“La libertad es un trabajo nacional. Se necesita una nación cooperativa para crear individuos libres. Esa cooperación se llama gobierno." Timothy Snyder
Robé este título al catedrático de historia de la Universidad Yale, Timothy Snyder. Bajo este título, Snyder publicó un ensayo en The York Times, en el cual cuenta como en su viaje a la zona de guerra en el Oriente de Ucrania encontró a una mujer de 86 años, llamada Mariia. Snyder le preguntó cómo vivió la liberación de su pueblo luego de meses de ocupación rusa, y notó con sorpresa que Mariia “usó la palabra ‘desocupación, en lugar de la esperada ‘liberación’.” Ambos, el historiador y la ucraniana, coincidieron que la libertad es otra cosa que la ausencia de tropas invasoras.
Hablamos mucho de ‘la libertad’, pero poco nos detenemos para preguntarnos qué es.
Los libertarios, cuando hablan de la libertad, hablan de la libertad del gobierno. Para ellos, el gobierno es el enemigo de la libertad. Los liberales sociales hablan de la libertad individual, sexual, de una vida libre de discriminaciones. Los seguidores del liberalismo económico hablan de la libertad de producir, comerciar, acumular riquezas y pasarlas libremente a sus hijos. Las izquierdas hablan de una sociedad libre de opresión, de desigualdad, de explotación, y de marginación. Las feministas hablan del ideal de ser libres del patriarcado.
Y cuando hablamos de la geopolítica, todos hablamos de pueblos que luchan por su libertad. Ucrania contra la agresión rusa. Los palestinos contra la ocupación israelí. Los israelíes contra la agresión terrorista. Hablamos de la lucha entre libertad y tiranía en Venezuela, en China, en Nicaragua, en Cuba – y crecientemente en El Salvador.
Coincido con Timothy Snyder, quien no está satisfecho con todas estas definiciones de libertad: “La libertad no es solo la ausencia del mal. La libertad es la presencia del bien. Es el valor de los valores, la condición en la que elegimos y combinamos las cosas buenas, trayéndolas al mundo y dejando nuestra propia huella única. Es positiva.”
Pero, ¿qué puede significar la ‘libertad positiva’? Hay una pista en el ensayo del historiador Snyder: “En las ruinas de los suburbios de Járkov recientemente, y en los escombros de la región de Jersón el año pasado, me acordé de una enfermera que llegó a un campo de concentración nazi en 1945 tras la ‘liberación’. Escribió en su diario que esa no era la palabra correcta. Pensaba que los prisioneros no podían considerarse libres hasta que se hubieran recuperado y se hubiera abordado su trauma.”Siguiendo esta pista, podríamos llegar a una conclusión: No hay que preguntarse solamente de qué queremos ser libres, de qué tipo de opresiones, persecuciones, imposiciones, abusos del poder. Necesitamos saber para qué queremos ser libres.
Esta no es una pregunta nueva. Se la hizo en el Siglo 4 San Agustín; Para él, la libertad no era simplemente actuar sin restricciones, sino la capacidad de elegir entre el bien y el mal. Para él, la verdadera libertad sólo se podía alcanzar a través de la virtud y la moralidad, y que la búsqueda de la verdad y el conocimiento eran fundamentales para ello.
Este planteamiento del primer filósofo cristiano está casi olvidado, pero necesario a recuperar en el tiempo del surgimiento de movimientos libertarios que son lesivos para la coherencia social. No tiene nada que ver con el concepto de libertad que hoy pregonan los libertarios y personajes como Donald Trump, Elon Musk, Javier Milei y Nayib Bukele.
Timothy Snyder no cita a San Agustín, pero retoma la dirección de su pensamiento: “La libertad tiene cinco formas, conectando la filosofía con la política. La primera, la soberanía, significa la capacidad de los niños para entenderse a sí mismos y al mundo. Pensamos en los estados como soberanos, pero una política que comience con la libertad requiere un gobierno que ayude a hacer que las personas lo sean. La segunda, la imprevisibilidad, nos hace indisciplinados y vivaces. La tercera, la movilidad, es la multiplicidad de caminos a través del espacio y el tiempo que se abren ante nosotros. La cuarta, la facticidad, es el conocimiento del mundo que nos permite cambiarlo. Y la quinta, la solidaridad, es el reconocimiento de que la libertad debe ser para todos nosotros.”
¿Cuáles son las conclusiones prácticas que se derivan de esta teoría? O como dice Snyder: “¿cómo pasamos de lo negativo a lo positivo?”
Su primer intento de respuesta concreta es la siguiente: “La libertad es un trabajo nacional. Se necesita una nación cooperativa para crear individuos libres. Esa cooperación se llama gobierno. Y la libertad es un trabajo generacional. Para que los niños crezcan libres, las instituciones y políticas necesarias deben estar ya en su lugar. Los bebés no pueden crear las condiciones de su propia crianza. Ningún joven puede construir las carreteras y universidades necesarias para el sueño americano. Siempre tenemos que estar mirando hacia adelante. Es esta perspectiva, este sentido de un futuro mejor habilitado por decisiones presentes, lo que hace una tierra de los libres.”
Su resumen: “Si entendemos correctamente la libertad, si extraemos las lecciones correctas de situaciones extremas, podemos conectar la libertad con el gobierno.”
Coincido plenamente con este enfoque. Es la antítesis de la moda libertaria que contrapone libertad con gobierno, con un Estado que interviene en el orden social para crear las condiciones pare que todos puedan gozar de libertad. No es destruyendo las instituciones del Estado que vamos a ser libres, sino luchando por un gobierno que construya y preserve las condiciones para que todos podamos ser libres.