Estimados amigos:
Viendo que al coronel Sigifredo Ochoa Pérez lo volvieron a llamar a las armas luego de 24 años de vida civil para callarlo, mejor me quiero curar en salud. Por esto me dirijo a ustedes, que durante la guerra eran la máximo autoridad del FMLN, para decirles: Por favor tomen medidas para evitar que a alguien que ostenta poder en el Frente actual y en este gobierno loco se le ocurra volver a llamarme a las filas activas de la revolución – sólo para callarme el pico.
Yo sé que la Comandancia General ya no existe y que la guerra se acabó en 1992, y que sería una locura llamar a alguien al servicio como soldado de una revolución que ya no existe. Pero así habrá pensado Sigifredo también: La guerra terminó hace 20 años, llevo una vida civil de 24 años, tengo todo el derecho de criticar al comandante en jefe y presidente de la República. ¡Y mire lo que le pasó! ¡Mire qué le hizo el gobierno de ustedes!
Igual que Sigifredo Ochoa me tomo la libertad de opinar y criticar sin pedirle permiso a ustedes, que durante la guerra fueron mis comandantes. Como Ochoa pienso que luego de 20 años de vida civil e independiente, libre de disciplina militar o política, ninguna autoridad militar, partidaria o revolucionaria me puede obligar a volver a obedecer órdenes y callarme.
Por suerte presté mi servicio como guerrillero y revolucionario en el ERP, organización que luego de la guerra tomó la decisión de disolverse y de mandar a todos sus ex-militantes a la vida civil. Así que es muy poco probable que a Joaquín Villalobos o Jonás o Ana Guadalupe Martínez se les ocurra volver a tomar control sobre lo que yo pienso o digo...
Tal vez corren mayor peligro mis amigos Facundo Guardado y Salvador Samayoya. Ellos también ejercen el oficio de la crítica y tampoco tienen pelos en la lengua para criticar al FMLN. Pero ellos durante la guerra tuvieron como jefe máximo a Salvador Sánchez Cerén - el único de los cinco miembros de la antigua Comandancia General que todavía es miembro de la dirección del FMLN. Y además vicepresidente en el mismo gobierno que acaba de obligar al coronel Ochoa a volver al servicio activo. Y a callarse.
Comandantes, les pido atentamente que no nos hagan lo mismo a los ex-militantes del FMLN que nos hemos convertido en civiles y además en críticos.
Saludos, Paolo Lüers
(más!, El Diario de Hoy)