martes, 31 de enero de 2012

Observador electoral: Votar es simple


Observador electoral: Votar es simple

Primera y única regla: No se dejen confundir. Por más que los partidos, los diputados y los magistrados electorales hagan para convencerlos que la reforma electoral y las sentencias constitucionales han complicado la votación, no le hagan caso.

Es bien simple. Básicamente hay dos opciones: Una, seguir votando como siempre por un partido, marcando la bandera. Y la nueva opción: Votar por una persona, un candidato específico, marcando en la papeleta ya no la bandera partidaria, sino fotos o nombres de personas con trayectoria y propuestas concretas.

Si Usted opta por la bandera, su voto solamente será tomado en cuenta en el primer escrutinio de papeletas, en el cual se mide la fuerza de los diferentes partidos. En este escrutinio se va a definir cuántos diputados gana cada partido.

En el segundo escrutinio se decide cuáles de los candidatos propuestos ocuparán las diputaciones ganadas por cada partido. Si usted marcó la bandera, en esta segunda ronda ya no tiene voto, por que no hizo uso de su derecho del voto por persona.

Por ejemplo: si 80% de los votantes de un partido FXXX votan por la bandera, y un 20% por determinados candidatos de este partido, sólo los 20% decidirán quiénes de los candidatos entran. Los 80% habrán desperdiciado esta mitad de su voto...

Si usted hace uso de la segunda opción y vota por personas, lo puede hacer de varias formas diferentes, pero siempre será parte de la decisión de quiénes al fin salgan electos. Para votar por persona usted puede:
  • votar por un sólo candidato. Esto es la manera más fuerte de dar preferencia a su candidato preferido; si al mismo tiempo marca la bandera, no cambia nada: sigue siendo un voto para una sola persona.
  • votar por varios candidatos. (Pero sólo dentro de una lista partidaria. Si vota por candidatos de diferentes partidos, su voto será nulo.) Si decide votar por varios, usted está repartiendo su apoyo entre varios candidatos de su partido preferido. Cada voto cuenta, pero con menos peso específico. Si además de varias personas marca la bandera del mismo partido, no cambia nada.
  • votar por todos los candidatos de su partido preferido. Esto equivale al voto por la bandera, ya que ningún candidato de su partido saldrá favorecido por su voto.
  • votar por un candidato no partidario. En este caso apoya a un candidato independiente y su plataforma. Ojo: No puede votar por varios candidatos no partidarios, ni combinar este voto con un voto por un partido o algún candidatos partidario. Estos votos dobles serán nulos.

Así son las opciones que usted tiene en estas elecciones para diputados. Si vota por uno o varios candidatos dentro de una lista, marcando sus caras o nombres, marcar adicionalmente la respectiva bandera no hace ninguna diferencia: siempre será un voto por persona o personas.

Si no quiere hacer uso del voto por persona, tiene que hacer una sola marca: en una de las banderas partidarias.

Entonces, usted tiene que tomar tres decisiones:
  • La primera: ¿Qué partido quiero apoyar?
  • La segunda: ¿Me importan o no quienes serán los diputados de mi partido de preferencia? Si no le importa, vote por la bandera.
  • En caso que sí le importa, estudie las fotos y los nombres dentro de la lista de su partido de preferencia y tome la tercera decisión: ¿Por quién o quiénes votar dentro de la lista? Puede ser uno, pueden ser varios. Si me decido por uno, todo el peso de mi voto apoya a este candidato. Si opto por varios, reparto el peso de mi voto entre el número que decido apoyar.

Así de chiche.

Hay una creciente cantidad de votantes que van a razonar diferente. No van a decidir por partidos, porque no tienen partido de preferencia. Van a buscar, entro todos los candidatos, incluyendo los no partidarios, a la persona de confianza que quieren apoyar. Van a votar por esta persona, no importando en qué lista aparece. Estos serán, en estas elecciones, los votos más cotizados, los de oto, los que hacen la diferencia. Los que incentivan a los candidatos a hablar claro.
(EDH)

Carta a Arena (o "¡No mame, guey!")

Carta a ARENA

Estimados amigos:

¡No empiecen a llorar, por favor!

Me refiero a un desplegado de página entera firmado por ustedes, que sale en los periódicos bajo el título “ARENA denuncia medidas represivas del gobierno del FMLN”.

Denuncian “hechos de matonería política” por parte del gobierno contra el coronel Ochoa, contra columnistas críticos y contra prominentes dirigentes de su partido.

Es bien sencillo: El que llora pierde. El que comienza a denunciar y se pone en situación de víctima, victima será.

Yo no pongo en duda todos los atropellos que ustedes mencionan en el comunicado. Es más: Yo mismo los he criticado en público. Pero fíjense que todas las mencionadas “victimas” de las “medidas represivas del gobierno” tienen capacidad de sobra de defenderse – ¡y lo están haciendo!

Ni Sigifredo Ochoa, a quien el presidente Funes sacó de la carrera electoral arbitrariamente llamándolo a servicio miliar activo; ni Armando Calderón Sol, a quien la policía política establecida por el FMLN dentro de la PNC le cayó a la casa para supuestamente buscar armas; ni el columnista Manuel Enrique Hinds, a quien el presidente suele descalificar en sus discursos, son niños de teta que necesitan que el principal partido de oposición emita comunicados llorones para defenderlos. Todos ellos saben pegar duro.

Hay una frase en su comunicado que realmente me indigna, por que no es digna: “Denunciamos ante la nación y ante la comunidad internacional la escalada represiva del gobierno del FMLN y su Presidente, lo cual pone en grave peligro la estabilidad política que desde los Acuerdos de Paz se había mantenido en el país.”

Como dirían los mejicanos: “¡No mames, guey!” La estabilidad política, la democracia y las libertades conquistadas no se ponen en peligro tan fácil por algunos caprichos del presidente y su partido. Aquí hay libertad de expresión para contestar, criticar y, si es necesario, contraatacar a quienes cometen abusos de autoridad. Aquí para defender la democracia todo el mundo tiene que hacer su trabajo: la oposición tiene que hacer oposición, en vez de estar llorando. Y los formadores de opinión tenemos que hablar claro, en vez de llorar y denunciar.

Así que cada uno que cumpla su rol. Pero este rol nunca será de víctima.

Saludos, Paolo Lüers
(Más!, EDH)

domingo, 29 de enero de 2012

Nuevamente, Observador Electoral


Nuevamente, Observador Electoral
Esta aventura del Observador Político nació como Observador Electoral. En marzo del 2008, faltando un año a las elecciones de marzo 2009, Fabricio Altamirano nos convocó para invitarnos a un proyecto especial del Diario: cinco analistas observando casi a diario el proceso electoral. Un proyecto donde quedan superadas las reglas y limitaciones de las paginas editoriales. Cada uno de nosotros puede escribir cuando quiere, sobre el tema que escoja, en el tamaño que estime necesario. Si un día varios de los observadores mandan artículos, los editores los tienen que acomodar para el día siguiente.
Y así acompañamos el largo y complejo proceso electoral: la selección de los candidatos, los debates internos de los partidos, los programas de gobierno, sus campañas, las encuestas, los ataques, los debates, los resultados y la formación del nuevo gobierno. Se institucionalizó una reunión-almuerzo semanal de los cinco observadores con los directores y editores del Diario: un foro permanente de debate y análisis que ha nutrido no sólo las columnas de cada uno, sino también la cobertura política del periódico.
El proyecto Observadores Electorales fue tan exitoso que el periódico y los cinco analistas llegamos a la misma propuesta, una vez que pasó la coyuntura electoral: Hay que convertir a los Observadores en una institución permanente. Y así lo hicimos, bajo el nombre Observadores Políticos. Los mismos 5 analistas seguimos observando, cada uno desde su punto de vista y desde su experiencia histórica, la política del país. Para mi, un desafío muy interesante, por la calidad de mis colegas, por la creciente exigencia de los lectores, por la confianza que el medio deposita en nosotros de ser generadores de la superación periodística-intelectual del periódico - y de su transformación en una medio más democrático, plural y profesional.
El formato de Observadores, la cantidad y rapidez de nuestras reacciones a los hechos, seguramente nos ha llevado a publicar posiciones cuestionables, a veces prematuras. Pero asumimos este riesgo, con tal que logremos una incidencia mucho más directa en el debate nacional y la toma de decisiones. Mucho más directa que el formato clásico de la columna editorial permite. Con el riesgo de equivocarse, por supuesto.
Ahora que nos acercamos nuevamente a unas elecciones quiero retomar el formato y el enfoque original de Observadores Electorales: un escrutinio sistemático del proceso electoral, sus actores, los debates, las campañas, los procesos internos de los partidos... Estas elecciones de marzo 2012 tal vez no sean tan trascendentales como las del 2009, pero sí merecen la máxima atención.
En estas elecciones se va medir el éxito o el temprano fracaso del proyecto de cambio que en el 2009 ganó las elecciones con un margen estrecho, pero ganó y asumió al gobierno y la conducción del órgano legislativo.
En estas elecciones se va a medir si los ciudadanos rechazan o aprueban el surgimiento de una supuesta ‘nueva derecha’ que se ha venido agrupando alrededor del ex-presidente Toni Saca y del actual mandatario Mauricio Funes.
En esta elecciones se va a mostrar si los votantes aceptan la correlación actual de fuerzas en la Asamblea Legislativa, que no es expresión de su voluntad sino de maniobras post-electorales. O si los votantes van a insistir en establecer el equilibrio entre gobierno y oposición.
En esta elecciones se va a decidir si el camino de renovación dentro de ARENA va a agarrar fuerza o estancarse, o sufrir incluso reveses. Vamos a ver si los votantes van a preferir a los candidatos areneros más liberales o a los más conservadores.
Lo mismo va a pasar con el FMLN, aun en menos escala y con menor claridad, porque el partido ha hecho todo lo posible para evitar que los ciudadanos puedan usar su voto para influir en el debate interno y en el rumbo del partido. El debate interno casi no trasciende afuera de los círculos de dirección, y sus candidatos no proyectan posiciones diferentes dentro del Frente.
Estas elecciones además se están convirtiendo en un plebiscito sobre la disyuntiva: Voto por bandera contra voto por persona; voto por listas partidarias o voto por candidatos con su propias trayectorias y propuestas. El Frente promueve el voto por la bandera, Arena y la mayoría de la sociedad civil el voto por persona. Si la gran mayoría hace uso del voto por persona, el camino está abierto hacía una reforma electoral más profunda y más democrática. Si la mayoría se queda con el tradicional voto por la bandera, lo más probable es que la reforma electoral se muere. Puede incluso retroceder.
Habrá mucho que observar.
(El Diario de Hoy)

sábado, 28 de enero de 2012

Carta a los comandantes del FMLN

Estimados amigos:

Viendo que al coronel Sigifredo Ochoa Pérez lo volvieron a llamar a las armas luego de 24 años de vida civil para callarlo, mejor me quiero curar en salud. Por esto me dirijo a ustedes, que durante la guerra eran la máximo autoridad del FMLN, para decirles: Por favor tomen medidas para evitar que a alguien que ostenta poder en el Frente actual y en este gobierno loco se le ocurra volver a llamarme a las filas activas de la revolución – sólo para callarme el pico.

Yo sé que la Comandancia General ya no existe y que la guerra se acabó en 1992, y que sería una locura llamar a alguien al servicio como soldado de una revolución que ya no existe. Pero así habrá pensado Sigifredo también: La guerra terminó hace 20 años, llevo una vida civil de 24 años, tengo todo el derecho de criticar al comandante en jefe y presidente de la República. ¡Y mire lo que le pasó! ¡Mire qué le hizo el gobierno de ustedes!

Igual que Sigifredo Ochoa me tomo la libertad de opinar y criticar sin pedirle permiso a ustedes, que durante la guerra fueron mis comandantes. Como Ochoa pienso que luego de 20 años de vida civil e independiente, libre de disciplina militar o política, ninguna autoridad militar, partidaria o revolucionaria me puede obligar a volver a obedecer órdenes y callarme.

Por suerte presté mi servicio como guerrillero y revolucionario en el ERP, organización que luego de la guerra tomó la decisión de disolverse y de mandar a todos sus ex-militantes a la vida civil. Así que es muy poco probable que a Joaquín Villalobos o Jonás o Ana Guadalupe Martínez se les ocurra volver a tomar control sobre lo que yo pienso o digo...

Tal vez corren mayor peligro mis amigos Facundo Guardado y Salvador Samayoya. Ellos también ejercen el oficio de la crítica y tampoco tienen pelos en la lengua para criticar al FMLN. Pero ellos durante la guerra tuvieron como jefe máximo a Salvador Sánchez Cerén - el único de los cinco miembros de la antigua Comandancia General que todavía es miembro de la dirección del FMLN. Y además vicepresidente en el mismo gobierno que acaba de obligar al coronel Ochoa a volver al servicio activo. Y a callarse.

Comandantes, les pido atentamente que no nos hagan lo mismo a los ex-militantes del FMLN que nos hemos convertido en civiles y además en críticos.

Saludos, Paolo Lüers

(más!, El Diario de Hoy)


jueves, 26 de enero de 2012

Columna transversal: Un capricho presidencial inaceptable



Columna transversal: Un capricho presidencial inaceptable

Es absurda la orden que Mauricio Funes, en su carácter de comandante general de la Fuerza Armada, dio al coronel Sigifredo Ochoa Pérez a presentarse al servicio militar activo luego de 24 años de vida civil. En todos los sentidos posibles.

Es absurdo que el presidente de la República haga uso de su competencia de llamar al servicio militar activo a un oficial retirado sin que una urgencia o emergencia que justifique una medida tan excepcional. Funes emitió esta orden sin ninguna razón que tenga que ver con asuntos militares. No está llamando a Ochoa Pérez al servicio militar activo para encargarle una misión militar, o algo que requiera de experiencia militar. Lo está obligando a ponerse el uniforme para cumplir una misión civil. Si el presidente piensa que el interés de la nación demanda que Sigifredo Ochoa Pérez se incorpore a la Comisión Consultiva de asuntos limítrofes, perfectamente le hubiera podido ofrecer este cargo como civil. Y Ochoa Pérez, como ciudadano civil, hubiera podido tomar la decisión de aceptar este nombramiento o rechazarlo. Como militar activo no tendrá esta libertad. Estaría obligad a cumplir órdenes. ¿Qué sentido tiene tener en una Comisión Consultiva a alguien que no quiere estar ahí y sólo está catando órdenes? Ninguno.

Lo más absurdo es que Funes quiere que Ochoa Pérez, una vez de alta como militar activo, se incorpore a la misma Comisión Consultiva adscrita al Ministerio de Relaciones, de la cual el año pasado separó al doctor Fabio Castillo - por falta de confianza.

Si Fabio Castillo, para una misión de esta índole jurídica y diplomática, no es hombre idóneo o de confianza para el presidente, ¿cómo lo será el coronel Sigifredo Ochoa? Fabio Castillo se había atrevido a criticar al presidente, y esto destruyó la base de confianza y llevó a su inmediata destitución, por órdenes presidenciales. Pero Ochoa Pérez ha criticado al presidente de manera mucho más sistemática y de fondo que Fabio Castillo. A diferencia de Fabio Castillo, Ochoa Pérez es un hombre de derecha, un militante activo y candidato a diputado de ARENA. Y a este hombre el presidente lo quiere de alta en la Fuerza Armada y lo designa representante del Ministerio de Defensa en la Comisión Consultiva de Relaciones Exteriores... Vaya alguien a entender a este presidente.

Todavía no terminan las incongruencias en el actuar presidencial. Resulta que a los pocos meses de asumir la presidencia, Mauricio Funes destituyó al coronel Sigifredo Ochoa Pérez de su cargo de embajador salvadoreño en Honduras. Razón expresa: falta de confianza. La verdadera razón: las buenas relaciones de Ochoa con sus homólogos hondureños, en este momento en el banquillo de los acusados luego de haber expulsado del país al presidente Zelaya...

Entonces, si obviamente no es por confianza; si no es por emergencia militar; si tampoco es por su alta calificación profesional-académica, ¿por qué es tan importante tener al coronel Ochoa Pérez en la tal Comisión Consultiva que el presidente tome la una medida tan extraordinaria de obligarlo a asumir el cargo poniéndole de alta como militar?

No hay razón. La única manera de explicarlo es el capricho de un presidente que no aguanta crítica. Ya Funes le advirtió públicamente a Ochoa Pérez que se cuide la lengua, ya que ahora es sujeto a disciplina militar.

Se trata, a todas luces, de un abuso de poder. Hay abusos de poder que son risibles, como mandar a instalar semáforos en frente de la residencia presidencial. Y hay abusos que nos deben de preocupar a todos, porque involucran su función de comandante en jefe de la Fuerza Armada. Siempre cuando el presidente toma decisiones ejerciendo esta función, está en juego la seguridad nacional. Ahí no puede haber espacio para decisiones antojadizas, indiscriminadas o de capricho. Está en juego la autoridad y legitimidad de la máxima autoridad militar.

Un presidente no tiene derecho de intervenir en los asuntos de la Fuerza Armada por razones que nada tienen que ver con consideraciones militares o de seguridad, sino exclusivamente con la incapacidad del presidente de lidiar con críticas. Poner de alta a un oficial retirado para callar a un opositor, es inadmisible.

Si esta movida además significa una intervención presidencial en una elección popular, es doblemente condenable. Esto es el caso, porque Sigifredo Ochoa Pérez está legalmente inscrito ante el Tribunal Electoral como candidato opositor a una diputación. Poniéndolo de alta, sin ninguna razón de Estado, es claramente una intervención indebida en el proceso electoral, ya que Ochoa Pérez, una vez de alta, no puede seguir siendo candidato.

La única manera de reparar el daño que el presidente está haciendo a la institucionalidad democrática del país es revocando su propia orden de declarar de alta al coronel Sigifredo Ochoa Pérez. 
(El Diario de Hoy)

martes, 24 de enero de 2012

Carta a ARENA


Carta a ARENA


Estimados amigos:

Tengo a un “amigo” en facebook que me anda reclamando casi todos los días una carta sobre el himno de ARENA, el de la tumba. Seguramente este lector es de los muchos que sospechan que yo he vendido mi alma y mi pluma a ustedes, siendo esto la única manera que pueden entender que un ex-guerrillero esté criticando al FMLN.

Tengo que defraudar a este mi “amigo” – y a aquellos en ARENA que también asumen que me he hecho arenero. Repito lo que escribí el 17 de junio de 2008 en El Diario de Hoy: que el himno de ARENA es una aberración, y que este partido tiene que “olvidarse del himno; descolgar el retrato del mayor; compartir el poder con otros; adoptar el pluralismo, incluyendo una dirección plural; escribir un programa nuevo e incluyente...”

Lo escribí en una columna titulada “ARENA es obsoleta”. Mi tesis era: La ARENA de la imposición y exclusión es obsoleta, la única manera que podría tener futuro es abriéndose, renovándose, democratizándose. Y lo repito hoy: parte impostergable de la renovación es “olvidarse del himno y descolgar el retrato del mayor”.

Ustedes han hecho mucho desde que perdieran las elecciones del 2009: expulsaron a Toni Saca, se deshicieron de los que hoy están en Gana, aprobaron un código de ética, atrajeron a caras nuevas con ideas nuevas... De esta manera –y con la ayuda de un gobierno que decepcionó a la gente- han hecho lo imposible: ARENA se levantó, volvió a creer en si mismo, y puede ganar las elecciones del 2012.

Pero no se engañen. Falta mucho. Mientras la gente no vea que la renovación de ARENA se manifieste en una nueva dirigencia, en un nuevo programa, y en muestras claras como el abandono de su himno guerrerista, no hay mayoría posible que apueste a ARENA para sacar al país de su crisis.

En marzo, mucha gente va a votar por ustedes para fortalecer la oposición contra un gobierno que ha perdido credibilidad. Pero falta lo más importante: construir una nueva mayoría para gobernar en el futuro. Y para llegar a esto, faltan muchas decisiones audaces, visionarias y progresistas por parte de ustedes. Falta apartar muchos obstáculos. Uno es su himno. No lo desechen, sólo déjenlo en el museo, junto al retrato del mayor...

Saludos de Paolo Luers
(Más!, El Diario de Hoy)

sábado, 21 de enero de 2012

Carta a los directivos de ANEP

Carta a los directivos de ANEP

Estimados amigos:

¿Qué diablos están pensando ustedes? En vez de quedarse en el banquito de acusados, donde el gobierno los quería mantener solitos y aislados por su resistencia contra el aumento de impuestos, ustedes de repente salen de la esquina acompañados de 90 organizaciones de la sociedad civil proponiendo a la nación un proyecto conjunto llamado “Compromiso por la Democracia”...

En vez de usar el Encuentro Nacional de la Empresa Privada ENADE 2012 como escenario público para armar berrinche por la manera cómo el gobierno les ha impuesto el paquete fiscal sin ni siquiera entrar en discusión sobre un recorte del gasto excesivo del gobierno, ustedes decidieron poner su gran foro político anual en función de una amplia alianza con organizaciones de la sociedad civil preocupados por la salud de nuestra democracia.

Una gran parte de estas organizaciones son de izquierda y han tenido fuertes contradicciones con ustedes en el tema económico-social y de los impuestos.

Pero tanto ustedes, en su calidad de dirigentes empresariales, como los liderazgos de la sociedad civil han tenido la madurez de nunca cortar el diálogo. Lo novedoso y valioso de esta Alianza por la Democracia es que fue construida no entre quienes piensan igual, sino entre personas e instituciones que en el campo ideológico piensan diferente, y que en el campo económico-social tienen intereses opuestos.

Si se hubieran propuesto ponerse de acuerdo en todo, incluyendo los temas económicos, no hubieran llegado a nada. En vez de perderse en las diferencias, se concentraron en lo que sí tienen en común empresarios con sindicalistas, ciudadanos de izquierda con ciudadanos de derecha, jóvenes con viejos: las reformas necesarias para fortalecer la democracia, la transparencia, la rendición de cuentas, la división de poderes.

El gobierno pensaba que tenía a ustedes bien divididos del resto de la sociedad, sobre todo de los sectores progresistas. Y de repente gobierno y partidos van a tener que enfrentarse a una amplia alianza que exige reformas democráticas, electorales y jurídicas. No les va a quedar otra que hacerles caso...

Les felicito, mujeres y hombres de ANEP, igual que a sus nuevos aliados. Es un proyecto conjunto para crear la confianza en el sistema político que necesita el país para crecer económicamente. Una vez que exista crecimiento, podemos discutir cómo repartir el pastel. Mientras tanto, trabajemos juntos para crear las condiciones para que volvamos a producir y repartir pasteles...

Gracias por esta buena noticia, Paolo Lüers

(Más!)

jueves, 19 de enero de 2012

Carta a Sigifredo Ochoa Pérez


Carta a Sigifredo Ochoa Pérez

¡Coronel!

Usted se encachimbó con la actuación del presidente Mauricio Funes en El Mozote, donde supuestamente estaba conmemorando los Acuerdos de Paz. No es el único, coronel: No sólo gente de derecha y ex-militares como usted, sino también mucha gente de la izquierda e incluso ex-guerrilleros nos hemos molestado con la manera cómo Funes enfocó sus discurso en el pasado y los abusos de los militares, y no en cómo los Acuerdos de Paz y los 20 años de democracia han transformado la Fuerza Armada en lo que hoy es: la institución del Estado en que más confía la gente. Sólo veamos la encuesta recién publicada por El Diario de Hoy.

Con esta crítica usted no está solo, la comparte la mayoría de la población. Donde sí está solo, señor coronel, muy solo, es cuando usted en su pagina facebook escribe: “¿Que quiere pdte Funes? Guerra de nuevo? Yo como Soldado estoy listo para defender nuestra Patria...”

En vez de contestarle, mejor doy la palabra a alguien que sabe criticar de manera mucho más elegante que yo, David Escobar Galindo: “En vez de desgastarnos en melodrama, mejor atendamos el drama que vive el país.” Lo dijo la noche del 16 de enero, el día del infeliz discurso presidencial en El Mozote, pero no sólo hablaba de Funes, sino también de las reacciones melodramáticas como la suya. No es para tanto, coronel, pare los caballos, ¡no vamos a otra guerra por un discurso demagógico del presidente!

Voy a citar otra frase que dijo don David en la misma entrevista: “¡Que se conozca la verdad, pero tiene que ser toda la verdad!” Y también esta frase no sólo está dirigida a Mauricio Funes, quien quiso establecer una “verdad oficial” sobre un conflicto cuyo desenlace no permite “verdades oficiales”, mucho menos decretadas desde la autoridad del jefe de Estado. También lleva dedicatoria a usted, coronel: No nos venga a decir que en El Mozote no pasó nada, y que el teniente coronel Domingo Monterrosa no tuvo nade que ver...

Nosotros dos estuvimos en esta guerra, y los dos sabemos que en diciembre de 1981 Domingo Monterrosa quiso mostrar a que sí se podía quitarle el agua al pez. Y esto lo hizo en El Mozote. Ustedes estaban convencidos que la población civil de El Mozote (y otros lugares en las zonas conflictivas) era base social de la guerrilla y como tal la consideraban blanco de su operativo militar. Se equivocaron, mataron a unos mil campesinos que nada tenían que ver con la guerrilla, y en consecuencia de su error tuvieron que abandonar la estrategia de la tierra arrasada...

Así que, coronel, hay que decirle lo mismo a usted que a Funes: ¡toda la verdad, y basta con los melodramas!

Saludos, Paolo Lüers

(Más!, El Diario de Hoy)


martes, 17 de enero de 2012

Carta a los que dudan de la paz






Carta a los que dudan de la paz:

Estimados amigos:

En estos días del 20 aniversario de los Acuerdos de Paz se hace evidente que no todos comparten las ganas de festejar. A ustedes que se burlan de la idea que aquí en El Salvador celebremos la paz, les tengo que decir un par de cosas.

Pero primero quiero citar tres de los cientos de mensajes que andan circulando en twitter que expresan esta duda que en ustedes existe sobre los Acuerdos de Paz:

“Acuerdos de paz.. ese si que es un chiste... somos el pais mas violento de todo el mundo, ¿qué paz celebran?”
“Absurda idea celebrar los acuerdos de paz, ¿donde existe la paz en El Salvador? Digame, porque yo ahí quiero ir a vivir...”
“Los acuerdos de paz fueron como decidir tener sexo pero ambos sabiendo que se fingirían siempre los orgasmos.”

No sé quién les ha dicho que los Acuerdos de Paz se firmaron para introducir aquí en El Salvador amor, felicidad, prosperidad y almuerzo gratis para todos. Si alguien les ha explicado esto en la escuela (o en la iglesia, o en un partido político), le han mentido.

No les voy a repetir todo el rollo sobre los Acuerdos de Paz, el fin del militarismo y de la represión, los derechos humanos, las libertades conquistadas para cambiar el país sin tener que recurrir a la violencia.... Todo el mundo habló de todo esto por todos los medios, y si ustedes no se convencieron no tiene sentido repetir el sermón...

Les voy a dar otro argumento diferente: ¿Cómo sería el país si no se hubiera negociado el fin a de la guerra? En algún momento uno de los dos bandos –el ejército o la guerrilla; la izquierda o la derecha- hubiera ganado. ¿Y saben qué?, cualquiera de los dos que gana se caga en el país.

A finales de los 80 la alternativa era: o llegamos a un acuerdo básico que establece reglas democráticas y civiles para el ejercicio del poder, o aquí terminamos en una sangrienta dictadura, sea de izquierda o de derecha. Con represión, sin libertades, con presos políticos, metiendo al país en un caos económico, aislándolo de la comunidad internacional...

Para cualquiera que ganaba la guerra, la única manera de gobernar y mantenerse en el poder era la dictadura. Dictadura socialista o dictadura militar.

Los Acuerdos de Paz produjeron la única salida aceptable: establecer reglas democráticas y someterse a ellas. A partir de ahí depende de todos nosotros hacer uso de las libertades para construir el país que queremos. Si no logramos resultados pobres, no hay nadie que culpar que todos nosotros.

Saludos, Paolo Lüers

(Más!, El Diario de Hoy)

lunes, 16 de enero de 2012

¿Conmemorar la paz excluyendo a una parte firmante?

No me parece buena idea que el presidente de la República haya escogido El Mozote como escenario de la celebración oficial de los 20 años de la paz en El Salvador. Esta decisión demuestra que este presidente nunca ha entendido el carácter de la guerra salvadoreña, ni mucho menos el carácter de la paz negociada.

El Mozote en Morazán es el lugar símbolo no de la guerra como tal, sino de la genocida estrategia de tierra arrasada empleada por la Fuerza Armada. Sé de qué estoy hablando, porque fui de los primeros que llegamos a El Mozote luego de la masacre, a finales de diciembre del 1981. Hasta la fecha puedo sentir el olor a carne humana quemada que nos recibió. Y nunca se me va a borrar la rabia que sentí cuando comencé a tomar fotos de los niños asesinados. Por esto salté de alegría cuando años después el responsable de esta masacre, el teniente coronel Domingo Monterrosa, cayera en una trampa mortal que le tendimos los guerrilleros de Morazán.

Sí, El Mozote es un lugar símbolo. Pero para conmemorar los Acuerdos de Paz como Estado y nación (y no como representante de una de las fuerzas involucradas), El Mozote es el lugar menos idóneo. A menos que queramos transformar el 16 de enero de día de la paz y reconciliación en el día de denuncia contra las atrocidades de una de las partes beligerantes.

La decisión del presidente Funes de convocar el 16 de enero a El Mozote es como si un presidente de derecha hubiera convocado a celebrar los Acuerdos de Paz en la Zona Rosa en frente del lugar donde fueron asesinados 13 personas en un restaurante, a manos de un comando urbano del FMLN, convirtiendo el 16 de enero en “día de rechazo al terrorismo”...

Quiero entender que el 16 de enero sigue siendo el día de la paz, del reencuentro y de la reconciliación. Claro que podemos (¡y debemos!) este día hablar de las atrocidades cometidos en la guerra – pero ya no en tono de denuncia contra una de las partes, sino en tono de denuncia contra el fenómeno guerra civil que trae consigo barbaridades, violaciones de los derechos humanos, y sufrimientos de civiles.

Bueno, el actual presidente de la República decidió convocar para este 16 de enero a un “acto de desagravio” en El Mozote. Inmediatamente recibió de parte de un sector radical de la izquierda la advertencia de no llevar a ningún militar a El Mozote. Con el argumento que la presencia de militares podría ofender o perturbar a los familiares de las víctimas de El Mozote. Estos señores que se declaran voceros de las víctimas se olvidaron que muchos de los sobrevivientes y familiares de los masacrados de El Mozote terminaron combatiendo como guerrilleros. Incluso los que no tomaron las armas, aprendieron a vivir en medio de la guerra. Unos enfrentaron a los militares con los fusiles, otros les pusieron su cara como civiles. De todas formas, nunca aceptaron simplemente ser víctimas. Es prepotente y ahistórico pensar que “la presencia de la FAES en este importante acontecimiento no sería más que una forma de revictimizar la población de El Mozote”, como dice la carta de FESPAD y IDHUCA a Mauricio Funes.

Pero lo más absurdo de este debate que provocó la decisión del presidente dentro de la izquierda es esto: ¿Cómo se le puede ocurrir a alguien conmemorar los Acuerdos del 1992 conmemorarlos excluyendo una de las partes que hicieron la guerra y luego negociaron la paz? ¿Qué pasó con la sabia conclusión que en la paz salvadoreña no hubo vencedores ni vencidos? ¿No significaba esto que tampoco hubo culpables ni inocentes, condenados ni liberados de culpa?

Pero esta idea absurda de excluir de la conmemoración del la paz a la Fuerza Armada no sólo se les ocurrió a los voceros de organizaciones radicales. Aunque rechazó el reclamo hecho en la mencionada carta, a Funes tampoco se le ocurrió que la única manera digna para ir el 16 de enero a El Mozote sería hacerse acompañar del estado mayor de la Fuerza Armada, y también de los dirigentes del FMLN. Y en frente de ellos todos, y a nombre de ambos, como comandante en jefe de la Fuerza Armada y como primer presidente de la República electo bajo la bandera de la ex-guerrilla, hablar de las víctimas y las violaciones de derechos humanos de ambas partes beligerantes - y de la responsabilidad compartida de ambos para la guerra y la paz.

Funes respondió a la exigencia de no llevar militares a El Mozote con consideraciones sobre su seguridad personal, sus guardaespaldas y sobre si van vestidos de uniforme o de civil. Que pobreza moral. La única respuesta admisible, una vez que había decidido ir a El Mozote, hubiera sido decir: La Fuerza Armada, igual que la guerrilla, fue protagonista de la guerra y de la paz. Por tanto, como comandante en jefe ordeno al Estado Mayor de la Fuerza Armada a acompañarme cuando en El Mozote hable de la guerra, de los crímenes de guerra y de la paz. Y como presidente elegido bajo la bandera de la ex-guerrilla insisto que me acompañe la dirigencia del FMLN. Esto hubiera sido un “acto de desagravio”, ¡pero para toda la nación!

Si no tiene el valor de hacer esto, ¿cómo se le ocurre ir el 16 de enero a El Mozote?
(El Diario de Hoy)

sábado, 14 de enero de 2012

Carta a los partidos




Carta a los partidos:

Estimados amigos:

Es imposible convencer a un chucho que por más que mee a un poste nunca será suyo, y que cualquier otro perro le va a orinar igual...

Tal vez sea igual con ciertos partidos que no pueden superar su instinto primitivo de marcar territorio mediante la pinta & pega.

Lo de los chuchos y los postes obviamente es irracional. Es puro instinto animal. En cambio, de partidos políticos y candidatos a alcalde o diputado se puede esperar cierta racionalidad. La racionalidad dice que forrando todos los postes de la bandera de un partido o pintarlos todos de rojo, anaranjado, azul, verde o tricolor no atrae ni un sólo voto.

Si embargo, algunos partidos lo siguen haciendo. Si no es para conseguir votos, ¿para qué lo siguen haciendo? Tiene que ser algo más que el puro instinto animal que hace al chucho mear, todos los días de nuevo, en todos los postes y árboles de su barrio.

¿Será que la insistencia de forrar los postes de la ciudad con banderas partidarias tiene más en común con la cultura de las pandillas que con los instintos animales? Los pandilleros marcan su territorio con los graffitis en las paredes, y el mensaje es muy claro: “Aquí mandamos nosotros; aquí no vale otra ley que la que nosotros imponemos; y quien no la respeta muere...”

A esto se parece la actitud de algunos líderes locales del FMLN de declarar “territorio liberado” sus municipios, donde no pueden entrar los adversarios. Y si entran, que aguanten las pedradas. Y si a pedradas no entienden, tal vez a balazo...

La única manera de evitar la violencia en las campañas electorales es una ley clara y estricta que prohíba la pinta y pega. Con sanciones penales para los activistas y multas sensibles para los partidos. Punto.

Mientras esta ley no existe, los alcaldes van a tener que aplicar sus ordenanzas, y los agentes del CAM se van a exponer a un dilema injusto: o salen golpeados o salen enjuiciados por golpear a algún activista...

El problema es: Los únicos que pueden hacer esta ley son ustedes, los partidos. Y si no son capaces de llagar a acuerdos de auto-regulación, ¿cómo llegan a consensuar una ley? A menos que al fin la racionalidad se imponga sobre los instintos de chucho y la cultura marera...

Saludos, Paolo Lüers
(Más!, El Diario de Hoy)

jueves, 12 de enero de 2012

Carta a Daniel Ortega


Carta a Daniel Ortega


Estimado comandante-presidente:

Te felicito: Saliste con la tuya. Aunque la Constitución no lo permita, te mandaste a reelegir como presidente de Nicaragua. Y de una sola vez te recetaste una mayoría legislativa suficiente grande para poder reescribir esta maldita Constitución que insiste en un montón de reglas y contrapesos democráticos...

Te felicito, porque realmente lograste humillar a tus adversarios: hasta los grandes empresarios de tu país al fin se vieron obligados a rendirte pleitesía a la hora de tu entronización. Igual la corona española...

Hasta nuestro presidente Funes, quien hubiera preferido no dejarse ver a la par de tus amigos Hugo Chávez de Venezuela y Mahmud Ahmadinejad de Irán, al fin viajó a Managua para (en sus propias palabras) “rendir un homenaje público al presidente Ortega”. Junto con varios prominentes miembros de su gabinete, quienes a la vez son dirigentes del partido FMLN, hermano gemelo de tu partido FSLN.

Los únicos ausentes en esta macabra fiesta fueron los directamente afectados y ofendidos: Costa Rica, por el pleito fronterizo que armaste con este tu país vecino, y el pueblo de Nicaragua. Managua este día estaba militarmente cercado y cerrado para el público, sólo militantes del partido e invitados podían acercarse a la Plaza de la Revolución...

Me imagino que los presidentes centroamericanos que te rindieron homenaje, muy a pesar de la inconstitucionalidad de tu reelección y el fraude consumado, justificarán su gesto dócil hablando de preservar la unidad centroamericana y que las relaciones son entre Estados, no entre personas. Bueno, nadie estaba esperando que rompieran relaciones con Nicaragua, como todos hicieron con Honduras cuando allí hubo ruptura institucional. Pero tampoco tuvieran que validar una reelección inconstitucional y a homenajear al responsable de esta ruptura institucional.

Me hubiera gustado que los únicos presidentes en la foto de tu entronización hubieran sido personajes como Chávez y Ahmadinejad. No me diste esta satisfacción. Hay que reconocer: no sos un simple dictador, sino alguien que sabe encubrir con cierta legitimidad la usurpación del poder, aunque sea a puro chantaje, como en el caso de los empresarios nicas y los presidentes de los países vecinos.

Hay que quitares el sombreo cuando uno ve a un timador con esta capacidad,

Paolo Lüers
(Más!, El Diario de Hoy)

martes, 10 de enero de 2012

Carta a una candidata a diputada

 

Carta a una candidata a diputada


Estimada Ana Vilma de Escobar:

¿Te recuerdas de lo que te dije?: No es suficiente tener estrategia, tiene que ser creativa y sorpresiva...

¡Hoy sí me sorprendiste! Cuando vi tus vallas que sólo decían: “Defiende tu voto en la Asamblea”, sin nombre, sin bandera, sin foto, yo pensaba: ‘Esto es la campaña “tapada” de Ana Vilma. El día 10 de enero, cuando por ley puede hacer campaña abierta, la va a destapar. Muy inteligente: Todos los demás que hacen campaña adelantada reciben crítica pública. Pero ella también está en la jugada, sólo que nadie la puede criticar, y cuando destapa su campaña con su rostro y su bandera partidaria, ya va bien adelante... Buena estrategia de expectativa y de sorpresa.’

Pero nunca me imaginé que la estrategia tuya era aún más audaz, más creativa, más sorprendente. Nunca me imaginaba que las vallas que pusiste sin nombre y bandera eran una emboscada para tu principal adversario: el FMLN.

Cuando uno tiene un vecino ladrón, el método para agarrarlo es dejar cosas mal puestas en el jardín. En algún momento las va a agarrar, sobre todo cuando es ladrón por falta de iniciativa propia, alguien envidioso y resentido...

Bueno, funcionó perfecto: el ladrón se tragó el bocado y la trampa se cerró. Tus vallas sin firma eran como ponerle al ladrón en frente de su casa un carro con las puertas abiertas y las llaves puestas. El FMLN no pudo resistir: te robó las vallas mal puestas, las firmó con su bandera y las puso en toda la ciudad... ¡Bingo!: ladrón atrapado.

Y yo pensando que tenía que explicarte estrategia... Ahora me muero de curiosidad (y porqué no: de morbosidad) para ver cómo va a seguir tu campaña y cómo vas a proyectar al público el trofeo del ladrón atrapado.

Gracias por agregarle pimienta a la campaña.

Saludos, Paolo Lüers
(Más!, El Diario de Ho

sábado, 7 de enero de 2012

Carta al ministro de Seguridad


Carta al ministro de Seguridad

Estimado David Mungía Payez:

Usted es un hombre privilegiado: Todo el mundo le desea éxito en el 2012, ya que si a usted le va bien en su trabajo, a todos nosotros nos va mejor. Todos, menos los delincuentes... Así que, estimado, ¡miles de éxitos en este año nuevo!

Usted anunció que va a poner a la PNC y todo el aparato de seguridad y jurídico del Estado a combatir a la delincuencia.

Una pregunta: ¿Cómo van a combatir la delincuencia si no saben quién es el enemigo? ¿Cómo el Estado piensa combatir al flagelo de los homicidios, si cada una de sus instituciones tiene otra versión sobre quiénes son los homicidas?

Medicina Legal dice que sólo un 10% de los 4,300 homicidios van a la cuenta de las pandillas. El subdirector de investigación de la PNC habla de 30%, y usted habla de 90%. Esto no son variaciones de lo mismo, sino son tres visiones totalmente diferentes de la realidad del crimen en El Salvador.

Dependiendo de los tres diagnósticos diametralmente opuestos van a salir, por lógica, tres estrategias muy diferentes de cómo combatir la violencia delincuencial.

Según el dirigente del FMLN que hasta hace pocos días dirigía la Oficina de Inteligencia del Estado, el enemigo principal a combatir son los carteles de narcos que están penetrando el país desde México y Guatemala. Para usted, son las pandillas que han tomado control de partes de nuestro territorio. Entonces, ¿en base de qué diagnóstico planificar la política de seguridad?

Bueno, este problema ya está resuelto: ya pusieron en Inteligencia a un hombre de su confianza. A lo mejor usted tiene que haber otros relevos, antes de que el combate a la violencia puede un rumbo claro. Porque muchos jefes policiales todavía no aceptan el diagnóstico que usted tiene como base de su plan estratégico. Para ellos, no son las panadillas los responsables de la gran mayoría de los homicidios. Pero tampoco no dan ninguna pista de quiénes son los asesinos...

¿Qué enfermo está nuestro Estado para que no tenga capacidad ni siquiera de llegar a un diagnóstico compartido entre todas las instituciones involucradas en un problema tan importante como la violencia? ¿Qué han hecho durante años Medicina Legal, PNC, Fiscalía y el Ministerio de Seguridad para tener versiones tan distantes del mismo problema? ¿Acaso no hablan entre ellos? ¿No son corresponsables de cada unos de los casos de homicidio?

Señor ministro, el primer problema que tiene que cumplir es este: llegar a un diagnóstico confiable y compartido. Y si para hacer esto, usted encuentra resistencias dentro de la instituciones, hay que removerlas.

Feliz año le desea Paolo Lüers
(Más!, El Diario de Hoy)

viernes, 6 de enero de 2012

Un viejo rebelde moviliza a la juventud


Un viejo rebelde moviliza a la juventud

Los medios hablan todos los días de las elecciones primarias republicanas, pero hacen todo lo posible para ignorar a uno de los contendientes: Ron Paul. Uno tras otro los precandidatos republicanos a la presidencia de Estados Unidos han sido convertidos por los medios “raising stars”, sólo para desvanecerse a pocas semanas, a veces días. Primero Michelle Bachmann, que se presentaba como candidata del Tea Party, sólo para darse cuenta que había seis otros que se proyectaban así y se repartían el voto ultraconservador que ella pensaba monopolizar. Después Mitt Romney, el candidato del “establishment republicano”. Luego Rick Perry, el gobernador de Texas quien se incorporó a la carrera para contener a Romney. De repente Herman Cain, el total “outsider”, no sólo por ser negro, sino también por su evidente ignorancia en temas políticos. Al caer en desgracia y renunciar Cain, todos enfocan a Newt Gingrich, el controversial líder de la “revolución conservadora” de los años 90. En la recta final antes de la primera cita electoral en Iowa, Romney le lanza una campaña negativa describiéndolo como el hombre de la maquinaria partidaria de Washington que los locos del Tea Party detestan - y Gingrich se desploma y comienza a subir en las encuestas el ex-senador de Pensilvania Rick Santorum, un  populista de derecha con un discurso intransigente contra el aborto, los derechos de los homosexuales y los inmigrantes.

Lo que muy pocos periódicos reportan es que apartado de este “reality show” de nuevos “frontrunners” y favoritos ponchados hay un candidato que ha  subido persistentemente en todas las encuestas - de manera lenta pero segura: Ron Paul, el congresista libertario y rebelde que nunca está en el centro de la atención mediática. Incluso el hecho que Paul salió en Iowa como “frontrunner”, junto a Mitt Romney y Rick Santorum, no rompe la cuarentena que le recetaron los medios norteamericanos. Comienzan a discutir en serio las posibilidades de un representante de la ultraderecha anti-imigrante y homofóbica como Rick Santorum de convertirse en candidato republicano o incluso en presidente, pero siempre cuando mencionan a Ron Paul, inmediatamente lo descalifican como un radical demasiado lejos del “mainstream”, como “no elegible” y casi como loco.

Muy a pesar de que en Iowa salió tercero y que las encuestas nacionales lo proyectan como el más fuerte contender de Romney, Ron Paul nunca está en el centro de la discusión de los cientos de ‘expertos’ en los estudios de los canales. ¿Será que no lo toman en serio?

Es al revés: Lo toman muy en serio, pero les es demasiado incómodo. Es un tipo que no se adapta al juego entre los círculos políticos y mediáticos de Washington. Demasiado radical, dicen, demasiado rebelde, excesivamente independiente, incontrolable....

Suficiente razón para preguntarse: ¿Y quién es este hombre de 76 años que propone abolir la poderosa Federal Reserve (Banco Central) de los Estados Unidos, y suspender toda la presencia militar norteamericana fuera del país? ¿Qué ha hecho este diputado de Texas para que todo el “mainstream polítco” y mediático lo trate de ningunear, incluyendo los medios tradicionalmente ligados a los republicanos?

Ron Paul es un libertario. Es un hombre que tiene 30 años luchando desde el Congreso contra el crecimiento del Estado, contra el endeudamiento, contra las intervenciones militares, contra el rol de policía mundial de Estados Unidos, incluso contra la ayuda externa...

“En vez de asegurar nuestras fronteras nosotros hemos planificado, iniciado y lanzado guerras de agresión. Nuestra Fuerza Armada está dispersa en todo el planeta y seguimos involucrados en peligrosos juegos de poder que sin necesidad ponen en riesgo las vidas de nuestros soldados. Despilfarramos la riqueza de nuestro país como si no existiera ningún mañana. No hace ningún sentido – a menos que confundamos el interés nacional con el interés hacer crecer las ganancias de la industria militar...”

Claro que un candidato que habla así no es del agrado de la cúpula del partido republicano. Claro que un candidato que habla así es declarado loco, no sólo por Obama sino también por líderes republicanos como Rumsfeld, Cheney y los Bush, y por los que son parte de la maquinaria partidaria, como el ex-gobernador Mitt Romney, el ex-presidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich y el gobernador Rick Perry...

Leyendo estas declaraciones de Ron Paul uno entiende perfectamente porqué este viejo luchador por la libertad individual y contra el poder del gobierno tiene la base de apoyo juvenil más sólida entre todos los candidatos: entre universitarios y soldados ninguno de sus contendientes tiene tanto apoyo que Ron Paul. Y ninguno tiene tanta presencia y tantos activistas en las redes sociales.

Es cierto, Ron Paul es un tipo radical. Pero no es ultraderechista trasnochado y reaccionario como Santorum y Bachman, ni es un cínico y corrupto derechista como  Gingrich o Perry. Sus activistas en las universidades andan camisetas con el slogan “The Ron Paul Revolution”, donde se destaca la palabra “love” dentro de la palabra “revolución”.

En una contienda dominada por oportunistas, populistas y reaccionarios, vale la pena echarla una segunda mirada a Ron Paul. Y cada día son más los norteamericanos que lo hacen...
(El Diario de Hoy)

jueves, 5 de enero de 2012

Carta al arzobispo de San Salvador


Excelentísimo monseñor:

Usted cometió un error: mandó a remover de Catedral el mural de Fernando Llort sin consultar con el artista. Pidió disculpas y el ofendido las aceptó.

En el alboroto que se armó en la opinión pública, yo de imprudente me metí opinando - sin tener ninguna vela en este entierro del mural. Porque a mi me da igual si este mural esté o no. A mi, esta catedral me parece fea, con o sin mosaico.

Mi atrevimiento era agarrar el asunto de su lado cómico: mientras el mural estaba, todos se burlaban de “la toalla” - y ahora que la removieron, esta toalla es declarada patrimonio nacional y elemento de nuestra identidad nacional. ¿Para qué abrí el pico sobre algo que no me compete ni me importa? Me cayeron insultos y amenazas de todo tipo, incluyendo de deportarme del país. Todo porque soy alérgico contra palabrotas como ‘identidad cultural’ y ‘patrimonio nacional’...

No me quejo, estoy acostumbrado a que mis opiniones a veces provocan intolerancia. Viene con el oficio...

Me imagino que usted también está impresionado por la avalancha de crítica y odio que le cayó encima. Lo que más me impresionó es el hecho que izquierda y derecha, que nunca logran ponerse de acuerdo sobre nada, en este asunto coincidieron plenamente. Imagínese, ¡don Enrique Altamirano coincidiendo con activistas de izquierda!

No sé si alegrarme o asustarme de tanta unidad en defensa de la ‘identidad nacional’...
Me alegra, porque demuestra que aun hay campos de coincidencia. También me asusta porque conlleva una tendencia de intolerancia al derecho de cuestionar y de burlarse. Por ejemplo: ¿No se puede cuestionar el valor estético de una obra como la de don Fernando en la fachada de una catedral? ¿No se puede cuestionar ciertas obras, sólo porque alguna autoridad en algún momento los decretó como monumentos nacionales?

Yo estoy de acuerdo que nadie, ni usted ni yo, tiene el derecho de pedir o mandar a quitar una obra, sólo porque no nos guste o porque no nos parezca adecuada. Pero tampoco permitamos que por esto quede cerrado, de una vez por todos, cualquier debate crítico sobre las obras consideradas ‘patrimonio nacional’?

Usted ya pidió disculpa. Yo hago los mismo, en caso que mi tono burlón haya ofendido a don Fernando y las personas que se identifican con su obra. Pero tampoco me voy a callar. Y usted, monseñor, tampoco debería callarse.

Saludos, Paolo Lüers
(Más!)

miércoles, 4 de enero de 2012

En el aniversario de la paz, ¡luchar por la paz!


En el aniversario de la paz, ¡luchar por la paz!

El movimiento ”Don Ramón – Yo no me dejo rentear” fue creado en el 2010 como un ensayo: Un grupo informal de artistas y escritores, activistas de movimientos ciudadanos y creativos de publicidad quería ver si mediante acciones  de “publicidad guerrillera” y el máximo uso de facebook se podía crear una movilización ciudadana capaz de retar el poder de las pandillas de intimidar a toda la sociedad.

El resultado fue a la vez positivo y negativo. Se logró el impacto en la opinión pública, pero nunca se logró una movilización ciudadana sostenida. Las organizaciones civiles con presencia territorial vieron la campaña con simpatía, pero no la asumieron para desarrollarla en sus sectores o territorios. Igual las alcaldías y las iglesias. Al fin los que se inventaron la campaña la abandonaron.

Pero pasó una cosa insólita: la pagina facebook de la campaña “Don Ramón - Yo no me dejo rentear”, a pesar del abandono de sus iniciadores, siguió creciendo como ninguna pagina en las redes sociales en El Salvador. De unos 20 mil “amigos” que tenía Don Ramón cuando sus creadores dejaron de intervenir en su propia cuenta,  ésta ha crecido a más de 88 mil salvadoreños ahora que apoyan a Don Ramón diciendo “Yo no me dejo rentear”.

Esto comprueba que la campaña Don Ramón ha despertado algo mucho más fuerte y grande de lo que tuvieron capacidad de organizar sus iniciadores. Comprueba que está creciendo el rechazo al régimen del miedo que mantiene fuertes a las pandillas. Está queriendo expresarse. Se expresa en facebook y quiere expresarse en las calles y barrios...

Ante esta situación, los iniciadores de la campaña decidieron volver a hablar a nombre de Don Ramón, haciendo un llamado a todas las múltiples iniciativas en pro de la paz y en contra de la violencia y delincuencia que han surgido en los últimos años. Recibimos de parte de Don Ramón  el siguiente llamado:

“Todo el mundo está planificando actos solemnes para los 20 años de los Acuerdos de Paz. Hagamos mejor algo menos solemne, pero con un mensaje más claro: EN EL ANIVERSARIO DE LA PAZ, UNA GRAN MARCHA POR LA PAZ Y CONTRA LA VIOLENCIA EN EL SALVADOR.”
Don Ramón solicita a todas las organizaciones que andan hablando de PAZ PARA EL SALVADOR que se unan para convocar esta marcha.
También a los firmantes de la paz.
También a  las iglesias.
También a las organizaciones juveniles.
Como escribió alguien hace pocos días: CADA JOVEN QUE SE EXPRESE PÚBLICAMENTE CONTRA EL RÉGIMEN DEL MIEDO LE QUITA UN POCO DE PODER A LAS PANDILLAS.
¡Entonces, salgamos todos para quitarles el poder a los delincuentes!
Firma: Don Ramón y sus 80 mil amigos.”

Como yo, en una de mis cartas-columnas publicadas en Más y El Diario de Hoy, fue este ‘alguien’ que expresó esta frase citada por Don Ramón, y como siempre me he identificado con esta iniciativa ciudadana, quiero hacer eco a esta idea.: La mejor manera de honrar los Acuerdos de Paz en su vigésimo aniversario es precisamente lo que Don Ramón propuso: una marcha nacional contra la violencia el 16 de enero, día de la firma de la paz en el castillo de Chapultepeque en México.

A ver si la sociedad civil del país tiene la capacidad de unirse para hacer frente al cáncer de la violencia y a su hermano gemelo: el miedo que nos mantiene en impotencia y pasividad. Los Acuerdos de Paz del 1992 no venían del cielo, ni de Naciones Unidas, ni de la repentina conversión de las partes beligerantes en pacifistas, sino de la presión de la sociedad civil que se negaba a seguir soportando la guerra. A ver si esta presión existe hoy ante la violencia delincuencial, o más bien si estamos capaces de expresarla y canalizarla...
(El Diario de Hoy)

martes, 3 de enero de 2012

Carta sobre lo bueno que podemos esperar del 2012


Carta sobre lo bueno que podemos esperar del 2012

Luego de cerrar el año con tres cartas sobre lo feo, la malo y lo bueno del 2011, me toca iniciar el año nuevo escribiendo sobre lo bueno que podemos esperar del 2012. No quiero ser ave de mal agüero, hablando de cosas malas por pasar; pero tampoco fomentar la ilusión que el país se va a componer por arte de magia. Seamos realistas para determinar lo qué podemos lograr en el 2012.

En las elecciones de marzo 2012 el país puede lograr reestablecer el sano equilibrio entre gobierno y oposición. Y de paso entre Ejecutivo y Asamblea. Ambos equilibrios fueron trastornados luego de las elecciones del 2009 por la compra-venta de voluntades de diputados y partidos enteros.


Si se asume esta lucha desde ya, se puede lograr que la presión ciudadana triunfe sobre la tentación del gobierno y los partidos oficialistas de adelantar el nombramiento de los nuevos magistrados de la Corte Suprema, aprovechando la falta de equilibrio en la Asamblea actual. Es obvio que elegir a los nuevos magistrados no le toca a la Asamblea saliente con sus mayorías compradas. De esta batalla dependerá el tipo de Corte Suprema que tendremos en los próximos años: independiente o plegada a los intereses partidarios.

Es decir, si la ciudadanía se pone las pilas desde ya, el 2012 puede ser el año en que se defendió y fortaleció la independencia de la Asamblea y de la Corte Suprema. Al lograr esto, el país puede aguantar el mal gobierno que no podrá cambiar hasta el 2014. Porque en un país donde funciona adecuadamente la división entre los tres poderes (gobierno, parlamento y órgano judicial), ninguno de los tres que funcione mal puede hundir al país. Ni queriendo.


Si logramos una Asamblea y una Corte independientes, y de paso un equilibrio entre oposición y gobierno, también habremos construido las condiciones para poder construir acuerdos nacionales entre todas las fuerzas políticas y sociales. Esto fue imposible durante los primeros 2 años del gobierno Funes, precisamente por la falta de confianza y seguridad jurídica a raíz de la distorsión de la correlación de fuerzas en la Asamblea y los permanentes intentos de debilitar la independencia de la Corte. Nadie en su sano juicio negocia pactos de nación con un gobierno que trata de suspender la independencia de la Asamblea y de la Corte para obtener poder de chantaje sobre la sociedad civil: o me aceptan mis términos de los acuerdos nacionales, o de todos modos me impongo haciendo uso de mi control de los demás poderes...

O sea: si queremos compromisos compartidos entre gobierno, oposición y sector privado, tenemos que restablecer el equilibrio alterado entre los poderes y entre gobierno y oposición.

Entonces, ¡un feliz 201

(Más! y El Diario de Hoy)