lunes, 27 de febrero de 2006

¡País entrará a la OTAN!

Al fin puedo dormir tranquilo. Mi país de origen –la Alemania donde viven mis hermanos, mis sobrinos, mis ex novias- está fuera de peligro. Ya con una potencia como El Salvador integrada a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), nadie se va a atrever atacar a Alemania. Los comunistas de Corea del Norte no van a lanzar sus bombas atómicas contra la tierra de mis padres ya que saben que tendrán que vérsela con el batallón Cuzcatlán. Los caricaturistas alemanes pueden dibujar sin miedo de los iraníes, de los árabes y de Osama Bin Laden.

Lástima que todo esto es un invento. Una mentira estúpida. La pregunta es: ¿Mentira de quién? ¿A dónde y cómo se originó esta mentira? ¿En el gobierno de George Bush para hacerle un regalo de bienvenida a su amigo Tony Saca? No creo, ya que el mismo día ya había recibido su regalo bien chivo para su campaña electoral: el anuncio precipitado que Estados Unidos va a dar un año más de TPS a los salvadoreños. Siempre se anuncia 60 días antes de vencer el TPS en curso, pero esta vez –para ayudar a su amigo quien se ha metido en un gran lía poniéndose metas imposibles a cumplir en estas elecciones- George Bush violó las normas establecidas y le dio su regalo antes del tiempo. Entonces, no tenía porque darle otro. Mucho menos de mentirita.
Entonces, ¿quién se inventó la mentira de la entrada de El Salvador a la OTAN (versión I para completos idiotas) o del status de “socio estratégico de la OTAN” (versión II para idiotas un poco más escépticos que no se creen cualquier cosa)? ¿Tony Saca o alguien de su séquito que lo acompañó a Washington? Tampoco lo creo. No me parece que Tony Saca esté en aprietos tan desesperantes para que caiga tan bajo.

Entonces, si no fue el gobierno de Bush y tampoco el de Saca, ¿quién más queda para inventarse semejante locura? ¿Quién puede ser tan estúpido como para no saber que la OTAN no es una organización para consentir a los amigos del gobierno de turno de Estados Unidos donde entra quien se porta bien con mandando tropas a donde le digan, armando berrinches diplomáticos con los enemigos de Washington, manteniendo su embajada en Jerusalén, reconociendo a Taiwán? La OTAN, gracias a países europeos como Francia y Alemania, no es el organismo dócil que Estados Unidos quisiera tener. Precisamente porque la OTAN se negó a asumir como propia la guerra de Estados Unidos contra Irak, tuvieron a recurrir a países como El Salvador para darle carácter multinacional a las fuerzas de ocupación de Estados Unidos y de Gran Bretaña en Irak.
¿Quién, entonces, puede ser tan estúpido o sinvergüenza para publicar una noticia como “País entra la OTAN: El presidente Saca anunció ayer, en Miami, el ingreso de El Salvador como observador” (El Mundo, sábado 25 de febrero); o para escribir “El Salvador será incorporado en calidad de socio estratégico, no miembro, a la OTAN, según lo informó el viernes el presidente salvadoreño Antonio Saca” (El Diario de Hoy, 25 de febrero)?

Obviamente, por más que inventen, El Salvador no es candidato a ser incorporado a la OTAN, ni como miembro, ni como miembro observador, ni como socio estratégico – estatus que no existe, mucho menos como un premio que pueda otorgar el presidente de Estados Unidos a su antojo y conveniencia política.

Parece que fueron nuestros colegas de la prensa nacional. No cualquier reportero inexperto. No, esta mentira tiene firmas prominentes. Nadie menos que Ricardo Chacón, flamante jefe de redacción del Diario de Hoy; y Álvaro Cruz, flamante editor jefe de El Mundo.

Parece que lo que pasó es lo siguiente: Tony Saca dijo algo como: El presidente Bush me afirmó que –aparte de su alianza principal que es la OTAN- tiene otros aliados estratégicos –no miembros de la OTAN- y El Salvador es uno de ellos, así como Israel, Egipcio y otros.
Esta forma un poco enredada de decir: Seguimos siendo fieles cheros de Estados Unidos, en los reportes de nuestros prominentes enviados especiales Chacón y Cruz se convirtió en otra cosa. Aliado estratégico de Estados Unidos se convirtió en incorporación como socio estratégico a la OTAN. Socia estratégico no miembro de la OTAN se convirtió en “incorporado como socio estratégico, no miembro, a la OTAN”. En El Mundo entramos de un solo como miembro, en El Diario de Hoy nos incorporamos como aliado estratégico. Las dos afirmaciones son totalmente falsas. La pregunta sigue siendo: ¿Lo dijo –como afirmaron Chacón y Cruz- Tony Saca?
Ser aliado estratégico de Estados Unidos es una cosa. Ser aliado estratégico de la OTAN, es otra muy diferente. Una cosa es unilateral. La otra –si existiera- sería multilateral. Y la “incorporación como socio estratégico, no miembro, a la OTAN” es un estatus que simplemente no existe.

La Prensa Gráfica, esta vez, lo reportó casi correcto. Casi. La enviada especial Adriana Valle reproduce correctamente la frase de Tony Saca: “El Salvador podría convertirse pronto en aliado estratégico no miembro de la OTAN, aseguró el presidente Saca”. Una frase muy ambigua del señor presidente, si la dijo así. Pero ya en el titulado, la Prensa Gráfica, enreda lo enredado aun más: “El presidente Saca dijo que muy pronto Estados Unidos incluirá a El Salvador como aliado estratégico no miembro de la OTAN…” ¿Incluirá a qué? Seguramente no a los Estados Unidos. Entonces, ¿a la OTAN? De nada le sirvió a la Prensa Gráfica que su enviada especial reportó de manera correcta…

Un periódico más serio y menos dócil no le hubiera dejado pasar semejante ambigüedad al presidente, Hubiera preguntado: ¿Señor presidente, perdóneme, pero aliado estratégico de quién? ¿Del presidente Bush, o de Estados Unidos, o de la OTAN? ¿En su frase, señor presidente, quiso decir “no miembro de la OTAN” (lo que sería correcto), o “aliado estratégico de la OTAN” (lo que sería falso)? ¿O quiso insinuar la segunda cosa sin decirlo explícitamente (lo que seria una forma más sofisticada para mentir)?

Lo significativo es que ninguno de los tres periódicos –ni siquiera los señores Chacón y Cruz que son buenos amigos con fácil acceso al presidente- le hizo estas preguntas de precisión. Nada les hubiera costado consultarlo para evitar malentendidos. Escribieron lo que resulta siendo mentira burda – una metida de pata periodística suficiente seria para renunciar o ser renunciados.

O por lo menos para después aclarar y pedir disculpa por la ofensa a la inteligencia del lector. Pero ni El Mundo ni El Diario de Hoy rectificaron su noticia de la incorporación de El Salvador a la OTAN. Ya sabemos que no tienen esta costumbre practicada recientemente y con mucho valor y absoluta transparencia por el New York Times, en el caso de su reportera estrella involucrada en una maniobra de la CIA y del vicepresidente de Estados Unidos. Pero tampoco escuché de Tony Saca ninguna aclaración. ¿Será que uno está hablando de manera difusa para permitir que el otro lo malinterprete – y al final todos se hacen los suizos? ¿Será que en tiempos de campaña todo se vale?
(Publicado en El Faro)

viernes, 24 de febrero de 2006

¡Nada nuevo!

Después del “Encuentros” sobre el peso específico de las elecciones 2006 quedó claro: El resultado será bastante parecido al de hace tres años. Algunos lo predijeron explícitamente y los demás no contradijeron.

Entonces: nada nuevo. ¿Nada nuevo? A veces la falta de novedad es la sensación. Así es con estas elecciones. Teóricamente tendría que cambiarse la correlación de fuerzas, y si esto no pasa –que parece lo más probable- tiene graves consecuencias.

El presidente de la República se jugó todo, asumiendo la campaña como propia, pidiendo mayoría parlamentaria para su partido, convirtiendo las elecciones de medio tiempo en un referéndum sobre su política presidencial. Lo hizo sabiendo que matemáticamente es imposible que ARENA logre 43 diputados. Incluso en el caso más positivo posible para él –con ARENA subiendo de 27 diputados que ganaron en 2003 a 30 ó 31- el resultado será un fracaso par Tony Saca, debilitando una presidencia hasta ahora muy fuerte, y arriesgando su liderazgo –hasta ahora indiscutible- en el partido. Posiblemente, Tony Saca pierde la capacidad de seguir transformado ARENA de un partido reaccionario en una fuerza liberal, desideologizada, con raíces en las clases medias.

El error de Tony Saca de apostar todo a la conquista de una mayoría parlamentaria le puede salir muy caro. No tenía ninguna necesidad de arriesgarse. No había peligro que el FMLN ganara más poder. Incluso una lleve pérdida de ARENA hubiera servido a fortalecer el rol del presidente. Un presidente muy popular que se ubica encima de los pleitos partidarios, frente a un partido menos popular, le da más poder para transformar al partido. Lean la biografía política de Charles de Gaulle.

El precio se elevará aun más, ya que el PCN le va a cobrar muy caro a Tony Saca y ARENA el favor de completar la mayoría que ARENA prometió, pero no pudo alcanzar por su propia fuerza. Es hasta incomprensible que un hombre con instintos políticos tan desarrollados como Tony Saca no haya hecho una apuesta totalmente diferente: crear las condiciones para que puedan surgir y fortalecerse fuerzas de oposición con los cuales se puede concertar. El precio que esto le hubiera costado a Tony Saca talvez hubiera sido elevado –me imagino que por esto no escogió esta ruta- pero hubiera sido a la vez una inversión en el país, en la gobernabilidad. En cambio, lo que le tocará pagar al PCN no construye gobernabilidad, sólo compra tiempo y atrasa soluciones.

Para la izquierda, un resultado parecido al status quo tendría impactos tal vez aún más profundos. Si el FMLN no pierde votos y termina recuperando -vía votación popular- las diputaciones que perdió con el éxodo del FDR, quedaría validada la política inflexible de la dirección del Frente. Un resultado de este tipo significaría un cheque en blanco para los ortodoxos: pueden seguir reprimiendo o expulsando al grupo reformista, sin costo electoral ninguno. Pueden seguir políticas de veto a la gobernabilidad, sin pagar costo electoral alguno. Pueden seguir pensando, incluso, que están en el camino correcto. El pueblo no se puede equivocar…

La otra cara de la misma moneda: Si el FDR y CD no logran restarle votos al FMLN, quedaría confirmada la percepción de que salir del FMLN significa un paso al vacío; que no hay opción electoral de izquierda más allá del FMLN; y que las bases pueden ser inconformes con curso y dirección del FMLN, pero no están dispuestas a abandonarlo, castigarlo, sustituirlo.

El corto intermedio del G-14 en la Asamblea será la historia triste de un grupo de diputados que tenían sus meses de fama. Sus éxitos como negociadores, concertadores, y facilitadores de soluciones a problemas entrampados parece no gozar, a la luz de las encuestas, de respaldo en las urnas. Este resultado no sólo confirmaría el status quo, sino peor: restablecería el status quo antes transitoriamente alterado por la salida de un grupo de reformistas del FMLN, el surgimiento del FDR y la constitución de grupo parlamentario G-14; el votante, reestablecería el orden de las cosas –una asamblea dominada por la polarización estéril entre ARENA y el FMLN- eliminando la fuerza que por unos meses logró cambiar la correlación y avanzar a la gobernabilidad.

Entonces, serias consecuencias de una elección “sin novedades”. Como dije, a veces -en tiempos que necesitan el cambio- la ausencia de novedad puede ser un acontecimiento grave.
La derecha alemana logró ganar por lo menos 5 elecciones con un solo eslogan: “Keine Experimente! ¡Nada de experimentos!” Lograron apelar al miedo colectivo al cambio, a lo desconocido – y mantenerse en el poder más de 20 años. La diferencia es que aquí el eslogan “¡Nada de experimentos, defendamos el status quo!” es compartido por la derecha y la izquierda.

(Publicado en encuentroselfaro)

lunes, 20 de febrero de 2006

Guerra cultural, no entre culturas

Solicité al Faro que publicara las caricaturas danesas sobre Mahoma que han causado manifestaciones, quemas de embajadas, docenas de muertos, editores encarcelados en los países musulmanes, llamados públicos a asesinar a los caricaturistas. (Momento, ¿realmente son las caricaturas que han causado todo esto? No aceptemos esto de antemano...)

Quería verlas publicadas. Porque, ¿cómo vamos a debatir sobre algo que nadie conoce? El Faro decidió no publicar las caricaturas. Error. Escuché varias razones, ninguna –para mí- aceptable. Por ejemplo, que las caricaturas fueron publicadas, por el periódico danés, sólo con la intención de provocar... ¿Y qué? ¿Quién dice que es ilegítimo que un periódico quiera provocar? Quítele al caricaturista las ganas de joder, ¿y qué queda? ¿Quién va a decidir sobre lo legítimo de las intenciones que lleva a un medio a publicar una caricatura, una columna, un reportaje? ¿Una comisión estatal? ¿Una comisión interconfesional con participación y derecho a veto de un obispo católico, un ayatola y un diputado de un partido comunista de corte ortodoxa?

Otro argumento era que reproducir las caricaturas sólo echaría más leña al fuego; que ya hay varios muertos, mejor no provocar más... No seamos ingenuos: El combustible de las acciones de ira colectiva y violenta contra las embajadas de varios países (acusados de haber “permitido” la reproducción de las caricaturas de Mahoma) no es la publicación de las caricaturas. Los miles de enfurecidos musulmanes ni siquiera las han visto. Sus autoridades político-religiosas les han dicho que sus sentimientos religiosos han sido ofendidos. El combustible de esta violencia provee los movimientos fundamentalistas y algunos gobiernos islamistas. Necesitan la permanente movilización, el fanatismo colectivo pare mantener su poder y su control autoritario sobre sus pueblos.

Ningún periódico salvadoreño publicó las caricaturas –tampoco El Faro que existe precisamente para llenar los vacíos que censura y autocensura dejan en los medios tradicionales. Pero todos publicaron las noticias y comentarios sobre el relajo que causaron – o más bien, sobre el caos y la violencia que provocaron los movimientos islamistas fundamentalistas. Un fenómeno interesante: todos los medios llegaron a la misma decisión. Desde El Diario de Hoy hasta El Faro. Desde el punto de vista editorial, un absurdo. A menos que reconozcamos la “ley” islámica. O sea, el derecho de una religión (y mañana de otra) de imponer a todos los demás sus normas religiosas, sus prohibiciones, sus “leyes”. Imponer vía amenaza de muerte. Pregunten al escritor Salman Rushdi lo que significa vivir bajo la condena de muerte expresada públicamente por “autoridades” islámicas... O a los editores de un periódico argelino que están presos por haber publicado las caricaturas para facilitar a los creyentes musulmanes argelinos la posibilidad de decidir ellos mismos si han sido ofendidos...

Coincido con Tayip Erdogan y José Luis Rodríguez Zapatero –los jefes de gobierno de Turquía y España- quienes hacen un llamado conjunto a la cordura y la tolerancia (vea El Faro del 13 de febrero). Un intento muy loable de dos estadistas comprometidos en la lucha contra los diferentes fundamentalismos que se articulan en sus respectivos países y religiones. Lo que Erdogan y Zapatero no dicen: No estamos frente a un conflicto entre culturas (oriental contra occidental) o religiones (Islam o Cristianismo). Estamos frente a una guerra cultural, pero entre la cultura cerrada del fundamentalismo y la cultura abierta de la tolerancia. Este conflicto existe dentro de casi todas las culturas, todas las religiones, todas las ideologías políticas. Así como hay fundamentalistas islámicos, hay musulmanes tolerantes que los confrontan, abiertos a la modernidad y el pluralismo. Hay fundamentalistas judíos en permanente y violento conflicto con los judíos liberales. En las Américas existe una lucha entre evangélicos fundamentalistas contra protestantes progresistas. Lo mismo pasa en la Iglesia Católica.

La misma batalla cultural existe dentro de la mayoría de los movimientos políticos. En los partidos comunistas y movimientos anarquistas siempre han habido fundamentalistas que quieren convertir estos movimientos en sectas, no pocas veces por la fuerza, con amenazas, asesinatos, eliminación física del disidente. La derecha política no es exenta de esta dualidad, a veces violenta, entre conservadores y liberales.

Donde primero chocan los fundamentalistas –del color político o religioso que sean- es contra la libertad de expresión. La libertad de expresión, ejercida por intelectuales, artistas, académicos, periodistas, disidentes, es la enemiga principal del fundamentalismo. De toda clase de fundamentalismo. El fundamentalismo religioso o político no tolera disidencia ni crítica, mucho menos la crítica satírica, la burla, la caricatura irreverente. No puede haber periódicos satíricos en estados dominados por fundamentalistas, ni en Irán, ni en Corea del Norte, ni en el hipotético Estado de Israel del que sueñan los ultras religiosos.

Regresando a las caricaturas danesas (que, dicho sea de paso, no son gran cosa): No importa si son o no de mal gusto. No importa incluso si hay grupos que de verdad se sienten ofendidos. No importa si las caricaturas constituyen violaciones a las “leyes” religiosas del Islam. Las normas, prohibiciones, mandatos religiosos sólo pueden tener vigencia para quienes voluntariamente los adopten y se sometan a ellos. Convertirlas en leyes estatales, ya es una aberración, la cual muchos ciudadanos y movimientos políticos laicos de los países musulmanes rechazan. Querer aplicar estas “leyes” al resto del mundo, constituye una arrogancia inaceptable.

¿Qué razón podríamos tener para condonar el intento de los fundamentalistas de imponer sus criterios, su moral, sus “leyes”? Ninguna. Por lo contrario: hay que combatir los fundamentalismos de todos los colores. En casa y en el mundo. Un arma efectivo es el humor, el irrespeto, la sátira. Al intento de exigir –vía amenaza, chantaje, violencia- respeto a normas religiosas que no son mías, yo contesto con irrespeto.

Ahora atacan la embajada alemana en Teherán, porque un caricaturista publicó en un periódico de Berlin una caricatura que ofende a los iraníes. El artista, para criticar la decisión del gobierno alemán de utilizar la fuerza militar para mantener la seguridad del Mundial Alemania 2006, dibujó una caricatura que muestra al equipo alemán vestido de uniforme militar y armado de fusiles; y al equipo iraní armado de cinturones de explosivos. Puede ser que fue de mal gusto. ¿Y qué? Ahora, el gobierno islámico en Irán exige al gobierno alemán que sancione al caricaturista. ¿Vamos a aceptar que las caricaturas y sus contenidos –o el buen gusto- sean asuntos de competencia de los gobiernos?

De paso sea dicho: el artista alemán recibió amenazas de muerte y tuvo que esconderse. Ojalá que a ningún editor o político alemán se le ocurra pedir perdón al gobierno en Teherán que tiene a cientos de creyentes musulmanes en la cárcel, por el delito de querer un Estado laico, con libertad de expresión, con tolerancia religiosa, sin imposiciones religiosas.

PD: Nunca es tarde: Sostengo la solicitud que El Faro publique las caricaturas.
(Publicado en El Faro)

lunes, 13 de febrero de 2006

Adiós al Barrio

Lo del Barrio era un sueño hermoso: en una zona urbana determinada, caracterizada por la concentración de hotelitos, hospedajes, restaurantes, bares, cafés y parques, detener el cáncer que está comiendo nuestras ciudades. Crear un barrio, en el sentido de un lugar que nos da pertenencia a todos, uniendo diferentes vecindarios y diferentes sectores bajo un concepto de convivencia, pluralidad, desarrollo, urbanismo y acción ciudadana.

Sonaba bonito. Y por unos cuantos meses nos contagiamos mutuamente con la idea. El poder de los sueños cuando se hacen colectivos es muy grande. De repente lo que había comenzado como el esfuerzo do pocos, se hizo causa común de sectores muy diversos. Soñamos con un espacio urbano donde los parques se vuelvan centros de encuentro de las familias. El parque San José, junto con el ex cine Vieytez (para otra generación Variedades) convertido en un centro cultural manejado por artistas y grupos de de jóvenes; los parques El Roble y Centroamérica convertidos en centros de actividades deportivas y familiares: torneos de básquet, pistas de patinaje, barbacoas, fiestas vecinales...

La calle San Antonio Abad transformada en una milla gastronómica y cultural, con buenos restaurantes, bares, cafés, galerías, ventas de artesanías, fiestas callejeras, noches de compras y de baile...

Visitantes del exterior mezclándose con los comensales de toda la ciudad y con los vecinos de las colonias residentes. La alcaldía haciéndose cargo de una iluminación efectiva y característica, los negocios y los vecinos responsables de arriates llenos de flores. Los artistas haciéndose cargo de convertir los cientos de postes de elementos de contaminación visual en obras de arte. La PNC garantizando, junto con comités vecinales y asociaciones de negocios, la seguridad ciudadana. Concultura organizando exposiciones, festivales, teatro de calle, junto con la Case de Cultura, el proyecto Ex Vieytez, con negocios como La Luna, Photo Café, El Atrio, Café La T y La Ventana...
Ya que estábamos soñando, nos pasamos de todos los límites: nos imaginábamos que en El Barrio se podría caminar de noche tranquilamente, dejar el carro en un parqueo proporcionado por la alcaldía y vigilado por un servicio de seguridad contratado por todos los negocios de la zona, caminar hasta altas horas de la noche por parques y calles bien iluminados, aseados, bien vigilados. Tomar un café por allá, un sorbete en la otra esquina, ver un espectáculo musical en un bar o un partido de básquet en el parque en frente, comer en un restaurante cercano...
Como casi siempre, después del sueño viene el despertar. La alcaldía municipal se mostró indiferente. Es más, nunca entendieron la idea. Los mapas, dibujos y planes que les hicimos llegar agarraron polvo en una gaveta hasta que se acercaron las siguientes elecciones. Como siempre, llegaron tarde: cuando –meses antes de las elecciones- quisieron reactivar la idea del Barrio, ya no había nadie para implementarla...

El flamante ministro de turismo –el primero- escuchó la idea expuesta por los empresarios gastronómicos y hoteleros del Barrio, para decirles que muy bonito, pero porque no lo planteaban a la alcaldía, porque el Barrio con turismo no tenía nada que ver...

La única institución del Estado que entendió e hizo suya la idea del Barrio fue la policía, sobre todo la policía turística. Implementaron un plan especial de seguridad, la situación se mejoró considerablemente, pero cuando vieron que los propulsores del proyecto El Barrio -los negocios turísticos y gastronómicos y los proyectos culturales de la zona- se retiraron, se resignaron, se desactivaron y se desarticularon, la policía hizo lo previsible: abandonar el plan por falta de participación ciudadana. A pocos meses, la inseguridad regresó y se vino incrementando cada día. Hoy hay más asaltos, más raterismo, más narcotráfico en la zona que antes…

El tráfico, dramáticamente aumentado desde la conversión del Bulevar Constitución en la principal entrada y salida de la ciudad hacía el Norte, Oriente y Occidente del país, se comió la zona. Sin una decidida y concertada acción del gobierno, de la alcaldía, de la comunidad empresarial y de los vecinos, nadie puede devolverle tranquilidad a la zona. Esto es válido para el tráfico vehicular como para el narcotráfico...

¿Por qué se desarticuló un esfuerzo tan atractivo, tan necesario? Porque cuando la alcaldía y el gobierno no reaccionaron, no tuvimos la capacidad de promover la idea con nuestros propios esfuerzos, como un esfuerzo ciudadano, como conjunto de empresarios locales insertados en la comunidad, de artistas y vecinos. Aparecieron fisuras. Unos agarraron parte del plan y lo implementaron unilateralmente. De repente tocó la Batucada todos los viernes en la calle San Antonio Abad, sin coordinación con los vecinos, con los demás negocios, con nadie. Los hotelitos se retiraron porque no vieron beneficios. Las empresas grandes de la zona, recién habiéndose acercado al esfuerzo y al sueño colectivo, se retiraron rápido cuando no vieron factibilidad. Los iniciadores se cansaron y buscaron soluciones particulares.

El Atrio se fue del centro del Barrio a la periferia, traumatizado por el caos que él mismo provocó. La Ventana, otro de los impulsores del proyecto del Barrio, se fue a una zona menos caótica. Adiós al Barrio. Buenos días, después de soñar, a trabajar…

Estoy convencido que la idea del Barrio fue correcta. Que una intervención decidida y compartida por los vecinos, los empresarios locales, la alcaldía y el gobierno pueden parar el cáncer que está comiendo nuestra ciudad. Tal vez la muerte del centro histórico sea irreversible, quien sabe, pero colonias como la Laico, la Rábida, la Flor Blanca, la Centroamérica y sus alrededores (el Barrio de nuestro sueño), y mañana tal vez la Escalón, no tienen porque estar condenados a la muerte lenta, al abandono, al reino del caos, de la prostitución, de la delincuencia.

Hay fórmulas probadas en otros países, otras ciudades, donde estos procesos han sido detenidos, revertidos. Han resurgido barrios de situaciones de abandono muchísimo peores que la Flor Blanca o la Laico. A lo mejor no hay una receta única y fácil de aplicar, pero hay elementos indispensables para poder lograrlo: en el centro tiene que estar la acción ciudadana, la activación de la comunidad empresarial local, y la intervención –a invitación de los ciudadanos y de los empresarios- de los gobiernos locales y centrales.

Yo me fui del Barrio donde mi familia vivió y trabajó y estuvo feliz por más de diez años. Tuvimos que salir para poder seguir adelante. Pero sigo con el sueño de aportar a la recuperación de los espacios urbanos pervertidos, destruidos, deshumanizados por el tráfico, el narcotráfico, el comercio informal, el raterismo, la suciedad, y sobre todo por la indiferencia.
(Publicado en El Faro)

sábado, 11 de febrero de 2006

Apostar a la creatividad

Traté de provocar un debate sobre el modelo de turismo que buscamos para El Salvador, pero talvez no me expliqué bien. A mi pregunta un poco simplista: “¿Cancún ó Panajachel?”, los panelistas o no respondieron o dijeron: ambos.

Sigo insistiendo en mi pregunta porque creo que es necesario ponerse de acuerdo sobre la visión que se tiene del paraíso turístico antes de empezar a construirlo.

En el debate sobre turismo y desarrollo documentado en estas páginas, se habla de sinergia entre megaproyectos y empresas pequeñas. Se dice que el megaproyecto millonario es el detonante, y alrededor de él se provoca el desarrollo de toda una gama de servicios turísticos que dan servicio a los miles de turistas que vienen a los grandes hoteles.
Esto puede ser muy cierto, pero reducir la “sinergia” entre los megaproyectos y las miles de flores en el jardín turístico a este modelo de un hotel grande con un montón de satélites que den servicio a los clientes atraídos por el hotel, queda muy corto porque reduce a las empresas pequeñas a una función complementaria. En esta visión, todas las empresas turísticas pequeñas, las empresas familiares como restaurantes, bares, cafés, boutiques, tiendas de artesanías, microbuses de excursión, tours de lancha o en caballo, escuela de veleros, alquileres de cajucos, rafting y otras excursiones de aventura, escuelas de idioma… son secundarias, complementarias para los megaproyectos: grandes hoteles, centros de convenciones, vacaciones “all inclusive”.
No será así. Ni es realista ni es deseable que sea así. Para ver que no es realista sólo hay que analizar la historia y la estructura del turismo en los dos países vecinos que tienen más éxito en este campo: Costa Rica y Guatemala. Centros de gran atractivo turístico como el Lago de Atitlán y Antigua Guatemala no tuvieron, como detonante y como ancla principal, grandes megaproyectos turísticos. Se desarrollaron como rompecabezas de un montón de proyectos pequeños, destacados no por su tamaño y el monto de inversión, sino por su creatividad, su espíritu emprendedor, si originalidad y autenticidad. El éxito de los hostales, cafés y talleres de artesanía que atraían a un constante flujo de turistas individuales o de pequeños grupos –turistas que están cansados de pasar vacaciones en megaproyectos, porque al final ya no importa si estás en la Costa Brava española, en Cancún, en la Riviera Italiana o en Tailandia- atrajo, como segundo paso, a algunos hoteles grandes. En Antigua y en Panajachel es visible que el atractivo especial de estos destinos turísticos reside en la multiplicidad de las empresas pequeñas, no en los grandes hoteles. Los cientos de ofertas de pequeños hoteles, bares y restaurantes y talleres no son la oferta complementaria, sino la primaria, la importante.
Algo parecido ha pasado con el desarrollo turístico en el Petén, en Río Dulce o en Costa Rica. Donde Centroamérica ha sido exitoso en el mundo del turismo, lo ha sido gracias a las ofertas únicas, auténticas de pequeñas empresas. Los megaproyectos han sido secundarios.
El Salvador no es la excepción. Donde vemos éxitos, vienen por esta misma ruta: Suchitoto, Apaneca-Ataco, Perquín –con sus infraestructuras modestas pero creativas, auténticas, todas en manos de empresas familiares- han hecho más para crear una marca país El Salvador que el Decamerón o los hoteles de la Costa del Sol que en poco o nada se distingue de los megaproyectos turísticos en cualquier playa del mundo.

No estoy diciendo que no hay que seguir atrayendo inversiones grandes, que no hay que incentivar la construcción de centros de convención y hoteles grandes. Claro que sí. Otra cosa es pensar que esta tiene que ser nuestra principal apuesta, concentrar todos los incentivos y toda la inversión que hace el Estado en este rubro y relegar a todo el resto –entre esto a los pioneros que han puesto a El Salvador en el mapa del turismo- a jugar roles complementarias y sin ningún apoyo concreto por parte del Estado.

Tendría que ser al revés. Apostar a los proyectos turísticos que más son idóneos para enamorar a la gente de El Salvador, para crear una marca El Salvador inconfundible con otros destinos. Si esto es exitoso, las cadenas hoteleras se dan cuenta y vienen en la cola de un sólido turismo nacional, regional e individual.

No hay que esperar a los detonantes que vienen desde afuera. Con una política adecuada que asegure que la creatividad, autenticidad y el espíritu emprendedor de nuestras pequeñas y medianas empresas turísticas tengan apoyo consistente por parte del gobierno, del sistema financiero, de la policía, de las alcaldías, se dispararán cientos de detonantes, con la ventaja de ya estar desplegados en el territorio nacional, no sólo en la capital y algunas playas; y con la otra ventaja que ya se han fogueado creando y desarrollando al turismo nacional.

Lo más conveniente es tener una industria turística cuya capacidad de atraer turistas internacionales nace de su éxito y fogueo en el campo nacional. Los turistas que Centroamérica puede atraer con más facilidad no son visitantes que quieren estar en guetos –por más que sean de cinco estrellas-, sino que quieren compartir con turistas nacionales y regionales. No buscan un “all-inclusive” que se parece exactamente al “all-inclusive” del año anterior en Las Bahamas. No quieren comer los tres tiempos en un hotel que cocina igual que otros hoteles de la misma cadena en otras playas de otros países, quieren salir a comer en los restaurantes que atraen a los salvadoreños.

Que también vienen otros turistas que buscan otro tipo de vacación más estandardizado, es cierto. Bienvenidos sean. Pero no creo que ahí esté la apuesta principal.

El ministerio de turismo ha hecho el primer paso: poner el turismo en la agenda nacional. Absolutamente necesario. El segundo debería ser corregir inmediatamente la política de incentivos, apostando a un desarrollo acelerado de la infraestructura ya existente: ampliarla, calificarla, mejorarla, diversificarla. Pero sin pretender sustituirla por otra más grande. Sin pretender convertir lo que ha sido la punta de lanza –y el mayor atractivo- en apéndice complementario a megaproyectos internacionales.

Apostemos a la creatividad. A lo aventado. A lo auténtico. A lo atrevido. A la diversidad. A una sinergia horizontal, no a una sinergia vertical donde mandan consorcios internacionales. Por lo menos diseñemos una política de turismo de dos carriles que no privilegie un modelo sobre el otro. Que no vea unos como complementarios de otros. Busquemos la sana competencia y sinergia entre enfoques diferentes.
(Publicado en encuentroselfaro.net)