lunes, 13 de marzo de 2006

Se fortalecen los conservadores de todos los colores

Sea cual sea el resultado matemático final de las elecciones del 12 de marzo, los resultados políticos ya están a la vista. El gran ganador: el Frente. Pasó por una de las peores crisis de su historia, perdió una buena parte de su dirigencia y militancia cuando se formó el FDR; perdió con ello la posición de fuerza ganada en las elecciones del 2003 y la capacidad de veto en la Asamblea. Perdió protagonismo. Pero salió de esta crisis no sólo intacto, sino fortalecido, crecido, vitalizado. Aunque los resultados oficiales todavía no lo respaldan, todo indica que el Frente volvió a tener la fracción más grande en la Asamblea Legislativa y que volvió a ganar la alcaldía capitalina. Los dos premios mayores. Sobre todo después de que el presidente de la República había convertido en punto de honor la conquista, por parte de ARENA, de estos dos premios principales. No pudieron. Y con esto ya está claramente identificado el perdedor político de estas elecciones: Tony Saca. Apostó todo, empeñando incluso su prestigio y popularidad como presidente, para ganar más gobernabilidad - y sale teniendo mucho menos.

Por más que los dos partidos mayoritarios hayan hablado de conquistar 43 diputados, o sea la mayoría en la Asamblea, nunca se trató de esto. Se trató de la mayoría calificada de 56 diputados que necesita el Frente para recuperar su capacidad de veto, para dejar al presidente sin presupuesto, sin préstamos internacionales, sin fiscal. Un Frente con más de 28 diputados tiene la llave en la mano. Puede botarla y deja al país ingobernable. O puede usarla parta conseguir, como prebenda, más magistrados en la Corte Suprema, más influencia en otras instituciones del Estado. O podría usar esta llave para iniciar una nueva fase de concertación: plantear a la nación la concertación de un nuevo pacto nacional, una nueva reforma institucional con el fin de tener un sistema donde la gobernabilidad deje de ser obstáculo para la democracia y la democracia deje de ser obstáculo para la gobernabilidad. Con la idea que en el 2009 salga un ganador con plena gobernabilidad -y además plena legitimidad democrática- para resolver de fondo los problemas económicos y sociales del país.

El problema es que este resultado del 2006 no favorece, en ninguna de las fuerzas políticas, las tendencias que seriamente apuestan a la concertación y a la búsqueda de unas reformas que faciliten una gobernabilidad a la vez democrática y productiva. En el Frente, el resultado electoral positivo se va a leer como la aprobación, por parte del pueblo, de la línea dura, confrontativa y antisistema que se ha impuesto en el FMLN. Los concertadores, los reformistas, los renovadores que todavía quedan en el Frente salen sumamente debilitados y con poca influencia.

En ARENA existe el peligro que Tony Saca, quien apostó todo y consiguió poquito, pierda el poder de reformar a ARENA. A partir de ayer, le costará más seguir jalando a su partido hacía una derecha concertadora, abierta a programas sociales, a reformas democráticas, a políticas de inclusión. Van a volver a levantar cabeza los más reaccionarios, los más retrógrados, los partidarios del neoliberalismo puro y excluyente, queriendo retomar el control del partido, buscando a posicionarse para el 2009.

Las tendencias confrontativas en los dos partidos mayoritarios se fortalecen mutuamente. Los tambores de guerra que suenan por parte de los más combativos en el FMLN despiertan a los fantasmas del pasado en ARENA. Y viceversa.

Y las fuerzas que han escogido como su bandera la concertación y la ruptura de la polarización no han sabido conectar con los votantes. Cambio Democrático y la Democracia Cristiana -aparte de unos éxitos muy puntuales y personales como de René Canjura en Nejapa y Orlando Mena en Santa Ana- han sido rechazados por el electorado, tal vez, incluso, nuevamente condenados a la muerte legal.

En el caso del Frente Democrático Revolucionario, dudo que políticamente sobreviva estas elecciones – y los errores que cometieron: en adoptar un lenguaje parecido al Frente, en escoger a Carlos Rivas Zamora como su candidato emblema, en toda su estrategia de comunicación.
El rol muy positivo que los parlamentarios de Cambio Democrático, del FDR y del PDC han jugado en la actual Asamblea -generando gobernabilidad basada en concertación democrática- no ha sido reconocido por el pueblo votante. Más bien, el pueblo ha reestablecido en la Asamblea -y en el mapa político salvadoreño- el “status quo antes” del mutuo bloqueo, del veto, de la polarización estéril y de la confrontación sin resultado productivo. El votante, por razones que habrá que analizar detenidamente, ha fortalecido a los conservadores de todos los colores.

Parece, entonces, muy poco probable que los tres años sin votaciones que el calendario electoral nos regala antes de la fecha histórica del 2009, cuando esté por definirse toda la estructura de poder del Estado, puedan aprovecharse para resolver los problemas del país. Ni siquiera para allanar el camino para posteriores soluciones...

Esto obliga a los que dentro de la derecha y dentro de la izquierda -adentro y afuera de los partidos- realmente tienen voluntad de llegar a un pacto nacional capaz de resolver los problemas del país a repensar seriamente el mapa político. Con el mapa así como está dibujado, sólo hay callejones sin salida y caminos enredados que al final de muchas vueltas nos llevan al mismo punto.
(Publicado en El Faro)