lunes, 15 de noviembre de 2004

Solución final. Un epílogo

Se terminó el juego a la democracia dentro del FMLN. Se terminó la historia del FMLN como un frente compuesto por las diferentes tendencias de la izquierda y por esto representativo. Como dijo Eduardo Sancho, el comandante Fermán Cienfuegos del Frente histórico, a partir del 7 de noviembre de 2004, el FMLN debería llamarse Partido Comunista Salvadoreño. Porque con el FMLN que con su pluralismo ideológico, con su creatividad intelectual, con su dialéctica de debates profundos y unidad de acción se ganó en los años 80 la admiración de las izquierdas del mundo entero, ya no tiene más en común que el nombre.

Un partido en el cual una tendencia representa el 45% de la militancia (dándole crédito al resultado oficial), pero sólo se queda con 5 representantes en el Consejo Nacional frente a 50 del bando opuesto, ya no es pluralista. Tampoco es democrático. Un partido que realmente es democrático, garantiza que las tendencias existentes en su seno estén proporcionalmente representadas en los órganos de deliberación y de decisión política.

Hoy el Frente será gobernado por un Consejo en el cual ya no habrá debates, ya no cabrá disidencia, ya no se articulará crítica. Pueden llamarlo de un solo Comité Central. Ni siquiera los militantes provenientes de las FPL, la organización mayoritaria durante toda la guerra, la organización que más combatientes y muertos puso ha podido colocar sus principales dirigentes en el Consejo. Es más, ni siquiera la parte de las FPL liderada por el coordinador saliente y el coordinador electo, Leonel y Milton, han podido introducir a su gente a la planilla ganadora de los ortodoxos. De los 50 miembros que de las planillas ortodoxas ingresan al nuevo Consejo Nacional, 32 provienen del Partido Comunista. Solo 5 de los 55 miembros del Consejo Nacional, corresponden al grupo de Óscar Ortiz. Con razón, a los que más les cuesta tragarse estos resultados son los excombatientes, en su gran mayoría proveniente de las FPL y del ERP. Si los excombatientes, en su gran mayoría ya no se sienten representados por la dirección de su partido, el Frente murió.

¿Por qué fracasaron tan rotundamente los llamados "reformistas"? Fracasaron por dos razones. La principal es estructural: El partido FMLN está estructurado de una manera que ya no permite que movimientos rebeldes lleguen a relevar la dirección y que minorías se vuelvan mayoritarias. Son estructuras tan rígidas que ni siquiera permiten que las tendencias que no controlan la dirección estén proporcionalmente representadas. Por lo tanto, el que pierde, aunque sea por fraude o por un margen mínimo, pierde todo: pierde el derecho de consolidarse y seguir acumulando. Tiene que callarse, adaptarse o salir.

La otra razón es que los llamados "reformistas" no son reformistas. No presentaron a las bases una plataforma distinta a la de la dirección que querían desbancar. Son "reformistas" sin un programa de reformas, ni para la transformación del partido ni para transformar al país.
En la última elección interna, cuando en el 2002 los ortodoxos tuvieron que enfrentar a los renovadores encabezados por Francisco Jovel y Facundo Guardado, sí se enfrentaron dos concepciones claramente definidas del partido, del país y del mundo. Tan claramente estaba definida la alternativa que a los ganadores ortodoxos les pareció demasiado peligroso tenerla dentro del partido. Cuando decidieron expulsar a los renovadores, de hecho transformaron al partido de pluralista en monolítico, de democrático en autoritario, de abierto en cerrado. Lo demás, incluyendo las elecciones internas recién pasadas, no fueron más que trámites. Ya no existía alternativa congruente dentro del partido, ya no existía posibilidad de renovación.
Cuando Óscar Ortiz se presentó como candidato alternativo y formó su "fuerza del cambio", la dirección trató de pintarla como resurrección o prolongación del Movimiento Renovador dentro del partido. Casi como un cáncer que renace luego de su remoción quirúrgica. Con esta campaña anti-renovadora pueden haber tenido éxito dentro de una militancia altamente ideologizada, sobre todo porque los "reformistas" se negaron a decir claramente qué cambios proponían. Pero la verdad es que hay mundos entre los rebeldes renovadores de entonces y los "reformistas" de hoy (más bien de ayer). No es casualidad que los principales exponentes de los "reformistas", incluyendo a Óscar Ortiz, Hugo Martínez, René Canjura, Celina Monterrosa, apoyaron plenamente la purga contra los renovadores.

Siempre me pereció raro que Óscar Ortiz declarara que sus diferencias con la dirección ortodoxa no sean de carácter ideológico ni político y que ellos no iban a modificar el carácter revolucionario del Frente. Al fin me termino convenciendo que no se trata ni de cobardía ni de táctica, sino que simplemente es cierto: son los mismos, y el pleito no es sobre el rumbo del partido y del país, sino sobre cuotas de poder.

Con los resultados internos del FMLN, con la derrota aplastante del grupo de Ortiz, por lo menos queda claro una cosa sobre la cual, antes del 7 de noviembre, muchos todavía tenían dudas e ilusiones: la fuerza auténticamente reformista que necesita la izquierda para transformar al país no provendrá desde adentro del FMLN. Esperar esto es perder tiempo. (Publicado en El Faro)