lunes, 10 de julio de 2006

Sin ambigüedades, por favor

Mucha gente, con las mejores intenciones, está haciendo llamados “a reflexionar sensatamente sobre esta incontenible espiral de violencia” (citado de un comunicado de la UES), refiriéndose a la muerte de dos agentes antimotines de la PNC a manos de un comando armado que actuó desde adentro de una manifestación y después se refugió en la Universidad de El Salvador.
Bueno, reflexionar siempre es bueno. Y sensatamente, mejor. Pero, ¿quién dice que esta violencia del 5 de julio es incontenible? Mucho cuidado con estas afirmaciones: Ni es incontenible ni es espiral. Los policías muertos no son resultado de una espiral de violencia, sino de una espiral de estupidez, confusión y ambigüedades.

El país está lleno de violencia, pero no existe ninguna espiral que lleve a ese tipo de violencia. La violencia del miércoles pasado es de voluntades. Nace de la voluntad y del cálculo político enfermizo de un grupo político que quiere crear una espiral, provocando reacciones como la toma violenta de la UES o la aprobación de las leyes antiterroristas, para después poder decir: Miren, vamos hacia una nueva dictadura.

Esta violencia que nos asustó a todos el 5 de julio es fácilmente contenible si aislamos, de manera radical, a los grupos que quieren revivir la lucha armada artificialmente, dejándolos sin retaguardia, sin escudo, sin escondite cómodo y seguro en la UES, en los movimientos de protesta, en el FMLN. Sin solidaridad. Sin comprensión. Sin consideración.

Si la violencia fuera resultado de una escalada de reales confrontaciones sociales, entonces sería difícil de contener. No estoy diciendo que no existe confrontación social. Existe y sigue nutriéndose de la situación económica y política del país. Pero no existe una confrontación que va en escalada, que agota sus canales de expresión, que se topa con represión y genera una espiral de violencia que lleva a acciones armadas como las del 5 de julio. La decisión de llevar fusiles a una manifestación y matar a policías no nace de las confrontaciones reales que hay en la sociedad. Si esto fuera el caso, habría que preocuparse.

Nadie tiene por qué hablar de “violencia incontenible”. Hay que contenerla, negándole a los grupos violentos que sigan utilizando la universidad y las protestas civiles para realizar sus sueños de una nueva lucha armada. Nadie tiene derecho de cobijarse detrás de la autonomía universitaria y detrás de las protestas populares para cometer delitos y aventuras político-militares.

Nadie tiene derecho a poner en peligro la universidad, sus estudiantes, su desarrollo académico para acciones armadas. Nadie tiene derecho de poner en peligro a los participantes de marchas de protesta infiltrándolas con armas. Nadie tiene derecho de robarle a la gente la posibilidad de manifestarse sin miedo a encontrase en fuego cruzado. Y nadie tiene el derecho de comprometer a todo un partido de oposición -cuya legalidad y presencia institucional ha costado sangre- para avanzar sueños trasnochados de la lucha armada. Si la comunidad universitaria, los movimientos sociales y los militantes del FMLN se niegan a ser instrumentalizados y violados, la violencia es fácilmente contenible.

Lastimosamente, tanto en la UES como en el movimiento social como en el FMLN hay sectores que piensan que pueden instrumentalizar a los grupos violentos para sus propios fines. Hay coincidencias ideológicas, hay relaciones de solidaridad y hay mucha ambigüedad. No estamos de acuerdo, pero no condenamos, no aislamos, no contenemos. Ambas actitudes –la de apoyo a los grupos armados y la de ambigüedad- están haciendo un terrible daño a la universidad, al movimiento social y al FMLN.

Detrás de la ambigüedad, o existe complicidad o una confusión política muy seria. En una crisis como la del 5 de julio, ¿a qué o quienes se percibe como atentando contra la universidad, contra el movimiento social y contra el FMLN? ¿A la policía o a los grupos autodenominados de izquierda que utilizan a una manifestación social y a la universidad para acciones armadas y para refugiarse?

¿Una crisis como la del 5 de julio, constituye la oportunidad para cerrar filas con todos que estén en contra la derecha (la represión, el modelo neoliberal, o como se quiere llamar al enemigo común) – o es la oportunidad para cerrar filas con todos que quieren defender lo conquistado con las Acuerdos de Paz, la desmilitarización y la incorporación de la izquierda al sistema político del país, contra cualquier aventura de violencia armada, provenga de donde provenga?

Estas interrogantes hay que discutir –en el seno de la UES, del movimiento social, del FMLN, de la izquierda en general- y sacar conclusiones claras, sin dejar lugar a ambigüedades.

Posdata (por si las dudas): ¿Si estoy de acuerdo con que la PNC ponga francotiradores en el techo de un hospital? ¿Si estoy de acuerdo con que la PNC, desde un helicóptero o desde otras posiciones, haya ametrallado al edificio de la rectoría de la UES? No, estoy en total desacuerdo. Pero esto no es el tema. El francotirador en el Bloom no ha disparado a nadie. Del helicóptero o desde donde sea que han disparado hacia la UES, nadie ha disparado a matar. Desde la manifestación sí. Por esto, para mi, la exigencia no es "Policías fuera de la universidad" sino "Una universidad sin armas y sin violencia".

¿Si estoy de acuerdo con la tesis de ARENA y del gobierno que los disparos del 5 de julio rompieron los Acuerdos de Paz? No. Por más que los autores de esta violencia armada quieren comprometer al FMLN, ellos no son signatarios de los Acuerdos de Paz. Sus disparos no son la prolongación de la lucha armada de los miles de combatientes del FMLN que depusieron sus armas respetando el cese al fuego firmado. La lucha armada del FMLN histórico terminó con los Acuerdos de Paz. Y no son excombatientes que vuelven a disparar a policías. Estas acciones armadas no son violaciones al cese de fuego ni a los Acuerdos de Paz, igual que no lo son las acciones armadas de las maras. No hay nada comparable entre la manera como en los años setenta nació la lucha armada como respuesta a un régimen que vía represión cerraba todos los espacios a la oposición no armada y la acción armada de hoy que nace de puro voluntarismo, sin legitimidad, sin contexto social, sin consideración ética.

Que existen sectores en el FMLN que tengan vínculos con estos nuevos grupos armados, no da pauta para hablar de un rompimiento de los Acuerdos ni para poner en duda la legalidad del FMLN como partido. Por lo menos no más que las vinculaciones que pueden tener sectores vinculados a ARENA con secuestradores, grupos de exterminio de delincuentes o con el crimen organizado. Cada uno va a pagar el costo político por sus malos amigos y sus ambigüedades. Pero la paz no está en juego.
(Publicado en El Faro)