viernes, 19 de diciembre de 2008

El juego con la violencia, responsabilidad compartida

Formar y preparar grupos armados es un delito serio en cualquier parte. En un país con la historia de guerra civil y posterior paz negociada como El Salvador, es un pecado imperdonable.

Igual es imperdonable jugar irresponsablemente con este tema.

Si se tiene indicios serios de la existencia de grupos armados clandestinos, lo que menos se hace es convocar una conferencia de prensa denunciándolos. Hay procedimientos establecidos para que fiscalía, policía y otros órganos pertinentes llevan a cabo la investigación y, si hay causa, la acusación y captura de los involucrados. Una denuncia pública, como la hizo el gobierno, se enmarca exclusivamente en el contexto de la campaña electoral, no de la debida investigación y acusación.

Si el gobierno tiene pruebas, ¿por qué no procede a capturar, decomisar, judicializar? Y si no las tiene, mejor que se calle para no comprometer las investigaciones.

Si las sospechas de la existencia de grupos armados vinculadas al FMLN son ciertas, el gobierno, con su comportamiento irresponsable, ha logrado no sólo entorpecer las investigaciones, sino además que nadie le cree.

No tengo duda que existen grupos que juegan a guerrilleros.¿Cómo no van a existir si el gobierno fue incapaz (o no tuvo voluntad) de aprovechar el caso Belloso para desmantelar la Brigada Limón, de la cual fue parte?

Es un error absurdo pensar que estos grupúsculos son brazos armados del FMLN, pero sí existen vasos comunicantes de algunas estructuras del partido y sus alcaldías con los grupos violentos. También me consta que la gran mayoría dentro del FMLN no tiene nada que ver con este juego peligroso y lo rechaza.

El Estado tiene la responsabilidad de investigar y desmantelar estos grupos, y tiene todas las herramientas para hacerlo. Si no los ha usado correcta y consecuentemente durante años, y si hoy usa el tema para su campaña política, la conclusión que hay que sacar es: El gobierno no investigó y desmanteló estos grupos armados, porque les conviene su existencia, precisamente para poderlas sacar en tiempo electoral.

Esto hace al gobierno y las instituciones que tienen el deber de velar por la seguridad ciudadana y del país tan cómplices con los grupos violentos que los sectores del FMLN que siguen manteniéndolos con vida artificial.

Lo que pasó en El Paisnal --los desfiles paramilitares presididas por dirigentes del FMLN-- es otra cosa muy diferente. Las fotos de El Paisnal y las declaraciones de los dirigentes del Frente explicándolas, tampoco son pruebas para la existencia de grupos armados, pero sí para un grado sorprendente de retraso mental e ideológico en las filas del partido que pretende gobernar al país.

Es absolutamente legítimo que los excombatientes y sus familiares celebren actos para mantener la memoria de sus hazañas y de sus héroes. En Morazán hacen esto cada noviembre con mucho orgullo, pero no se ponen uniformes militares, sino camisetas que llevan la consigna “Veteranos guerrilleros contra la violencia.” Y no se cuadran con fusilitos de plástico, sino bailan al son de los Torogoces de Morazán.

El hecho que el coordinador del FMLN, en vez de usar su poder para evitar que sus bases celebren desfiles marciales de este tipo, se preste a presidirlos, no lo convierte en culpable de formar grupos armados, pero si demuestra que está anclado en ideologías incompatibles con una cultura de paz.

(El Diario de Hoy, Observador Electoral)