intelectual.

La juventud que está ante las puertas del partido queriendo convertirlo en un instrumento para nuevas ideas y alianzas, tiene que ser muchísimo más agresivo. Los espacios del poder político no se conceden, se conquistan - y hoy es cuando.

Hoy es cuando, porque nadie puede trazar una hoja de ruta para ARENA que pase por la innovación de contenidos y el relevo generacional. Nunca un partido grande como ARENA ha estado tan maduro para que una generación audaz lo agarre, le refunda y lo haga vehículo suyo y de las reformas que necesita el país.

Esto ya no se puede discutir a nivel de quién entra al COENA y quién no. No se trata de definir quién termina siendo el director de actas o el director de transporte.

Se trata de asumir la tarea histórica de construir partido con todo lo que significa: la ruptura audaz con conceptos erróneos del pasado; una definición ideológica clara (que incluye una definición inequívoca de las ideologías adversarias a derrotar); y democracia interna con pluralismo y balances de poder.

Me imagino que todo esto está siendo discutido dentro de ARENA. Pero de nada sirve si no es un proceso transparente, un debate público - los únicos métodos de recuperar la confianza y la credibilidad.

Cuenta no sólo el resultado, también el proceso. Salga lo que salga del proceso interno de ARENA, si es percibido como producto de chanchullos y arreglos detrás del telón, no resuelvo su problema de falta de credibilidad y falta de sex appeal. La receta es: apertura, transparencia, audacia.

(El Diario de Hoy)

martes, 27 de abril de 2010

Carta a Hugo Barrera


Estimado Hugo:


Todos dicen que usted va a ingresar al COENA para dirigir ARENA. Te escribo esta carta para decirte: Deberías declinar esta oferta.

¿Qué clase de relevo generacional será la de ARENA si a esta altura regresan al COENA los veteranos como tú y Mario Acosta? Yo siempre pensaba que, cuando de relevo se hablaba, entraba la generación siguiente, no la anterior. La de los hijos, no la de los abuelos...

¿Qué clase de renovación política es la de ARENA si ahora recurren a los guerreros de la guerra fría para asumir el liderazgo? Yo siempre pensaba que renovación, para que sea creíble, tiene que incluir nuevas ideas, nuevas propuestas, y nuevas maneras de hacer política: más democráticas, menos ideológicas, más plurales, más reformistas, menos conservadoras...

Es cierto, ARENA tiene una crisis de liderazgo, como todo el país, incluyendo el FMLN. Hay vacíos de liderazgo que llenar.

El partido que salga de esta crisis con un liderazgo verdaderamente nuevo, audaz, democrático y abierto será la fuerza invencible para las próximas batallas electorales. En este sentido, aunque parezca absurdo, ARENA tiene una ventaja sobre su adversario, el FMLN: Por lo menos tiene conciencia de su vacío de liderazgo y de su necesidad de renovación ideológica. El FMLN está convencido que con su actual dirigencia, sus actuales amarres ideológicos, su actuales estructuras verticales y autoritarias se ha vuelto invencible.

Hugo, a usted y a toda la generación de fundadores de ARENA, les toca la decisión difícil: seguir empujando el carro, son toda su fuerza y experiencia, sin querer manejarlo.

Saludos, Paolo Lüers

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sábado, 24 de abril de 2010

Carta a los jueces


Estimados guardianes del estado de Derecho:


En una encuesta que se hizo al gremio de los jueces, se les preguntó por las principales amenazas a la independencia judicial. El 77% de ustedes señaló a los medios de comunicación, y sólo el 11.2% señaló al crimen organizado como principal amenaza para su independencia.

¡Qué raro es esto! Que yo sepa, lo que pueden hacer los medios es criticar a los jueces, acusarlos de corrupción o negligencia, denunciar fallos equivocados. Pero no sé de ningún caso donde los medios han comprado jueces, asesinado jueces, amenazado de muerte a jueces, como con cierta frecuencia hace el crimen organizado. También he escuchado de indebida influencia a los jueces, mediante presiones o sobornos, de parte de partidos políticos, empresarios, funcionarios o incluso presidentes de la República. Pero nunca de parte de medios.

Los medios, los periodistas, los columnistas, nos podemos equivocar o extralimitar en nuestras críticas. Y los jueces, en estos casos, tienen todo el derecho de defenderse públicamente. Crítica y contracrítica – esa es la esencia de la relación entre medios de comunicación y el Estado, trátese de presidentes, ministros, diputados, alcaldes o jueces.

¿De qué forma la crítica pública en los medios pone en peligro la independencia de los jueces? ¿Cómo con puras palabras, aunque sean equivocadas, podemos los periodistas atentar contra el principio constitucional de la independencia de los jueces?

¿O simplemente a algunos jueces no les gusta que en los medios los observan, los monitorean, los critican? ¿Estarán cerrando filas el 77% de los jueces con la jueza de menores que multó a La Prensa Gráfica porque publicó la foto y el nombre de un asesino? Si es así, si los jueces funcionan como gremio defendiéndose mutuamente, a lo mejor sí está en peligro la independencia judicial.

Saludos, Paolo Lüers

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jueves, 22 de abril de 2010

Carta a Don Ramón


Estimado Don Ramón:


ahora que te destapaste, ya sabemos lo que hay detrás de tu cara que tiene semanas de aparecer por todos lados: un montón de ciudadanos hartos de la violencia.

Yo me uno. Ustedes hicieron una gran bulla con las mantas que pusieron para que todos las veamos – y lo mínimo que podemos hacer los escritores y los medios es hacerles eco. Aumentar la bulla.

Los que tenemos peso en la opinión de la gente (los alcaldes, los religiosos, los artistas, los deportistas, los periodistas..), lo mínimo que podemos hacer es decir: Yo también soy Don Ramón.

Ustedes publicaron un manifiesto que tiene una frase linda: “Estamos dispuestos a retomar lo que nos pertenece: los barrios, las comunidades, los cantones, las escuelas y también nuestra voz para ser escuchados.”

Yo pongo mi firma debajo de esta frase. Todos deberíamos firmarla. Quiero citar otra frase del Manifiesto de Don Ramón: “Nuestro miedo, nuestro silencio, nuestra pasividad son cómplices del régimen de los delincuentes...”

Duele leer esta frase. Porque es la verdad, y a veces la verdad duele escucharla.

Admiro el valor de los jóvenes que a medianoche se subieron a una edificio en pleno centro para poner una manta que dice: “Yo no me deje rentear.”

No dejemos solos a estos jóvenes que rompieron el silencio. Hablemos. Con la frente en alto. Todos somos Don Ramón.

Un abrazo, Paolo Lüers

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Columna transversal: ¿La última ofensiva?

“15/03/09, La Última Ofensiva” , así se llama el documental de dos españoles (uno de ellos, mi amigo y colega José Luis Sanz, vive y en El Salvador) sobre la llegada del FMLN al poder. Hay que decirlo así, porque no es simplemente una película sobre las elecciones del 2009, ni tampoco sobre la llegada al poder de Mauricio Funes. La película busca las raíces del triunfo electoral de la izquierda en la guerra civil de los 80. Viéndolo así, el protagonista de la película (y de la ‘última ofensiva’ que al final de tantas luchas saca a la derecha del poder) no es Mauricio Funes. Es el FMLN. Funes es un personaje periférico de la historia que cuenta esta película. Funes, en esta película, es una cara en un afiche más que un personaje con propia personalidad política. No existe aparte del FMLN. Confeso que eso es lo que más me gusta de la película.

Desde la perspectiva del momento actual, cuando todo el mundo está tratando de entender las contradicciones entre el presidente Funes y el FMLN, eso parece extraño, parece una imagen mal enfocada. Pero ojo: Lo más probable es que desde una perspectiva más histórica, en unos cuantos años, este enfoque será el más acertado.

Esto es la mayor virtud de esta película: una vista desde la distancia.

Me encanta que estos dos observadores críticos, durante toda su película, logren mantenerse a una envidiable distancia fría de las pasiones que retratan. Pero lo que más aplaudo es que este documental, cuando todos (incluyendo la oposición y la masa crítica del país) están obsesionados con descifrar la figura del presidente, vuelve a enfocar bien la imagen borrosa - y vuelve a aparecer, en el fondo, el conflicto histórico entre el FMLN y el resto de la sociedad.

Yo estoy de acuerdo: Cuando se baje el polvo y desaparezca el juego fantasmagórico de los dos personajes que ahora distorsionan el debate político pretendiendo representar fuerzas nuevas (el ex-presidente Saca y su sucesor Funes), el país seguirá viviendo el conflicto entre un FMLN que quiere cambiar el sistema y una amalgama de fuerzas que quieren defenderlo.

En este sentido, el título ‘La última ofensiva’ parece correcto, en cuanto a ‘ofensiva’. En cuanto a ‘final’, no. Parecen tener razón los documentalistas, quienes en su web-site interpretan las elecciones del 15 de marzo de 2009 “como la última batalla, la gran batalla...” O en palabras aún más claras de Héctor Silva (hijo), en aquel entonces editor de La Prensa Gráfica, uno de los personajes que más cita la película: “Es la gran batalla electoral entre la derecha y la izquierda salvadoreña, representados por los dos partidos políticos que la guerra parió y que hoy van al enfrentamiento final” (cita del press-kit en la página Web de la película).

De acuerdo, es un logro de esta película documental poner en evidencia que la campaña electoral del 2009 fue una ofensiva más del FMLN, un batalla más, un enfrentamiento más entre FMLN y ARENA.

Momento, no tan rápido: Aunque es cierto que se trató de una ofensiva y de una batalla más del FMLN (los militantes del Frente también lo entendieron y expresaron así, incluso en la misma película), ¿quién dice que era la ofensiva “final”? ¿Y es realmente esta batalla electoral del 2009 la prolongación de la guerra? ¿O incluso el desenlace final de la guerra?

Cuidado con estas asunciones. La película, por cierto, no saca estas conclusiones, pero de alguna manera las sugiere.

La historia de El Salvador no es tan lineal. La política, las divisiones, las polarizaciones de los 18 años de post-guerra tienen que ver con la guerra, pero no son su simple prolongación. Los actores tienen raíces en la guerra, pero no son los mismos. El FMLN de hoy no es el mismo Frente plural que firmó la paz. La derecha que se enfrentó al FMLN en el 2009 no es la derecha que fue parte beligerante en la guerra.

En ambos lados hubo continuidades y rupturas. Partes de la derecha de la guerra, hoy están con el Frente (por ejemplo, gran parte de la base social del PDC de Duarte). Buenas partes de lo que era la izquierda en la guerra, hoy están opuestas al FMLN.

Interpretar las elecciones del 2009 como la batalla retrospectivamente decisiva de la guerra, sería una falacia. La guerra terminó y nadie la ganó. Quererla ganar retrospectivamente va en contra de la lógica de la paz. Algunos lo quieren entender así, y por eso están proponiendo, por ejemplo, anular la amnistía, como si ahora, al fin, hubiera vencedor que pueda enjuiciar a los vencidos.

Esta es una de las maneras como puede malentenderse el título de esta película. La otra es la palabra ‘final’. No hay ofensivas ni batallas finales. Ni mucho menos triunfos finales. Habrá otras ofensivas del FMLN. Ya declaran que en el 2014 se trata de conquistar el poder para el proyecto revolucionario.

Y contra este proyecto habrán contraofensivas de la derecha, del centro, incluso de la izquierda democrática. Pero igual que en la campaña electoral del 2009, no se se tratará de la prolongación de la guerra. La guerra, eso hay que dejarlo más claro que la película lograra hacerlo, terminó en 1992. No en el 2009 con una victoria retrospectiva del Frente. Lo que estamos librando son batallas políticas en un país que ha conquistado la normalidad. Aunque parezca aburrido, desde el 1992 somos un país normal. Con oposición. Con división de poderes. Y a partir del 2009, con alternancia.

Que nadie me interprete mal. No estoy criticando la película. Sólo la agarro como insumo para una discusión importante. La película me gusta. Es un aporte importante a la racionalidad política. El título “La ofensiva final”, sin embargo, da para interpretaciones peligrosas.

Posdata: Hubiera sido bueno que la película hubiera dada crédito a las fuentes de las imágenes de guerra que se usaron, entre otros al Sistema Radio Venceremos.

(El Diario de Hoy)

martes, 20 de abril de 2010

Carta a Gaspar Portillo, diputado del FMLN

Estimado diputado:

Usted se tomó la molestia de explicar a la prensa que cualquier motorista será multado cuando lo agarran manejando mientras hable por teléfono, beba agua, si enciende un cigarro, coma pan dulce... A menos que logre hacer cualquiera de esas cosas sin quitar las manos del volante. Lo que no es tan fácil...

Por el caso que alguien tenga dudas, Usted señaló que también queda prohibido rasurarse mientras maneje. Me pregunto: ¿Qué van a hacer los miles de hombres que cada mañana, en el camino al trabajo, se rasuran o se arreglan la corbata?

Me entra la terrible duda: Si toda esta ley es para no usar las manos para ninguna cosa que no sea manejar, ¿me puedo rascar la espalda sin que me multen? ¿O sacarme el moco de la nariz? Es que no siempre tengo un copiloto/a que esté dispuesto/a de satisfacerme estas necesidades urgentes.

Ni hablar de otras necesidades...

Dígame, diputado, ¿estas disposiciones son parte de la Ley de Tránsito o de una nueva Reforma Fiscal para financiar el gasto público?

En serio, está bien prohibir el uso de celulares a los motoristas, pero me aterra un Estado que quiere controlar si fumo, bebo agua o le agarro la mano a mi esposa mientras manejo. Es una pesadilla imaginarse las discusiones con los policías que tendrán que multarnos por estas ‘infracciones’.

No nos chinguen la vida, diputado. No hagan leyes que nadie va a obedecer porque van contra la razón común. Hagan leyes que tengan sentido.

El motorista infractor Paolo Lüers

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¿Estamos rompiendo con Europa?

Un día de estos me pegaron un gran susto. Vino un amigo y me dijo: “¿Ya te diste cuenta que El Salvador no tiene ningún embajador en todo Europa?”

“No puede ser”, contesté, siempre incrédulo, “¿para qué harían semejante cosa?”

“Qué sé yo”, me dijo mi amigo”, talvez para dejar claro que ahora somos plenamente independientes y tenemos otras prioridades, como por ejemplo Trinidad Tobago o la India, para no decir Cuba...”

Esta misma noche comencé a averiguar. Mandé una nota a un amigo que trabaja en cancillería para pedirle datos sobre los embajadores en Europa. Pero de inmediato, me metí a la página Web de la cancillería salvadoreña, donde hay un listado de embajadas con todo y titulares.

A primera vista, este listado oficial me calmó los nervios. Ninguna de las embajadas nuestras en Europa aparecía vacante. Todos tienen embajadores con nombre y apellido. Pero a segundo vista, detecté que en la pagina Web oficial de nuestra cancillería aparecen, como ‘titulares’ en varias embajadas importantes, personas que a mi me consta que tienen meses de no ser embajadores. En Paris, según cancillería, despacha como embajador mi amigo Joaquín Rodezno, a quien me lo encuentro todos los fines de semana caminando felizmente en shorts por Suchitoto, donde vive y trabaja desde hace nueve meses. En Londres, según cancillería, sigue despachando como embajador el hermano de Rodrigo Ávila, y en Madrid don Borgo Bustamante. Ambos tienen meses de haber regresado al país.

En otras embajadas también aparecen los nombres de los mismos funcionarios que han estado representándonos en el gobierno de Saca. ¿Cómo confiar en esta información, si en el caso de Londres, Madrid y Paris era mentira?

En eso me llegó la respuesta de mi amigo que trabaja en cancillería. Me informó que de hecho hay un ‘gran desmadre’ y muchos retrasos en los nombramientos de los embajadores. Y además, me dijo mi amigo, “una total falta de información pública”. La única información nueva que me pudo dar es que ya hay varios nombramientos de embajadores nuevos: Manuel Gutiérrez, en Austria; Francisco Galindo Veles, en Francia; Edgar Varela, en Bélgica; y Edgardo Suárez, en España...

Voy nuevamente a la página Web oficial de cancillería. Correcto, ahí aparece un señor Edgar Varela, pero como embajador en Holanda. Lo mandó ahí el presidente Saca y, según la página Web oficial, aún despacha en Holanda. Puede ser que ahora lo hayan nombrado embajador en Bruselas. Pero entonces, queda vacante Holanda.

Lo mismo con el embajador Edgardo Suárez, quien ha sido el embajador de Saca en Alemania. Si es cierto que lo han nombrado embajador en Madrid, ¿porqué todavía aparece en el pagina Web oficial Borgo Bustamante, quien tiene meses de no ser embajador? ¿Y quién diablos va para Alemania? No puede ser que dejen a mi otra patria sin embajador...

También en la lista que me mandó mi amigo aparece un nuevo embajador en Austria, de nombre Manuel Gutiérrez. Sin embargo, en la información que cancillería da al mundo mediante su página Web, sigue despachando en Viena la embajadora Vanessa Eugenia Interiano. ¿A quién creer? Ojala que a los respectivos gobiernos europeos les hayan informado quienes son y quienes no son embajadores de El Salvador...

Parece que el único embajador que es de verdad, es el que nos represente en Italia. Se llama José Roberto Andino Salazar y en Internet aparecen declaraciones de él como embajador tan recientes como en abril 2010.

Pero no hay manera de saber quién representa al gobierno del presidente Funes en Londres, Berlin, La Haya, Bruselas, Viena, Ginebra, Estocolmo. Este vacío incluye nuestra representación ante los importantes organismos internacionales que tienen sus sedes en Bruselas, Viena o Ginebra. Y también incluye a docenas de países europeos que son atendidos desde las embajadas que resultan vacantes. Países tan importantes como Rusia o la República Checa.

Si además tomamos en cuenta las docenas de funcionarios, técnicos y expertos en comercio internacional u organismos internacionales quienes han sido despedidos por el gobierno Funes en las mismas embajadas europeas, entonces estas representaciones quedaron doblemente acéfalas.

¿Cómo explicar todo esto? No puedo ni imaginarme una explicación que justifique este abandono de nuestra diplomacia en el viejo continente. ¿Les faltan cuadros que quieren trabajar para este gobierno? ¿Tiene la culpa el pleito entre presidencia y partido sobre cargos en el exterior? ¿Han definido otras prioridades? No sabremos mientras no haya transparencia.

(El Diario de Hoy)

sábado, 17 de abril de 2010

Carta a Tony Saca


Q
uerido Tony:

“Es hora de mostrar valor. Y color....”

Así te decía en una carta en diciembre pasado, y seguía: “Tienes que decidir (¡y decir públicamente!) si estás con ARENA o con GANA...”

Bueno, poco después saliste de ARENA, aunque no voluntariamente y abrazando un proyecto nuevo, como todos tus admiradores hubieran querido.

Saliste de ARENA, mandaste a crear un partido nuevo, pero -contrario a cómo te conocemos como hombre audaz y directo- no te hiciste cargo de tu nueva familia.

Hoy que ya saliste nuevamente a la tribuna anunciando que vas a seguir haciendo política, te vuelvo a decir lo mismo que en diciembre: “Es hora de mostrar valor. ¡Y color!”

Ya tenés partido nuevo. Ya pintaron todo el país de tu color nuevo anaranjado. Ya con tus 14 diputados puedes hacer y deshacer leyes. ¡Hacete cargo! Ya nada de mariconadas como “estoy trabajando por el país” o como “tal vez más adelante...”

Usted tiene partido, se llama GANA, y es hora de asumir responsablemente la paternidad.

Entiendo perfectamente que es más cómodo manejar tu nuevo partido desde la sombra. Requiere mucho valor poner la cara para las maniobras y los pactos oscuros que está haciendo la criatura. ¡Pero valor nunca te ha faltado, Tony!

Como te escribí en diciembre pasado: “Que se enfrenten como competidores. Dos partidos de derecha que van en direcciones opuestas: uno a construir oposición, el otro a construir un pacto con el gobierno... Que los ciudadanos decidan si apuestan a ARENA o al proyecto de Tony Saca...”

Y voy a cerrar esta carta repitiendo otra frase que te dije cuando saliste de Casa Presidencial: “Me va hacer falta un presidente que, cuando lo criticás en público, te habla para invitarte un trago y a hablar ‘a calzón quitado’...”

Bueno, vos sos de la gente que habla ‘a calzón quitado’. Esperamos tu palabra clara que rompa el nudo.

Y el siguiente trago lo invito yo.

Tu amigo Paolo Lüers

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jueves, 15 de abril de 2010

Carta al Viceministro de Transporte


E
stimado Nelson García:

Una pregunta: ¿Quién autoriza que todos los domingos se monta una especie de feria en plena autopista? Estoy hablando de la Carretera de Oro, cerca del desvío de Soyapango, a la altura del Unicentro y del Complejo Deportivo Plaza España.

El alcalde de Soyapango se toma el derecho de usar, para sus fiestas, la autopista como campo de feria. Pero no sólo eso: todos los domingos se instalan ahí docenas de ventas, bloqueando dos de los cuatro carriles de la autopista.

Es un atentado. Estamos hablando de una autopista, no de una callecita vecinal. En caso que no le han explicado el significado de una autopista, aquí la definición de Wikipedia: “Una autopista es una vía de circulación de automóviles y vehículos terrestres de carga; es rápida y segura y admite un volumen de tráfico considerable.”

La Carretera de Oro es una arteria de alto volumen de vehículos que se desplazan a alta velocidad. Cualquier que no es familiarizado con el desmadre de Soyapango, viene galán en esta autopista de Apopa a San Martín – y de repente se topa con una feria popular instalada, con miles de gentes caminando, chupando, jodiendo.

No sé si ya ha habido muertos a consecuencia de este desmadre. Me consta que cada rato hay accidentes. Que serían fáciles de evitar, si usted hiciera bien su trabajo y hiciera cumplir la ley. Por más que el alcalde disponga y por más que usted se haga de ojo pacho, todo esto es ilegal. No puede haber ni ferias ni ventas en plena autopista.

Como dije en otra columna: la mejor prevención es que toda institución y todo funcionario hagan bien su trabajo.

Saludos, Paolo Lüers

Lo de Soyapango es sólo un ejemplo. El problema existe en casi todas las autopistas del país.

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martes, 13 de abril de 2010

Carta a Fidel Fuentes, alcalde de San Marcos


E
stimado Fidel:

Alcaldes y políticos también son humanos y cometen errores. Así que te agarraron manejando borracho un domingo en la noche... para mi no es para armar un gran escándalo. Merece una multa, tal vez que te quiten la licencia un rato. Y ya. No es un asunto político.

Pero que el señor alcalde salga a chupar con el carro de la alcaldía y luego chocarlo, esto ya es otra cosa. Eso sí es un asunto político. ¿Qué estabas haciendo con el carro placas nacionales N3-633 en San Salvador el domingo en la noche? O más bien: ¿en qué misión oficial tuviste que echarte tantos tragos para montarte encima de un microbús y luego tratar de irte al carajo?

Entonces, ya son cuatro delitos: usar el carro de la alcaldía para ir de baranda; manejar ebrio; chocar con un microbús; y tratar de fugarse del lugar del accidente.

Y encima de todo esto, te bajaste para darle riata al motorista que te atravesó el carro para evitar que te fugaras. Ya son cinco delitos. Bastante, incluso para un alcalde macho.

Pero todo esto no era suficiente, don Fidel: tuviste que pedir que te comunicaran con te comunicaran con el ministro de Seguridad para que intervenga a tu favor. No sé si Manuel Melgar no te contestó o si te dijo: Papito, en esta cagada tuya no me meto.

Resulta que los agentes de la PNC te hicieron el alcotest (con 192 miligramos de alcohol en la sangre) y te llevaron preso. ¡Felicidades a los agentes!

Saludos, Paolo Lüers

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lunes, 12 de abril de 2010

“Así matamos a monseñor” - ¿pero quién?

El siguiente artículo fue escrito para El Faro, ya que es ahí que salió publicado el trabajo de Carlos Dada, al cual se refiere este comentario. El artículo fue enviado al Jefe de Redacción de El Faro el día 6 de abril. No hubo, por parte de El Faro, ninguna respuesta.

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RicardoVaquerano
Jefe de Redacción
El Faro.net

San Salvador, 6 de abril, 2010
Estimado Ricardo:

te mando un artículo, para su publicación en El Faro, que somete a un examen crítico el trabajo de Carlos Dada titulado "Así matamos a monseñor Romero", publicado en El Faro.

Te quiero asegurar que no escribí esta crítica para afectar a Carlos Dada o al Faro, sino para aportar al debate sobre periodismo y sobre nuestra historia. El gran impacto que ha tenido el artículo de Carlos Dada, en el país y en los medios internacionales, muestra el gran interes que hay en la temática. En este sentido considero importante que los lectores de El Faro tengan acceso a un análisis crítico del trabajo que ustedes publicaron.

Como siempre hago con mis artículos en diferentes medios, después de su publicación colocaré este artículo en mi blog Siguiente Página. Pero quiero dejar a El Faro la oportunidad de mostar su apertura al debate y la crítica publicando esta nota y dando a sus lectores la oportunidad de formarse su propio juicio.

Te pido confirmación si El Faro va a publicar la nota, (y en caso que la respuesta sea positiva, en qué fecha).

Con cordiales saludos a todo el equipo de El Faro,

Paolo Lüers

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“Así matamos a monseñor” - ¿pero quién?


(San Salvador, 29 de marzo 2010)
Antes de entrar en el detalle y analizar el trabajo de Carlos Dada titulado “Así matamos a monseñor Romero”, tengo que hacer unas aclaraciones necesarias. Necesarias porque ya sé que me van a acusar de defender los asesinos de monseñor Romero. No se trata de defender a nadie. El asesinato de Oscar Arnulfo Romero es indefendible. Si me preguntan qué pienso sobre quiénes son los responsables de este crimen, digo: Mi opinión es que hay tantos indicios que involucran a Roberto D’Aubuisson que es casi imposible asumir su inocencia. Esto es un juicio político, basado en análisis histórico, no en base de testimonios o procedimientos judiciales. Si me quisiera ir por este lado, sobre todo luego de leer el trabajo de Dada, tendría que llegar a la conclusión: No se sabe quienes fueron, los testigos no hablan claro. Con los testimonios que consiguió Carlos Dada (y con la forma que los edita y presenta), el caso, en vez de quedar más esclarecido, queda más confuso. Es mi opinión también que ARENA, el partido que Roberto D’Aubuisson fundó, dirigió y llevó al punto de negociar y firmar la paz, debería asumir autocríticamente los errores y crímenes cometidos por varios de sus fundadores, en particular el mayor Roberto D’Aubuisson, durante los años que trataron de exterminar a la izquierda. Es mi opinión además que ARENA, en vez de seguir defendiendo o tratar de esconder o negar estos crímenes, debería analizarlos en su contexto histórico - ¡y condenarlos! El FMLN, por su parte, debería hacer lo correspondiente. Entonces, en este análisis no se trata de juntar argumentos para comprobar la inocencia de nadie. Se trata de descubrir que los datos que aporta Carlos Dada en su reportaje y en la entrevista a Saravia, tampoco comprueban la culpabilidad de las personas que aparentemente Dada quiere acusar: ni de Roberto D’Aubuisson ni mucho menos de los empresarios que Dada llama los “Miami Six”. Se trata de descubrir que el trabajo de Carlos Dada publicado en El Faro justo antes del 30 aniversario del asesinato de Romero, lejos de ser una pieza de periodismo investigativo, manipula los testimonios para que coincidan con los propósitos políticos y de mercadeo de su autor.

¿Quién habla? ¿Quién afirma?

El motorista salió del equipo de D´Aubuisson, bajo la supervisión de Saravia. Armado Garay, un ex soldado oriundo de Quezaltepeque, condujo al asesino frente a la puerta de la iglesia y después lo llevó a un lugar seguro. Garay -hasta hoy el único de los participantes en la operación que había dado su testimonio- vive en Estados Unidos bajo el programa de protección de testigos.

El tirador es salvadoreño, ex guardia nacional y era miembro del equipo de seguridad de Mario Molina. El 24 de marzo, de un disparo certero, acabó con la vida del arzobispo de San Salvador.

Así lo dice afirmativamente el periodista Carlos Dada. No dice: ‘Saravia dice que el motorista..’. o ‘Según Saravia, el tirador es salvadoreño...’

Quiere decir que Dada asume y reproduce como hecho parte de lo que le cuenta Saravia... Lo asume como verdad, como hecho comprobado. Si no, no lo podría contar así, en voz propia. Sin embargo, otras partes del testimonio de Saravia no sólo no los asume, simplemente los trata de ignorar. Son las partes que no confirman sus teorías.

Este es el problema en todo el reportaje. Sólo una mínima parte del lo publicado es entrevista, citando textualmente las declaraciones de Saravia. En la mayor parte -las partes más delicadas- uno no sabe quien narra, Saravia o Dada, el testigo entrevistado o el cronista. Dada publica un video con partes de las declaraciones de Saravia, pero no la grabación completa. Hay partes de la narración de Dada que se pueden confrontar con la grabación de Saravia, pero hay otras partes que no se pueden confrontar, porque no hay acceso a la grabación completa. Por ejemplo: el hecho que el tirador es ex-Guardia Nacional y miembro del equipo de seguridad de Mario Molina. En estos casos tenemos confiar en la rigurosidad de Dada – o dudar...

El papel de Eduardo Ávila Ávila

El capitán Eduardo Ávila Ávila les informa el plan: en esa misa será asesinado monseñor Óscar Arnulfo Romero Galdámez. Ya todo ha sido coordinado con Mario Molina y Roberto d´Aubuisson.

D’Aubuisson no está en esa casa. Se ha ido el fin de semana para San Miguel, a descansar a la casa de la familia García Prieto. Les dará las órdenes por teléfono. Ávila les notifica primero que ya tiene al tirador: un miembro del equipo de seguridad de Mario Molina; sólo necesita un vehículo. Eso les toca a ellos. “Mario Molina nos mandaba a pedir un carro… que había que contactar a Roberto (d´Aubuisson). El Negro Sagrera se puso a hacer unas llamadas y averiguó dónde se encontraba. Le hablamos por teléfono. El Negro Sagrera me dijo: ‘Quiere hablar contigo’ . Le dije ‘mire, mayor, ¿y de qué se trata esto? A mí me parece raro que nos vengan a pedir un carro’. Las palabras de él fueron: ‘¡Hacete cargo!’. Bueno, está bien, mayor, lo vamos a hacer.

¿Quien cuenta este relato? ¿Quién sabe las cosas ahí relatadas? ¿Saravia o Dada? Por ejemplo (vea arriba), el hecho que el capitán Eduardo Ávila Ávila “les informa el plan: en la misa será asesinado monseñor Oscar Arnulfo Romero”. ¿Lo dice así textualmente Saravia? ¿O es una conclusión de Dada? No sabemos. Consultando la grabación publicada y editada, esta parte clave del relato no tiene respaldo.

Igual esta parte: “D’Aubuisson no está en esa casa. Se ha ido el fin de semana para San Miguel, a descansar a la casa de la familia García Prieto. Les dará las órdenes por teléfono.” ¿A quién le consta que D’Aubuisson “dará las órdenes por teléfono”? A Saravia, quien estuvo ahí, o a Dada quien recibe y parafrasea el relato de Saravia? ¿Qué parte es hecho, qué parte es conclusión?

¿Por qué Carlos Dada no se limita a publicar, textualmente, la entrevista?

“Hacete cargo” – o el papel de Roberto D’Aubuisson

Inmediatamente luego de relatar Dada la aparición de Eduardo Ávila Ávila, cambia nuevamente al tono original de su entrevistado, Saravia. Ahí Saravia relata una conversación telefónica con Roberto D’Aubuisson, en la cual este dice “Hacete cargo”. Sólo que, así como está editado el relato de Dada, no queda claro a qué se refiere esta frase del mayor. ¿Al operativo? ¿Al asesinato? ¿O a la entrega de un carro?

Consultando la grabación parcial que publica El Faro, escucho a Saravia diciendo: “Entonces, llegó el capitán Ávila enseñando el necronomio de que iba a dar misa monseñor Romero, y que ellos habían preparado algo para eso, pero que necesitaban un carro.”

Dada le pregunta: “Por eso, cuando él (Ávila) les dice ‘hemos preparado algo’, ¿quiénes son los...?”

Y contesta Saravia: “Se refiere completamente a Mario Molina que nos mandaba a pedir un carro. No sé qué, las palabras exactas de la reunión hace 30 años yo no me las puedo, verdad, pero yo lo que... que había que contactar a Roberto... ¿Sabés donde está Roberto? Yo no sabía donde estaba Roberto. Vino el Negro Sagrera y se puso a hacer unas llamadas. Y hasta averiguó dónde se encontraba. Le hablamos por teléfono. El Negro Sagrera le explicó a él lo que se trataba, y me dijo: ‘Quiere hablar contigo.’ Cuando yo hablé, le hablé a Roberto, le dije ‘Mirá, mayor, ¿de qué se trata eso?’, le dije yo. ‘A mi me parece raro que nos vengan a pedir un carro.’-‘¿Y que sólo el carro quieren?’-‘Sí, sólo el carro quieren.’-Entonces, me dijo este: ‘Dáselos, dales un carro’. No, no, no, las palabras de él fueron: ‘Hacete cargo.’

En otra parte de la entrevista –lastimosamente para el lector no es transparente si es la misma reunión u otra y en qué secuencia se dieron las declaraciones- Saravia dice a Carlos Dada sobre la participación de Roberto d´Aubuisson: “Me dijo: ‘Hacete cargo’. Hacete cargo de entregar el carro, pues. ¿verdad? Ahora, que a la larga, ¿sabe qué pensé yo? Esa fue una orden de matar, pues. ¿Verdad? Yo lo pensé. Yo lo pensé. Yo no sé ciertamente si D´Aubuisson se metió en ese asunto y el pendejo fui yo, que en todo estoy yo, sabiendo lo que sé y lo que le estoy contando quiero saberlo también, y si no me cago en la madre de D´Aubuisson yo. ¿Ah? Por lo menos tengo más…”.

Aquí hay tres versiones del mismo Saravia: la que ya citamos anteriormente, donde insiste que D’Aubuisson no le ordenó otra cosa que entregar un carro; una segunda donde reflexiona 30 años después (“a la larga, ¿sabe qué pensé yo? Esa fue una orden de matar, pues. ¿Verdad?”); e inmediatamente, arrepintiéndose, dice: “no sé ciertamente si D´Aubuisson se metió en ese asunto y el pendejo fui yo...”

La frase “Hacete cargo”, a partir de la publicación de Dada en El Faro, se hizo celebre. Fue reproducida en todas partes del mundo – lastimosamente, fuera del contexto.

Así se genera una versión supuestamente comprobada. En México, para poner sólo un ejemplo, el periodista salvadoreño Victor Flores publica en Milenium Semanal un largo artículo titulado “Así cazamos a los asesinos” sobre la investigación de Dada:

“Las entrevistas a tres de los cinco participantes en el magnicidio relatan por primera vez cómo fue que (...) Roberto d’Aubuisson (...) dio la orden de matar al arzobispo, acabando con 30 años de especulaciones. ‘Hazte cargo’, ordenó a su lugarteniente, el capitán Saravia (...) quien organizó el crimen.”

Nace una nueva leyenda... Días después sale repetida en el Washington Post. Ahra, para el mundo, es verdad. Una clásica operación de lavado de medias verdades...

Los “Miami Six”

Carlos Dada en El Faro: Según documentos desclasificados del Departamento de Estado de Estados Unidos, Daglio pasó los primeros años de la década de los 80s reuniéndose en Miami con otros empresarios ultraderechistas en un grupo denominado “Miami Six”, que financiaba operaciones ilegales del grupo de D´Aubuisson. Ese grupo se dedicaba al terrorismo: ordenaba asesinatos, secuestros y la colocación de artefactos explosivos, financiaba a los escuadrones de la muerte y tenía como objetivo destruir cualquier intento de reforma en El Salvador y acabar con todos los comunistas.

“Según documentos desclasificados del Departamento de Estado...” – eso puede referirse a toda clase de fuentes totalmente diferentes: desde una análisis elaborado por especialistas de inteligencia y aprobado por el Secretario del Estado, hasta una denuncia recogida, pero nunca sometida a verificación, que alguien ha hecho a algún oficial de la embajada en San Salvador. Puede ser la opinión de un actor de la política salvadoreña del 1980, transmitida por la embajada; puede ser resultado de un trabajo policial realizado en Miami. La cosa es que no se sabe.

No se sabe si Carlos Dada sabe. Si sabe de quién proviene esta información y qué grado de credibilidad tienen, Dada no lo revela.

Luego de hacer esta referencia a “documentos desclasificados del Departamento de Estado”, Dada sigue relatando, pero ya por sus propias pistolas, sin referencia a ninguna fuente: “Ese grupo (los Miami Six), se dedicaba al terrorismo: ordenaba asesinatos, secuestros y la colocación de artefactos explosivos, financiaba a los escuadrones de la muerte...”

Como no menciona ninguna fuente, es una afirmación que el autor, Carlos Dada, asume como conocimiento propio. Cómo llegó a este conocimiento, queda sin revelar. Esta afirmación lo podría hacer alguien que ha sido testigo de las reuniones de los tales ‘Miami Six’. Como Dada obviamente no era testigo, tiene que revelar que otras fuentes le permiten hacer esta afirmación que constituye una acusación seria.

Ya en el siguiente párrafo, donde revela con nombre y apellido quienes conformaban este grupo terrorista, Dada vuelve a referirse a los “documentos desclasificados’, nuevamente sin explicar de qué tipo de fuente con qué grado de conocimiento (directo o indirecto, basado en hechos observados o en conclusiones) se trata.

Muchos lectores del Faro se han dejado impresionar por esta parte. Sin analizar bien la metodología de Carlos Dada, se llevan la impresión que las entrevistas que Dada ha logrado con dos testigos-protagonistas (Saravia y Montenegro) han arrojado elementos nuevos sobre la supuesta autoría de los “Miami Six”. Sin embargo, ellos no aparecen mencionados en ninguna parte de las entrevistas, no han sido sujeto de ninguna investigación de parte de Dada. Entran al relato por asociación: Saravia cuenta que está en la casa de Daglio, y Dada dice: “El dueño casi nunca está. Roberto “Bobby” Daglio, un hombre de negocios y piloto aviador, pasa la mayor parte del tiempo en Miami, Florida. Abrir su casa a los grupos ultraderechistas es solo una de sus muchas maneras de apoyar la lucha anticomunista desde la distancia.” Entraron a la escena los “Miami Six”, sin elementos nuevos, sin investigación, por pura asociación. En el teatro se llama esta técnica: “Deus ex machina” – una técnica utilizada para referirse a un elemento externo que resuelve una historia sin seguir su lógica interna. Desde el punto de vista de la estructura de un guión, “Deus ex Machina” hace referencia a cualquier evento cuya causa viene impuesta por necesidades del propio guión, a fin de que mantenga lo que se espera de él desde un punto de vista del interés, de la comercialidad, de la estética o de cualquier otro factor, incurriendo en una falta de coherencia interna.

Carlos Dada lo llama periodismo investigativo.

La entrega del carro

Carlos Dada relata la entrega del carro (un VW Passat rojo) que Roberto D’Aubuisson había autorizado que prestaran.

Cuenta el encuentro en el parque del Hotel Camino Real, pero sin reproducir ni mencionar lo que Saravia dice en la grabación:

“Nosotros a las 4 de la tarde llegamos ahí, sin armas, no sabíamos la planificación, no sabíamos absolutamente.. yo en particular no sabía... ni el Negro Sagrera. Íbamos a entregar un carro.”

Esto coincide, aunque no con el relato de Carlos Dada, pero sí con el relato de Saravia sobre el encuentro anterior en la casa de Bobby Daglio. Según Dada, en esta casa Eduardo Ávila Ávila informa a Sagrera y Saravia “del plan de asesinar a Romero”. En la grabación de Saravia (por la menos la grabación accesible al público), no se dice nada tan explícito. Y en esta parte del Camino Real, Saravia reafirma que no sabía nada de ningún plan. “Íbamos a entregar un carro.” ¿Por qué Carlos Dada no incluye esta parte de las declaraciones de Saravia en su relato?

En seguida aparece otra contradicción entre los relatos de Carlos Dada y su fuente Saravia. Dada relata: Ambos carros se estacionan. Garay se queda en el Passat rojo y Montenegro en la Dodge Lancer blanca. El capitán Saravia y El Negro Sagrera se bajan a encontrarse con cinco hombres que ya están ahí, en una camioneta blanca.

Saravia lo relata de otra manera: “Nos parqueamos a esperar a que lleguen los que van... el equipo que ha planificado, digo yo... que ha conseguido el carro a través de Roberto D’Aubuisson, para ir a matar a monseñor Romero.”

¿Es importante la diferencia en las dos versiones? No sé. Pero me pregunto: ¿Cómo puede haber dos versiones, si Dada sólo nombra una sola fuente? ¿En qué otra fuente, que Dada no identifica, se apoya su versión que de las cinco personas que ya estaban esperando cuando llegaron Saravia, Garay, Montenegro y Sagrera? ¿Es la otra fuente Bibi Montenegro, quien más adelante en el relato de Dada cuenta la misma escena?

Lo que sí parece claro es porqué Dada, en su relato, no cita a su fuente Saravia en esta parte de los hechos. Porque en esta parte Saravia deja muy claro que ni él ni Sagrera ni D’Aubuisson tenían conocimiento del plan de asesinar a Romero. Según Saravia, lo que autorizó D’Aubuisson es la entrega de un carro. Y según él, esto es todo lo que hicieron.

Para estar bien claro: Yo no estoy diciendo que D’Aubuisson, Saravia y Sagrera no sabían del plan. No me consta. Sólo estoy diciendo que las declaraciones que Dada consiguió de Saravia, no comprueban que ellos conocían el plan y que eran parte de este plan. Y si en su relato Dada intenta crear esta impresión, se trata de sus conclusiones y no de un testimonio de un protagonista. El testigo protagonista (Saravia) se cuida perfectamente de no decir nada que lo implique en un potencial juicio...

La salida del Camino Real al Hospital Divina Providencia

Luego Dada reproduce el relajo que se arma sobre la cuestión si el motorista (Garay) iba a seguir manejando el carro en la operación, o no. Saravia es de la opinión que sólo iban a prestar un carro, no al motorista. Los demás insisten en que necesitan a Garay. Esta parte del relato de Dada termina así, citando a Saravia:

(Saravia) ...Entonces viene Garay y se va. Se van para la iglesia.

(Dada) -¿Y usted se queda ahí?

(Saravia) -No. Nosotros nos vamos a buscar la iglesia. Porque no conocía ni el Negro ni el Bibi ni yo dónde quedaba....

Pero en el video que publica El Faro el relato de Saravia va así: “...entonces viene Garay y se va. Se van para la iglesia. Garay no sabía. No sabía adónde iba. Ellos se van antes que nosotros..”

También esta parte, donde Saravia afirma que Garay no sabía adónde iba a conducir el carro, fue obviada en el relato de Carlos Dada. ¿Coincidencia? No sabemos si el video está editado, o si refleja la secuencia real y completa de las declaraciones de Saravia. O si el texto de las declaraciones del testigo es alterado en el relato de Carlos Dada. Este es precisamente el problema con este tipo de trabajos como lo presentó Carlos Dada: todo es editado. Lo mejor hubiera sido publicar enteramente y sin ninguna edición el testimonio de Saravia. Con las conclusiones suyas que quiera agregar, pero claramente separadas del relato-testimonio.

Bibi Montenegro

Carlos Dada cuenta nuevamente la llegada de los dos carros al estacionamiento del Camino Real, esta vez desde la perspectiva de Bibi Montenegro, el hombre que por casualidad “iba pasando” por la casa de Daglio y fue reclutado por Saravia y Sagrera a acompañarlos a una supuesta acción terrorista. Atrás, un hombre del que Bibi Montenegro había escuchado muchas historias, pero al que mira por primera vez: Álvaro “el Chele” Saravia. Este lleva las dos pistolas que siempre carga: una en la cintura, 45 gold K, y otra en el tobillo, la 380.

Aquí hay una contradicción que Carlos Dada ni siquiera menciona. Saravia le ha contado a Dada que no estuvo armado. Pero ahora alguien dice que “lleva dos pistolas que siempre carga”. ¿Quién es este alguien que le consta que Saravia “siempre carga” dos pistolas? No puede ser Bibi Montenegro, porque acaba de decir que “mira por primera vez” a Saravia. ¿Entonces, quién afirma que Saravia lleva dos armas?

Es perfectamente posible que Montenegro miente. Igual es factible que Saravia miente. Pero es extraño que el autor-entrevistador-investigador Carlos Dada ni siquiera menciona esta contradicción. ¿O hay un tercer testigo que cuenta lo de las dos pistolas, un testigo que Dada no menciona? ¿O es simplemente una conclusión de Dada, para que sea más convincente la tesis de Dada que Saravia y Sagrera y su jefe D’Aubuisson eran parte del plan y su ejecución? Para que pueda titular “Así matamos a monseñor...”

Pero, entonces, ¿de dónde saca la conclusión? Saravia dice que no andaba armado. Bibi Montenegro dice que es primera vez que ve a Saravia. Si Bibi ha dicho que “lleva dos pistolas que siempre carga”, necesariamente miente...

¡Que enredo! Y Carlos Dada ni siquiera menciona las incongruencias...

Pidiendo direcciones para ir al lugar del operativo

Después de hacer todo lo posible e imposible para crear la impresión que Saravia y Sagrera, bajo ordenes de Roberto D’Aubuisson, eran parte del plan y del equipo ejecutor para el asesinato del arzobispo, el relato de las dificultades de encontrar el lugar del operativo parece absurdo.” Los terroristas pidiendo direcciones para ir a matar...

En cambio, si Carlos Dada no hubiera suprimido o manipulado todos los elementos que más bien indicaron que Saravia, Garay y Sagrera no eran parte del propio plan operativo y del equipo ejecutor, sino que sólo habían aportado un carro y un motorista que sabía adónde iban, entonces podría ser un poco más creíble este relato de Saravia, además confirmado por Bibi Montenegro en otra entrevista de Carlos Dada...

Ambos cuentan que no sabían cómo llegar al lugar (la capilla del Hospital Divina Providencia) donde iba a ejecutarse el operativo. Cuentan que piden direcciones en la colonia Miramonte para llegar al lugar del asesinato.

Esto obviamente no coincide con lo que se sabe del método de operación de la estructura clandestina que Roberto D’Aubuisson había construido bajo la conducción operativa del MLN de Guatemala y su jefe Mario Sandoval Alarcón. Ni involucrar a un personaje externo y extraño (drogadicto) como Bibi Montenegro; ni hacer la entrega del carro en un lugar abierto como el estacionamiento del Camino Real; ni mucho menos no ensayar la ruta de acceso y de salida es congruente con el modus operandi de las estructuras entrenadas y dirigidas por personajes como Roberto D’Aubuisson y Mario Sandoval Alarcón.

Los testigos de Carlos Dada, en el fondo, dan elementos más bien para pensar que el grupo de D’Aubuisson no era parte del plan y del equipo operativo. Si los testigos, contando estas incongruencias, dicen la verdad, es otra cuestión diferente. Puede ser que simplemente no quieren involucrarse. Puede ser que mienten. Seguramente no dicen todo lo que saben, por más hamburguesas que les compre Carlos Dada.

Por muy incongruentes y contradictorios, estos son los elementos que Carlos Dada logró colectar. Esto es lo que Saravia, cuando contactó a Dada, quería contarle. Ni más ni menos. Es muy probable que miente, que esconde información. No sabemos qué tipo de beneficio busca este hombre, dando este tipo de declaraciones que aportan algunos elementos nuevos, pero ninguno que sirve para aclarar las dos preguntas que todo el mundo se hace: ¿Quién ordenó el asesinato de Romero, y quién lo ejecutó?

Al fin, con el testimonio que da a Dada queda establecido por Saravia que D’Aubuisson autorizó la entrega de un carro a un grupo operativo para un plan. Queda establecido por Saravia que la decisión de prestar a Garay como motorista del tirador no fue tomada por D’Aubuisson. Con las declaraciones que Saravia y Montengro dieron a Dada de ninguna manera queda claro si D’Aubuisson, Saravia y Sagrera conocían el plan y eran parte del equipo ejecutor.

Saravia aporta además la información que recibió 1000 colones de D’Aubuisson para entregarlos a un tipo que él (Saravia) dice que fue el tirador que mató a Romero - pero también dice que no sabe quién es. Cosa que parece poco creíble...

Carlos Dada, al fin, no tiene elementos ni siquiera para sostener el título de su relato: “Así matamos a monseñor Romero”.

Los personajes que Dada logra entrevistar, dicen exactamente lo contrario: que no mataron a monseñor. Y los que sí mataron a Romero, no se han dejado ni encontrar ni entrevistar por Carlos Dada.

¿Quiénes, entonces, son los que dicen “matamos a monseñor”? En el trabajo de Dada, lastimosamente no existen.

El informe de la Comisión de la Verdad

La Comisión de la Verdad ya había llegado en 1993 a la conclusión que Roberto D’Aubuisson había ordenado el asesinato de monseñor Romero. Los relatos de Saravia editados por Carlos Dada en el año 2010 confirman algunos de las afirmaciones hechas por la Comisión, pero contradicen otras. Lo interesante es que en el relato de Saravia, Roberto D’Aubuisson resulta mucho menos implicado en el asesinato de Romero que en el informe de la Comisión de la Verdad.

Dudo que haya sido su intención, pero lo que de hecho hizo Carlos Dada con su versión de los hechos, basados principalmente en el relato de Saravia, es sembrar dudas respecto a la autoría intelectual de D’Aubuisson constatada tan tajantemente por la Comisión de la Verdad.

Para mi, como ya dije en la introducción, Roberto D’Aubuisson carga con un alto grado de responsabilidad política y moral por el activar terrorista de los Escuadrones de la Muerte - independientemente de su grado directo de participación en la planificación y ejecución del asesinato de monseñor Romero. O sea, la culpa histórica de D’Aubuisson existe independientemente de las declaraciones (de todas formas cuestionables, contradictorias e interesadas) de figuras como Saravia. Y de los cuentos enredados y mal editados de Carlos Dada.

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domingo, 11 de abril de 2010

No hay atajos a la unidad

El problema de la derecha salvadoreña no es que haya una lucha entre ARENA y GANA. El problema es que no están peleando con suficiente claridad y con todas las cartas sobre la mesa.

El problema es que no se atreven a entrar de verdad en una lucha de ideas. El problema no es la falta de unidad, sino la falta de claridad y de definiciones ideológicas.

El problema de ARENA no es que se esté desprendiendo de sus elementos corruptos, sino que no está separándose con el mismo rigor de las ideas y formas de hacer política que han sido el caldo de cultivo de estos elementos corruptos.

El camino de ARENA no puede ser resolver las diferencias para volver a sumar ARENA y GANA y así asegurar la unidad de la derecha, sino asegurar la vigencia política y ética de la derecha completando la limpieza de la casa expulsando de sus filas y de sus mentes las concepciones erróneas y perversas de una derecha populista.

Sin una autocrítica audaz y radical, y sin una nueva definición política inequívoca como partido liberal y reformista, ARENA no podrá recuperar su credibilidad ni generar la capacidad de atraer a la siguiente generación de luchadores por la libertad y por el progreso que quieren asumir el país, pero no están dispuestos a asumir las formas perversas de hacer política que observan en los partidos.

Partidos por definición corruptos como PCN y GANA de todas formas no son alternativas para esta generación que ahora se empieza a hacer sentir en el debate sobre el rumbo del país. Lo lógico para esos jóvenes sería acercarse o incluso tomarse a ARENA y/o el PDC–pero alguien en estos partidos tiene que abrir las puertas (para sacar a los corruptos y para que entre gente que quieren recuperar la ética como elemento de la política)– y las ventanas, para que salgan los tufos a componendas y corrupción y entren aires frescos de crítica, debate, pluralismo y transparencia). ARENA por lo menos ya ha empezado este proceso de catarsis, aunque todavía carece de audacia y radicalidad.

Los que se preocupen de la actual debilidad de la oposición, que no se equivoquen: No hay que presionar a ARENA y GANA que bajen el tono de su enfrentamiento y que busquen conciliación y unidad. A lo contrario, hay que presionarlos que profundicen la lucha, dejando absolutamente claro su posiciones ideológicas y políticas y sus propuestas concretas.

Hay que provocar que ARENA de verdad rompa, no sólo con el ex presidente Saca y su grupo, sino con una parte de su trayectoria: la represión, el menosprecio a la institucionalidad, el populismo, el caudillismo. Todo esto tiene raíces en la historia de ARENA, de otra manera hubiera sido imposible el fenómeno Tony Saca.

De nada sirve lamentar la división de la derecha. Lo que necesitamos no es más unidad, sino más claridad. Si sobre la base de la claridad y del debate abierto en algún momento surge un nuevo liderazgo y un nuevo ideario capaces de crear unidad, bienvenido sea. No hay atajos a la unidad, tiene que pasar por el proceso doloroso de la lucha de ideas y de la lucha contra la corrupción y la demagogia. A esta altura, pedir reconciliación para conjuntamente enfrentar al FMLN, es privar a la oposición de la oportunidad de depurarse y reinventarse.

(El Diario de Hoy)