lunes, 15 de marzo de 2004

No dejarse joder y no dejar de joder

No entiendo el escándalo sobre el tono agresivo que enfrentan los candidatos. Me entran dudas si realmente quieren ser presidente de la república, o si más bien de una asociación cristiana de boy scouts. Los medios, los curas, los comentaristas, las ONG's, lamentando y condenando las "campañas sucias". Recibo e-mails de una poetisa, escritas en tono de máxima alerta, urgiendo aportes financieros para una campaña de un organismo de buena gente de Estados Unidos para contrarrestar la "contaminación del proceso electoral". No chinguen, aquí la única contaminación electoral son las pintas de y pegas de los dos partidos grandes, y tal vez la cantidad de paja que se habla. ¿Cuál es el miedo al tono agresivo? ¿Están hablando de las elecciones infantiles o de las elecciones de verdad?

Hace años, Guayo Molina me preguntó cual era mi definición del carácter salvadoreño, y le dije, sin pensarlo mucho: "No dejarse joder." Si lo hubiera pensado bien, hubiera agregado: "Y no dejar de joder."Entonces, en este país de jodarria, ¿cómo es posible que todo el mundo se ponga tan santo cuando de elecciones se trata? Esto, para mi, es la interrogante realmente intrigante, mientras todo el mundo, en el usual tono llorón de los abogados del political correctness, se pregunta por qué las campañas son tan sucias, por qué las críticas son tan confrontativas, por qué los pobres candidatos son víctimas de críticas personales, por qué incluso se atreven a sacarle a los pobrecitos cosas de su pasado…

Si alguien se postula para presidente, ¿cómo puede sorprenderse que la gente quiera saber y discutir sobre su pasado? Si alguien que ha sido, por varias décadas, Secretario General del Partido Comunista y además miembro de la Comandancia General que condujo a la guerrilla, ¿cómo piensa que los medios y la gente se van a olvidar de esto y no hacerle preguntas incómodas?

O en el otro caso, si alguien se postula como candidato y asume la dirección de un partido que orgullosamente rinde tributo a uno de los protagonistas de la guerra sucia, el mayor Roberto D´aubuisson y, con no menos orgullo, canta el himno de los escuadrones de la muerte, ¿cómo no va a estar preparado para que le cuestionen sus "manos limpias"?

No soy de la opinión que alguien que en la guerra participó no sólo en la guerra, sino incluso en la guerra sucia (sea desde su posición de guerrillero izquierdista o de militar o paramilitar derechista), hoy no puede optar por la presidencia. Claro que lo puede. Lo puede Schafik, lo podrá Villalobos, e igualmente, si ARENA hubiera postulado al general Ponce o a un notorio escuadronero, tendrían todo el derecho de hacerlo. Para esto se hizo la paz. Para esto la Comisión de la Verdad no inhabilitó a nadie por más de 10 años. Si es conveniente postular a este tipo de personajes, o si es conveniente seguir cantando los himnos de la guerra, es otra cosa. Sobre esto decidirán los electores en las urnas. Todo el mundo puede postularse. Pero cada uno tiene que asumir su historia y estar dispuesto a enfrentarla, incluyendo cuestionamientos de tipo político, moral e incluso personal. No asumir su historia (y la historia colectiva del partido que representa) y hacerse la víctima cuando lo cuestionan, es ridículo.

Es más: yo esperaría que los debates sobre y entre candidatos fueran mucho más duros. Si los debates y las críticas no hubieran sido tan aguados, no hubiera habido espacio para las basuras de Rafael Menjívar y sus homólogos del lado del FMLN.

Héctor Silva hubiera tenido que enfrentar cuestionamientos mucho más duros, obligándole a explicar su manera no muy transparente de tomar decisiones estratégicas. Dice que quiere ser presidente, entonces se necesita saber qué capacidad de decisión tiene, qué coherencia de propósitos y qué lealtad a sus colaboradores.

En el caso de Tony Saca, no me explico porque no lo han cocido a fuego lento para aclarar ¿cómo es que se hizo tan rápido de una empresa líder de comunicación y quiénes son los poderes detrás de su ascenso tan vertiginoso a las cúpulas de ANEP y de ARENA? Si esto se hubiera hecho, tal vez no estaríamos en la situación absurda de que todo el mundo sabe quién es el próximo presidente, pero nadie tiene la más mínima idea quien va a gobernar.

En el caso de Schafik Hándal, la gente piensa que "you get what you see". Es el único candidato que pensamos conocer. Muchos dicen: no me gusta, pero por lo menos no lleva disfraz. Equivocados. Hubiera sido sano para el país un debate mucho más radical, duro y crítico sobre sus concepciones de la democracia, sobre el rol del estado, sobre su conversión de comunista a populista a la Chávez. Porque esto es otra cosa que ha pasado casi desapercibido: mientras siguen hablando del peligro comunista, el FMLN ha dejado de ser comunista, convirtiéndose en algo peor. El nuevo populismo ya ni siquiera es de izquierda, por eso se llevan tan bien con el PCN.

Pero lo que menos logro entender es: ¿donde está el sentido de humor de los salvadoreños? Porque la divisa "no dejarse joder y no dejar de joder" no sólo tiene la dimensión de ganas de pelear, sino igualmente la de cagarse del chiste de todo, sobre todo de lo que se reviste de importante y solemne, como los políticos.

Y ahí tenemos el gran ausente de las campañas: el humor. Extraño que siendo los salvadoreños como son, nadie haya tratado de seducirlos con las armas del humor. Obviamente ha habido bastantes muestras de humor involuntario, o sea, los candidatos han sido ridículos pero nunca chistosos. Cito a mi esposa Daniela, respondiendo a los arriba mencionados e-mails de la poetisa: "como no tienen la inteligencia para responder con humor a lo que consideran absurdo, dudo que tengan la capacidad para gobernar el futuro de nosotros…"

O en otras palabras: si todos estamos de acuerdo que no queremos un presidente que se deje joder, ¿quisiéramos a uno que deja de joder y comienza a llorar cuando lo joden? No creo. Pero entonces, estamos en un huevo, porque nos quedaríamos sin presidente.

Sin embargo, es más grave aun. Esta campaña ha mostrado la ausencia de humor no sólo entre los candidatos y sus promotores, sino también en los medios, entre los analistas, entre los comentaristas. Materia prima no ha faltado. Si todos hubiéramos enfrentado la abundancia de lo absurdo con risa en vez de lamento, tal vez no estaríamos tan jodidos.

PS: Para remendar esta situación de insoportable seriedad, Alecus ha puesto todas sus caricaturas electorales en las paredes de La Ventana. Título: El Chiste de Votar. Inauguración y acto de cierre de campaña: martes 16 de marzo, 7pm.
(Publicado en El Faro)