lunes, 27 de diciembre de 2004

Cabos sueltos de una columna anterior

Después de escribir, en septiembre del 2004, sobre los megaproyectos que entonces estaban construyendo en lo que era la finca El Espino, tuve que ir a verlos, una vez inaugurados puntualmente para el negocio navideño. Dos veces la buena intención se frustró, ya que el tráfico me impidió llegar. La tercera vez aproveché que tuve que dejar a mi hijo en la cancha de la Escuela Militar. Entré a Multiplaza. La imponente arquitectura, el juego de luces que entran por tragaluces, y de colores fuertes, todo esto ya lo conocía del mismo arquitecto en la ciudad cultural Río Churubusco, en el Distrito Federal de México. Una arquitectura sumamente urbana. Funciona de maravilla en el corazón de la mega ciudad de México. Parece inadecuado en medio de una finca en las afueras de la ciudad provincial de San Salvador. Caminando por los pasillos de Multiplaza tuve la sensación que en cualquier momento iban a anunciar el próximo vuelo a Miami. Me sentí como en una enorme terminal aérea con cientos de duty free shops.
Este mismo día le conté mis impresiones a un amigo arquitecto. Le traté de explicar que la arquitectura de Multiplaza no me parece fea, sino simplemente inadecuada en el lugar donde está. Afuera una finca de café, pero no la ves porque no hay ventanas, sólo hay ventanas al cielo. Te sientes como si estás en Tokio o en el aeropuerto internacional de Chicago, pero no como en El Espino.

No seas tan ingenuo, hombre, me dijo mi amigo arquitecto. Olvídate de la finca, porque la finca va a desaparecer. El ambiente de Multiplaza no es la finca que vés ahora, sino la Gran Vía, HiperPaiz, el nuevo centro de gobierno y todo lo que van a construir ahí. No están construyendo unos malls en una finca fuera de la ciudad. Están construyendo lo que será el nuevo centro de la ciudad.

Me di cuenta que cuando escribí sobre los centros comerciales en lo que era la finca El Espino, realmente me quedé corto. No pueden existir dos centros, sería geométricamente imposible. Es muy claro, una vez que uno cae en la cuenta: para construir un centro nuevo, hay que destruir el viejo centro. Eso es lo que están haciendo los grandes consorcios de "desarrollo" en nuestro país. Su pecado no es, como yo pensaba, que no tienen interés en recuperar el centro. Es más grave: tienen interés que no se recupere el centro de San Salvador. Mientras el centro es como es, destruido, inseguro, sucio, caótico, invadido por el comercio informal, la gente va a comprar en Metrocentro, Multiplaza, La Gran Vía. Es obvio que una obra como la recuperación física, comercial, anímica, cultural del centro urbano requiere de la acción decidida y concertada de la alcaldía, gobierno central y empresa privada. Que los grandes consorcios de "desarrollo" tengan suficiente influencia para evitar que a un gobierno de ARENA se le ocurra hacer lo suyo para la recuperación del centro, es evidente. Que además pueden contar con la ineficiencia e ineptitud de un gobierno municipal del FMLN, resulta irónico.

Mientras logren sabotear cualquier concepto de devolver a la ciudad su centro, van a progresar con su visión de crear un centro nuevo, sintético, artificial. El centro de la ciudad privatizado, con seguridad privada, leyes privadas. Brave new world, a la salvadoreña.

Es evidente que una ciudad, un centro urbano, significa mucha más que comprar. Bueno, dicen los diseñadores de Multiplaza y la Gran Vía: agreguemos bares, restaurantes, cafés, cines y conciertos al aire libre. No entienden que lo urbano es algo mucho más complejo que ésto. Es mucho más que la suma de comprar y divertirse. Posible que los Pomas y Dueñas digan: bueno, agreguemos iglesias, teatros, burdeles. ¿Qué más quieren? Bueno, queremos nuestra ciudad. Una ciudad con su propia historia, cultura e identidad. Una ciudad que sea inconfundiblemente diferente a otras ciudades y abismalmente diferente a un shopping mall.

¿Quieren saber qué otra idea se me cruzó por la cabeza caminando por el brave new world en El Espino? Que en este país, el próximo conflicto será totalmente diferente y la próxima insurgencia no será socialista ni ecológica sino algo inédito: una fusión de defensa del medio ambiente y defensa de lo urbano, contra la dictadura de lo suburbano y de los shopping malls. Un movimiento de defensa del hábitat. (Publicado en El Faro)

lunes, 20 de diciembre de 2004

Tarea no cumplida, señor Saca

Entramos al año nuevo sin presupuesto de la nación aprobado. Escuchando las declaraciones de los representantes del FMLN y de ARENA, el pleito y el retraso van para largo, con las consecuencias negativas para todos y todo lo que ya conocemos de los años anteriores. Y los culpables están a la vista: el FMLN que se niega a dar sus votos para aprobar los mecanismos de financiar el presupuesto, o sea los mecanismos de endeudamiento. Que conveniente tener a la mano a quien echar la culpa por la no ejecución de proyectos, por el entrampamiento de la economía, por todos los males que aquejan a la población, tengan o no relación con la no aprobación del presupuesto. Como siempre, el FMLN, con su discurso estéril, su actuación torpe y su arrogante menosprecio a las opiniones de la gente, se presta para el papel de chivo expiatorio. Que conveniente que abandonaron a tiempo las mesas de concertación. ¿Cómo iba a concertar el gobierno con una oposición que no quiere concertar?, reza el discurso de la derecha. Que conveniente.

Como siempre, a segunda vista las cosas se ven un poco diferentes. La constitución no establece ninguna mesa de concertación. La constitución no manda a los partidos a sentarse en mesas presidenciales a concertar. Lo que sí demanda la constitución es que ciertas decisiones del ejecutivo requieren de mayoría calificada. Y esto no es una formalidad, como nos quieren convencer los propagandistas del gobierno, sino tiene que ver con la esencia de la democracia.
Hay una razón muy fundamental detrás de la figura de la mayoría calificada: se aplica a decisiones de fondo que requieren de un consenso más amplio que una mayoría simple. Requieren, para funcionar y dar resultados, de una responsabilidad compartida entre partidos gubernamentales y opositores. Por más trascendental que sea una decisión, más amplio tiene que ser el consenso. Esta es la lógica constitucional. La misma lógica dicta que para la gran mayoría de decisiones legislativas basta la mayoría simple en el parlamento, lo que hace viable la tarea del gobierno de administrar al país. Pero, el presupuesto de nación no es un asunto administrativo. Es la definición de las prioridades para la nación.

Resulta que la constitución dicta que ciertas partes del gran paquete que se llama presupuesto de la nación, requieren de mayoría calificada. Es un hecho indiscutible que para la aprobación de los bonos con los cuales el gobierno quiere financiar el presupuesto, necesita 56 votos en la Asamblea Legislativa.

Un gobierno responsable tiene que tomar en cuenta -y en serio- este requerimiento constitucional, no desde el día que presenta el presupuesto al parlamento, sino desde el día que comienza a diseñar el presupuesto. No se vale armar y amarrar todo un paquete, ponerlo sobre la mesa de la Asamblea y decir: o me aprueba este paquete o no habrá presupuesto y ustedes cargan con la responsabilidad de las consecuencias.

La tarea constitucional del gobierno es diseñar y presentar un presupuesto que cuente con los consensos que demanda la constitución. Si la constitución dicta que una parte del paquete requiere de 56 votos para su aprobación, y si 56 votos no se pueden conseguir son ponerse de acuerdo con la oposición, entonces es irresponsable presentar un presupuesto no consensuado con la oposición. Así es la constitución, guste o no.

Tampoco puede decir el gobierno: yo ya instalé una mesa de concertación, pero ellos se levantaron, por lo tanto era imposible lograr consensos. Primero, porque la constitución no sabe de mesas de concertación, pero si de mayorías simples y mayorías calificadas, y sobre todo de una Asamblea Legislativa que tiene que aprobar el presupuesto. Segundo, para entrar en el plano político donde está ubicada la mesa de concertación: ¿de qué sirve si el gobierno utiliza la tal mesa de concertación para colocar encima de ella el paquete ya amarrado y pedir su aprobación? La mesa de concertación bien podría ser el mecanismo que usa el gobierno para construir el consenso que necesita para el presupuesto. Pero entonces, tienen que llegar a la mesa a la hora de diseñar el presupuesto, no a la hora que necesita los votos para ratificarlo.
En última instancia, todo el embrollo se reduce a una cosa que el gobierno no está dispuesto a aceptar y a poner en práctica: el presupuesto de la nación no puede ser reflejo solamente de la voluntad y de las concepciones políticas del gobierno y de los partidos que lo respaldan. Si fuera así, la constitución no hubiera puesto el obstáculo de la mayoría calificada.

Para cumplir con la constitución, hay que diseñar un presupuesto que refleje las voluntades y visiones de una mayoría más amplia. Esto es lo que un gobierno responsable hace. Presentar un presupuesto no consensuado y que refleja nada más la voluntad política del gobierno, es irresponsable.

En este sentido, Antonio Elías Saca no ha hecho su tarea. No digo que hubiera sido fácil diseñar un presupuesto, incluyendo los mecanismos de endeudamiento, que refleje la voluntad de una mayoría calificada. Pero, ¿quién ha dicho que gobernar responsablemente -y como la constitución manda- es tarea fácil? Siempre es más fácil ir por la vía del chantaje y de la demagogia, sobre todo teniendo a una oposición como el FMLN que se presta a jugar el papel de chivo expiatorio. Con una oposición más inteligente y menos cínica, el gobierno y ARENA nunca saldrían con la suya, es decir, nunca lograrían ganar políticamente del vacío de la crisis presupuestaria creada por ellos mismos. (Publicado en El Faro)

lunes, 13 de diciembre de 2004

Si no es visible, no sirve

Un amigo mío quien trabaja en el gobierno me contó que está escribiendo un artículo bajo el título “Trabajando para la foto”, sobre la experiencia frustrante de muchos funcionarios quienes quieren ser servidores públicos, pero ven supeditado su trabajo a un criterio ajeno a su misión: la eficiencia para la publicidad gubernamental o incluso partidaria.

Me gustaría mucho ver publicado este artículo, sabiendo que su autor tiene un trabajo clave en uno de los campos prioritarios de este gobierno. Es de su trabajo donde se deriva el apellido que puso Antonio Elías Saca a su proyecto: Un gobierno con sentido humano.

Lástima que sólo hay dos escenarios en los cuales sería posible que mi amigo publique su artículo: el día que lo echen de su trabajo o el día que se canse de trabajar para la foto y el anuncio y publique su artículo para que lo echen...

Puede ser que el día que cualquiera de estas dos cosas pase no sea tan lejos, pero mientras tanto no conoceremos los ejemplos y experiencias vividas de este servidor público frustrado de estar trabajando para la foto y no para el país. Sin embargo, ya podemos comenzar a hablar del tema. No hace falta estar trabajando adentro de la maquinaria gubernamental para darse cuenta que una gran parte de los recursos y proyectos gubernamentales están en función publicitaria. Basta ver televisión y leer los periódicos.

Qué otro sentido puede tener la millonaria campaña del Plan Hidro 2009 que no sea distraer la atención del caso no resuelto de ANDA. Digo no resuelto porque de lo que pasó en ANDA y en dos gobiernos responsables del fiasco de ANDA hasta ahora sólo se sabe una pequeña parte.
¿Cómo es posible que los planes Mano Dura y Mano Súperdura, de los presidentes Flores y Saca, siguen siendo aprobados por una mayoría de la población, a pesar de que los índices de homicidios han subido? Sólo se explica con un esfuerzo extraordinariamente exitoso de publicidad –en este caso mejor dicho, de desinformación- que el gobierno ha lanzado alrededor de los éxitos de la política de seguridad pública.

Pero la cosa es más grave. Casi todos los gobiernos tienen la mala costumbre de publicitar sus logros y de manipular los hechos para que las cosas se vean mejor. Pero otra cosa es diseñar toda la labor gubernamental desde un punto de vista de marketing. O incluso, para quedarnos con el tema de la seguridad pública, mover el aparato policial en función publicitaria y no en función del real combate a la delincuencia. Muchos de los operativos de la PNC, tanto contra las maras como contra el contrabando o el narcotráfico, son espectáculos montados para el consumo de los medios más que instrumentos eficientes contra la delincuencia.

Otro ejemplo que salta a la vista del televidente: la otra mano, la amiga, la extendida, la del sentido humano de este gobierno. Viendo los noticieros y la prensa uno puede llegar a conclusión que este gobierno está haciendo un esfuerzo sistemático, amplio, profundo y muy humano en la reinserción de pandilleros. Basta preguntar a los trabajadores sociales de las ONG’s que se dedican a este esfuerzo, y surge otra realidad: detrás de la gran pantalla de publicidad y desinformación, una miseria. La famosa granja San Andrés, no existe, es puro invento. El porcentaje real de pandilleros integrados en proyectos de reinserción, no llega al 5%.

Además, todo el esfuerzo publicitario del estado enfocado en las pandillas, mientras los responsables del otro 70% de los hechos violentos pasan fuera del rango de la atención del estado, tanto de su publicidad como de sus esfuerzos reales.

Hay un memorando que la Secretaría Técnica de la Presidencia mandó a todos los ministerios y dependencias gubernamentales con una instrucción muy clara: Todos los proyectos para el año 2005 tienen que cumplir con un requisito: visibilidad.

Quiere decir: no pierdan su tiempo y el pisto del contribuyente con cualquier proyecto, por más que corresponda a una necesidad. Si no es visible, no sirve. Si no es vendible, es mala inversión. Con esta visión están en estos días definiendo prioridades, líneas de trabajo y proyectos en todos los ministerios y dependencias del gobierno.

Será en este contexto que se explica lo que de otra forma me quedaría un enigma: que el presidente nombre, como nuevo jefe de la Inteligencia del Estado, a un publicista. Cosa que tiene trayectoria: Calderón Sol puso el aparato de Inteligencia en manos de un publicista (Mauricio Sandoval), Flores la puso en manos de un periodista (Flavio Villacorta) y cuando Saca elige a su jefe de inteligencia, explica que “ya tiene experiencia para esta tarea, ya que su campo es la mercadología”.

Esto sólo tiene sentido para un gobernante que define la política como el arte de vender imágenes al público y que confunde el gobierno con una agencia de publicidad.

Es cierto lo que muchos observadores dicen: comparado con el gobierno presidido por Paco Flores, este gobierno comunica mejor. Pero puede ser que esto sea peor. (Publicado en El Faro)

lunes, 29 de noviembre de 2004

Detrás del mito, ¿la verdad?

Cuando salieron las primeras entregas de la serie de Geovani Galeas sobre el mayor Roberto d'Aubuisson, me empezaron a hablar amigos y colegas urgiéndome que escribiera sobre el tema. Hace falta que alguien analice bien el texto de Galeas, me dijeron todos, para poner en evidencia que ahí se trata de un trabajo de encomienda, no una investigación periodística; para mostrar que el autor, valiéndose de su pasado por la izquierda, se ofrece a limpiarle la cara al fundador de ARENA.

Yo no les hice caso. Tampoco me gustaba la reconstrucción de la historia, pero no me sentí ofendido ni motivado a corregirla. Más bien, me pregunté: ¿Por qué no se meten ellos mismos a la arena si quieren pelear con Geovani Galeas, con el fantasma de d'Aubuisson o con La Prensa Gráfica? Incluí el asunto en una mi columna sobre columnas que no voy a escribir. Y punto, pensaba yo.

Sin embargo, por más que avanzaba el relato a entregas, me pasaban dos cosas al mismo tiempo: con cada entrega, menos me gustaba el trabajo de Geovani; pero aun más me comenzó a chocar la reacción histérica de mis amigos en la izquierda y en los medios. Por donde se veía a tres izquierdosos o a tres periodistas juntos, se escuchaba puteadas a Geovani Galeas: traidor, mercenario, distorsionador de nuestra historia, lameculo de ARENA, etc.

Me doy cuenta que lo que se expresa aquí por parte de varios de los críticos de Geovani Galeas es una cosa que va mucho más allá de la crítica a la selección y valoración de fuentes, testimonios y hechos, hechas por Geovani. La reacción tan histérica es contra el atrevimiento de poner en cuestión uno de aquellos mitos que en la izquierda salvadoreña hemos creado en el contexto de la guerra y que después muchos empezamos a confundir con la verdad. En este caso, el mito del mayor d'Aubuisson. Aquí están diciendo que no es legítimo abrir un caso supuestamente ya cerrado y poner en duda lo que muchos consideran verdad comprobada: la responsabilidad histórica de Roberto d'Aubuisson como creador y líder de los escuadrones de la muerte y como arquitecto de la represión en los años más sangrientos entre 1979 y 1982.

Resulta que yo no soy partidario de seguir viviendo con mitos convertidos en verdades incuestionables. Repito en público lo dicho en incontables conversaciones: bien o mal hecho (yo digo más bien mal), lo valioso que hizo Geovani es precisamente haber vuelto a abrir el caso, es precisamente haber vuelto a formular la pregunta del millón: ¿Quiénes estaban realmente detrás de los miles de asesinatos y desapariciones? ¿Quiénes estaban realmente detrás de los escuadrones de la muerte? ¿El gobierno, la junta, el estado mayor, la oligarquía, la democracia cristiana de Duarte, los gringos, o un grupo de asesinos freelance bajo el mando de Roberto d'Aubuisson?

Ahora que Geovani Galeas ha vuelto a poner sobre la mesa estas interrogantes, me pregunto: ¿Cómo es posible que nadie lo haya hecho antes?

Para la CIA, la democracia cristiana y los coroneles García, Vides Casanova y compañía, tiene que haber sido bien cómodo el hecho que todo el mundo señalara a d'Aubuisson como el máximo responsable de los escuadrones. Mejor tener como responsable a un ex-militar que a los militares de alta y al mando de la institución. Mejor tener como responsable de los asesinatos a un ex-militar perseguido por Washington que a los receptores de la ayuda militar norteamericana. Mejor tener como responsable a un enemigo de la democracia cristiana que a los coroneles socios de Duarte. Mejor hablar de escuadrones de la muerte al mando de un ultraderechista que actúa a cuenta propia o a cuenta de los oligarcas de Miami que hablar de los escuadrones de la muerte de la Guardia, de la Primera Brigada, de la Policía de Hacienda y de la Policía Nacional.

Yo no tengo elementos para adjudicar responsabilidades concretas sobre los miles de asesinatos. Personalmente estoy convencido que el mayor d'Aubuisson y su grupo que luego fundaran ARENA cargan con una buena parte de la responsabilidad. Todas las investigaciones que hasta ahora han sido presentadas –incluyendo el informe de la Comisión de la Verdad y el reciente juicio en California a un oficial estrechamente vinculado a d'Aubuisson - apuntan en esta dirección.

La verdadera relación y división de trabajo entre los escuadrones “privados” y los escuadrones compuestos o dirigidos por militares aun no han sido investigadas. Es incomprensible que muchos que hablan a nombre de las víctimas se resistan tanto en reconocer que el mito de Roberto d'Aubuisson como responsable de los escuadrones requiere de investigación, contexto, y posiblemente revisión.

Me recuerdo que cuando me encontré con el director de cine Oliver Stone, para solicitarle apoyo a la causa revolucionaria salvadoreña, me preguntó: ¿Qué te pareció mi película “El Salvador”? Me sentí en una situación sumamente difícil y delicada, pero decidí no mentirle. Le dije que me había chocado el hecho que la película pinta al jefe de los escuadrones de la muerte, quien ordenó la muerte de Monseñor Romero, como un loco, un sadista psicópata. Por supuesto, Oliver Stone no me dio ni un cinco, sólo me dijo: “...y yo pensaba que ustedes eran de izquierda...”

Obviamente, ser de izquierda no puede significar imaginarse a los responsables de la represión como un grupo de locos. Más bien espero de la izquierda un análisis muy frío del carácter institucional de la violencia. Nunca concebí la revolución como la erradicación de unos grupos enloquecidos de asesinos, sino como la erradicación de la violencia institucional y la transformación del estado autoritario y represivo en estado de derecho. Y esto lo hemos logrado con los Acuerdos de Paz. (Publicado en El Faro)

lunes, 15 de noviembre de 2004

Solución final. Un epílogo

Se terminó el juego a la democracia dentro del FMLN. Se terminó la historia del FMLN como un frente compuesto por las diferentes tendencias de la izquierda y por esto representativo. Como dijo Eduardo Sancho, el comandante Fermán Cienfuegos del Frente histórico, a partir del 7 de noviembre de 2004, el FMLN debería llamarse Partido Comunista Salvadoreño. Porque con el FMLN que con su pluralismo ideológico, con su creatividad intelectual, con su dialéctica de debates profundos y unidad de acción se ganó en los años 80 la admiración de las izquierdas del mundo entero, ya no tiene más en común que el nombre.

Un partido en el cual una tendencia representa el 45% de la militancia (dándole crédito al resultado oficial), pero sólo se queda con 5 representantes en el Consejo Nacional frente a 50 del bando opuesto, ya no es pluralista. Tampoco es democrático. Un partido que realmente es democrático, garantiza que las tendencias existentes en su seno estén proporcionalmente representadas en los órganos de deliberación y de decisión política.

Hoy el Frente será gobernado por un Consejo en el cual ya no habrá debates, ya no cabrá disidencia, ya no se articulará crítica. Pueden llamarlo de un solo Comité Central. Ni siquiera los militantes provenientes de las FPL, la organización mayoritaria durante toda la guerra, la organización que más combatientes y muertos puso ha podido colocar sus principales dirigentes en el Consejo. Es más, ni siquiera la parte de las FPL liderada por el coordinador saliente y el coordinador electo, Leonel y Milton, han podido introducir a su gente a la planilla ganadora de los ortodoxos. De los 50 miembros que de las planillas ortodoxas ingresan al nuevo Consejo Nacional, 32 provienen del Partido Comunista. Solo 5 de los 55 miembros del Consejo Nacional, corresponden al grupo de Óscar Ortiz. Con razón, a los que más les cuesta tragarse estos resultados son los excombatientes, en su gran mayoría proveniente de las FPL y del ERP. Si los excombatientes, en su gran mayoría ya no se sienten representados por la dirección de su partido, el Frente murió.

¿Por qué fracasaron tan rotundamente los llamados "reformistas"? Fracasaron por dos razones. La principal es estructural: El partido FMLN está estructurado de una manera que ya no permite que movimientos rebeldes lleguen a relevar la dirección y que minorías se vuelvan mayoritarias. Son estructuras tan rígidas que ni siquiera permiten que las tendencias que no controlan la dirección estén proporcionalmente representadas. Por lo tanto, el que pierde, aunque sea por fraude o por un margen mínimo, pierde todo: pierde el derecho de consolidarse y seguir acumulando. Tiene que callarse, adaptarse o salir.

La otra razón es que los llamados "reformistas" no son reformistas. No presentaron a las bases una plataforma distinta a la de la dirección que querían desbancar. Son "reformistas" sin un programa de reformas, ni para la transformación del partido ni para transformar al país.
En la última elección interna, cuando en el 2002 los ortodoxos tuvieron que enfrentar a los renovadores encabezados por Francisco Jovel y Facundo Guardado, sí se enfrentaron dos concepciones claramente definidas del partido, del país y del mundo. Tan claramente estaba definida la alternativa que a los ganadores ortodoxos les pareció demasiado peligroso tenerla dentro del partido. Cuando decidieron expulsar a los renovadores, de hecho transformaron al partido de pluralista en monolítico, de democrático en autoritario, de abierto en cerrado. Lo demás, incluyendo las elecciones internas recién pasadas, no fueron más que trámites. Ya no existía alternativa congruente dentro del partido, ya no existía posibilidad de renovación.
Cuando Óscar Ortiz se presentó como candidato alternativo y formó su "fuerza del cambio", la dirección trató de pintarla como resurrección o prolongación del Movimiento Renovador dentro del partido. Casi como un cáncer que renace luego de su remoción quirúrgica. Con esta campaña anti-renovadora pueden haber tenido éxito dentro de una militancia altamente ideologizada, sobre todo porque los "reformistas" se negaron a decir claramente qué cambios proponían. Pero la verdad es que hay mundos entre los rebeldes renovadores de entonces y los "reformistas" de hoy (más bien de ayer). No es casualidad que los principales exponentes de los "reformistas", incluyendo a Óscar Ortiz, Hugo Martínez, René Canjura, Celina Monterrosa, apoyaron plenamente la purga contra los renovadores.

Siempre me pereció raro que Óscar Ortiz declarara que sus diferencias con la dirección ortodoxa no sean de carácter ideológico ni político y que ellos no iban a modificar el carácter revolucionario del Frente. Al fin me termino convenciendo que no se trata ni de cobardía ni de táctica, sino que simplemente es cierto: son los mismos, y el pleito no es sobre el rumbo del partido y del país, sino sobre cuotas de poder.

Con los resultados internos del FMLN, con la derrota aplastante del grupo de Ortiz, por lo menos queda claro una cosa sobre la cual, antes del 7 de noviembre, muchos todavía tenían dudas e ilusiones: la fuerza auténticamente reformista que necesita la izquierda para transformar al país no provendrá desde adentro del FMLN. Esperar esto es perder tiempo. (Publicado en El Faro)

lunes, 1 de noviembre de 2004

Batallas Culturales

Cuando escribo esta columna, faltan sólo dos días para las elecciones que definirán la presidencia de Estados Unidos. Cuando Usted lea esta columna, posiblemente ya sabrá el resultado. Parece, entonces, demasiado tarde para intervenir en esta batalla, y más conveniente esperar una semana y de un solo comentar el desenlace.

Sin embargo, no se trata de intervenir en la batalla. Los pocos lectores de El Faro que participarán en estas elecciones, de todos modos votarán contra Bush.

Intervengo porque considero que se trata de mucho más que unas elecciones. Se trata de un fenómeno mucho más amplio y profundo, no sólo en Estados Unidos sino en muchas partes del mundo: el resurgimiento de divisiones ideológicas bien marcadas. En Estados Unidos tiene lugar la batalla electoral más polarizada de la reciente historia, entre un conservadorismo muy marcado de fundamentalismo religioso y patriotismo reaccionario, por el lado de Bush, y un liberalismo con muchos componentes de conciencia social, representado por Kerry. Al mismo tiempo, en Europa se está abriendo un debate muy profundo sobre la definición de la Europa unida que se está configurando: ¿Es la religión cristiana el denominador común de esta comunidad de naciones, como dicen las derechas? ¿O las une más bien la concepción secular del Estado, como lo entienden los liberales y las izquierdas europeas? En el primer caso es impensable la integración de Turquía en la Unión Europea, en el segundo caso es lógico que Turquía pertenece a Europa a pesar de ser un país musulmán; y que Arabia Saudita no tiene cabida en Europa, no por ser un país musulmán, sino por ser un país sin libertades religiosas, sin Estado laico, sin tolerancia.

Cuando con el colapso del imperio soviético también colapsó la guerra fría, muchos predecían que terminaba el predominio de las ideologías y que entrábamos en una fase de pragmatismo. Pero resulta que hoy en día hay una marcada diferencia ideológica o cultural, tanto en las Américas como en Europa, entre el conservadorismo de las derechas y los pensamientos progresista de los liberales y las izquierdas.

En las elecciones españolas de este año quedó claro que entre Aznar y Zapatero hay una diferencia que va mucho más allá de diferencias sobre política exterior y económica: representan diferentes culturas, modos de pensar, maneras de concebir el mundo y su futuro. Exactamente lo mismo pasa en Estados Unidos. En los tres debates entre Kerry y Bush quedó claro que las políticas concretas de ambos no difieren tanto, pero que estos dos hombres representan dos culturas políticas muy marcadamente diferentes, casi irreconciliables. Cultura de inclusión versus cultura de exclusión. Cultura de solidaridad versus cultura de darwinismo. Cultura de patriotismo versus cultura de cosmopolitismo. Cultura de tolerancia versus cultura fundamentalista. La polarización muy fuerte que caracteriza esta campaña presidencial en Estados Unidos surge de estas diferencias culturales-ideológicas, no de las propuestas políticas concretas. De todos modos hay un margen de maniobra muy estrecho para cambios de política de seguridad, económica o social. Pero de la elección de Bush o Kerry depende cómo las cortes federales van a interpretar la constitución durante los próximos veinte años: de manera reaccionaria o de manera liberal.

Cuando Aznar declara que para él hay una continuidad de las guerras españolas contra los moros hasta las guerras actuales en Afganistán y Irak; o cuando la dirección de la democracia cristiana alemana propone un referéndum popular contra la integración de un país no-cristiano a la Unión Europea, o cuando la derecha francesa quiere prohibir a las mujeres inmigrantes de países musulmanes el uso de sus tradicionales velos, están abriendo batallas culturales, igual que la derecha fundamentalista detrás de Bush con sus campañas contra el aborto, la homosexualidad y los inmigrantes.

Estas batallas culturales no son nuevas. Han sido un componente de los procesos políticos por siglos. Sin embargo, en la segunda parte del siglo XX, del fin de la segunda guerra mundial en 1945 hasta el colapso del bloque socialista en el 1989, la guerra fría fue tan predominante que distorsionó los mapas políticos en casi todos los países del mundo. La profunda contradicción entre conservadores y liberales (estamos hablando de liberales en el plano cultural y político, no de los neoliberales en el campo económico) fue opacada por la contradicción no conciliable que ambas corrientes -el bloque conservador y el bloque liberal-socialdemócrata- tenían con el socialismo autoritario al estilo soviético.

Sin la guerra fría con sus fenómenos de distorsión ideológica -el anticomunismo irracional en todas las corrientes enfrentadas al bloque soviético, incluso los socialdemócratas, por un lado; y el irracional antiliberalismo en todas las tendencias socialistas, incluso los socialdemócratas, por el otro lado- vuelve a surgir la contradicción cultural fundamental: entre conservadorismo y liberales. Y vuelven a acercarse las corrientes del liberalismo político y de la socialdemocracia, uniéndose contra el proyecto conservador que une a los neoliberales, los evangélicos fundamentalistas, los católicos reaccionarios tipo opus dei, y que en varios países (Italia, por ejemplo) incluye la ultraderecha racista.

En este contexto se entiende el acercamiento entre los liberales de Estados Unidos, representados muy fielmente por Kerry en esta campaña, y los socialdemócratas europeos. Tony Blair y su amistad con Bush son la excepción que confirma esta tendencia. Basta escuchar los debates dentro del Partido Laborista británico para saber que este accidente histórico se llama Blair y no Labour Party.

En nuestras latitudes todavía no se ha conformado el bloque liberal-socialdemócrata. Aquí parece que aun estamos en la guerra fría. El mapa político no se ha redibujado. Siguen dominando las dos fuerzas protagonistas de la guerra, Arena y FMLN. Los verdaderos liberales no se han desprendido de los neoliberales y conservadores de Arena; los socialdemócratas no se han constituido con personalidad propia, algunos todavía no se han desprendido del FMLN. Una vez que los liberales y los socialdemócratas se desprendan de los respectivos polos autoritarios de derecha e izquierda, encontrarán la necesidad y la forma de coaligarse contra las tendencias conservadoras. (Publicado en El Faro)

lunes, 25 de octubre de 2004

Modernidad policial

Fui testigo como tres personas totalmente inocentes fueron detenidos por una patrulla del sistema 911 de la PNC. Demasiado inocentes. Habían llamado al 911 para poner una queja contra los agentes de una patrulla del 911, quienes minutos antes les habían golpeado e insultado durante un registro en frente del restaurante donde ellos cuidan carros en las noches.
La reacción de la policía fue inmediata: regresó la misma patrulla, acompañada por otra, y después de unos minutos de discusión sobre el delito de hacer "denuncias falsas" al 911 esposaron a los tres, dos de ellos menores de edad, y se los llevaron. Unas 10 personas presenciamos la llegada de las dos patrullas, la discusión en la calle, la detención. Varios tratamos a convencer a los agentes que no podían detener a alguien por el delito de haber interpuesto una denuncia. Los agentes nos advirtieron que mejor no nos metiéramos en un asunto policial, y nos explicaron que los iban a detener por haber hecho una denuncia falsa.


En el camino a la delegación, los tres detenidos recibieron amenazas muy explícitas, incluyendo amenazas de muerte, en caso que continuaran denunciando a los agentes. Uno de los detenidos fue golpeado dentro de la patrulla. Al llegar a la delegación, los remitieron por desórdenes públicos, resistencia a la captura, incluyendo el intento de arrebatarle el fusil a uno de los agentes. Además los agentes declararon haberles decomisado cuchillos. En la declaración que la fiscalía presentó después al juez, la queja interpuesta al 911 ya no existía, la segunda llegada de las patrullas no existía. Presentaron una historia totalmente inventada.


A los dos menores les tocaron tres noches en las bartolinas de la delegación. El tercer detenido tuvo que pasar seis noches en diferentes bartolinas hasta que el juez decidiera que no existían pruebas contra el.Los tres han desistido a poner denuncias contra los policías. Las amenazas, una vez más, surten el deseado efecto.


Una historia cotidiana. En los últimos días, cuando andaba en la vueltas y conversaciones con abogados, fiscales, jefes policiales y policías, me contaron de un sin fin de hechos parecidos, muchos de ellos peores, varios con desenlaces violentos, algunos con muertos. Siempre la misma espiral: un policía comete una falta, normalmente ni tan grave, para encubrirla inventa cargos, y para encubrir el fraude procesal que ya es un delito más grave y le puede costar el trabajo o incluso la libertad, recurre a amenazas. Para que las amenazas sean tomadas en serio y la gente realmente no hable, de vez en cuando hay que hacerlas realidad. Una espiral fatal. Una falta relativamente desencadena una escalada donde al final puede haber muertos.Aunque no haya muertos, siempre hay una baja sensible: la confianza en la policía. Es más: retorna el miedo a la policía. En nuestro caso: tres personas amenazadas de muerte por policías uniformados. ¿A quien van a hablar en una emergencia, cuando los asalten, cuando ven que están asaltando a alguien o robando un carro? ¿Al 911? Muchas gracias.


La reacción de mucha gente: Ya estamos igual que con la Guardia o la Policía Nacional de antes de los Acuerdos de Paz. No estoy de acuerdo. En estos días, a raíz del hecho arriba descrito, he conocido a muchos jefes y agentes de la PNC dispuestos a combatir los abusos, las corrupciones y la impunidad dentro de la policía. No es que no hayamos avanzado, no es que la PNC no sea mejor que los cuerpos de seguridad de los años setenta y ochenta. En aquel entonces, el aparato de seguridad como tal era represivo. Casi era requisito para ser miembro de los cuerpos de seguridad ser represivo, violento o corrupto. Los decentes eran la excepción de la regla.
Los acuerdos de paz y la creación de la PNC nos han puesto en la modernidad, en la normalidad que ahora compartimos con los países más desarrollados y democráticos. Igual que en Los Angeles, New York, Paris o Berlin, hoy tenemos policías corruptos y policías honestos, policías represivos y policías respetuosos. Yo conozco a muchos policías que hacen un trabajo excelente. Al igual que en otras partes tenemos hoy, dentro de la policía, una lucha entre diferentes concepciones del mundo y del trabajo policial, reflejo de la lucha que hay en el país entre tendencias autoritarias y democráticas.


Ante los abusos que se dan en la policía, son igualmente dañinos el silencio y el grito al cielo que de nada ha servido la creación de una nueva policía. Hay que romper el miedo, pero igual hay que romper con los bloqueos que no permiten ver los progresos que hemos hecho.Regresando al caso concreto, hago un llamado a los jefes policiales responsables a que tomen las medidas adecuadas para que las amenazas no lleguen a hechos violentos. (Publicado en El Faro)

Columnas no escritas

Cuando en los años 70 fundamos el periódico alternativo Die Tageszeitung (El Diario) en Berlín, todos éramos inexpertos. Ingenuamente pensábamos que en un diario se puede informar sobre todos los acontecimientos importantes. Cuando nos dimos cuenta que esto simplemente era imposible y que de todos los temas importantes que discutimos en la mesa de redacción, siempre se nos quedaba afuera la mitad, a veces por falta de espacio, a veces por falta de tiempo, a veces por falta de nuestra capacidad profesional, nos inventamos una solución inédita en la historia del periodismo: comenzamos a publicar, todos los días en página uno, la lista de los acontecimientos y temas que no teníamos capacidad de cubrir.

Hoy, con mi columna, estoy en una situación parecida. Durante la semana siempre tomo nota de los temas que me parecen dignos de ser comentados. Hago recortes de noticias, artículos, personajes que urgen estar sometidos a polémica. Pero el fin de semana, cuando me toca escribir mi columna, sólo puedo escribir una columna, sólo puedo tocar un tema.

La solución es parecida a la que nos inventamos en el periódico alemán. De vez en cuando voy a publicar una columna adicional comentando todos los temas que no tengo capacidad de abordar.
Por ejemplo, para andarme peleando con ministros, alcaldes y centros comerciales, perdí el momento oportuno para comentar la manera tan audazmente innovadora en que el Diario de Hoy introdujo un formato nuevo al periodismo nacional que podríamos llamar el "reportaje subjetivo". Publicaron varias entregas, de varias páginas cada una, sobra las condiciones de vida en la cárcel de mujeres de Ilopango. Un tema muy digno de investigar. Pero resulta que lo que publicaron, entrega por entrega, era un relato en primera persona de una mujer presa en Ilopango. Relato puro, sin ninguna intervención del periodista. Muy interesante, por cierto. Pero hasta ahora, los periodistas tuvimos una regla: siempre buscar varias fuentes. Hasta ahora, el periodismo tomaba el relato testimonial como punto de partida o como complemento de una investigación, nunca como sustituto de la misma. Hasta ahora, pensábamos que el periodista interviene, corrobora, confirma, descarta, comenta la información, la pone en dimensión, la contrasta con otros elementos. El medio es precisamente esto: medio, no un espejo de la realidad.

Tampoco tuve oportunidad de escribir una columna sobre el alcalde de Suchitoto quien mandó a rehacer la calle al lago, y lo hizo de una manera tan incompetente e irresponsable que después de más de seis meses todavía no hay calle. Con su excelente planificación y calendarización de obras, lograron que docenas de familias que dependen del turismo en el lago, perdieran el negocio durante ya seis meses, incluyendo las temporadas de semana santa y de las vacaciones de agosto. Simplemente los dejaron sin calle transitable durante todo el invierno. No aceptaron la propuesta de habilitar una calle alterna (cosa que hubiera costado poco) antes de destruir la calle principal. Arrancaron el empedrado entero días antes de Semana Santa, luego abandonaron la obra durante las vacaciones, les agarró el invierno que lavó toda la tierra y definitivamente hizo intransitable la calle; luego pasaron meses sin que pasara nada, meses que se tardaron para retomar la obra; y a esta altura, todavía no hay calle. Seis meses sin calle equivalen a seis meses que los turistas no llegan al lago; que los lancheros y el ferry no trabajan; que los comedores no venden. Se avecinan las fiestas patronales de Suchitoto, en diciembre, y navidad. Dos temporadas de turismo, excursiones, de negocio para la gente del lago. Si la gente del lago pierde estas temporadas, nadie les salvará de la quiebra.

Otro tema no tratado: la sorprendente vocación historiadora de nuestros dos periódicos grandes. La "verdadera" historia detrás del "mito del mayor D'Abuissón" en uno, y la "verdadera historia" del golpe del 15 de octubre del 1979 en el otro. ¿Después de años de cultura del olvido, compartida y promovida por los periódicos, de repente detectan la necesidad de hacer historia? ¿Y los dos periódicos al mismo tiempo? ¿Y cada uno con un hermano Galeas metido como historiador? Por muy mal hechos y mal intencionados que sean estos dos intentos de escribir historia, por lo menos han abierto el debate. Limpiar la imagen de Roberto D'Abuissón puede ser una empresa cuestionable, pero al fin Galeas no puede lograrlo sin echar al muerto (Monseñor Romero) a otro sector de la derecha. Así que gracias al intento de limpiar a un escuadronero queda abierto el debate sobre la verdadera relación que existía entre asesinos uniformados y asesinos civiles. Esto puede ser un valioso aporte a la búsqueda de la verdad.

Sobre el caso Federico Bloch ya publiqué una columna. Varios amigos me dijeron que ahora hace falta otra, comentando la manera como han logrado celebrar un juicio contra los supuestos asesinos sin revelar información, sin hablar de los móviles, sin ninguna transparencia. Que buena suerte que los acusados son menores y que por lo tanto hay disposiciones legales que legitiman la exclusión del público. No voy a escribir este nueva columna, por dos simples razones: primero, sigue válida la primera, con todas la preguntas, ya que ninguna ha encontrado respuesta; segundo, por qué no la escriben los amigos que me aconsejan escribirla, que me dejaron solo cuando se trató de romper el silencio colectivo sobre el asesinato.

Tampoco voy a escribir sobre Nelson García. Todos lo hacen, así que no hace falta. Tal vez el tema sería otro: la manera que los periódicos usaron las fotos de Nelson García y la biblia, Nelson García de rodillas rezando. Me imagino que los editores tenían cientos de fotos para escoger para ilustrar la nota sobre la absolución de Nelson García. ¿Por qué escogieron las más repugnantes, las más mentirosas? Que Nelson García recurra a esta payasada, resulta entendible. Que los medios le hacen el favor de publicar esas poses perversas, es otra cosa.

Durante la campaña electoral se me frustró la idea de romper el formato de mi columna publicando nada más una foto. Pasé varios días a la caza de la foto, sin resultado. Pasando por la zona de la Chulona, me había encontrado, en repetidas ocasiones, con un bus de la línea 22 que tenía, en una esquina de su frente, la enorme svástica negra de los nazis de Hitler, en la esquina opuesta la conocida silueta del Che, y encima de este conjunto, estaba ondeando la bandera del FMLN que en estos días adornaba a casi todos los buses, con excepción de los que tenían una del PCN. Me intrigaba esta imagen: ¿puede alguien ser partidario al mismo tiempo de Hitler, del Che y del FMLN? ¿O es este bus el ejemplo de cómo algunos símbolos políticos se transforman en íconos de la cultura pop, perdiendo totalmente sus contenidos políticos? ¿Cuántos de los buseros que andan la silueta del Che conectan esta imagen con la lucha revolucionaria? ¿Cuántos jóvenes que andan la svástica la asocian con los campos de concentración? Siempre cuando vi al bus de los tres íconos, no andaba cámara. Y siempre cuando salí con cámara para buscar a este bus, nunca lo encontré. Pasé horas buscándolo. Quería tomar esta foto. Estuvo obsesionado con la idea de publicar una columna sin palabras, sólo la foto del bus. Hoy pienso que la foto hubiera sido válida a tomarla. Pero ponerla como columna hubiera sido una tontería.

Fui a ver la película Fahrenheit 9/11 sólo para escribir sobre ella. Ya sabía que no me iba a gustar. El hecho de tener la razón no justifica la película, la hace aún peor. La vuelve aún más embarazosa. Si fuera partidario de Bush, esta película me causaría cólera. Lo que me causa es algo peor: pena ajena, porque resulta que comparto el profundo odio que Michael Moore tiene a Bush y a todo lo que representa. Más pena me da el hecho que un montón de gente que también comparte este rechazo a Bush celebran la película como obra maestra de la cinematografía documental. Tener razón no es suficiente, si el lenguaje es manipulativo. El contenido no justifica el uso de técnicas además baratas de montajes para crear emociones. Quien quiere criticar al discurso mentiroso, desinformativo, resentido de Bush tiene que confrontarlo con argumentos, con información, con franqueza y transparencia. Cosa que John Kerry hizo bastante bien en los tres debates. Michael Moore y su película Fahrenheit no le ayudan en nada. Es impresionante la cantidad de información valiosa que maneja Moore en la película y que no ha sido divulgada en los medios. Por ejemplo, todo lo relacionado con las relaciones financieras entre las familias Bush y Bin Laden, y con la salida de los familiares de Bin Laden después del 9 de septiembre, cuando teóricamente ningún vuelo podía salir de Estados Unidos. Sin embargo, la manera tan manipulativa e indiscriminada de mezclar información con activismo político, actos egocéntricos del autor, y el uso de elementos emocionales como las madres de soldados caídos en Irak, hacen dudar de la información. El tremendo éxito de esta película me asusta. ¿Será que los adeptos y los adversarios del sordo mundo de los Reagan, Schwarzenegger y Bush son igualmente impresionables por la propaganda barata? (Publicado en El Faro)

lunes, 11 de octubre de 2004

Historia de una adicción

Tengo más de 3 años de tener celular. Empecé como casi todos, pensando que en el fondo no necesitaba celular. Había pasado décadas felices de mi vida sin celular, y sólo acepté incorporarme en el ejército de telefonistas móviles cuando un día me quedé con una llanta pacha, en medio de la nada, sin llanta de repuesto, sin poder llamar a nadie. Pasó una señora, sacó su celular, habló a un taller, y me dijo: "Consígase uno de estos, viera que práctico". Bueno, decidí, para emergencias.

Como solamente iba a usarlo en emergencias, agarré el plan más modesto que ofrecía Telecom, de 120 minutos al mes. Al principio, jamás pasé de los 120 minutos. Al rato, me salían cuentas mucho más altas que el plan pactado. Empecé a usar el celular incluso estando en mi oficina o mi casa. Dejé de usar teléfonos fijos porque ya no me acordaba de ningún número telefónico. Ya todos conocen la historia. A menos de un año, estaba dependiendo del celular como todos los demás. A los dos años, mis recibos llegaron a los 50 dólares. Así que decidí agarrar un plan de 300 minutos que era más económico. Pero ya todos sabemos como funcionan los vicios. Sin darse cuenta, uno quiere más y más. Así que en los últimos meses, empecé a agotar o incluso sobrepasar los 300 minutos.

Hasta que alguien en Telecom se dio cuenta y trató de pararme. Sin que nadie se diera cuenta, los nuevos dueños mexicanos, en su afán de cambiar todo lo que los dueños franceses habían hecho en Telecom, incluso cambiaron la misión principal. Parece que su objetivo ya no es vender a los salvadoreños la máxima cantidad de servicios telefónicos, sino más bien rehabilitar a los salvadoreños de la droga celular.

Hace como 10 días empezaron a aparecer en mi celular, cada vez que quiero hacer una llamada, mensajes casi tan raros como las que llevan las cajetillas de cigarros advirtiendo el peligro mortal que significa fumar. O como los anuncios para bebidas alcohólicas que te insinúan que sin whisky escocés o vodka ruso la vida no vale la pena, y al final te advierten: consúmalo, pero con moderación. En el caso de Telecom, el mensaje no es tan dramático, pero va en la misma dirección: "Estimado cliente, su llamada está siendo procesada, pero le informamos que ha excedido su límite de crédito. Marque *85 donde le brindarán mayor información en relación a su pago."

Primero pensé que no había pagado. No sería raro. Ya me ha pasado, y de repente cada vez que uno marca un número, un mensaje muy parecido: Estimado cliente, su llamada está siendo procesada... Y viene el embarazoso recordatorio que uno no ha cancelado su recibo.
Entonces, marqué el número *85 y les pedí confirmar mi saldo. No señor, usted no debe nada, me dijeron. Bueno, entonces, ¿por qué no me quitan el mensaje que me sale cada vez que marco un número?

Un momento, por favor. Al rato, la amable voz de servicio al cliente: Fíjese, Usted ha excedido el límite de su crédito. Por esto le han puesto el mensaje.¿Cuál límite de crédito? ¿Cuál crédito? Yo no suscribí ningún contrato que habla de un límite de crédito. Yo lo que tengo contraté es un mínimo de 300 minutos, no un máximo. Tengo que pagar 300 minutos, aunque hable menos. Y si hablo más, me cobran el excedente. Y me lo cobran a una tarifa mucho más alta. Entonces, ¿cuál es el problema?

El problema es que se ha excedido del límite de crédito, y para su propia conveniencia, se lo estamos advirtiendo.

¿Conveniencia? Señora, ¿sabe lo que significa tener que escuchar este mensaje 20 o 30 veces al día? Esto no es conveniencia, es inconveniencia, ¡es hostigamiento!Pero lo estamos haciendo para su propio bien, señor.

Señora, está bien, le agradezco mucho que se preocupa tanto por mi bolso y por mi vicio de hablar por celular, pero no me pueden mejor mandar un pequeño SMS, así como siempre hacen para informarme cuánto va a ser el próximo recibo, se lo agradecería mucho, pero no un mensaje 290 veces al día...

Como era de esperar, esta discusión no resolvió nada. La amable señora me recomendó ir a pagar el próximo recibo (el cual reflejaría el excedente en cuestión) aunque todavía no le hubiera recibido. Al pagarlo, me iban a quitar el mensaje.No, señora, esta no es la solución. No me pida que pague un recibo que ni siquiera ha sido emitido. No me diga que me va a seguir castigando si hago uso de mi derecho de esperar hasta que me llegue el recibo, incluso esperar la fecha indicada como último día de pagar, y entonces pagar.

Tuvo dos conversaciones telefónicas similares con las voces amables del servicio al cliente de Telecom. Ya había pasado como unos 10 días escuchando el mensaje. Todavía pensaba que tenía que tratarse de algún error, un malentendido, estas cosas pasan en las empresas grandes.
Entonces, decidí ir a la cueva del león. Fui a la agencia más cercana de Telecom, para personalmente aclarar el malentendido.

Como ya me puedo como trabajan (o no trabajan) en esta agencia, me dirigí directamente a un señor que estaba sentado en un escritorio. Estos son los jefes. Los que trabajan vendiendo servicios, están parados en una mesita alta. Los que están sentados, normalmente hablan por teléfono.

Interrumpiendo una conversación familiar importante, le pregunté quien me iba a atender en caso de un reclamo. Afuera, en la sala donde reciben, me dijo, y según la llegada...
De las 4 mesas altas instaladas para atender a clientes, sólo una estaba habilitada. En ella, estaban asesorando a un cliente que después tenía que llenar un contrato. Cuando terminaron, por suerte sólo yo estaba esperando, ya que los otros dos clientes ya se habían retirado durante los 40 minutos que yo llevaba esperando.Me tocó a mí. Expuse mi problema, el del mensaje y del malentendido con el límite de crédito, etc. El empleado agarró su teléfono, marcó un número y sin ninguna explicación (ni a mí ni a quien contestaba el teléfono) me dio el auricular. Estaba nuevamente comunicado con las voces amables del servicio al cliente. Vea arriba. Misma conversación. Sin resultado.

Entonces, me encachimbé de verdad. Regresé a mi oficina y redacté una carta a la gerencia de Telecom. Que no quería escuchar este mensaje más que las 200 veces que ya me lo pusieron. Que no había contratado ningún límite de crédito. Que no deseaba pagar por adelantado mi recibo. Que por favor resuelvan este problema de la única manera aceptable: quitando el mensaje y garantizando que nunca más lo vuelvan a poner.

Pasé por las oficinas centrales de Telecom. Pregunté a la recepcionista a quien había que entregar una carta dirigida a la gerencia. Si es un reclamo, es en aclaraciones, me contestó y me dio un número. Me quedé impresionado del hecho que ya saben que una carta significa reclamos y que hay tanta confusión que necesitan un departamento de aclaraciones. Tan impresionado que acepté sentarme a hacer cola para entregar la carta. La curiosidad venciendo la impaciencia.
Al rato llamaron mi número. Fui a una mesa, me recibió una señora que bien pudo haber sido una de las voces amables del servicio al cliente. Abrió la carta. Es para la gerencia el reclamo. Tengo que abrirla para darla por recibida, dijo y empezó a leer. Señor, este problema se resuelve muy fácil. Sólo pague la factura y le quitamos el mensaje.

No señora, no me entiende. Ya que leyó la carta a su gerente, léela bien. Yo no tengo factura pendiente. Ni siquiera me han mandado la factura. Quiero que me quiten el mensaje y no vuelvan a ponerlo nunca jamás.

Bueno señor, esto es imposible, porque es política de la empresa.

Al fin caigo en la cuenta. No es ningún error, no hay malentendido. Los franceses dueños de Telecom me dieron un contrato para inducirme hacer más llamadas. Yo les hice caso. Ahora, los nuevos dueños mexicanos cambiaron la política. Quieren rehabilitarme del vicio. No quieren vender servicios a cualquier costo. Piensan en mi conveniencia, y lo que me conviene es hablar 300 minutos. Ni más ni menos.Sólo que a mí ya me venció el vicio. Quiero hablar cuando quiero y cuanto quiero. Así soy yo. Cuando comenzaron a hostigarme con mensajes tontos sobre los riesgos del fumar, mejor dejé de fumar. No aguanto que me prediquen. Odio los mensajes. Ni la música de mensaje puedo tolerar...

Voy a dejar de hablar o cambiar de compañía telefónica.

A los días me llegó el recibo. Mi saldo es de $44.49. Mi paquete de 300 minutos me cuesta $39. Quiere decir que mi exceso es de $5.49. ¿Qué pasaría si mi enfermedad avanza y me hace hablar aun más por mi celular, llegando a un exceso de $50 al mes? ¿Me quitarían el celular? ¿O Telecom tendrá el poder de remitirme a una clínica de rehabilitación? (Publicado en El Faro)

lunes, 27 de septiembre de 2004

La Gran Vía, ¿hacía donde?

Termina el sufrimiento. Al fin, vamos a tener un lugar para "compras al estilo de las grandes ciudades". Están construyendo en El Espino "La Gran Vía", la respuesta de los Dueñas y Simán a los Metrocentros, los Hiper Mall, los Plaza Mundo y El Paseo. Pero quien piensa que han botado otros miles de árboles para hacer nada más otro centro comercial, no ha entendido los nuevos tiempos. La Prensa Gráfica, en uno de sus publireportajes que da propaganda encubierta al proyecto La Gran Vía, nos explica que se trata de un "Life Style Center", o sea que "más (de) un estilo de vida que un comercio." Nos ponen, en toda una serie de publireportajes (no sólo en La Prensa Gráfica, sino en casi todos los medios escritos y televisivos), los ejemplos de dos centros comerciales en Miami, el "Lincoln Road" y el "City Place". Así será, muy pronto, La Gran Vía...
¡Qué barbaridad! Estamos botando los cafetales y bosques de El Espino para tener un pedazo de Miami. Para tener un estilo de vida importado de Miami. ¡Qué estupidez! "Compras al estilo de las grandes ciudades", "cosmopolita", así informa La Prensa Gráfica ("Noticias de Verdad") sobre el proyecto de los Dueñas y Simán. Lo cosmopolita, el estilo de las grandes ciudades, reducido al mall gringo.

Lo que está creciendo en lo que hace poco fue la finca El Espino, es la antitesis de la ciudad, de lo urbano, del estilo de vida urbano. El comercio grande, en vez de hacerse cargo de su responsabilidad sobre el centro de la ciudad que lo vio nacer y crecer, lo abandona y lo deja a la merced del comercio informal y de la incapacidad de las burocracias municipales. Primero se van al Metrocentro. Después a la Escalón, construyen Villas Españolas, Galerías, El Paseo. Ahora al Espino. El gobierno le sigue. Quiere construir, a la par de los malls que marcan el estilo de vida a la Miami, el nuevo centro de gobierno. La presidencia ya se fue de San Jacinto, donde tenía la ventaja de estar rodeada por la vida real, a la salida a Santa Tecla y Merliot.

El centro de la ciudad fuera de la ciudad, eso no puede funcionar. Es el tiro de gracia a la ciudad San Salvador. Destruye el urbanismo. La vida urbana ya no tiene centro, centro de gravedad, lugar común de encuentro para todos, se diluye y dispersa en los suburbios. El centro ya fue declarado ingobernable por el alcalde. En vez de renunciar para dejar que tal vez otro intente a gobernar y sanear la ciudad, Rivas Zamora tolera que el centro se consolide como un gran mercado central.

El Metrocentro se va a convertir en el sustituto del centro histórico. Un centro privado, con seguridad privada, donde la gente puede pasear, ver escaparates, comprar, ir al cine. Una vez que se establezca el nuevo Life Style Center en Merliot (la suma de Cascada, Multiplaza y Gran Vía), el Metrocentro va a sufrir, gradualmente, una transformación social, cultural y comercial. Lo que fue inaugurado como el centro comercial para los pudientes terminará sirviendo a los pobres, con todas las transformaciones que esto significa.

La Escalón ya tiene contado su tiempo. Le va a alcanzar la misma suerte que la Laico o la Flor Blanca. Las señoras casas de los ricos que se fueron, convertidas en prostíbulos.
Todo esto pasa, de manera incontenible, cuando ni el gobierno municipal, ni el gobierno central y mucho menos los poderes fácticos de los grandes consorcios tienen una visión de urbanismo, ni asumen su responsabilidad para la ciudad.

Si los grupos Poma, Dueñas, Simán, Murray Meza que siempre se tildan de visionarios y pioneros realmente fueran un poco más que simples mercaderes, no hubieran escogido (y destruido) la finca El Espino para desarrollar el nuevo centro, sino el centro histórico de San Salvador. No con una concepción conservacionista de preservar todo lo histórico, sino con la concepción de devolver al centro su función histórica. Botando todo lo que ya está en ruinas, dejando como islas las pocas partes históricas rescatables, quedaría suficiente espacio, no sólo para centros comerciales integrados en la infraestructura y el tejido social urbano, sino además para parques y parqueos amplios, para universidades, para el centro de gobierno y para modernos y creativos complejos habitacionales.

Si realmente estos grupos pudientes tuvieran interés en nuestra ciudad, no la hubieran abandonado, no la hubieran dejado en manos de la inercia del gobierno municipal y de la vorágine del comercio informal. No se hubieran zafado de la ciudad y su responsabilidad con su futuro yéndose a los suburbios.

Claro, lo que hubieran construido en el centro de la ciudad, no hubiera sido copia de los malls gringos. Tal vez se hubiera parecido al verdadero "estilo de las grandes ciudades", pero no ciudades como Miami (o Houston o Los Angeles), sino más bien ciudades como San Francisco, Paris, Barcelona, Bogotá, Lima o Berlin. Ciudades que han hecho esfuerzos grandes, sostenidos y concertados entre gobierno municipal, gobierno central, capital, comercio y vecinos para recuperar sus centros, volverlos seguros, limpios, creativos, lugares de comercio, cultura, encuentro, diversión. Volverlos corazón y alma de las ciudades. De otra manera, desalmadas, las grandes metrópolis se vuelven monstruos.

Nosotros estamos tolerando que estén destruyendo el centro y al mismo tiempo las áreas verdes que rodean la ciudad. ¿Qué ha pasado con los miles de manifestantes que hace pocos años juraron defender al Espino? ¿Qué ha pasado con la izquierda que ganó el control de las alcaldías de casi toda el área metropolitana, y que juró no sólo defender al Espino sino también a los centros de nuestras ciudades? ¿Qué pasa con todos nosotros que estamos viendo lo qué están haciendo a nuestras ciudades y tampoco nos levantamos para defenderlas? (Publicado en El Faro)

lunes, 20 de septiembre de 2004

El turismo necesita menos regulación, y más creatividad

El día 15 de septiembre leo en La Prensa Gráfica el prometedor título "Europeos directo hacía Centroamérica". Vaya, al fin tendremos vuelos directos entre Europa y Centroamérica, o sea, comunicación más rápida, más barata y más cómoda con Europa. Qué bueno para los pocos que desde Centroamérica viajamos a Europa; pero sobre todo, qué bueno para los muchos que desde Europa podrían venir a Centroamérica si el viaje no fuera tan caro y tan complicado.

Pero leyendo bien la noticia, me doy cuenta que no hay razón ninguna de alegrarse. Por lo menos no en El Salvador. Sí, habrá vuelos directos, pero solamente a Panamá, Costa Rica y Guatemala.
Me entero de que hay una gestión conjunta de los ministros de turismo de los tres países con Iberia, con España, con Europa. A Luis Cardenal, nuestro ministro de turismo, no lo llevaron. Claro, una gestión de esta magnitud no viene de ayer, tiene que haberse iniciado mucho antes de que Luis Cardenal fuera nombrado ministro del ramo de turismo en El Salvador. El problema es que nuestro país no es partícipe de esta gestión conjunta. ¿Por qué será? ¿Será porque aquí tiene su sede TACA, que también tiene planes de volar a Europa?

De paso sea dicho, a raíz de la mencionada noticia me doy cuenta de que el ministro de turismo que nombró Martín Torrijos en Panamá se llama Rubén Blades. ¡Qué envidia! No sólo Panamá, al igual que Costa Rica y Guatemala, nos ha comido el mandado durante años desarrollando políticas creativas de turismo: ahora nos da el tiro de gracia poniendo a Rubén al frente de este esfuerzo. Mostrando al mundo (y a las contrapartes en todo el mundo) la importancia que el gobierno panameño da al turismo, poniendo como ministro a la personalidad panameña más reconocida a nivel internacional. Y El Salvador queriendo competir con un cantante de villancicos...

Mientras Rubén Blades y sus homólogos de Guatemala y Costa Rica están firmando convenios para traer el turismo europeo a sus países, Luis Cardenal propone aquí agravar las tarifas aéreas y hoteleras con un "impuesto para la promoción del desarrollo turístico".

El impuesto es para financiar "la promoción y (el) mercadeo, el desarrollo de campañas internas y externas, la publicidad y la participación del país en eventos promocionales de la oferta turística del país que contribuyan a consolidarlo como destino turístico competitivo" (proyecto de ley de turismo promovido por Cardenal).Hay que fijarse bien en lo que esto significa: los pocos turistas que llegan ahora tendrán que financiar, con un impuesto que encarece su llegada y su estadía en El Salvador, las campañas publicitarias en sus países de origen para atraer a otros turistas. Es absurdo. Como turista uno está acostumbrado a pagar impuestos de turismo, pero siempre cuando éstos se traducen en beneficios directos y visibles. En mi último viaje a Alemania, me tocó pagar, por cada día que estuve en un balneario en la costa, 3 euros de impuesto de turismo. Pero es un impuesto local que la municipalidad cobra para mantener limpia la playa, adornar la ciudad, garantizar la seguridad y organizar eventos culturales para los visitantes, etc. Y el resultado es visible. La playa es impecablemente limpia, los parques de la ciudad son lindísimos, hay conciertos gratis todos los días, y todo esto en un clima de total seguridad. Pero cobrar un impuesto al turista que ya llegó para hacer campañas dirigidas a atraer otros turistas… ¿Cuál es la lógica detrás de esta medida?

El proyecto de ley de turismo demuestra que con la llegada de Cardenal y la conversión de Corsatur en ministerio nada ha cambiado. El proyecto de ley de turismo es el mismo de antes, con las mismas incongruencias, con las mismas exclusiones. Será una ley para dar incentivos a la industria hotelera."El Salvador lo que necesita para generar más turismo es infraestructura de alojamiento", dijo Manuel Avilés, presidente de Corsatur, en el 2003. Esto siempre ha sido la posición de Corsatur y sigue siendo la posición del ministerio. Y es falso. Lo que necesita El Salvador son playas y poblaciones que sean limpias y seguras. Lo que necesita El Salvador para generar más turismo es todo un conjunto de ofertas creativas que involucra mucho más que nuevos hoteles. El futuro del turismo depende de que en los lugares turísticos, así como en las ciudades y pueblos, hayan no sólo cuartos para dormir, sino lugares atractivos para comer y bailar, ofertas culturales, lugares para practicar y aprender toda una gama de deportes o artes. Depende de la creatividad de los que organizan excursiones, paseos en lancha, competencias, tours ecológicos y arqueológicos, etc.

La ley de turismo no incluye incentivos para nada de esto, sólo para nuevos hoteles, o sea principalmente para la empresa grande.

En el preámbulo (los obligatorios y a veces traicioneros "considerando") el proyecto de la ley de turismo habla de la necesidad de "regulación" y del "desarrollo ordenado del sector turismo del país".

¿Es realmente el problema de nuestro sector turístico que no sea ordenado y regulado? Yo diría que no. Lo que necesitamos no es que el estado intervenga poniendo más regulaciones, sino que el estado cree las condiciones para que en nuestro país florezcan miles de flores en el sector turismo. Lo que urge es más creatividad, más iniciativa, más ideas, más empresarios aventureros, más variedad. A lo mejor, para conseguir todo esto, se necesita tener el valor de permitir más desorden en vez de insistir en regulaciones.

Veamos la historia (exitosa) del turismo en Guatemala. El turismo en Antigua, el Lago de Atitlán y Río Dulce no descansa en el atractivo de los grandes hoteles. Si los hay, llegaron después, resultado del desarrollo turístico que tenía como motores a una infinidad de empresas e iniciativas pequeñas pero muy creativas y muy variadas. Lo que ha convertido a estos tres destinos en Guatemala en atracciones a nivel mundial no es lo ordenado, sino más bien lo experimental, lo atrevido y lo diverso. No lo planificado sino lo espontáneo. No la empresa grande que calcula y planifica fríamente sino el clásico empresario "entrepeneur" aventurero. Primero llegaron, como pioneros, unos locos que empezaron a poner cafés, hotelitos, librerías y proyectos de aventura. Ellos pusieron Antigua y Panajachel en el mapa del mundo turístico, y después, mucho después, llegaron los grandes consorcios. Algo parecido pasó en Costa Rica. Fueron visionarios y aventureros los que se inventaron el turismo ecológico que hoy ha convertido a Costa Rica en un destino atractivo a nivel mundial.

En El Salvador hace falta algo parecido, y esto es lo que hay que incentivar. La revista "Negocios y Turismo" publica una serie de artículos bajo el lema "Reinventando el turismo en El Salvador". La conclusión: Se necesita un "cambio radical en las políticas en pro del turismo" y una "redirección de enfoque." O, como en esta revista escribe mi amigo Rafael Leret (quien para mí sería el ministro de turismo que necesitamos para lograr esta redirección de enfoque): "El Salvador no es que haya fallado, no se ha priorizado todavía (el turismo), no ha invertido, no ha habido voluntad política; El Salvador no ha fallado, no ha hecho nada, ha omitido el desarrollo del turismo."

Esta revista (excelente, de paso sea dicho), presenta a una serie de estos empresarios aventureros y sus visiones sobre el tema, precisamente para contrarrestar las visiones muy conservadoras, reguladoras y excluyentes que se manifiestan en el proyecto de ley presentado por Cardenal. "Así es como debería crecer el turismo, en círculos concéntricos, primero desarrollar su turismo interno, posteriormente el turismo regional," dice Leret, con la empresa "riosaventuras" uno de los pioneros del turismo de aventura.

Otro de los entrepreneurs entrevistados es Roy Beers quien con Cadejo Eco Adventures es protagonista del emergente turismo ecológico: "El gobierno (...) tiene el concepto de turismo de hace 30 años, o sea, las playas, y ahí están los hotelones, vacíos..."

Y José Roberto Suárez, del Cóbanos Village Lodge, exige que ya no se incentive las grandes inversiones que "generan divisas que fluyen para fuera" y pregunta: "¿Cuánto se puede beneficiar una población con un turista que usó el bus, compró en la tienda, le pagó a alguien para que lo llevara a pescar, en fin repartió su dinero en la comunidad?"

El proyecto de la ley de turismo que Cardenal heredó de Corsatur y defiende como si fuera el inicio de una política nueva, es obsoleto. No refleja una visión nueva y creativa del desarrollo turístico. Contempla un impuesto contraproducente. Se limita a incentivar a construir nuevos hoteles, lo que no resolvería nada, y excluye a los sectores que podrían convertirse en motores e innovadores del turismo.Bien haría Luis Cardenal (o si es necesario, Tony Saca) en retirar el proyecto de ley e iniciar el trabajo de concertar una nueva concepción para el turismo. (Publicado en El Faro)

lunes, 13 de septiembre de 2004

Un monumento a los Coyotes

"Lo que aquí deberíamos hacer es un monumento a los coyotes. Gracias a ellos ha mejorado la economía del país con el envío de las remesas." Dijo Fernando González, y con ello se perfiló como el único diputado cuerdo de la honorable Asamblea Legislativa. Esta fábrica de leyes ilógicas, mal redactadas e inaplicables estaba al punto de cometer la bestialidad de enviar a la cárcel a los abuelos, tíos o hermanos o "aquel que tenga bajo su cuidado a menores de edad y los entreguen para viajar al extranjero de manera ilegal."

Es absurdo que en un país que vive de la venta de su mano de obra a Estados Unidos, el "tráfico ilegal de personas" sea concebido como crimen organizado, en una categoría con los crímenes más horrendos. Así se lee la lista de crimen organizado en la definición de nuestros legisladores en el Artículo 22ª del Código Penal: "El crimen organizado son las conductas cometidas por dos o más personas, para cometer homicidio, robo, falsificación de dinero, terrorismo, comercio de personas, contrabando, lavado de dinero, tráfico y fabricación de armas." Y con la reforma, nuestros diputados quieren incluir: "pornografía y utilización d menores en ella, tráfico ilegal de personas, trata de personas."Y en el Artículo 294 del Código Procesal Penal (que define los delitos donde no son aplicables la fianza ni la libertad condicional) la lista reza así: "homicidio, secuestro, violación sexual, extorsión, narcotráfico" y con la reforma quieren incluir "delitos contra la libertad sexual y comercio, trata, tráfico ilegal de personas."

Es el colmo de hipocresía que el "tráfico ilegal de personas", o sea lo que hacen los coyotes al organizar la entrada ilegal de salvadoreños a los Estados Unidos, para que puedan aportar con sus remesas a la economía nacional, esté puesto por la gran coalición de legisladores en la misma categoría con "comercio y trata de personas", para no hablar de terrorismo y homicidio, etc.
El comercio de personas o la trata de personas son crímenes contra personas, contra la libertad y la dignidad de personas. Merecen estar en la misma categoría con el secuestro, por que son esencialmente lo mismo. En cambio, el "tráfico ilegal de personas" es un delito contra las leyes de Estados Unidos, cometido con el pleno consentimiento de las personas afectadas; es más, corresponde a una necesidad de las personas "traficadas". En el caso del "tráfico ilegal" de personas, la ofensa contra la dignidad de la persona no la comete el coyote, mucho menos el pariente que entrega a un niño a un coyote para llevarlo a sus padres en Estados Unidos. La ofensa contra la dignidad de las personas la comete la sociedad salvadoreña que no ofrece perspectivas económicas a sus hijos; la comete el gobierno salvadoreño que no cumple con su promesa de asegurar la reunificación de las familias divididas por la migración, sino que confía que los coyotes se harán cargo de esto; la cometen la sociedad y el gobierno de Estados Unidos que necesitan la mano de obra barata inmigrante pero les niegan los derechos fundamentales, como por ejemplo de la integridad familiar.

Es el colmo de hipocresía que los emigrantes son tratados como villanos mientras no hayan cruzado el Río Bravo, y como héroes una vez que mandaron la primera remesa. De los 2 millones de salvadoreños que trabajan en Estados Unidos, ¿cuántos no han entrado por vía del "tráfico ilegal de personas", quiere decir vía coyotes? ¿Cómo piensan los diputados que llegan a Estados Unidos los miles de salvadoreños que mensualmente emigran para Estados Unidos para mantener a sus familias y, de paso, a la economía nacional, si no por los servicios de coyotes?
Que vayan los diputados a un pueblo y hablen con los familiares que han mandado a sus hijos e hijas a Estados Unidos pagando a un coyote. Se darán cuenta que el coyote del pueblo goza de más confianza que el alcalde y el cura, ya que "cobra y cumple", mientras que "los demás sólo cobran".Entonces, ¿por qué los diputados quieren hacer esta reforma, amenazando a los coyotes e incluso a los familiares de niños que agarran para Estados Unidos para estar con los padres a perseguirlos con penas diseñadas para el crimen organizado?

Entiendo que hay presión por parte de Estados Unidos. El embajador de Bush en San Salvador no dejó duda ninguna en el interés de su país en esta reforma, en especial en medidas que evitan que los hijos de los inmigrantes lleguen a Estados Unidos. Claro, los Estados Unidos necesitan mano de obra, no necesitan niños. No quieren gastar en la educación y la salud de los hijos de sus trabajadores. Ya no serán trabajadores tan baratos una vez que tengan familia allá. Pero esto es un problema, una contradicción de Estados Unidos. ¿Será razón para cambiar las leyes salvadoreñas?

Pero los gobernantes salvadoreños tampoco están muy interesados en la reunificación familiar de los inmigrantes. Tal vez el racionamiento es que un trabajador salvadoreño, una vez que sus hijos están con él en Estados Unidos, mandará menos remesas a El Salvador que uno que tiene que mantener a sus hijos en San Vicente.

¿Llegaría a esto el cinismo de los legisladores, o es simplemente para seguir los lineamientos de Washington? ¿O no será tan sofisticado, sino nada más que son estúpidos nuestros diputados?
Algunos van a decir que son los coyotes los responsables de los muertos que todos los días hay en el trayecto al norte. Que los coyotes son unos criminales al exponer a los inmigrantes a los múltiples peligros del viaje ilegal: pueden caer de trenes, morir de sed en el desierto, caer en manos de violadores o policías mexicanos.

Son ciertos todos estos riesgos. Pero el inmigrante los asume, sabiendo que no hay otra forma de llegar a Estados Unidos. Los responsables de las tragedias que a diario pasan en las fronteras no son los coyotes, sino la corrupción de las policías en Guatemala y México, el cinismo de las autoridades estadounidenses, la falta de oportunidades en El Salvador, etc.Obviamente hay irresponsables e ineficientes entre los coyotes. Así como los hay entre los policías, diputados, periodistas. A los coyotes que cometen delitos contra los inmigrantes, habría que investigar y castigarlos por esto. Pero no por el delito contra las leyes migratorias de Estados Unidos. Por este delito, mejor construirles un monumento. (Publicado en El Faro)

martes, 7 de septiembre de 2004

El lavado de mentiras

El lunes 30 de agosto apareció en El Diario de Hoy un artículo que bien puede entrar en los manuales de cómo no ejercer el periodismo. Es el ejemplo clásico de la espiral de mentira que funciona con la interacción entre medios y políticos.

La cosa funciona así: Un medio se inventa una noticia, disfrazándola de rumor originado en fuentes anónimos, preferiblemente de "inteligencia". Por ejemplo así (El Diario de Hoy del 30 de agosto): "La red terrorista Al Qaeda (...) habría establecido contacto con las pandillas centroamericanas, las maras, según un experto en seguridad y ex agente de la CIA, citado por un periódico mexicano."

Enseguida, se presenta a un "experto", preferiblemente de otro país, para que nadie pueda comprobar la información: Por ejemplo así (El Diario de Hoy del 30 de agosto): "-Hay fundamento para esto-, dijo Armando Lara, directivo de la compañía de seguridad Control Risk Group, con sede en Washington, en declaraciones al diario mexicano El Universal. Según Lara, la inteligencia estadounidense dice tener indicios de que Al Qaeda habría establecido contacto con los grupos de delincuencia organizada centroamericana, cuyo núcleo es formado por jóvenes pandilleros deportados de Estados Unidos (...) Lara, quien dijo mantener contacto con gobiernos centroamericanos y organismos de seguridad estadounidenses, reportó haber escuchado versiones de que presuntos terroristas islámicos habrían financiado una 'cumbre' de pandillas de las maras (...)"

Por las dudas que alguien todavía podría tener ante una información tan precisa, tan documentada y proveniente de una fuente tan confiable, se agrega otro "experto", preferiblemente de otro país y otro respaldo institucional. Por ejemplo así (El Diario de Hoy del 30 de agosto): "Jaime Casabianca, especialista de la Organización de Estados Americanos (OEA), expresó carecer de información al respecto, pero no descartó la posibilidad, como tampoco que Al Qaeda pudiese haber buscado contactos de algún tipo con la organización Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)."

Esto ya es lo que expertos internacionales de periodismo podrían identificar con el término "looping argumentativo", y es precisamente cuando se inicia la espiral, truco con el cual se logra convertir un simple rumor en objeto de profundo análisis. Con este valor agregado, el rumor ya no es mentira sino algo que "no se puede descartar", o sea potencialmente verídico.
El siguiente paso, entonces, después de haber ensayado el "looping" con algún "experto" (el cual, claro está a esta altura, igualmente puede ser inventado), le toca a un personaje real, preferiblemente de gran autoridad y credibilidad a nivel nacional, la cual no tiene que hacer otra cosa que cerrar los ojos y valientemente repetir la peligrosa figura del "looping". Por ejemplo así (El Diario de Hoy del 30 de agosto): "El presidente Antonio Elías Saca, (ojo, esta coma no la puse yo, sino El Diario de Hoy, a lo mejor para insinuar una pausa de respeto por la personalidad citada...) dijo que su gobierno no tenía información sobre este tema y no podía confirmar ninguna versión. 'Sin embargo, no se puede descartar porque los terroristas penetran grupos del crimen organizado, como las maras', dijo el mandatario."

Bravo. Aplauso. El señor presidente logró el peligroso "looping argumentativo", casi como si lo hubiera ensayado con el director del show y con la contraparte periodística. Y lo hizo al mejor estilo del circo, cuando los artistas que vuelan por el aire te dejan pensar que ya se van a caer. Imagínense, primero diciendo todo lo contrario, creando falsas expectativas en el público, para de repente dar la vuelta argumentativa y aterrizar en lo verídico que no se puede confirmar pero tampoco descartar.

El siguiente paso en el ejercicio de la espiral manipulativa es muy simple: repetir la maniobra, seguir la espiral. Para El Diario de Hoy el punto de partida era una nota en el Universal. Los demás medios salvadoreños, sobre todo los noticieros televisivos, toman como punto de partida la nota en El Diario de Hoy, y presentan a varios funcionarios de alto nivel mostrando sus versiones del "looping". Nadie con la perfección del jefe de estado, pero todos con la misma figura argumentativa: los confrontan con la noticia publicada en el Diario de Hoy, afirman no poderla confirmar y aterrizan diciendo que tampoco la pueden descartar.

Quien piensa que aquí termina la espiral, se queda corto de imaginación. O corto de confianza en la capacidad circense de nuestros medios. Falta la aplicación realmente artística, llevando la maniobra a un nivel mayor. Y esto funciona así: Una vez un personaje importante, preferiblemente un dirigente político de alto nivel, haya ejecutado exitosamente el "looping argumentativo", esto mismo se convierte en noticia, la cual puede ser comentada, a su vez, por otros personajes y políticos de otros países.

Por ejemplo así (esta vez una nota de Notimex publicada en La Prensa Gráfica de sábado 4 de septiembre, bajo el título: Congresista vincula MS con Al Qaeda): "La organización terrorista Al Qaeda podría tener vínculos con la mara Salvatrucha (...), advirtieron congresistas estadounidenses. Integrantes de la MS se han reunido con Al Qaeda y podrían intentar infiltrar la frontera, dijo el congresista demócrata Solomón Ortíz (...). 'Hemos estado en contacto con funcionarios de El Salvador y ellos han verificado que Al Qaeda ha estado activo con estas pandillas', dijo Ortiz."

¡Vaya salto mortal! Lo que al principio no se podía confirmar, luego era tampoco descartable, y ahora es "verificado" por funcionarios de El Salvador. Así como hay métodos para lavar y blanquear dinero mal ganado en actividades criminales, hay métodos de lavar y blanquear mentiras. Los "looping" y la argumentación en espiral no son otra cosa que métodos de lavado de mentiras. Lo grave es que ya no se trata de la falta de ética profesional de un periodista o de un medio, sino de algo más complejo. Igual que el lavado de dinero necesita la interacción de bancos, gobiernos y mafias, el lavado de mentiras necesita de la interacción de varios medios (en este caso El Universal, El Diario de Hoy, Notimex y La Prensa Gráfica) y de personajes políticos (en nuestro caso el presidente Saca, sus funcionarios, y por lo menos un congresista norteamericano), aparte de actores secundarios fáciles de comprar como los "expertos" y consultores...

El método del lavado de mentiras, siguiendo el manual aquí presentado, es fácil de aprender. Con este método, cualquiera puede inventar y después blanquear cualquier rumor, cualquier mentira, cualquier calumnia. Así como el presidente de la república puede decir, sin mentir: no puedo confirmar, pero tampoco puedo descartar que Osama bin Laden es el jefe de la MS, cualquier otro puede decir: "dicen en círculos vinculados a los aparatos de inteligencia de varios países latinoamericanos que altos funcionarios del gobierno de El Salvador y efectivos de la CIA han infiltrado a la mara 18, como medida de contención a la MS, comandada por emisarios de Al Qaeda. Estas versiones, si bien no las hemos podido confirmar, tampoco las podemos descartar."

Chiste aparte: Combatir a las maras es una cosa (necesaria). Diabolizarlas, es otra cosa (peligrosa y contraproducente). (Publicado en El Faro)

martes, 24 de agosto de 2004

El Estado irresponsable

Tenían que morir 32 hombres para que el país se diera cuenta que la situación del sistema carcelario es insostenible. Hoy resulta que todos los entendidos -la procuradora de derechos humanos, la jueza de vigilancia penitenciaria, los mismos reos- advirtieron que algo como la matanza del 18 de agosto iba a pasar. ¿Cuáles son los problemas que todos señalan? Primero, la sobrepoblación en las cárceles. Dicen que Mariona está diseñado para 1,500 reos y había mucho más de 3,000. Segundo, la falta de capacidad de separar a los mareros del resto de la población reclusa. Tercero, el hecho que en la misma cárcel de Mariona están conviviendo, sin ninguna separación, los reos que cumplen condenas con los detenidos preventivos que están esperando su juicio. O sea, cualquiera que está detenido sin haber sido vencido en juicio, está obligado a convivir con asesinos comprobados y puede perder la vida en enfrentamientos como el del 18 de agosto.

Las diferentes instancias responsables del sistema penitenciario inmediatamente explican que no hay fondos para ampliar y mejorar los centros penales, y para efectuar las necesarias separaciones dentro de la población reclusa.

No voy a perderme en una discusión técnica, ni de carácter jurídico ni de temas presupuestarios. No es un problema técnico. Es un problema mucho más de fondo. El Estado tiene que ser responsable de sus acciones. Al ciudadano no le importan las ramificaciones del Estado. El ciudadano tiene el derecho de exigir que el Estado cumpla con sus funciones, y que no le vengan con los pleitos entre el gobierno que define políticas, la Asamblea Legislativa que aprueba o no presupuestos, los jueces que cumplen o no con su deber de entregar pronta justicia. Todo esto, en el fondo filosófico del asunto, no es más que paja o pretextos. El Estado tiene que cumplir su función.

Para aplicar este principio básico al caso en discusión: El Estado no tiene el derecho de poner preso a una persona si no tiene donde guardarla en condiciones mínimas de seguridad. O para decirlo de manera más clara: el estado no tiene derecho de tener preso a 15 mil reos si en sus cárceles sólo caben 8 mil. Para poner otro ejemplo: Si el Estado decreta que es obligatorio asistir a la escuela por 12 años, obligatoriamente tiene que construir y mantener en situación de seguridad y salubridad las aulas adicionales necesarias para tres años de escolaridad más. Digo el estado o la sociedad para dejar claro que es una obligación de todos, no solo del gobierno. Pero el gobierno existe (y solamente existe) para ejecutar las obligaciones del Estado.

Así de simple es la cosa, sin rodeos, sin pretextos, sin paja: el Estado salvadoreño, mientras no tenga las cárceles adecuadas para la cantidad de reos y detenidos preventivos, no tiene derecho de mantenerlos detenidos en condiciones inadecuadas. El Estado, al tener a una persona presa, asume la responsabilidad sobre su integridad. Para cumplirla, tiene la obligación de mantener cárceles con debida separación de los reos. Tiene que separar a los peligrosos de los no peligrosos, a los detenidos preventivos de los condenados.

El director de centros penales no puede simplemente lavarse las manos diciendo que Mariona es ingobernable y que en el caso del 18 de agosto no hubo posibilidad ni de prevenir la matanza ni de intervenir para pararla. Se estaban matando y nadie intervino. Horas después de la trifulca todavía hubo asesinatos y guardias y policías se limitaban a prevenir fugas. Yo le creo a los jefes policiales que en Mariona no hubo manera de intervenir sin poner en riesgo la vida de los policías. Pero de esto estamos hablando: el Estado no tiene derecho de mantener una cárcel ingobernable en la cual nadie puede intervenir una vez que la violencia estalla. Esto se llama negligencia y ojalá que algún familiar de algún reo muerto demande al Estado por haberle retenido en una cárcel ingobernable.

¿Cuántos de los muertos y heridos son víctimas circunstanciales que no pertenecían a ninguno de los bandos que protagonizaron el pleito? ¿Cuántos, incluso, son detenidos preventivos que de todas formas no tendrían que estar mezclados con reos condenados?

Si el plan mano dura fuera parte de una política integral y planificada de seguridad pública, obviamente se hubiera creado las condiciones físicas adecuadas antes de ejecutar un plan que tiene por consecuencia necesaria detener a varios miles de mareros. Es obvio que el plan mano dura no es parte de una estrategia integral de seguridad pública, sino de una estrategia electoral, obedeciendo al calendario electoral, se echó a andar sin crear las mínimas condiciones físicas y organizativas en el sistema penitenciario. Claro, elecciones no se pueden ganar gastando en la construcción de cárceles.

A veces las cosas sólo se aclaran llevándolas a lo absurdo. La matanza de Mariona llevó al absurdo la política de seguridad pública del Estado salvadoreño. Un gobierno que manda a echar presos a miles de mareros sin tener dónde guardarlos. Un sistema judicial que tiene a miles de detenidos esperando por años sus juicios, llenando aún más las cárceles. La lógica consecuencia de este absurdo sería que ya nadie puede ser enviado a la cárcel mientras no haya condiciones adecuadas para guardarlo. En estos momentos significaría: el Estado tiene que reducir su población reclusa a unos 8 mil. Cómo lo hace, no sé. Piénsenlo. Como digo, a veces lo absurdo aclara las cosas. (Publicado en El Faro)

martes, 17 de agosto de 2004

La tormenta en el charco (o los amigotes contraatacan)

La beca que el escritor Horacio Castellanos Moya se ha conseguido en Alemania ha desatado una tormenta en el charco de los escribanos salvadoreños. Me doy cuenta desayunando con los matutinos alemanes en la casa de una amiga en la bella ciudad universitaria de Marburg. De repente una foto de mi amigo(te) Horacio. Por la gran puta, ¿cómo se las arregló este jodido a meterse en las páginas sagradas del suplemento cultural de un rotativo de Frankfurt am Main, sede de la Ferie del Libro más importante y Meca de la industria editorial del mundo? Leyendo el artículo, me entero (con mucha pena) que el colega David Hernández (colega novelista de Horacio, colega columnista del Faro mío), ha armado un berrinche grotesco denunciando que Horacio no merece la beca porque ni es perseguido político ni buen escritor. Berrinche tan escandaloso que hasta el presidente Saca se vio obligado a intervenir en asuntos literarios, o más bien en el asunto de un literato envidioso. Porque de eso se trata, me doy cuenta leyendo las declaraciones de David Hernández. ¿Pero cual es la envidia?, pienso, que este David se las ha arreglado toda la vida con becas, primero en la Unión Soviética mientras otros quedaban para combatir, después en Alemania.

De repente me topo, siempre en el mencionado artículo del Frankfurter Rundschau, con el nombre Peter Ripken. Este señor, de gran influencia en la Ferie de Libro de Frankfurt, prácticamente el referente para los escritores del tercer mundo que quieren entrar a la Feria de Libro, es el que atiende a Horacio en Frankfurt y está públicamente defendiendo la invitación que a Horacio Castellanos han hecho. Ahora entiendo la envidia: este jodido de Horacio no se consiguió cualquier beca en cualquier lugar con cualquier mentor. No, a Horacio le dieron una beca en Frankfurt am Main, en el centro mundial de la industria editorial. Y no cualquier beca en Frankfurt, sino una patrocinada por las instancias y los hombres que organizan este evento internacional de literatura. Es obvio, si a un escritor lo acogen en esta ciudad, en este entorno, los organizadores de la Feria del Libro, no será cualquier escritor. Tiene que ser un escritor que vale la pena promocionar. De ahí la envidia de David Hernández que tiene años de vivir en Alemania y como escritor no existe.

Ya bastante intrigado, le cuento esta novela de intrigas a mi amiga, catedrática de ciencias políticas, y resulta que conoce a Peter Ripken. Al rato estamos hablando no sólo con Peter Ripken sino también con Horacio.

El día siguiente estamos sentados en un jardín cervecero en Frankfurt. Los amigotes celebrando, diría David Hernández. ¡Qué no le quepa ninguna duda! Que se vuelva verde de envidia David, pero yo me alegro que a Horacio le hayan dado la oportunidad de pasar un año escribiendo, en una especie de refugio libre de limitaciones y presiones de todo tipo. Yo conozco a Horacio, he visto de cerca la disciplina con que escribe, incluso en situaciones adversas, de inestabilidad económica, inseguridad, amenazas, o incluso la terrible tensión que causa su segundo oficio, el de periodismo.Entonces, aparte de las frustraciones y envidias de David Hernández (y Geovani Galeas quien después se incorporó en la campaña contra Horacio), ¿cuál es el problema?
Si a mí me preguntan si Horacio es perseguido político, digo que no. No creo que alguien lo vaya a matar, no veo que alguien lo vaya a echar preso. Pero esto no significa que las reacciones adversas que sus escritos han causado en El Salvador no afecten negativamente sus posibilidades de seguir escribiendo en El Salvador. Claro que las afectan. Yo mismo le recomendé salir del país después de nuestra aventura con Primera Plana. ¿Quién, en un medio salvadoreño, le iba a dar trabajo al director de un semanario que se metió con todos al mismo tiempo? Otros escritores y periodistas críticos caen en desgracia con unos, pero ganan defensores en otros. Te metes con la derecha y te vuelves héroe de la izquierda. O al revés. Pero Horacio siempre logra que lo odien los izquierdosos al mismo tiempo que los derechistas. Los empresarios al mismo tiempo que los literatos y los directores de los medios. Esta su virtud lo impregnó a Primera Plana, lo que hizo este periódico tan bueno y al mismo tiempo tan inviable económicamente. Y por supuesto, Horacio se volvió persona non grata en los medios salvadoreños. Por esto tuvo que salir para probar suerte en México y Guatemala.

¿Lo han perseguido en Guatemala? Que yo sepa, no. Pero a su jefe y amigo Zamora lo amenazaron de muerte permanentemente, le mandaron comandos armados a su residencia. Claro que a Horacio, el metiche salvadoreño-hondureño en estos bonches chapines, quien además antes había redactado el informe de derechos humanos por el cual fue asesinado el obispo de Guatemala, le entraron dudas si Guatemala era el lugar más seguro para escribir novelas.

Horacio hubiera hecho el ridículo si a raíz de todo esto hubiera solicitado asilo político en Alemania. Pero no lo hizo. Aceptó una beca para un año, de una institución que por suerte tiene una concepción más integral de las presiones y limitaciones que pueden obstaculizar el trabajo de los escritores. Y una concepción más integral del albergue que quieren otorgar a escritores. Este albergue sirve para que un escritor que ya ha mostrado su potencial literario, lo pueda potenciar libre y protegido de presiones. Que bueno que existen estas becas con esta concepción de albergue. Que bueno que no las limitan a personas que están perseguidas por matones y torturadores. Que bueno que para la beca en cuestión hayan escogido a Horacio Castellanos.
Posdata: Por más repugnantes que sean los pleitos (y este que armó David Hernández es bastante repugnante), a veces producen cosas inesperadas y buenas. En este caso, son varias. Horacio se consiguió una simple y modesta beca. David Hernández le consiguió a Horacio la publicidad en los medios alemanes que para si mismo nunca logró David Hernández. Resultado de esto, espero ver a Horacio como una de las estrellas de la próxima Feria del Libro en Frankfurt. Segundo: al fin vuelvo a coincidir (aunque sea en un punto) con Marvin Galeas, quien en su columna en el Diario de Hoy escribe: “Espero que su polémica estadía en Alemania, con gastos pagados, le sirva para continuar creciendo como escritor de novelas.” Y tercero: me encanta el hecho insólito que El Diario de Hoy dedica una página entera al análisis de dos columnas publicadas en El Faro, una de David Hernández en contra y una de Roberto Turcios en defensa de Horacio. (Publicado en El Faro)