lunes, 29 de marzo de 2004

Cuando ladra y mueve la cola, se supone que es chucho

Los editores de El Faro me informaron que Mauricio Funes les solicitó espacio para hacer uso de su derecho de respuesta a las críticas hechas a él en esta columna. Entiendo que en esta edición de El Faro saldrá un artículo (el cual desconozco) con aclaraciones de Mauricio Funes. Tiene todo el derecho del mundo de responderme y de corregirme.

En una entrevista publicada en El Diario de Hoy del 25 de marzo, Funes cuenta a Lafitte Fernández que él no contrató a ninguna empresa de encuestas para el 21 de marzo y que la contratación estaba al cargo del gerente general del canal. Muy interesante detalle desde las entrañas de una empresa mediática, pero irrelevante para el caso. No hice en este espacio ninguna afirmación sobre quien contrató, simplemente porque no tengo ni tenía por qué tener conocimiento de esto. Tampoco sé ni me interesa saber quién contrata a los reporteros de un noticiero; sin embargo, si cometen errores graves, voy a criticar al director del noticiero, no al jefe de personal o al gerente general.

Además, Funes declaró a El Diario de Hoy que la encuesta en cuestión (la tal encuesta "boca de urna" que él difundió a las 5:35 p.m. dando 49% a Schafik Hándal), no fue realizado por el Centro de Opinión Pública (COP) de la Universidad Francisco Gavidia, sino por una empresa mexicana llamada Sencom. No puedo ni tengo por qué cuestionar esta información. Obviamente, Mauricio Funes sabe mejor que yo quién le hizo esta encuesta y esta mala broma de declarar a Schafik Handal ganador en la primera vuelta.

Pero siendo así, la cosa se enreda aun más. Normalmente un medio identifica sus fuentes, ya que siempre se gana credibilidad con una fuente identificada. A veces hay razones para no identificar una fuente, por ejemplo si es alguien quien corre peligro de represalias al identificarse. En el caso de una encuesta, es difícil imaginarse por qué un medio prefiere no identificar su fuente, sobre todo en el caso de una encuesta al final de una jornada electoral de mucha importancia y cuyos resultados están en conflicto con todos los datos manejados por otros medios, o sea, por la competencia.

Dejar bien claro la autoría de la encuesta sería una manera de por lo menos no asumir solo la responsabilidad, en caso que esta encuesta resulte equivocada.

En este sentido, no entiendo por qué el Canal 12, al presentarse la mencionada encuesta, jamás mencionó a la empresa mexicana. Por lo contrario, en este justo momento se insertó en la pantalla un cintillo de la Universidad Francisco Gavidia. En ese contexto, si el conductor Funes no dice quién hizo la encuesta que está dando a conocer y al mismo tiempo aparece un cintillo de una universidad que maneja un instituto de encuestas, ¿qué conclusión voy a sacar? Que estoy viendo los resultados de una encuesta de la Gavidia.

Si en el súper veo una botella cuya etiqueta dice Flor de Caña, la voy a tomar pensando que es ron. Si esta bebida me causa vómito, de nada me sirve que después me digan en el súper: mire, no fue ron, sino alcohol industrial con sabor a ron, y de todas maneras, este contrato de adquisición lo firmó nuestro gerente de compras…

Había otra pista falsa en este enredo. En la mañana, Mauricio Funes hizo una especie de llamado al público para que colaboraran con los estudiantes que estaban realizando una encuesta para el Canal 12 en los centros de votación. Me imagino que son los mismos estudiantes que Funes menciona en la entrevista con Fernández, cuando cuenta: "yo tenía que dar una colaboración (a la firma mexicana de encuestas, Sencom)… La única colaboración que me pidieron es que consiguiera un grupo de estudiantes que, cumpliendo el servicio social, se convirtieran en sus encuestadores".

Esto nos lleva a otra problemática: Cualquiera que mínimamente entienda de encuestas sabe que una de las fuentes más peligrosas de error es el personal de campo sin experiencia práctica y sin capacitación adecuada. Como conductor de un programa prestigioso de noticias no daría mi cara para una encuesta de boca de urna realizada por estudiantes inexpertos que están cumpliendo horas sociales, es decir, trabajando de choto. Mucho menos sabiendo que en el país existen varios institutos que ya disponen de un cuerpo bien capacitado de encuestadores.
Y ahí estamos en el punto realmente crítico de todo este enredo: ¿Cómo es posible que un conductor de la estatura de Funes no haya por lo menos relativizado los datos de esta encuesta, sabiendo que fue realizada por estudiantes inexpertos y que tenían problemas para desempeñar su trabajo en los centros de votación, sabiendo que el 50% de los entrevistados no habían respondido, y sabiendo que otros medios manejaban datos no sólo diferentes sino inversos? Nada de las declaraciones que da Funes en El Diario de Hoy explica esto.

¿Que fue el gerente general del canal que contrató la encuesta?… La puede haber contratado Su Santidad el Papa, pero esto no obliga al periodista a cargo del programa a presentar los resultados sin cuestionarlos, sin relativizarlos. ¿Qué hace un periodista cuando hay información confusa o contradictoria? Citar todas las fuentes disponibles, identificar cada fuente con precisión, comparar los diferentes datos. No asumir como propio y verdadero ningún dato mientras no se resuelven las contradicciones. Punto. Nadie exige al periodista que sepa todo.
Dar a conocer un resultado inverso cuando cualquiera que observaba los comicios con los ojos abiertos y la mente despejada de partidismo podía ver al mediodía quién estaba ganando es grave para un canal de televisión.

En todo el mundo las elecciones no sólo son carreras entre partidos y candidatos, sino al mismo tiempo entre los medios que las cubren y que tratan de ser los primeros en tener los números correctos. Bueno, en El Salvador la derecha ganó ambas carreras. Mientras Funes todavía tenía su encuesta de boca de urna diciendo que Schafik ganaba con gran diferencia, TCS transmitía en vivo los primeros conteos rápidos, anunciando la clara tendencia de una victoria en primera vuelta de Tony Saca. Los canales con cierta apertura hacía la izquierda andaban igual de perdidos que algunos dirigentes del FMLN que todavía estaban cantando victoria cuando el resto del mundo ya sabía quién había perdido en grande.

Obviamente, se creyeron la propia propaganda que durante meses rezaba que TCS sólo propagaba mentiras. Y obviamente estaban viendo y haciendo caso a Mauricio Funes.

No sé qué pretende Mauricio Funes con sus aclaraciones. Se va por la periferia, hablando de quién contrató a quién, pero no habla de lo esencial: de la responsabilidad del periodista de manejar con transparencia las fuentes y los datos, sobre todo cuando son contradictorios. Esta responsabilidad es del periodista, no la podemos delegar a ningún gerente. Los gerentes contratan, esto es su oficio. Los periodistas manejamos datos y opiniones, y cuando fallamos, no nos podemos esconder detrás de ningún gerente, director o dueño.

PS: Prometo que la próxima columna no tratará ni de elecciones, ni de Mauricio Funes, ni de chuchos
(Publicado en El Faro)

lunes, 22 de marzo de 2004

El otro derrotado: Mauricio Funes

Aparte de los perdedores obvios de estas elecciones -Schafik Hándal y Héctor Silva- habría que mencionar otro: Mauricio Funes. Que ironía que a la par del candidato del FMLN también saliera derrotado quien fue el candidato alternativo, por lo menos en la visión de los que dentro del FMLN se opusieron a la candidatura de Schafik.

El día 21 de marzo, a las 5:35 de la tarde, media hora después del cierre de los centros de votación, Funes dio a conocer en el canal 12 que Schafik Hándal llevaba una ventaja clara sobre Tony Saca, con más de 49% de los votos a su favor. Este pronóstico sorprendente, que por lo menos durante media hora mantuvo asustado y confundido a todo el mundo, se basó en los primeros resultados de un "exit poll" (lo que en el lenguaje de los operadores político-electorales llaman "boca de urna"). Se trata de una encuesta a las personas que acaban de votar, preguntándoles por quien dieron su voto. En todo el mundo es conocido como el menos confiable de los métodos de medición de la opinión pública. Por esto no se usa para pronosticar resultados, sino más bien como uno entre varios instrumentos de control al proceso de conteo de votos.
El "exit poll" que puso patas arriba a los resultados fue realizada por el Centro de Opinión Pública (COP) de la Universidad Francisco Gavidia. Fue encargada por Canal 12, por lo menos fue presentada así en pantalla en el programa Decisión 2004 de Mauricio Funes. Interesante, porque el COP había sido el único instituto que, en contra de la tendencia constatada por todas los demás encuestas, pronosticaba ya el día antes de las elecciones un empate técnico entre ARENA y FMLN. ¿Porqué de repente el Canal 12, que durante años ha trabajado apoyándose en las investigaciones y los análisis del más prestigioso instituto de encuestas del país, el IUDOP (Instituto Universitario de Opinión Pública de la UCA) dirigido por Miguel Cruz? No sabemos. ¿Qué se ha hecho Morgan Bojórquez, quien durante años analizó para el Canal 12 las encuestas, con bastante autoridad y pronósticos muy acertados? No sabemos.

De repente aparece Mauricio Funes con su fuente nueva: el COP de la Universidad Francisco Gavidia. Y con resultados que huelen raro a cualquiera. Funes explica en pantalla que sus números a favor de Hándal son resultado de más de 200 mil entrevistas. Sin embargo, el cuadro que está en pantalla da al FMLN el 49% con apenas 52 mil votos. Aplicando matemática de cuarto grado, esto significa que de 200 mil entrevistas solamente obtuvieron 100 mil respuestas, la otra mitad no contestó.

¿Quién se atreve a sacar conclusiones de una encuesta en la cual 50% no contestan? Sólo Mauricio Funes. (Después Miguel Cruz del IUDOP explicaría que ellos no publicaron los resultados de su propio "exit poll", precisamente porque hubo una cuota demasiada alta de entrevistados que no contestaron. )La misma desinformación sale al mundo entero vía cables y noticieros internacionales. Imagínese: la noticia corriendo por el mundo, diciendo que según un exit poll realizado por Canal 12 y el COP Schafik Handal se perfila como ganador de la primera ronda. Y minutos después los resultados reales, mostrando una paliza de cantina para el mismo candidato.

Pero lo mejor de este drama viene una hora después. Pasa algo insólito: la nación entera observa con incredulidad a un Mauricio Funes retractándose en público. Con mucho enredo, pero retractándose. No terminan las sorpresas: de repente aparecen en la pantalla del canal 12 el padre Rodolfo Cardenal de la UCA y Miguel Cruz del IUDOP de la UCA. ¿Quien los llamó para apagar el fuego, quién sabe? Pero fueron ellos, no Mauricio Funes, quienes con toda claridad explicaron que la tendencia de los resultados era contraria a lo anunciado por el COP y Mauricio Funes. Fueron ellos, no Mauricio Funes, quienes explicaron que a esta altura era absurdo confiar en una encuesta "de boca de urna" cuando media hora después se disponía de resultados preliminares de conteo rápido de urnas.

Lo que ahí pasó es realmente algo insólito. Un canal de televisión, el cual durante años ha trabajado muy de cerca (y muy bien) con un instituto X, decide contratar este año a la competencia, el instituto Y. El instituto Y mete la pata, anunciando como ganador al candidato derrotado, exhibiendo serias fallas metodológicas. Entonces, el canal de televisión tiene que traer a sus estudios a la competencia, o sea al mismo instituto X de antes, para rectificar los errores y al fin proveer una correcta interpretación de los datos.

El público y los ejecutivos del canal deben preguntarse: ¿por qué no contratamos de una sola vez al IUDOP de la UCA que tiene en record envidiable de presentar encuestas bien hechas, bien interpretadas y libres de compromisos políticos o partidarios?Y este columnista, desvelándose luego de una larga jornada, reflexiona: yo puedo comprender que antes y durante las votaciones haya gente interesada en manipular la opinión pública con encuestas a su favor. Por esto en nada me sorprendió el extraño vaticinio que hiciera un día antes de las votaciones el COP, sobre todo conociendo a Walter Raudales, el director de este instituto ¿Pero, media hora después del cierre de la votación, y media hora antes de la salida de los primeros resultados del conteo rápido? No tiene sentido político. A menos que alguien esté totalmente convencido del inminente triunfo de, en este caso, el FMLN, y quiere ser el primero en vaticinarlo mientras todos los demás, obedeciendo a la sabiduría y al profesionalismo, esperan los primeros resultados. Pero en última instancia, no importa si Mauricio Funes trató de manipular o pecó de ambicioso, de todas formas se jodió.

Tal vez ahora, con la derrota de Schafik, Funes pueda volver a postularse como la respuesta a los serios problemas de liderazgo del FMLN. Pero en el canal 12, efectivamente hacen falta una cara y una mentalidad nueva.

P.D.: En caso que alguien se pregunte cual es mi opinión sobre el resultado electoral, voy a confesar mi primerísima reacción: que bueno que podremos seguir portándonos mal. Ya que me contaron que uno de los candidatos, en plaza pública, dijo que al ganar él, gente como Salvador Samayoa, Facundo Guardado y Joaquín Villalobos podrán quedarse en el país, siempre y cuando se porten bien. Por suerte no ganó, y seguiremos portándonos mal los que somos de izquierda y no del FMLN. Sin pedirle permiso al presidente. (Publicado en El Faro)

lunes, 15 de marzo de 2004

No dejarse joder y no dejar de joder

No entiendo el escándalo sobre el tono agresivo que enfrentan los candidatos. Me entran dudas si realmente quieren ser presidente de la república, o si más bien de una asociación cristiana de boy scouts. Los medios, los curas, los comentaristas, las ONG's, lamentando y condenando las "campañas sucias". Recibo e-mails de una poetisa, escritas en tono de máxima alerta, urgiendo aportes financieros para una campaña de un organismo de buena gente de Estados Unidos para contrarrestar la "contaminación del proceso electoral". No chinguen, aquí la única contaminación electoral son las pintas de y pegas de los dos partidos grandes, y tal vez la cantidad de paja que se habla. ¿Cuál es el miedo al tono agresivo? ¿Están hablando de las elecciones infantiles o de las elecciones de verdad?

Hace años, Guayo Molina me preguntó cual era mi definición del carácter salvadoreño, y le dije, sin pensarlo mucho: "No dejarse joder." Si lo hubiera pensado bien, hubiera agregado: "Y no dejar de joder."Entonces, en este país de jodarria, ¿cómo es posible que todo el mundo se ponga tan santo cuando de elecciones se trata? Esto, para mi, es la interrogante realmente intrigante, mientras todo el mundo, en el usual tono llorón de los abogados del political correctness, se pregunta por qué las campañas son tan sucias, por qué las críticas son tan confrontativas, por qué los pobres candidatos son víctimas de críticas personales, por qué incluso se atreven a sacarle a los pobrecitos cosas de su pasado…

Si alguien se postula para presidente, ¿cómo puede sorprenderse que la gente quiera saber y discutir sobre su pasado? Si alguien que ha sido, por varias décadas, Secretario General del Partido Comunista y además miembro de la Comandancia General que condujo a la guerrilla, ¿cómo piensa que los medios y la gente se van a olvidar de esto y no hacerle preguntas incómodas?

O en el otro caso, si alguien se postula como candidato y asume la dirección de un partido que orgullosamente rinde tributo a uno de los protagonistas de la guerra sucia, el mayor Roberto D´aubuisson y, con no menos orgullo, canta el himno de los escuadrones de la muerte, ¿cómo no va a estar preparado para que le cuestionen sus "manos limpias"?

No soy de la opinión que alguien que en la guerra participó no sólo en la guerra, sino incluso en la guerra sucia (sea desde su posición de guerrillero izquierdista o de militar o paramilitar derechista), hoy no puede optar por la presidencia. Claro que lo puede. Lo puede Schafik, lo podrá Villalobos, e igualmente, si ARENA hubiera postulado al general Ponce o a un notorio escuadronero, tendrían todo el derecho de hacerlo. Para esto se hizo la paz. Para esto la Comisión de la Verdad no inhabilitó a nadie por más de 10 años. Si es conveniente postular a este tipo de personajes, o si es conveniente seguir cantando los himnos de la guerra, es otra cosa. Sobre esto decidirán los electores en las urnas. Todo el mundo puede postularse. Pero cada uno tiene que asumir su historia y estar dispuesto a enfrentarla, incluyendo cuestionamientos de tipo político, moral e incluso personal. No asumir su historia (y la historia colectiva del partido que representa) y hacerse la víctima cuando lo cuestionan, es ridículo.

Es más: yo esperaría que los debates sobre y entre candidatos fueran mucho más duros. Si los debates y las críticas no hubieran sido tan aguados, no hubiera habido espacio para las basuras de Rafael Menjívar y sus homólogos del lado del FMLN.

Héctor Silva hubiera tenido que enfrentar cuestionamientos mucho más duros, obligándole a explicar su manera no muy transparente de tomar decisiones estratégicas. Dice que quiere ser presidente, entonces se necesita saber qué capacidad de decisión tiene, qué coherencia de propósitos y qué lealtad a sus colaboradores.

En el caso de Tony Saca, no me explico porque no lo han cocido a fuego lento para aclarar ¿cómo es que se hizo tan rápido de una empresa líder de comunicación y quiénes son los poderes detrás de su ascenso tan vertiginoso a las cúpulas de ANEP y de ARENA? Si esto se hubiera hecho, tal vez no estaríamos en la situación absurda de que todo el mundo sabe quién es el próximo presidente, pero nadie tiene la más mínima idea quien va a gobernar.

En el caso de Schafik Hándal, la gente piensa que "you get what you see". Es el único candidato que pensamos conocer. Muchos dicen: no me gusta, pero por lo menos no lleva disfraz. Equivocados. Hubiera sido sano para el país un debate mucho más radical, duro y crítico sobre sus concepciones de la democracia, sobre el rol del estado, sobre su conversión de comunista a populista a la Chávez. Porque esto es otra cosa que ha pasado casi desapercibido: mientras siguen hablando del peligro comunista, el FMLN ha dejado de ser comunista, convirtiéndose en algo peor. El nuevo populismo ya ni siquiera es de izquierda, por eso se llevan tan bien con el PCN.

Pero lo que menos logro entender es: ¿donde está el sentido de humor de los salvadoreños? Porque la divisa "no dejarse joder y no dejar de joder" no sólo tiene la dimensión de ganas de pelear, sino igualmente la de cagarse del chiste de todo, sobre todo de lo que se reviste de importante y solemne, como los políticos.

Y ahí tenemos el gran ausente de las campañas: el humor. Extraño que siendo los salvadoreños como son, nadie haya tratado de seducirlos con las armas del humor. Obviamente ha habido bastantes muestras de humor involuntario, o sea, los candidatos han sido ridículos pero nunca chistosos. Cito a mi esposa Daniela, respondiendo a los arriba mencionados e-mails de la poetisa: "como no tienen la inteligencia para responder con humor a lo que consideran absurdo, dudo que tengan la capacidad para gobernar el futuro de nosotros…"

O en otras palabras: si todos estamos de acuerdo que no queremos un presidente que se deje joder, ¿quisiéramos a uno que deja de joder y comienza a llorar cuando lo joden? No creo. Pero entonces, estamos en un huevo, porque nos quedaríamos sin presidente.

Sin embargo, es más grave aun. Esta campaña ha mostrado la ausencia de humor no sólo entre los candidatos y sus promotores, sino también en los medios, entre los analistas, entre los comentaristas. Materia prima no ha faltado. Si todos hubiéramos enfrentado la abundancia de lo absurdo con risa en vez de lamento, tal vez no estaríamos tan jodidos.

PS: Para remendar esta situación de insoportable seriedad, Alecus ha puesto todas sus caricaturas electorales en las paredes de La Ventana. Título: El Chiste de Votar. Inauguración y acto de cierre de campaña: martes 16 de marzo, 7pm.
(Publicado en El Faro)

lunes, 8 de marzo de 2004

¿Dirigentes reciclados o nueva clase política?

Oscar Picardo Joao, en su columna del 25 de febrero en La Prensa Gráfica, expone “Siete tesis sobre el centro político”, siendo la principal que “el país tendrá que esperar un nuevo liderazgo (…) para que resurja un centro que (…) no integre en sus filas a políticos frustrados, desencantados, desgastados o convertidos…” Y una semana después, en El Diario de Hoy, llega a la misma conclusión Marvin Galeas: “han fracasado, básicamente, porque sus fundadores estuvieron ligados a ARENA o al FMLN”.

No convence ninguno de los dos. El argumento que el centro no prospera por estar poblado de personas “recicladas” ayuda poco para entender la inminente derrota de la llamada Coalición del Centro. El proceso que estamos viviendo –y que apenas empezó- es de un reordenamiento del mapa político. Todavía prevalecen las fuerzas forjadas al calor de la guerra. El mapa político, con la predominancia de ARENA y el FMLN y la polarización entre ellos, es el mapa que nos dejó la guerra. La fórmula Silva-Sol -aunque su campaña no lo ha sabido proyectar- simboliza algo realmente nuevo y valioso, precisamente porque sus dos componentes son personajes históricos y, si se quiere concebirlo así, “recicladas”. Lo nuevo no reside en las personas, sino en la fórmula: un candidato presidencial, Héctor Silva, recién salido del FMLN; con una candidata a vicepresidente, Ana Cristina Sol, recién salida del ámbito de la derecha gubernamental. Otro cinco es que no han sabido capitalizar lo audaz de esta fórmula. La vendieron como una coalición de dos partidos, los cuales en última instancia no sumaron más que sus deficiencias: el CDU que ni siquiera es partido, no tiene cuerpo, no tiene presencia territorial ni identidad propia; y el PDC con todo el bagaje negativo de su co-gobierno con los militares durante la guerra. La suma PDC + CDU solo ocupa una mínima fracción del espacio teóricamente abierto por la fórmula Silva-Sol.
No se trata de buscar o inventarse dirigentes nuevos que no hayan tenido protagonismo durante las dos décadas del conflicto. ¿De dónde? Apenas han pasado 12 años desde el fin de la guerra. La naturaleza del conflicto ha obligado a toda una generación a tomar partido. ¿De dónde van a surgir hombres o mujeres con madera de dirigentes y con más de 35 años que no han sido, de una u otra manera, protagonistas de uno o del otro lado? Solo podrían salir gente mediocre, pálida y sin vértebra, como la “nueva clase política” de Ronald Umaña que se tomó al PDC para hundirlo más.

El problema de la coalición alrededor de Silva y Sol no es que en ella participan dirigentes “reciclados”, o sea, gente que anteriormente han tenido protagonismo en otros partidos, sobre todo en el FMLN histórico. Es al revés: la campaña de Silva no ha sabido aprovechar y convertir en participación activa la presencia, el apoyo y los insumos teóricos y morales de tantos personajes que en algún momento eran protagonistas dentro del esquema de polarización y conflicto, y quienes han roto con este esquema. ¿Apenas no es un privilegio de Héctor poder contar con el apoyo de una buena parte de la izquierda histórica de este país, o sea de las mujeres y los hombres que han hecho la guerra y construido la paz?

Ha pasado desapercibido que casi la mitad de los que firmaron por parte del FMLN histórico los Acuerdos de Paz hoy están alejados del FMLN y más bien apoyan a la fórmula Héctor Silva- Ana Cistina Sol: Salvador Samayoa, Ana Guadalupe Martínez, Fermán Cienfuegos, Joaquín Villalobos. Lo mismo pasa con una buena parte de los ex-jefes militares y políticos del FMLN durante la guerra; con muchos dirigentes históricos de las organizaciones populares de los 80 (ejemplo: Facundo Guardado); y con casi todos los dirigentes históricos del Frente Democrático Revolucionario de Guillermo Manuel Ungo y Enrique Córdova.

¿Y apenas no es un hecho político positivo y constructivo para el país que estas personalidades históricas de la izquierda hoy pueden unir esfuerzos con aquellos que provienen de la derecha, pero han llegado a la convicción que es necesaria la democracia social, como Ana Cristina Sol, como Rodolfo Parker, y los grupos empresariales relacionados con ellos?

Si esto es reciclaje, bienvenido sea. Se necesita urgentemente un proceso de este tipo que erosione los fundamentos de un bipartidismo insano e inmóvil como lo tenemos entre ARENA y el FMLN. No es reciclaje de personas, sino del mapa político. O se queda con el mapa dibujado en la guerra, con el alto costo del sistemático bloqueo a las reformas institucionales, económicas y sociales que necesita el país, o se trabaja para redibujarlo. Alguien tiene que hacerlo, ¿y quienes podrían estar en mejor posición de hacerlo que los protagonistas de los capítulos anteriores? Es más, es su responsabilidad histórica, no pueden simplemente retirarse y dejar al país esperando que llegue una nueva generación de dirigentes.

Lastimosamente, la coalición Silva-Sol no ha sabido (o más bien sus partidos integrantes no han querido) convertir en fuerza y dinamismo su gran amplitud. Perdieron las elecciones cuando decidieron reducirse a una coalición de los partidos CDU y PDC, en los cuales no tienen cabida la mayoría de estos personajes y de las tendencias que representan. La todavía difusa pero potencialmente fuerte corriente de la izquierda democrática no cabe en el CDU. Y la nueva derecha con vocación social y democrática no cabe en el PDC.

Tanto el PDC como el CDU son variantes del socialcristianismo. El socialcristianismo es una pieza importante e indispensable dentro del rompecabezas que habrá que armar para construir la coalición amplia y novedosa que se necesita para sustituir al Frente como fuerza principal de oposición y como alternativa a ARENA. Pero tienen que tener igual espacio y protagonismo las diferentes expresiones de la izquierda democrática (llámense renovadores o socialdemócratas, revolucionarios democráticos o socialistas), de la cual incluso una buena parte todavía está dentro del Frente; más la centroderecha, de la cual una parte todavía está ligada a ARENA.
Entonces, el punto en la agenda a partir del 22 de marzo es debatir cómo construir esta coalición. Lo más lógico y sano me parece que cada uno primero arregle su casa: las diferentes corrientes de la izquierda democrática, que se pongan de acuerdo para constituir una fuerza pluralista, pujante de izquierda con producción intelectual y organización territorial y sectorial, quitándole al Frente la posibilidad de seguir capitalizando el hecho de ser el único partido de izquierda y la heredera exclusiva de la acumulación histórica de la izquierda salvadoreña. Las diferentes tendencias de la democracia cristiana, que superen el caudillismo, vayan al reencuentro y formen un partido demócrata cristiano fuerte y capaz de recuperar su base histórica que después de la guerra la han perdido al Frente.

Y la derecha democrática y con vocación social, que demuestre que realmente existe y quiere asumir un rol activo en la transformación del país, constituyéndose como un grupo con cabeza y cuerpo, y sobre todo, con identidad política propia. Y tal vez nos llevamos la sorpresa que este grupo, una vez articulado, se perfile más bien como parte integral de la izquierda democrática.
Estas tres afluentes –que no necesariamente tienen que organizarse como partidos- pueden convertirse en una corriente fuerte, una coalición verdaderamente pluralista, participativa y capaz de romper el equilibrio fatal de los extremos. Para que esto sea posible, dentro de cada uno de los tres campos así como entre los tres campos tienen que echarse a andar procesos nuevos, creativos y honestos de discusión y de toma de decisiones. En esto, nuevamente, tendrán un papel indispensable los dirigentes “reciclados”, o sea los dirigentes con capacidad de reinventar el proyecto político común.

Así como en Afganistán y en Irak, cuando dejaron de existir todas las instituciones del estado y de los partidos, recurrieron a especies de “Concejos de Sabios” para crear una mínima base de consenso sobre cómo seguir funcionando como nación, les va a tocar a las personas que visten autoridad histórica, moral o intelectual en el contorno de la izquierda democrática a constituirse provisionalmente, a partir del 22 de marzo y hasta que haya un proyecto político conjunto, como Concejo de Sabios para echar a andar el proceso de discusión, definición y toma de decisiones.
(Publicado en El Faro)

lunes, 1 de marzo de 2004

Estamos por elegir gobernantes, no editores en jefe

El Faro quería una columna sobre los medios. Crítica a los críticos. Vacilé bastante tiempo antes de aceptar el reto. No tenía ganas de asumir el rol del sabelotodo. No sirvo de árbitro, soy demasiado polémico. Me gusta pelear no juzgar. Así que no esperen de esta columna transversal la sabiduría de un juez, sino más bien las patadas de alguien que le gusta polemizar. Y otra cosa: no esperen que escriba cada semana. Tengo otras cosas que hacer, como preparar tragos en La Ventana.

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¡Que actitud más salomónica de El Faro a condenar a los dos: tanto a TCS como a Schafik Handal! Claro, como periodistas, siempre cuando estamos en el debate sobre la ética periodística, sobre el rol de los medios en la sociedad, es necesario enarbolar las banderas de la imparcialidad, de la objetividad, de la verdad… y criticar a los medios que sistemáticamente (no sólo por accidente o negligencia, sino por decisión de sus propietarios y/o jefes editoriales) violan estos principios. Es nuestro deber como periodistas luchar por mejorar nuestros medios.
Sin embargo, si estamos en contienda electoral, el principal tema de debate no es el comportamiento de los medios. No se trata de elegir a editores en jefe sino a gobernantes. El contexto de la actual confrontación TCS-FMLN es la coyuntura electoral, es la lucha por el futuro gobierno, y sobre cómo gobernar. Y ahí aplican otros criterios: criterios para gobernantes. De un periodista o un medio puedo pedir imparcialidad, tolerancia, etc. Pero de un gobernante tengo que pedir mucho más: respeto y tolerancia a los medios, incluso a los que (violando la ética periodística pero no las leyes de la república) escogen ser parciales, sujetivos, intolerantes, tendenciosos, antigubernamentales y no apegados a la verdad.

Los que tienen que juzgar y sancionar estas faltas a la ética periodística son el público, los lectores, los televidentes, los consumidores. Nunca el gobernante. El gobernante tiene que ser tolerante aun con el intolerante. Tiene que ser imparcial incluso con el parcial.

Schafik, como candidato, tiene todo el derecho de negarle declaraciones, informaciones, entrevistas a TCS (otra cosa es si esto es prudente políticamente, pero esto es problema suyo). ¿Pero que haría Schafik como presidente? ¿Qué haría el FMLN como gobierno? Como gobernantes no tendrían ningún derecho a sancionar o sabotear a una empresa simplemente porque ésta ha adoptado la política de no ser imparcial. Siempre tendrían que darle a esta empresa el mismo acceso a información y a los anuncios del gobierno.

Visto desde el punto del gobierno, un medio tiene que tener todo el derecho de ser parcial, mentiroso, sujetivo, antigubernamental. Mientras no viola leyes (por ejemplo cometiendo el delito de difamación), el gobierno no tiene porque sancionar al medio. Ser mentiroso y tendencioso puede ser muy repugnante, pero no es ilegal. De todas formas: si un medio viola o no las leyes, sobre esto tienen que decidir jueces, no gobernantes.

Vista en el contexto de la elección de gobernantes, la confrontación entre el FMLN y TCS provoca serias dudas sobre la aptitud del FMLN a gobernar democráticamente. (Igualmente provoca dudas sobre la vocación democrática de Boris Eserski, dueño de TCS. Pero como ya dije: no estamos eligiendo al presidente de TCS sino al presidente de la república.) Unos días después del incidente en el Parque Cuscatlán hubo una discusión en el Canal 33 sobre el tema. Participaron tres representantes del FMLN (Ileana Rogel, Hugo Martínez, Leonel González), y la retórica de los tres era: no vamos a tolerar a medios parciales y tendenciosos como TCS o El Diario de Hoy.

A mi, como periodista, a veces me da miedo el nivel de parcialidad de nuestros medios. Hay que seguir luchando por medios más objetivos y profesionales. Lo he hecho toda la vida. Pero más miedo aun me da la perspectiva de tener gobernantes que no toleran a periodistas o medios parciales. ¿El gobierno como árbitro sobre la ética periodística? Mejor tener medios viciados que un gobierno como árbitro en la lucha por la ética profesional, la libertad de expresión y la independencia editorial. (Publicado en El Faro)